www.fgks.org   »   [go: up one dir, main page]

El concurso

Page 1


Con la colaboración de:

2019

Este libro se ha realizado gracias al patrocinio de Fundación SEUR

Autora: María Jesús Chacón Huertas Ilustraciones: Romina Soto Corrección de texto: Dolores Sanmartín http://www.weeblebooks.com info@weeblebooks.com Madrid, España, junio 2019

Licencia: Creative Commons ReconocimientoNoComercial-CompartirIgual 3.0 http://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/3.0/es/


Tapones para una nueva vida® es el proyecto estrella de Fundación SEUR, con el que ya hemos conseguido ayudar a más de 153 niños y niñas a través del reciclaje de los tapones de plástico. Con el proyecto Tapones para una nueva vida® ya hemos sobrepasado el millón de € para ayudar a financiar tratamientos médicos y ortopedias. Y lo mejor es que estas cifras siguen aumentando diariamente… Pero esto no es todo porque, gracias a este proyecto y a la ayuda de todos, ya hemos reciclado 5.000 toneladas de tapones de plástico, evitando la emisión de 7.500 toneladas de CO2, principal gas causante del cambio climático y las que vendrán.… Si quieres más información visítanos en http://www.fundacionseur.org/tapones-para-una-nueva-vida-2/


El concurso Hoy es el primer día de clase. Aunque he de confesar que es una auténtica locura, en realidad ya tengo ganas de ver cómo han crecido los peques durante el verano. Echaba de menos el barullo de sus voces por los pasillos, los profes mandándoles guardar silencio y, sobre todo, esa eterna pregunta que me hacen continuamente durante todo el curso: —Pepe, ¿me puede bajar la pelota del tejado, porfa? —Sí, claro, cuando termine de hacer las fotocopias te la bajo. Ése soy yo: Pepe, el conserje. Llevo ya cuatro cursos trabajando en este colegio; sin duda, para mí es el mejor colegio del mundo. Claro que a veces hay algún problemilla que otro, pero como siempre tratamos de buscar la mejor solución, al final con el paso del tiempo lo recordamos como una simple anécdota.


Lo bueno de mi cole, Liliput, es que a la hora de tomar decisiones importantes desaparecen las jerarquías y los cargos; así todos tenemos voz y voto. Eso, no sé por qué, no pasa en todos los colegios donde he trabajado. Lo mejor del mejor colegio del mundo es que cada curso participamos en algún proyecto de solidaridad con alguna causa concreta. Este año va a ser diferente a los anteriores. ¡Vamos a participar en un concurso! Sí, sí, un concurso. Sólo sé que va a ir sobre la recogida de tapones para ayudar a niños con enfermedades raras.


—Pepe, en el recreo pásate un momento por el despacho, por favor. Por fin ha llegado la documentación del concurso. —¡Vale, luego me paso, don Ernesto! ¡Qué ganas! —le contesté emocionado. Toqué la campana del recreo y me fui derecho al despacho del director. En cuanto tomé asiento, don Ernesto buscó entre su bandeja el sobre del concurso. Abrió la carta y empezó a leer:


I CONCURSO “TUS TAPONES CUENTAN” 1 octubre 2018 – 17 mayo 2019 1. PARTICIPACIÓN Y OBJETIVOS •Bienvenidos al primer concurso escolar “Tus tapones cuentan”. Les recordamos que el concurso va dirigido a los alumnos de 6.º de primaria, en colaboración con el profesorado y las familias que lo deseen. Se han inscrito siete centros escolares del barrio. La participación se realizará por aulas completas dirigidas por un profesor. •Este concurso tiene un doble objetivo: 1.º - Fomentar la solidaridad entre los alumnos, recogiendo tapones de plástico para ayudar a niños con graves problemas de salud. 2.º - Adoptar un compromiso con la protección del medio ambiente. Recogiendo tapones ayudamos a mantener la naturaleza. •Con la recogida de estos tapones, ayudaremos a 5 niños: dos españoles, uno portugués y dos andorranos.


2. BASES DEL CONCURSO •Los alumnos se organizarán en grupos y se repartirán el trabajo de la recogida de tapones. El colegio nos informará mensualmente sobre cómo va la recogida. •Cada uno de los colegios tendrá una sorpresa durante el mes de diciembre. •Con motivo del Día Mundial de las Enfermedades Raras, el 28 de febrero, los alumnos irán a visitarlos a sus colegios. •La recogida oficial de tapones finalizará el viernes 17 de mayo. Del 20-23 de mayo el jurado decidirá quién es el colegio ganador. 3. PREMIOS •Habrá tres premios para los tres mejores colegios, que mantendremos en secreto hasta la finalización del concurso. •El viernes 24 de mayo a las 12:00 horas publicaremos en nuestra web los colegios ganadores y los respectivos premios. •Valoraremos no sólo la cantidad de tapones recogidos, sino también la creatividad a la hora de hacerlo. •Además, como la solidaridad siempre tiene premio, todos los participantes recibirán un diploma enmarcado con su fotografía y la de los niños a los que han ayudado. •La participación en este concurso implica la aceptación de las bases. Un cordial saludo, D. Eugenio Gracia García

FUNDACIÓN SEUR


Me limité a escuchar como si estuviera contando la historia más bonita del mundo. ¡Qué ilusión participar en este concurso! Conforme iba leyendo, me imaginaba a nuestro cole en los titulares de los periódicos:

Los alumnos de sexto de primaria de Liliput, flamantes ganadores del I concurso “Tus tapones cuentan”, se convierten en los niños más solidarios de la ciudad. En el segundo folio de la carta, había una foto de los niños a los que íbamos a ayudar. Junto a ella, nos hablaban de su enfermedad y de lo que necesitan urgentemente para mejorar su día a día. Leímos detenidamente la historia de cada uno de ellos. Nos miramos en silencio y, antes de ser capaces de mediar palabra, don Ernesto se adelantó y exclamó con verdadera admiración:


—¡Ellos sí que son auténticos héroes, Pepe, se merecen lo mejor! ¡Cuánto tenemos que aprender de estos pequeños! Haremos lo imposible para que tengan lo que necesitan. Creo que va a ser un curso muy emocionante. —Me ha leído el pensamiento, don Ernesto, eso es justo lo que estaba pensando. Así fue como desde esa mañana, ellos, nuestros niños, empezaron a formar parte de nuestra vida diaria en Liliput.


Conscientes de que no disponíamos de mucho tiempo para organizarnos, decidimos que lo más urgente era convocar una reunión con los profesores de sexto. Me despedí del director, y al volver a mi puesto de trabajo, oí cómo dos de los alumnos de sexto leían la nota que acababa de poner en el tablón. —¡Mira, María, un concurso, este año vamos a participar en un concurso! ¿Sabes algo? — dijo Hugo emocionado. —No…, bueno, sí. El año pasado los profes nos dijeron que este año íbamos a hacer algo diferente. —¡Qué bien, mola! ¡Vamos, ven, vamos a preguntarle al conserje! —Pepe, ¿sabe algo del concurso? —¿Qué concurso? —les pregunté disimulando. —¡Seguro que lo sabe y no quiere decirnos nada! —dijo Hugo un poco enfadado. —¡Uyyy, lo siento, tengo que irme! Me llaman, ya hablaremos en otro momento.


El teléfono me salvó. Los chicos se fueron a clase y contesté la llamada, muy contento por lo que acababa de pasar. Nos llamaban de la Fundación SEUR para informarnos de que el viernes nos traerían las cajas de cartón para la recogida de tapones, tal y como habíamos quedado. Dos días después de la reunión con el director, nos reunimos a la hora del recreo la jefa de estudios, los tutores de sexto y yo. Conforme les íbamos contando en qué consistía el concurso de este año, sus caras reflejaban la misma emoción que sentíamos nosotros. —¿Os imagináis que ganamos? Jugamos con ventaja, ¿no? Ya hemos participado en muchos proyectos solidarios —opinó Ángela, la tutora de sexto A. —Bueno, bueno, no te hagas ilusiones. Hay muchos colegios recogiendo tapones desde hace tiempo, por lo que ellos sabrán cómo hacerlo mejor —intervino Benito, el tutor de sexto B. —¡Tú tan optimista como siempre, Benito! —señaló Carmen, la tutora de sexto C—. Creo que lo importante ahora es que nos pongamos manos a la obra y nos organicemos. ¡Sólo falta una semana para que empiece!


—¡Estoy de acuerdo! —¡Y yo! —Creo que lo mejor sería dividirnos en tres grupos. Unos se pueden encargar de hacer carteles para animar a la gente del barrio a recoger los tapones en casa. Otros deberían de ir a recogerlos a las casas de las personas que no puedan traerlos al colegio. Y un tercer grupo se debería encargar de llevar las cajas una vez a la semana o cada quince días al punto de recogida de tapones. ¿Qué os parece así? —explicó Carmen. —Bien, pero yo añadiría un grupo más, ¡nosotros!, que nos encargaremos de recoger los tapones del colegio, ¿no? —apunté yo—. Podemos recoger los capuchones de los bolis, de los rotuladores y del pegamento, los tapones de los botellines de agua, de los refrescos… —Sí, sí, claro, bien pensado. Creo que no nos olvidamos de nada —afirmó don Ernesto pensativo. —Tenemos suerte, vivimos en un gran barrio —señaló la jefa de estudios.


El director cogió un folio y empezó a hacer un esquema dibujando lo que acabábamos de decir. —Ahora, tendríamos dos opciones: la primera sería dividir a cada sexto en tres grupos y que cada grupo vaya rotando en cada tarea, ¿o igual sería mejor que cada clase se encargase sólo de una tarea por trimestre? No sé si me explico. Por ejemplo, que sexto A se encargue de hacer los carteles, que sexto B se encargue de la recogida de tapones por las casas y que sexto C se encargue de organizar el transporte al punto de recogida. ¿Qué os parece mejor? Tras meditar unos instantes, Benito opinó refunfuñando: —No, no, la primera opción yo no la veo. Sería un lío estar continuamente organizando a los alumnos durante el curso. Competirían entre los tres grupos de forma absurda a ver quién lo hace mejor, y no se trata de eso, ¿no? No es un concurso entre ellos… —Es verdad, ¡no había pensado en eso! —exclamó Ángela—. Es mejor la segunda opción: que se responsabilicen de una tarea como grupo y que cambien en el segundo y tercer trimestre.


Ángela, para asegurarse de que todos la habíamos entendido, le pidió el folio al director y empezó a hacer un esquema en la parte de abajo. —¡Genial, sí, sí, así mucho mejor! Pienso que es la mejor opción, sin duda —sentenció Benito, más relajado.


Como todos estuvimos de acuerdo en el reparto de tareas por clases y por trimestres, ahora sólo nos faltaba asignar nuestros niños a cada clase. Don Ernesto tomó la palabra y, tras enseñarnos sus fotos, nos leyó la historia de cada uno de ellos. ANA y PAULA son dos hermanas españolas. Ambas tienen una enfermedad neurodegenerativa. Ana tiene quince años y necesita férulas para los pies y para las manos. Paula acaba de cumplir dieciséis años y necesita una silla de ruedas adaptada. ANDRÉ es un niño portugués de once años. Necesita un aparato ortopédico que es bueno para su sistema circulatorio, respiratorio y digestivo. Este aparato, llamado bipedestador, también le sirve para ponerse de pie como los demás niños. MERITXELL y JOSEP, mellizos de trece años. Son de Andorra, tienen trastornos motores y necesitan trajes ortopédicos que les permitan, entre otras cosas, sentir de nuevo dónde están sus músculos y mejorar la movilidad de sus brazos, cabeza y tronco.


—¡Ojalá lo consigamos y podamos ayudarlos a todos! No va a ser tan fácil. ¡Necesitamos recoger muchísimos tapones! —Lo conseguiremos, Benito, ya verás. Vivimos en un gran barrio, en todos los sentidos. La gente de aquí es solidaria cuando les pedimos ayuda. ¡Sí, sí, están acostumbrados a Liliput, je, je! —nos animó Carmen. —Hay una cosa que no entiendo. Si en realidad los siete colegios vamos a ayudar a los cinco niños, entonces, ¿por qué tenemos que asignarle a cada sexto uno de ellos? Ojalá las pudiéramos conocer. ¡A los chicos les encantaría! —Tienes razón, Ángela. —¿No os acordáis del diploma que les darán al final de curso? Pues es para eso, para que tengan un recuerdo para siempre con su foto —les expliqué. —Aaah…, claro, es verdad. —Entonces, qué os parece si Ana y Paula se quedan con sexto A, André con sexto B y Meritxell y Josep con sexto C. ¿Bien así? —¡Perfecto! Además, tenemos suerte, Ana y Paula son de aquí. Ojalá las pudiéramos conocer. ¡A los chicos les encantaría!


Y así fue como organizamos nuestra recogida de tapones para el concurso. Ese mismo día la jefa de estudios hizo la circular y la entregó a los tutores. Conscientes del alboroto que iba a provocar la noticia, decidieron que se la darían al día siguiente a última hora. Los tres sextos se fueron muy felices a casa ese fin de semana. Era la primera vez que participaban en un concurso y les hacía muchísima ilusión ayudar a sus nuevos amigos. Lorena, una gran alumna de 6º C, estuvo toda la tarde hablando en casa del concurso. —Papi, cuando acabes de trabajar los viernes, ¿nos podrás ayudar con tu furgoneta a llevar los tapones? —Puesss…, es que acabo muy tarde, hija, ¡y muy cansado! ¿No puede ir otro padre, Lorena? Lorena, triste por la respuesta de su padre, le respondió enfadada: —Jooo, siempre igual, ¡nunca puedo contar contigo!


Y se fue a su habitación llorando. Se acurrucó en su cama abrazada a su cojín. Lorena era una niña muy sensible, y se ponía tanto en el lugar de los demás que sufría mucho al pensar en ellos. Al momento, alguien tocó la puerta: —Lorena, soy yo, ¿puedo pasar? Su padre la oyó gimotear; aunque no contestó, decidió entrar. Se sentó junto a ella y, mientras la acariciaba, le dijo: —Lorena, escucha… Pero Lorena estaba tan enfadada que no le dejó terminar. —Papi, ¿te imaginas que yo fuera Ana, Paula o Meritxell? Las has visto, ¿verdad? ¡Pues quiero ayudarlas! Pensaba que podría contar contigo, pero no, ya veo que no —Lo siento —fueron las únicas palabras que se atrevió a decir su padre. Y pensativo por lo que le acababa de decir su hija, se levantó y salió de su habitación.


Los dos primeros meses de la recogida de tapones fueron según lo previsto. El grupo de 6º A, que eran los encargados de hacer los carteles durante el primer trimestre, hicieron tan bien su trabajo que incluso consiguieron que los bares del barrio se sumaran a la campaña. Pensaron que los bares eran uno de los sitios donde se podían recoger muchísimos tapones: los de las botellas de aceite, los del kétchup y todo tipo de salsas, los de los botes de especias, los tapones de los productos de limpieza en spray… Cada sexto cumplió con sus tareas e incluso decidieron hacerse responsables de alguna más. Ellos mismos se encargarían de pesar los tapones de las cajas cada semana. Eso sí, yo les ayudaba e iba apuntando la cantidad que llevábamos.


—Pepe, ¿cómo vamos, cuántos tenemos ya? —Puesss…, teniendo en cuenta que sólo llevamos dos meses, no vamos nada mal, Álex. —¿Y conseguiremos todos los que hacen falta para ayudarles a todos? —Como sigamos así, seguro que sí. Somos siete colegios, no hemos hecho más que empezar y sólo nosotros ¡ya llevamos cien kilos! —¡Qué bien, se van a poner muy contentos!, ¿a que sí? —Eres un buen chico, Álex; un poco revoltoso, pero un gran chico. ¡Ah, por cierto! ¿Te acuerdas que en diciembre íbamos a tener una sorpresa en el cole? —¡Es verdad! ¿Y qué es? —Yo tampoco sé nada, Álex, mañana lo sabremos. Álex era uno de esos niños que destacan en cualquier lugar. Sus inquietudes por aprender y la ilusión que mostraba por todo hacían que fuera un chico muy especial. Esa tarde estaba muy nervioso, no dejaba de pensar en la sorpresa y de preguntarle sobre ella a Mónica, su hermana mayor, y a sus padres. —¡Ojalá la sorpresa fuera conocer a Paula y a Ana! ¡Es lo que más me gustaría! —le comentó emocionado a su hermana.


A la mañana siguiente, don Ernesto volvió a reunirnos en su despacho para hablarnos de la sorpresa. —Cambiad lo que tengáis previsto para el viernes que viene porque vamos a tener una visita muy especial, la mejor visita que podamos recibir. Es un gran día para nuestro colegio y quiero que todo salga perfecto, ¿vale? —No se preocupe, don Ernesto, así será. Los tutores de sexto decidieron contar la sorpresa después del recreo, dos días antes de la visita. Esa mañana, los alumnos de 6º B estaban especialmente revueltos. —¡Atención, chicos, escuchadme un momento, por favor! Tengo algo importante que deciros. Los chicos siguieron hablando, y hasta que el profe no dio tres fuertes palmadas, no guardaron silencio. —¿Sabéis qué? Sois unos chicos muy afortunados. No todos los colegios que recogen tapones tienen la suerte de conocer a los niños a los que van a ayudar… —¿De verdad? ¡No me lo puedo creer, justo lo que yo quería! —No me interrumpas, Álex, déjame terminar. Este viernes nos visitarán ¡Paula y Ana! Pasarán la mañana con nosotros. Las acompañarán Esmeralda, su madre, y una de las profes de su cole, Raquel.


Todos teníamos tantas ganas de conocerlas que los dos días que faltaban para la visita se nos hicieron muy largos. Como eran muchos alumnos a la vez, decidimos que lo mejor sería que se pasaran por las tres clases. Cuando llegaron, las acompañé a cada aula. Los niños no pararon de hacerles preguntas y descubrieron que tenían más cosas en común con ellas de lo que pensaban. A Paula y a Ana les encanta que les cuenten cuentos, les gusta quedar con sus amigos para dar una vuelta y disfrutan jugando a boccia, que es un juego parecido a la petanca, pero adaptado para personas discapacitadas. Cuando se despidieron, quedaron en que volverían a verse en febrero, esta vez en su colegio. —Papi, Paula y Ana pueden hablar y todo, ¿sabes? Tienen un aparato con el que se comunican. Se llama step, y gracias a él pueden grabar un mensaje y hablar con nosotros.


La emoción de Lorena se reflejaba en el brillo de sus ojos. Su quería contarle algo, pero Lorena no le dejaba: —La profe de Paula y Ana nos ha dicho que con nuestros tapones también le compran el comunicador a los niños que no pueden pagarlo. ¿Te imaginas, papi, que todo el mundo recogiera tapones en sus casas? Ayudaríamos a tantos niños… —Sí, Lorena, sería maravilloso. Si cada uno ayudáramos en lo que podemos…, eso te quería decir. Pues que a partir de ahora te ayudaré siempre a llevar los tapones con mi furgoneta. —¿De verdad? ¡Gracias, papá, vamos a recoger millones de tapones para todos! Ya tenemos una bolsa enorme llena en la cocina. El lunes la llevaré al cole. Lorena se arrojó a los brazos de su padre y se dieron un fuerte abrazo.

padre, orgulloso de ella,


Esa tarde, Álex no hablaba de otra cosa en casa. —Mamá, ¿sabes qué? Cuando Paula y Ana quieren decir que sí, parpadean. Y cuando quieren decir que no, abren mucho los ojos. Ellas también se ponen tristes y contentas como nosotros. ¿Tú lo sabías? —Sí, Álex, claro. Les encanta que les hablemos. Que hagan algunas cosas de forma diferente a nosotros no quiere decir que no tengan sentimientos como tú y como yo. Tras la visita de nuestras niñas, los padres, los profesores y los alumnos de sexto de Liliput se organizaron aún mejor con la recogida de tapones. Se propusieron recoger cada mes más que el anterior. Decidimos que incluso durante las vacaciones de Navidad aprovecharíamos para recoger muchísimos tapones por todo el barrio.


Cuando volvimos al cole después de Navidad, todos pensábamos ya en el jueves 28 de febrero, el día en el que visitaríamos a Paula y a Ana. Sabíamos que era un día muy especial para ellas, el Día de las Enfermedades Raras. Lo celebraban por todo lo alto con teatro, cuentacuentos y hasta con ¡un torneo de boccia! Ana y Paula se alegraron mucho de vernos y de que compartiéramos con ellas su día de fiesta. ¡Fue una mañana inolvidable! Ya quedaba poco para que acabara el concurso y, aunque desconocía cómo iba la recogida de tapones en los demás colegios, sí que sabía que en el nuestro estábamos consiguiendo lo que nos habíamos propuesto. Cada mes recogíamos muchos más tapones que el anterior. Daba gusto ver cómo habíamos conseguido implicar a todo el barrio en nuestro concurso.


El viernes 17 de mayo el padre de Lorena, junto con otros dos voluntarios de los otros sextos, fueron a entregar los últimos tapones de Liliput para el concurso. Ya sólo faltaba una semana para saber quién era el colegio ganador. Don Ernesto nos comentó que había habido mucha competencia entre los siete colegios participantes y que se habían recogido más tapones de los necesarios para ayudar a nuestros cinco niños. Eso quería decir que los demás colegios también habían hecho un gran trabajo. —¡Qué bien, es una noticia excelente! —exclamó Benito—. Ahora sólo falta saber quién es el ganador. No creo que seamos nosotros… —Ya veremos, Benito —le contesté. Esta vez pensaba que igual tenía razón, pero en el fondo no quería reconocerlo.


El viernes 24 de mayo, a las 11:55 horas, el director y la jefa de estudios estaban pegados a la pantalla del ordenador. Sólo faltaban cinco eternos minutos para que colgaran el colegio ganador. A las 12:05 minutos salió la jefa de estudios del despacho de don Ernesto con una nota escrita y me dijo: —Cuando toques la campana para el próximo cambio de clase, léela por el altavoz para todo el colegio, por favor. Mis ojos se humedecieron por la emoción del momento. Tuve que ensayar varias veces para que no me temblara mucho la voz. Cuando llegó la hora, toqué la campana, abrí el micrófono y dije emocionado: Los alumnos de sexto de primaria de Liliput, flamantes ganadores del primer concurso “Tus tapones cuentan”, se convierten en los niños más solidarios de la ciudad.


Como recompensa a su excelente trabajo, se merecen un gran premio:

• Un viaje a Andorra el primer fin de de semana de junio, donde conocerán a Meritxell y a Josep. • Un viaje a Portugal el segundo fin de semana de junio, donde tendrán la oportunidad de conocer a André.

—¡Papi, papi, lo hemos conseguido, hemos ganado el concurso! —entró Lorena gritando de alegría en casa—. ¡Vamos a conocer a Meritxell y a Josep, y también a André! —¡Enhorabuena, campeona! ¡Tienes un gran corazón, no cambies nunca, pequeña! —No, no, papi, te equivocas, yo no. Paula, Ana, Meritxell, Josep, André y todos los niños con enfermedades raras…, ¡ellos son los verdaderos campeones!

FIN



En WeebleBooks creemos en una educación al alcance de todos, más divertida, moderna, creativa y sin barreras económicas o geográficas. Un proyecto educativo abierto a la colaboración de tod@s para fomentar la educación, ofreciéndola de una forma atractiva, moderna y sin barreras económicas o geográficas. Nos hemos enfocado al desarrollo de la lectura como una actividad clave para nuestro público juvenil. Creamos y editamos libros educativos, divertidos, actuales, sencillos e imaginativos para el público infantil y juvenil de forma gratuita en versión digital. Libros que pueden usarse en casa o en la escuela como libros de apoyo. ¡Y lo mejor es que son gratis! Por ello publicamos en formato electrónico. Queremos hacer accesible esta nueva forma de aprender. Si quieres saber más de nosotros y conocer otros libros que puedes descargarte gratis, visítanos en: www.weeblebooks.com

WeebleBooks

Vídeo


Con la colaboraciรณn de:

http://www.weeblebooks.com


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.