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El primer viaje al Sistema Solar de Álvaro

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El primer viaje al Sistema Solar de Ă lvaro

Fernando G. RodrĂ­guez carmen ramos



El primer viaje al Sistema Solar de Ă lvaro Fernando G. RodrĂ­guez Carmen Ramos


El papel utilizado en la elaboración de este libro dispone de la certificación ambiental FSC y proviene de la madera de bosques gestionados de forma sostenible en los aspectos ecológicos, sociales y económicos.

© Todos los derechos reservados 2020 WeebleBooks www.weeblebooks.com info@weeblebooks.com Madrid, España, 2020


DEDICATORIA



Aquí está álvaro, un niño que vive en el planeta Tierra, como todos nosotros. Muchos días va a jugar con sus amigos al parque de la Rueda. Juegan al escondite, al pillapilla, pero sobre todo se lo pasan muy bien y se ríen muchísimo. De repente, un día aparece un objeto en el cielo. álvaro se queda observándolo muy atento. No sabe qué puede ser. El objeto comienza a descender detrás de unos árboles.


álvaro

es muy curioso y no le tiene miedo a nada, así que corre hacia los árboles para ver ese objeto extraño. Y lo que ve es algo que lo deja hipnotizado. El objeto parece ser… ¡una nave espacial! Además, se da cuenta de que cerca hay alguien…

álvaro

se acerca y descubre que ese alguien es un ser muy raro. ¡Es un extraterrestre! Su cuerpo es de color verde, tiene dos ojos en lo alto de la cabeza y sus manos son de color violeta. Es muy diferente a nosotros, pero parece simpático.



El extraterrestre comienza a hablarle. ―Hola, terrícola. ¿Cómo te llamas? ―Me llamo álvaro ―dice con voz temblorosa. ―Yo me llamo Pruf-Prof X60 ―contesta el extraterrestre. ―Me gustaría que me ayudaras, álvaro ―continúa Pruf-Prof. ―¿Y qué puedo hacer por ti? ―Pues me he quedado casi sin energía en la nave y no puedo regresar a mi planeta, que está muy muy lejos.




―Oh, lo siento ―responde álvaro. ―Según el libro de instrucciones de la nave, necesito encontrar ocho objetos diferentes. ¿Me ayudarás? ―Sí, claro ―responde álvaro. ―Pues no perdamos más tiempo y subamos a la nave.


Una vez en la nave, Pruf-Prof X60 le entrega el libro de instrucciones: ―Por favor, mira en la página 2715, álvaro. ―Sí, aquí está. ―Allí vienen los objetos que tenemos que buscar y dónde. ―A ver… Sí, ya lo veo. Lo primero que necesitamos es una botella de hierro fundido del planeta Mercurio. ―Pues vayamos hacia allá.



Y la nave se aproxima a Mercurio… ―Mira, álvaro, éste es el primer planeta de vuestro Sistema Solar. Es el planeta más cercano al Sol, el más pequeño y el más caliente. No nos podemos acercar mucho o la nave se fundirá como un helado al sol ―comenta Pruf-Prof.




―¿Ves esa zona más oscura? Acercaré la nave y tomaremos el hierro fundido que se encuentra allí.


―Ahora vayamos al segundo destino, álvaro. ¿Cuál es? ―El segundo destino es… Venus ―dice álvaro leyendo el libro de instrucciones―. Allí debemos recoger una nube de su atmósfera.




La nave se aproxima a Venus, el segundo planeta del Sistema Solar. ―Mira, éste es Venus. ¿Sabes que, después de la Luna, Venus es el punto más brillante del cielo nocturno? ―No, no lo sabía ―responde álvaro. ―Bueno, vayamos a por una nube entonces ―dice riéndose Pruf-Prof. Con un pequeño aspirador la nave atrapa una de las muchas nubes que existen en la atmósfera de Venus. ―¡Ya la tenemos, Pruf-Prof! ―grita álvaro.



―Ahora es el turno de visitar tu propio planeta ―comenta Pruf-Prof.

―¡Sí! ¡La Tierra! ―grita álvaro. ―Allí debemos recoger agua del océano. Supongo que sabes que el 75% de la superficie de vuestro planeta es agua. Tal vez deberíais haberle llamado planeta Agua y no planeta Tierra, ja, ja, ja, ja ―se ríe Pruf-Prof.


La nave se dirige rápido hacia abajo, hacia el océano, para recoger un poco de agua como indica el libro de instrucciones. ―Ya lo tenemos, podemos irnos ―comunica Pruf-Prof.



―Ahora tenemos que ir a Marte. ―Debemos recoger una roca marciana ―dice álvaro.




La nave se aproxima al planeta rojo, donde cada año dura 687 días. ―álvaro, alarga el brazo robótico tú mismo ―dice Pruf-Prof. ―Sí, claro. Ya lo hago.


―Ahora ten mucho cuidado, vamos a cruzar el cinturón de asteroides. Son enormes piedras que flotan en el espacio y giran sin parar entre Marte y Júpiter ―avisa Pruf-Prof―. Si alguna golpea la nave, nos destruirá. ―¡Qué miedo! ―responde álvaro, que no sabía que pudieran chocar con nada.



―Llegamos a Júpiter, el planeta más grande de vuestro Sistema Solar. ―Sí que es enorme, no cabe entero en la ventanilla ―señala álvaro. ―Además, es un planeta compuesto por gas, no hay un suelo de tierra. ―Anda, no sabía que hubiera planetas así. ―Tenemos que tomar un pedazo de esa gran mancha roja, que en realidad es una tormenta gigante.




La nave llega a Saturno, el segundo planeta más grande del Sistema Solar, pero más conocido por sus brillantes anillos. ―¿Sabes que sus anillos están formados por partículas de hielo y piedras que giran muy rápido? Algunos son como granos de sal y otros, como un autobús de grandes ―explica Pruf-Prof. ―¡Son muy bonitos! ―grita emocionado álvaro.



―Tenemos que recoger un trozo de anillo ―dice Pruf-Prof. ―Hay que buscar uno que no sea muy grande porque si no, no entrará en nuestro depósito ―aclara Pruf-Prof. Entonces la nave recoge un trozo de uno de los anillos más brillantes. De un tamaño que no es ni muy pequeño ni muy grande.



―Mira, álvaro, allí está Urano. Aquí ya hace mucho frío. Estamos a 3000 millones de kilómetros del Sol. ―Sí, menos mal que en la nave hace calorcito ―comenta álvaro.


―Bien, como Urano es otro planeta gaseoso, necesitamos una botella de su atmósfera ―lee álvaro. El aspirador recoge una botella de su fría atmósfera y la introduce en el depósito de la nave.



―Y ya sólo nos falta visitar el último planeta, álvaro ―avisa Pruf-Prof.

―Sí. Neptuno, el más lejano de los planetas del Sistema Solar. ―Exacto, álvaro. ¿Sabes que 1 año allí dura 164 años terrícolas? ―Entonces es casi imposible que alguien tenga un cumpleaños ―deduce álvaro―. Tal vez habría que poner cumplemeses. ―Sí, o cumpledías ―se ríe Pruf-Prof.




La nave absorbe el hielo de la atmósfera de Neptuno, el último objeto que necesitaban. ―¡Bien, ya tenemos todo! ―salta de alegría álvaro―. ¡Misión cumplida! ―Y gracias por ayudarme, álvaro ―agradece Pruf-Prof―. Ahora regresaremos a tu planeta.



La nave aterriza en el mismo lugar del que despegaron. ―Bueno, amigo, aquí nos despedimos. El depósito de combustible está lleno y yo podré volver a mi planeta. Gracias por tu ayuda, álvaro ―dice Pruf-Prof. ―Gracias por este fantástico viaje, Pruf-Prof. Y la nave vuelve a despegar silenciosamente.


รกlvaro

vuelve corriendo donde estรกn sus amigos. Con una sonrisa en la cara estรก deseando volver a verlos, pero nada en el mundo podrรก hacer que se olvide de esta fantรกstica aventura.



FIN FIN


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