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Curso Hogar e Familia - Bienvenido

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Bien venido

Curso Hogar & Familia

Coordinación

Alacy M. Barbosa Maria Cristina Barbosa Autor Willian Wenceslau de Oliveira

Autor artículos Felipe Lemos Vanessa Arba

Producción ejecutiva Erton C. Kohler Marlon Lopes Edward Heidinger

Consejeros Willie Oliver Elaine Oliver Helder Roger Diseño y diagramación Gustavo Leighton

Impresión y finalización Casa Publicadora Brasileira

Bienvenido: Curso hogar y familia Willian Wenceslau de Oliveira

Coordinación: Alacy M. Barbosa, María Cristina Barbosa Diseño: Gustavo Leighton Libro de edición argentina IMPRESO EN LA ARGENTINA - Printed in Argentina

Primera edición MMXVIII – 39,721M

Es propiedad. © Casa Publicadora Brasileira (2018). © Asociación Casa Editora Sudamericana (2018). Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723.

ISBN 978-987-701-860-8

Índice

7. Una familia con propósito 11. Curando heridas 15. Aprender a comunicarse 19. Solución de conflictos 23. Mantenga viva la llama del amor 27. Una familia restaurada 31. Las emociones bajo control 35. El poder de la disciplina 39. El tiempo de la familia 43. Vencer el sufrimiento 47. Ocho leyes para que la familia viva mejor 51. La salud financiera del hogar 55. La familia que sirve 59. Una alianza eterna

Wenceslau de Oliveira, Willian Bienvenido : Curso hogar y familia / Willian Wenceslau de Oliveira. – 1ª ed. – Florida : Asociación Casa Editora Sudamericana, 2018. 64 p. ; 21 x 14 cm. ISBN 978-987-701-860-8

1. Cristianismo. 2. Familia. I. Título. CDD 243

Se terminó de imprimir el 30 de noviembre de 2018 en talleres propios (Gral. José de San Martín 4555, B1604CDG Florida Oeste, Buenos Aires). Prohibida la reproducción total o parcial de esta publicación (texto, imágenes y diseño), su manipulación informática y transmisión ya sea electrónica, mecánica, por fotocopia u otros medios, sin permiso previo del editor.

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Inmersos en una vida moderna y agitada, muchos enfrentan el día a día sin tener claro cuáles son las prioridades correctas en su vida. A veces, olvidamos que no estamos solos en esta vida pues tenemos personas que están bajo nuestro cuidado y a quienes también influenciamos en la construcción de su futuro. Ellos son: padres, hermanos, cónyuges, hijos, nietos: todos los que conforman el círculo familiar más importante de la vida humana. Todos queremos ver a nuestras familias disfrutando de buena salud, de estar bien establecidas, felices y seguras. Pero esto no

siempre es una realidad. Si queremos que nuestros amados alcancen estos ideales, se requerirá de esfuerzo, tiempo, dedicación y sabiduría de aquel que es el camino, la verdad y la vida: Jesús. Con el objetivo de dar a conocer las verdades de nuestro amado Dios y sus planes para todas las familias, presentamos una serie de temas titulados “Esperanza para la familia”. Oramos para que por medio de estas lecciones, todos tengamos esperanza en una vida mejor en el Reino que está por venir.

¡Disfrútalo!

Presentación
“¿Cómo está tu familia?” Casi siempre les hacemos esta pregunta a las personas que encontramos en el camino. Y, de igual manera, la respuesta suele ser siempre la misma: “Estamos bien, gracias”. Esta respuesta no siempre refleja la realidad que nos toca atravesar. ¿Qué está pasando con las familias?

Para alcanzarla, se recorre el mundo y se experimentan todas las cosas solo para descubrir que estaba más cerca de lo que esperaba: en el patio del fondo, como le sucedió al hijo pródigo (Lucas 15: 11-32). Él creyó que las cosas podrían ocupar el lugar de las personas y probó de todo hasta entender que debía volver con su familia. Hay esperanza en la familia y para la familia. Este estudio fue pensado para realizarlo en familia. Su propuesta es relacional. Esto significa que el intercambio de experiencias entre instructor (a) y estudiante(s) permita que las dos partes interactúen teniendo en cuenta estos tres aspectos:

• El primero es el papel de cada miembro dentro de la familia. Si en otras etapas de la vida el ser humano descubre que no es indispensable, es en el hogar

donde se enseña el valor y la importancia que tiene cada uno. Cada miembro de la familia puede contribuir a que su hogar sea un lugar mejor.

• Segundo, es entender que Dios tiene un plan para la familia. Viviendo en un mundo que parece haberse olvidado de la familia, es bueno saber que el Dios que la creó no se olvida de ella y tiene buenas nuevas muy especiales para cada hogar en la Tierra. Basta dedicar tiempo para encontrar tales tesoros en las Escrituras.

• Por último y más importante, al estudiar estas lecciones, toda la familia será motivada a tomar decisiones trascendentales que resultarán en cambios, pues mejorar y crecer implica cambiar.

Introducción
El mundo nunca estuvo tan lleno de gente, y el ser humano tan solitario. En una época de relaciones frágiles e individualismo, parece que la única preocupación es la propia felicidad.

Una familia con propós o

Vivimos un momento de crisis general, y esta ha alcanzado a la familia. Parece que en los días actuales cada vez es más difícil mantenerla unida. ¿Qué hace que la familia sea algo especial para nosotros? ¿Por qué es importante? ¿Qué podemos hacer para experimentar la felicidad en familia?

U ed y su familia

¿Quién creó la familia? (Génesis 1:28)

El matrimonio fue creado por Dios y recibió una bendición sobre él. Dios tiene un plan para su familia como tenía un plan para la familia de Adán.

¿Qué debería ser el hombre para la mujer y viceversa? (Génesis 2:18)

Somos seres sociales. Nos necesitamos unos a otros para sobrevivir. En el matrimonio, esposo y esposa se vuelven una sola carne (Génesis 2:8). El hombre y la mujer fueron creados diferentes uno del otro, ¡pero no somos de planetas diferentes! Tenemos diferencias físicas, emocionales y mentales que, cuando son comprendidas, enriquecen la relación.

¿Qué es necesario para lidiar con las diferencias? (1 Corintios 13:4-7)

La gran noticia es que el amor se puede desarrollar en cada una de estas cualidades. Podemos crecer en amor, aun cuando parece que no hay vuelta atrás.

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¿Qué reconoció Adán en Eva? (Génesis 2:23)

La expresión "hueso de mis huesos" indica que Adán reconoció en Eva a alguien especial y con la cual él deseaba compartir su vida. (Haga una lista de tres cosas positivas que usted admira de su cónyuge y muéstresela.)

Su familia y Dios

¿A quién podemos recurrir cuando surgen dificultades en nuestros hogares? (Salmo 127:1)

Mientras la pareja esté empeñada en edificar una relación de amor, surgirán dificultades. Pero cuando los cónyuges le piden ayuda a Dios, ciertamente encontrarán ayuda.

¿Qué enseña el matrimonio sobre Dios?

•1 Juan 4:8

•Deuteronomio 6:4

•2 Corintios 13:13

Así como hombre y mujer se vuelven una sola carne, Padre, Hijo y Espíritu Santo son tres personas, pero es un solo Dios.

Dios también tiene una familia. ¿A quién invita él a participar? (Efesios 2:19)

Dios se encontraba todos los días con Adán y Eva. Él quiere vivir en intimidad con el ser humano. Como una gran familia, Dios quiere que ante las crisis nos apoyemos unos a otros (Gálatas 6:2).

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Decisión en familia

Entiendo que el matrimonio es una bendición de Dios para mí. Intentaré desarrollar mi amor por mi cónyuge. Ante las dificultades que puedan existir en el hogar, deseo la ayuda de Dios. Quiero que Dios me reciba en su familia.

Para pensar

salvaguarda la felicidad y la pureza de la raza, satisface las necesidades sociales del hombre y eleva su naturaleza física, intelectual y moral” (Patriarcas y profetas, p. 27).

La familia es un tema que motiva y, al mismo tiempo, preocupa; principalmente cuando vemos algunas estadísticas sobre la disminución de los matrimonios.

Datos de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) dan evidencia de que las tasas de matrimonios están cayendo. Las tasas brutas eran de siete a nueve casamientos cada 100 personas en 1970. En 1995, para efecto de comparación, ese índice quedó entre cinco y siete casamientos cada 100 personas.

Es muy importante, bajo el punto de vista bíblico, comprender que las familias fueron

establecidas no solo para satisfacer el placer de sus integrantes. Dios tenía propósitos más elevados al crear el matrimonio de Adán y Eva y, posteriormente, la extensión con los hijos.

En Génesis 1:28, hay una fuerte indicación sobre el papel primordial de la pareja en el Edén. Ellos no solo debían poblar el planeta, sino también hacerlo con la idea de cuidar de la creación de Dios, o sea, sojuzgando la creación. Eso quiere decir que el hombre y la mujer actuarían como gerentes de Dios en este mundo, listos para hacer su voluntad y, claro, para mostrar el carácter divino a otras personas.

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“Dios celebró el primer casamiento. [...] Cuando se reconocen y obedecen los principios divinos en esta relación, el matrimonio es una bendición:

Ya en el versículo 24 del capítulo 2 es evidente que los dos (hombre y mujer) fueron una pareja para actuar unidos; aunque con diferencias de pensamiento, pero enfocados en el mismo objetivo. El vivir como una sola carne es mucho más que la unión sexual: es la unión de propósito. Y, claro, aquí Dios trata de resaltar que ellos actúan como una pareja misionera, si quisiéramos usar

esa expresión. Son, a partir del casamiento, una familia separada de sus padres para dar su propio testimonio de fe en un Dios.

Por otra parte, una familia con propósitos misioneros es una familia que tiene un objetivo cristiano definido. No existe solo para enriquecer, adquirir conocimientos académicos o vivir para sus propios placeres; va mucho más allá de eso. Cumple con la expectativa de Dios descrita en la conversación con Abraham sobre su descendencia y el papel que tendría como alguien para “bendecir a las familias de la Tierra”.

Ese fue el ideal para Abraham, Sara e Isaac y es el mismo para las familias de hoy. Quien se considera cristiano necesita ser coherente con la fe que afirma poseer. Las parejas deben unirse en torno de una misión mucho mayor de lo que tal vez imaginen, que consiste en salvar espiritualmente a las personas. La vida de una familia consagrada a Dios es una fuerte evidencia e inspiración para quien está sufriendo y quizá solo logra ver un matrimonio deteriorado, hijos infelices y un hogar sin perspectiva de unidad y alegría.

De las palabras a la práctica

• Ore en familia (padre, madre e hijos) para entender qué actividades misioneras podrían hacer en grupo. Establezca una meta y coloque un plazo para realizarla (en 3, 6 o 9 meses, por ejemplo). Puede ser orar por algún vecino, dar estudios bíblicos, invitar a alguien a asistir a la iglesia, hacer un almuerzo para alguien que está solo, visitar a algún enfermo, etc.

• En los cultos en casa, lea en familia el capítulo 21 del libro Servicio cristiano, de Elena de White. El título es “El hogar como centro de educación misionera”.

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Curando heridas

Se cuenta que en Madrid un padre deseaba reconciliarse con su hijo que había salido de casa después de una discusión sin dar noticias. Decidió poner un anuncio en un periódico, que decía: “Paco, si me perdonas, te pido que te encuentres conmigo en la plaza en frente de la estación, mañana al mediodía. Tu padre”. En el día y horario establecidos había 800 muchachos llamados Paco, ¡todos ellos intentado reconstruir relaciones rotas con sus padres! Muchos de nosotros vivimos con heridas profundas que nos aprisionan y parecen no tener solución. Necesitamos libertad pero, ¿dónde podemos encontrarla?

U ed y su familia

¿Cómo podemos enfrentar las heridas que nos causan? (1 Pedro 4:8)

Jesús contó una parábola (Mateo 18:21-34) que ilustra qué es el perdón. ¿Qué lecciones prácticas podemos extraer?

a. Quien no comprende el perdón que Dios concede, nunca aprenderá a perdonar.

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b. La clave para el verdadero perdón es dejar de concentrarse en lo que otros nos hicieron y comenzar entonces a mirar aquello que Dios hizo y hace por nosotros.

c.Cuando no perdonamos, por más perjuicios que se pueda tener, el mayor perjuicio es vivir mal con uno mismo y con los sentimientos propios.

d.El perdón exige un precio. El perdón lleva tiempo y trabajo. Perdonar involucra reconocer y lidiar con la forma en que usted fue herido, optar por no vengarse –o hacer sufrir a la otra persona– así como abandonar su propia ira. Abandonar no significa que usted olvidó, sino que eso lo libera para ser curado.

“El perdón es un recurso psicológico y social que regula las relaciones humanas” (John Berecz). No perdonar es mantener el papel de víctima, lo que no permite el crecimiento. Es vivir todo el tiempo con ira, heridas, rencor, porque mantiene una situación del pasado que ejerce influencia sobre el presente y compromete el futuro.

Su familia y Dios

¿Cómo era la Tierra cuando salió de las manos del Creador? (Génesis 1:31)

¿Cómo quedó después del pecado? (Génesis 3:16-19)

¿Qué otra consecuencia trajo el pecado? (Romanos 6:23)

El primer pecado consistió en la desobediencia a Dios, que ocurrió cuando Adán y Eva estaban lejos el uno del otro (Génesis 3:1). El distanciamiento de la pareja también provocó acusaciones (Génesis 3:12). Cuanto más cerca estén uno del otro, mejor sabrá enfrentar las dificultades la pareja.

¿Qué era necesario para restaurar el desequilibrio generado por el pecado? (Mateo 26:28)

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¿Qué podemos hacer por los demás? (Lucas 6:37)

Al perdonar a los demás experimentamos la libertad del perdón divino en nuestra vida.

Una vez perdonados, ¿cómo debe ser nuestra vida? (2 Corintios 5:17)

La culpa es extremadamente destructiva. Necesitamos perdonarnos a nosotros mismos en nuestra vida. ¡En Cristo tenemos la oportunidad de un nuevo comienzo!

Decisión en familia

Quiero vivir la libertad del perdón de Cristo en mi vida. Deseo ofrecerle este perdón a mi familia y a alguien que me hirió. Quiero recibir perdón de Jesús en mi vida.

Para pensar

“Nosotros mismos lo debemos todo a la abundante gracia de Dios. La gracia en el pacto ordenó nuestra adopción. La gracia en el Salvador efectuó nuestra redención, nuestra regeneración y nuestra exaltación a ser coherederos con Cristo. Sea revelada esta gracia a otros” (Palabras de vida del gran Maestro, p. 195).

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Suena extraño en la sociedad de hoy hablar sobre el concepto de pecado. El discurso relativista de muchos no encuentra espacio para admitir que todos nosotros tenemos culpas y angustias. Son elementos con los cuales tenemos que tratar, consciente o inconscientemente. Aunque algunos insistan en vivir como si estos no existiesen, allí están esos dos sentimientos que, muchas veces, pueden venir a la superficie y volverse incontrolables y tornar imposible el convivir con ellos.

En la Biblia, el pecado es presentado como un elemento desestabilizador en la convivencia humana con Dios. En el libro de Génesis se explica el efecto devastador que proporcionó esa separación del hombre y su Creador, y las consecuencias todavía están aquí.

El salmista dice que los seres humanos son naturalmente pecadores, y llega a afirmar, en el Salmo 51, versículo 5, que: “He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre”. El pecado no es, por lo tanto, un tipo de comportamiento a ser vencido, sino una condición que afecta al ser humano en todas sus relaciones.

La buena noticia es que, bíblicamente, es posible curar las heridas del pecado. La angustia y la culpa, por ejemplo, no necesariamente deben hacer nuestra vida insoportable. En un diálogo con el apóstol Pedro, Jesús le enseñó el concepto de perdón. En Mateo capítulo 18, versículo 22, Cristo, al responder a la indagación de Pedro sobre el número de veces que alguien debe perdonar, afirmó: “No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete”.

Históricamente, Pedro tenía la idea de que el perdón podría ser concedido a alguien hasta siete veces, pero Cristo rompió esa forma limitada de pensar sobre el asunto.

El perdón es ilimitado, porque ilimitadas son las veces en que se hace necesario. En el ámbito familiar, se pueden desarrollar dos pensamientos para comprender el asunto. El primero de ellos es que el perdón viene de Dios, pues él es el primero que perdona al ser humano naturalmente pecador. No es una iniciativa humana, sino divina. Y solo nos es necesario aceptar ese perdón porque es ofrecido a cada uno de nosotros en carácter de remisión.

El segundo punto es que, en la familia, debe ocurrir ese mismo proceso. Así como recibimos el perdón divino gratuitamente, debemos perdonarnos unos a otros siempre. Ejercer eso que se nos ha enseñado. Sin perdón en el hogar, sobran las situaciones de tensión y, consecuentemente, angustias no resueltas y con las cuales insistimos en no lidiar. La familia va, poco a poco, desestructurándose y no logra entender la razón por la que eso se está dando.

Y la angustia del pecado no admitido entre los miembros de la familia va a corroer las relaciones hasta que no existan más. Esto vale para la pareja y vale para los hijos. Sabiamente, el apóstol Santiago sugiere, en el capítulo 5, versículo 16 de su carta: “Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados”.

De las palabras a la práctica

• Reúna a la familia una vez por semana para realizar un momento de perdón en el que unos compartan con otros alguna angustia o molestia que tengan. Después, pidan perdón y cierren con una oración.

• Lea, en familia, el capítulo 19 del libro Palabras de vida del gran Maestro, de Elena de White, titulado “Cómo se alcanza el perdón”.

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Aprender a comunicarse

Gran parte de los consejeros matrimoniales concuerda en que en la base de todo buen matrimonio está la capacidad de comunicarse de forma eficaz. Por otro lado, cuanto más difícil es la comunicación, mayores complicaciones podrán surgir en la relación.

U ed y su familia

¿Qué podemos hacer para mejorar nuestra comunicación?

1• Eclesiastés 3:1

Establezca un tiempo para conversar diariamente con su cónyuge.

• Proverbios 15:1

Cuando hablamos de forma agresiva el riesgo es doble: terminamos alejándonos de quien amamos y podemos terminar influenciando a nuestros hijos a actuar de igual forma. Si está nervioso antes de hablar, ¡relájese!

• Santiago 1:19

Una de las mejores tácticas para obtener una comunicación infinita es escuchar más y hablar menos.

• Proverbios 25:11

La manera de hablar es tan importante como lo que se dice.

¿Qué otro paso es importante en una buena comunicación? (Juan 2:25)

Es importante conocer a su cónyuge. ¿Sabe usted cuáles son las 3 cosas que a su cónyuge más le gusta hacer? ¿Y las que menos le gustan? Hagan una lista y comparen los resultados.

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Recuerde que la comunicación no es solo lo que se dice. Antes de molestarse por algo que le dijeron, trate de entender los motivos verdaderos. Si su esposa le reclama que usted no le da atención a la familia, note que por detrás de esta acusación está el pedido de ella de pasar más tiempo con usted.

Y si un día pierde el control, ¿qué hacer? (1 Juan 1:9)

Reconocer el error y perdonarse mutuamente puede ser el comienzo de un diálogo reparador.

Su familia y Dios

Dios también quiere comunicarse de forma eficaz con nosotros. Cuando oramos, hablamos con Dios; cuando leemos su Palabra, él nos habla.

¿Qué enseña la Biblia sobre la oración?

•1 Pedro 4:7 •Mateo 7:7 •1 Tesalonicenses 5:17 •Daniel 6:10 •Santiago 5:16 ¿Qué tiene para decirnos Dios a través de su Palabra? •Juan 17:17 •Romanos 15:4 •Romanos 10:17

Fuimos creados con la capacidad de comunicarnos y Dios quiere comunicarse diariamente con nosotros.

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Decisión en familia

Con la ayuda de Dios quiero poner en práctica una buena comunicación en mi hogar. Deseo comunicarme con Dios diariamente por medio de la lectura de su Palabra y de la oración.

Para pensar

“Debemos de acostumbrarnos a hablar en tonos agradables, a usar un lenguaje puro y correcto, y palabras bondadosas y corteses. Las palabras dulces, amables, son como el rocío y la suave lluvia para el alma. La Escritura dice que la gracia fue derramada en los labios de Cristo ‘para saber decir al abatido una palabra de aliento’, Isaías 50:4. Y el Señor nos insta: ‘Procuren que su conversación siempre sea agradable y de buen gusto’, ‘que sean de bendición para los oyentes’. Colosenses 4:6; Efesios 4:29” (Palabras de vida del gran Maestro, p. 271).

El texto bíblico de Efesios, en el capítulo 4 y en los versículos 26 y 27, presenta un concepto muy interesante sobre las relaciones interpersonales. Allí, el apóstol Pablo, recordando los salmos, afirma en la lista de consejos a sus lectores: “Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo”. La ira, el resentimiento, los sentimientos humanos que pueden ocurrir en

cualquier persona, no deberían destruir las relaciones entre las personas; especialmente a una pareja que, delante de Dios, juró lealtad bajo la dirección divina.

Los motivos para disgustos, angustias, malentendidos, etc. son muy comunes en la vida de una pareja con o sin hijos. Y la forma en la que se encara eso es lo que determinará qué tipo de comunicación tendremos en la familia.

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La comunicación no se limita, y es importante comprender eso, a que alguien emita un mensaje y el otro supuestamente reciba ese mensaje y lo decodifique (esto es, asimilarlo). En el matrimonio, esa máxima se vuelve aún más real. La comunicación tiene mucho más que ver con la relación entre las personas, que se expresa en diálogos y actitudes que permiten a las dos personas comunicarse adecuadamente para resolver sus dilemas y desafíos.

Por esta razón, el texto de Efesios hace que todo tenga sentido. No se puede hablar de comunicación eficiente para una pareja mientras que haya un resentimiento fuerte y vivo entre las dos personas que decidieron formar una familia. La comunicación entre la pareja y, por consecuencia, con los hijos, debe partir de un hogar en el que las angustias no sean consideradas normales o comunes. La ira puede surgir, porque todos los días hay tensión, pero el sol no puede ponerse sin que esto se resuelva o incluso se convierta en un diálogo sincero entre las personas de la familia.

La comunicación de calidad en el hogar significa, por lo tanto, dejar las angustias de lado y superarlas. Pero un paso importantísimo, que incluso viene antes, es la necesidad de que haya una comunicación sincera y real con Dios, el originador de la familia. Aquel que unió a la pareja y permitió que fuesen uno para servirlo y servir a las personas debe ser buscado con todo fervor y dedicación por cada persona.

Evidentemente, la comunicación en la familia incluirá otros aspectos que contribuirán para que las personas no solo conversen, sino que también ese diálogo resulte en una mejor relación, más respetuosa, menos egoísta y más de acuerdo con los principios bíblicos. Vale resaltar la necesidad del hombre y de la mujer de considerar los sentimientos y las necesidades unos de los otros, sin que uno desee ejercer el dominio y dificultar la comunicación en momentos de crisis o aun en las horas agradables. Cuando se trata de asuntos difíciles, la capacidad de colocarse en el lugar del otro (empatía) es esencial, y la paciencia debe ser ejercida de forma práctica.

Y obviamente todo eso funcionará si se dedica tiempo a esa conversación. Tiempo sin interrupciones, sin distracciones, sin desviarse a otros temas diarios. Lo ideal es que allí, entre hombre y mujer, o entre padres e hijos, no haya falta de tiempo, sino que se de lugar a un momento para ese diálogo, para esa comunicación efectiva.

De las palabras a la práctica

• Cree, en casa, el momento de la charla sincera o la charla abierta y anime a todos a hablar más sobre los puntos positivos y negativos del día. Puede ser antes del almuerzo, la cena o el desayuno.

• Lean en pareja el capítulo 16 del libro El hogar cristiano, titulado “Una asociación feliz” .

Lección 3 18

Un matrimonio de muchos años comentaba con otro el secreto de no tener discusiones. Simplemente no se hablaban hacía años. Que un matrimonio sea feliz y duradero no significa que no deba tener conflictos. Es un mito que es necesario cambiar. De hecho, lo que hace exitoso a un matrimonio es la capacidad de la pareja de superar sus conflictos. ¿Cómo puede lograrlo?

Solución de confli os U ed y su familia

Pasos para resolver los con ictos:

Efesios 4:26 y 27

Evite el silencio congelante. No permita que las pequeñas amarguras diarias se transformen en largos períodos de silencio.

Mateo 26:38

En vez de hablar de lo que hizo el otro, prefiera hablar de lo que siente. Use “yo” en vez de “tú”, para expresar sus sentimientos. Recuerde: la amargura es suya, no de su cónyuge; por eso, evite atacarlo.

Santiago 1:19

Esté dispuesto a escuchar. Si lo domina la emoción, no conseguirá oír nada. Relájese y después exponga sus pensamientos.

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Santiago 5:16

En una discusión, nunca estamos totalmente en lo correcto, ni totalmente equivocados. Confiesen sus errores uno al otro.

Santiago 5:8

Debemos desarrollar la paciencia. Por cada conflicto que vencemos, nuestra paciencia se fortalece.

Filipenses 2:4

Recuerde que en toda discusión siempre hay dos lados. Es necesario conocer la diferencia en la forma como ven las cosas. Así podrán superar los dilemas y aceptar lo que no se puede cambiar.

Efesios 6:12

Recuerde que el verdadero enemigo no es su cónyuge. Nuestra guerra es contra los poderes del enemigo. Él hará todo lo posible para destruir su hogar. Pero sepa que en Cristo somos más que vencedores (Romanos 8:37).

Su familia

y Dios

La Biblia también habla de un gran conflicto.

¿Dónde y entre quién fue el conflicto? (Apocalipsis 12:7-9)

Lucifer, el nombre de Satanás antes de su pecado, entró en guerra con Dios porque quería ser igual a él (Isaías 14:12-14).

¿Este conflicto no tendrá fin? (Apocalipsis 14:6, 7)

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¿Cuáles fueron los resultados de esta gran batalla?

•En el cielo (Apocalipsis 12:4)

•En la tierra (Génesis 3:23) El pecado nos aparta de Dios (Isaías 59:2).

¿Cuál será la base de nuestro juicio? (Apocalipsis 20:12)

5¿Quién será nuestro abogado? (1 Juan 2:1)

6¿Qué podemos hacer para librarnos del pecado y estar nuevamente delante de Dios? (1 Juan 1:9)

Cuando confesamos nuestros pecados a Dios, él ofrece su perdón (Romanos 4:7, 8).

Decisión en familia

Trataré de superar los conflictos y aceptar lo que no se puede cambiar en mi cónyuge. Ante el gran conflicto, deseo estar del lado de Dios.

Para pensar

“Nuestro amado Salvador nos enviará ayuda en el momento mismo en que la necesitemos. El camino al cielo quedó consagrado por sus pisadas. Toda espina que hiere nuestros pies hirió también los suyos. Toda cruz que debamos cargar ya la cargó él antes que nosotros. El Señor permite los conflictos con el fin de preparar al alma para la paz” (El conflicto de los siglos, p. 691).

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Los conflictos nunca estuvieron en la agenda de Dios, en el cielo, como algo agradable, que el Señor viese como ideal para sus criaturas. Todo el contrario, pues bíblicamente los conflictos pasaron a ser una realidad cuando Lucifer, uno de los ángeles de Dios, decidió confrontar al Creador y, en la cúspide de su orgullo, criticó a Dios, su carácter y se posicionó en contra de lo que había sido establecido. Nació allí el pecado y, por consecuencia, el conflicto.

En el ámbito humano, el conflicto se desarrolla constantemente entre las personas que no están de acuerdo unas con otras, difieren y, en algunos casos extremos, hasta se vuelven agresivas y ofensivas unas con otras. En la familia, sea entre el marido y la esposa o entre padres e hijos, los conflictos son parte de la realidad. Y, en muchos casos, hasta se vuelven oportunidades para un cambio de actitud y comportamiento.

Algunas características marcan los conflictos en la familia y, para que se llegue a una solución, esas características necesitan ser observadas y trabajadas.

Silencio y angustia

Las angustias alimentadas por la madre, el padre o el hijo, no resueltas, no discutidas, ni enfrentadas con franqueza, se convierten en una especie de tumores escondidos que van destruyendo a las personas lentamente, a lo largo del tiempo. Y, en ese contexto, el silencio es altamente perjudicial, pues impide el proceso de diálogo y la búsqueda de una solución.

Falta de empatía

La incapacidad de una persona de ponerse en el lugar de otra, o sea, de ejercer empatía, es fatal en una familia. Los conflictos son diarios y, muchas veces, ocasionados

por detalles y situaciones de pequeñas proporciones. Intentar entender por qué razón el otro actuó de una determinada manera o intentar, al menos, imaginar lo que pasa por la mente del otro es un paso esencial en la resolución de conflictos.

Capacidad de escuchar Escuchar es un ejercicio mucho más importante de lo que se imagina. No se resume en escuchar al otro de forma desinteresada, sino en realmente valorar aquello que se está diciendo. En la familia, eso adquiere un carácter aún más valioso, pues, muchas veces, la falta de control de las emociones lleva al padre, la madre o los hijos a actos impensados y, por eso, uno de los lados necesita mantener el equilibrio escuchando más que hablando. La discusión en tono agresivo jamás lleva a una solución pacífica. Por el contrario, acostumbra a agravar más el escenario ya complejo.

De las palabras a la práctica

• Haga una prueba. Experimente dar el primer paso para resolver un conflicto familiar. Sea el primero en escuchar, en intentar pensar en cómo se siente el otro sobre una determinada situación, y haga algo práctico.

• Lean en familia el capítulo 30 del libro El hogar cristiano, titulado “El compañerismo en la familia” .

Lección 4 22

Mantenga viva la llama del amor

Cierta vez un matrimonio observaba una bella luna llena. De repente una nube la cubrió. La esposa, recordando la época de novios cuando su marido era romántico, y en una situación semejante le dijo que la luna se escondía por la belleza de su amada, ella le preguntó a su marido dónde estaba la luna. La respuesta de él fue: “¿No ves que está detrás de las nubes? Vamos a casa que está por llover”. ¿Qué podemos hacer para mantener viva la llama del amor en nuestras relaciones?

U ed y su familia

Una de las mayores di cultades de las relaciones es el desgaste producido por la rutina, por la monotonía, por la falta de diálogo y de atención. El sabio rey Salomón escribió en el libro de Cantares informaciones preciosas que pueden ayudar:

Cantares 2:4

Tengan un momento especial a solas entre ustedes. Coloque en su agenda espacio para el romanticismo.

Cantares 2:15

Esté atento a las otras ocupaciones que pueden debilitar las relaciones. Los hijos, el trabajo, los parientes, y la falta de creatividad pueden ser elementos que provocan gran desgaste en la pareja.

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Cantares 7:10

Muestre cariño a su cónyuge. Esté atento a las necesidades emocionales de él/ella. Preocúpese por saber lo que le agrada a su cónyuge:

•Elogios (Cantares 4:7)

•Contacto físico (Cantares 2:6)

•Servicio (Cantares 8:2)

•Atención (Cantares 7:11)

•Regalos (Cantares 8:12)

Para saber lo que le agrada a su cónyuge comience peguntándole de qué siente más falta o qué es lo que más le gustaría que hiciera por él/ella. En 1 Juan 3:18, Juan dice que debemos demostrar amor por medio de acciones. Los actos de amor producirán amor.

Su familia y Dios

Jesús sabía que el amor necesita ser cultivado. Él usó el matrimonio para ilustrar su amor por nosotros (Apocalipsis 19:7). En su amor, Jesús, “el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29), también desea que mantengamos viva la llama de nuestro amor. Él mismo prometió volver (Juan 14:3) porque desea que estemos con él por toda la eternidad.

¿Qué sucederá en los días que antecedan al regreso de Cristo?

•Mateo 24:12

•2 Timoteo 3:1-5

•Mateo 24:3-5

•Lucas 21:25

•Mateo 24:6 y 7

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¿Cómo será la venida de Cristo? (Apocalipsis 1:7)

¿Qué debemos hacer mientras esperamos el regreso de Cristo?

3•Mateo 25:13

•Santiago 5:8

Decisión en familia

Deseo expresar diariamente mi amor a mi familia. Deseo prepararme para el encuentro con Cristo cuando regrese.

Para pensar

“Cada pareja que une sus intereses de la vida debería tratar de hacer la vida del otro tan feliz como sea posible. Lo que apreciamos tratamos de conservarlo y de hacerlo más valioso, si podemos. En el contrato matrimonial los hombres y las mujeres han realizado un convenio, una inversión para toda la vida, y por lo tanto deberían hacer todo lo posible por controlar sus expresiones de impaciencia y de mal humor, con más cuidado aún del que ponían antes de su casamiento, porque ahora su destino está unido durante toda la vida como esposo y esposa, y cada uno es valorado en proporción exacta a la cantidad de esfuerzo esmerado que dedica a retener y mantener fresco el amor tan ansiosamente buscado y atesorado antes del matrimonio” (Dios nos cuida, p. 178).

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El romanticismo en el matrimonio puede ser visto de dos maneras distintas: como en una producción cinematográfica, en la cual el hombre corteja a una mujer todo el tiempo y la sorprende todos los días con demostraciones de afecto increíbles. Salir corriendo para comprar una flor antes que ella llegue a casa, hacer una cena especial memorable, etc.

O, volviendo a la realidad, como el tipo de acción constante hecha para mantener los lazos afectivos fuertes y consistentes. La amenaza de la monotonía en el matrimonio y la rutina aburrida, que desgasta la relación, es real para todas las personas que conviven juntas por cierto periodo de tiempo. Y, en algunos casos, eso puede ser motivo de separación y divorcio. Además, los datos estadísticos no son animadores.

El sitio Hopes and Fears hizo un relevamiento y constató el tiempo medio de duración de los matrimonios en algunas ciudades del mundo. En Roma, por ejemplo, el tiempo llegó a 18 años, con una tasa media de divorcio del 30,7 %. En Ottawa, capital de Canadá, el tiempo fue de 13,8 años y la tasa media de divorcio es del 48 %. Después aparecen ciudades como París, Nueva York, Sídney, Ciudad de México, Tokio, Londres y otras. Independientemente de las causas que puedan estar relacionadas a ese fenómeno, que van desde la facilidad en varias ciudades para lograr el divorcio efectivo hasta las causas económicas de la vida de la pareja, el hecho es que allí, en la mayoría de los casos (hablando empíricamente claro), hay siempre un ingrediente de desgaste.

El cultivo de valores y prácticas dentro del casamiento puede ser un antídoto importante contra el mal del desgaste. La rutina es el ambiente en que todos los matrimonios entran, por eso puede no ser en sí mismo necesariamente un mal. Lo que se hace a partir de esa constatación es lo que probablemente marcará la diferencia para el marido y la mujer.

Hay cuestiones importantes que deben tenerse en cuenta, y podríamos resumirlas en tres (aunque hay otras). Pero esas tres sinteti-

zan, de cierta manera, dónde puede estar la raíz del problema del desgaste en la rutina.

Falta de diálogo

La comunicación deficiente o inexistente en el matrimonio, por un prolongado periodo de tiempo, es generalmente el factor desencadenante del comienzo del desgaste. La pareja que se deja de hablar por orgullo, vanidad, egoísmo, o cualquier otra razón puede estar dando el primer paso para que la rutina se vuelva altamente perjudicial para la supervivencia de la relación.

Falta de atención

El desprecio por la opinión y la realidad del otro, la incapacidad de interesarse por aquello que el otro hace, dice o demuestra es una amenaza segura también. No solo se trata de crear momentos increíbles a la luz de las velas. Se trata de una charla, tal vez alguna cena afuera, que sea más que la comida cara o un programa diferente. La pareja debe aprender a escucharse y a interesarse más por las cosas del otro.

Falta de gestos de cariño

La convivencia diaria mecánica, fría y hasta formal elimina el deseo de sorprender, no necesariamente con regalos comprados a mucho costo, sino con gestos de cariño. Es el toque con sensibilidad en las horas de alegría y de dolor, pero es, también, la palabra correcta, blanda, en la hora de angustia y agonía. Es el silencio oportuno cuando más se necesita la reflexión interna. Eso puede sonar como cariño también. No hay problema con llevar flores o un regalo creativo, pero el cariño también puede venir en la forma de ayuda a los hijos, de apoyo en una tarea doméstica, etc.

De las palabras a la práctica

• Establezcan como pareja una agenda regular (semanal, quincenal o mensual) para paseos y programas solo para ellos dos.

• Lean en pareja el capítulo 31 del libro El hogar cristiano, titulado “La seguridad mediante el amor” .

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Una familia re aurada

Un predicador le preguntó a un niño dónde quedaba el cielo. Señalando hacia un edificio del frente, dijo: “Es en el departamento 902 de aquel edificio”. El niño había visto las borracheras y las peleas de su padre y oía a su madre decir que esa casa era un infierno. Pero el hombre conoció el evangelio y cambió totalmente. Ahora su madre decía que la casa era un cielo. ¿Podemos hacer de nuestra casa un cielo? ¿Qué nos enseña la Biblia para facilitar las relaciones dentro del hogar?

U ed y su familia

En la familia, los miembros asumen papeles sociales. Así, el hombre es marido y padre; la mujer, madre y esposa; los niños, hijos y hermanos. Cuando cada uno de los componentes de la familia sabe qué hacer para mejorar su hogar, las cosas son más fáciles. La Biblia ofrece algunos consejos útiles para toda la familia.

¿Cuáles son los deberes entre esposo y esposa?

• Efesios 5:22

• Efesios 5:25

Si la sumisión es la parte de la esposa, el sacrificio es la del marido. Ambos deben entender que en el matrimonio negamos el “yo” en favor del “nosotros”.

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¿Y en cuanto a los padres y los hijos?

•Efesios 6:1-3

•Efesios 6:4

El niño necesita aprender desde temprano lecciones de disciplina, autoridad, respeto y obediencia. Por otro lado, los padres deben evitar comportamientos contradictorios (haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago)

o desmerecer el valor de los hijos (“no sirves para nada”). El niño debe entender que es importante y que su vida tiene un propósito especial.

¿Y los hermanos? (Salmo 133:1)

Los hijos suelen competir entre sí por la atención de los padres. Necesitan sentir que son amados y protegidos por igual, para estar unidos. Resumiendo, en una familia feliz cada integrante se ocupa en agradar y servir al otro.

Su familia y Dios

Jesús también preparó un lindo hogar para que vivamos con él. ¿Cuál fue la promesa de Jesús a sus discípulos? (Juan 14:2, 3)

¿Cómo es el hogar que preparó para nosotros?

¿Cuándo podremos estar allá? (1 Tesalonicenses 4:16, 17)

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•1 Corintios 2:9 •Isaías 32:18 •Isaías 60:18 •Isaías 33:24 •Apocalipsis 21:3

¿Qué sucederá entonces? (Apocalipsis 20:6)

¿Qué sucederá con los que no aceptaron a Cristo? (Apocalipsis 20:5,12-14)

Después de la derrota final del mal ¿dónde será nuestro hogar eterno? (Apocalipsis 21:1, 2)

Decisión en familia

Trataré que mi hogar sea un lugar mejor cada día. Deseo prepararme con mi familia para vivir en el hogar que Dios tiene preparado para nosotros.

Para pensar

“La restauración y la elevación de la humanidad empiezan en el hogar. La obra de los padres es cimiento de toda otra obra. La sociedad se compone de familias, y será lo que la hagan las cabezas de familia. Del corazón ‘mana la vida’ (Proverbios 4:23), y el hogar es el corazón de la sociedad, de la iglesia y de la nación. El bienestar de la sociedad, el buen éxito de la iglesia y la prosperidad de la nación dependen de la influencia del hogar” (El ministerio de curación, p. 269).

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En el libro de Efesios, especialmente en los capítulos 5 y 6, Dios, por medio del apóstol Pablo, traza un perfil deseado para padres e hijos en sus relaciones. Sabiamente, los primeros consejos son para que el hombre y la mujer se amen en la misma medida en que Cristo ama a su iglesia; o sea, de la misma forma como Cristo ama a las personas por las cuales murió para ofrecerles salvación y gracia.

Es interesante porque, entre los versículos 23 y 33, queda claro que ese relacionamiento entre hombre y mujer debe ser de respeto mutuo, profundo cuidado y celo. La familia necesita ser preservada y esa prevención tiene base en la dimensión espiritual. No basta con que el hombre y la mujer se preocupen por la estabilidad financiera, la comodidad, la formación académica u otros aspectos que, a pesar de ser importantes, no son esenciales en la manutención de una familia bien ajustada y equilibrada. La preocupación espiritual debe ser la primera y la principal, no eventual.

En el trato con los hijos, el capítulo 6 también da orientaciones importantísimas. Hay elementos allí, poco populares hoy, pero que siempre tuvieron un papel crucial en la educación, como la disciplina y la amonestación u orientación para ser más simples. Niños, adolescentes y jóvenes necesitan ser educados, ayudados, apoyados, orientados, direccionados. Los extremos que se presentan hoy son perjudiciales. La actitud no comprometida de algunos padres, absolutamente irresponsables, que no se preocupan por el tipo de vida y valores que sus hijos poseen o dejan de poseer, es una amenaza. Por otro lado, los padres autoritarios, despiadados, duros y violentos no representan tampoco el ideal bíblico descrito por Pablo. Distorsionan la imagen de Dios delante de los hijos de forma tal que comprometan la

capacidad de ellos de ver, en el futuro, quién realmente es el Padre de amor.

La restauración de la familia no es un hecho que depende del liderazgo de una iglesia, una escuela o un gobierno. Nada de eso. Depende prioritariamente de cada padre e hijo. Y en el ambiente de la familia, depende de Dios y de sus principios que se de la restauración que Dios espera. El Señor quiere restaurar a las familias a lo que fue, un día, el plan original trazado por él para la felicidad humana. ¡No se engañe!

La familia es un medio creado por Dios para que las personas sean felices. Seguir los principios bíblicos es el medio para que eso ocurra.

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Las emociones bajo control

Fuimos creados con un corazón con deseos (Salmo 37:5). Tenemos sentimientos que expresamos por medio de las emociones. Son las que dan color a la vida, son una forma de responder al ambiente y prepararnos para una acción. Las emociones básicas (que no dan origen a las demás) son: ira, alegría, tristeza, miedo y afecto. En sí son neutras, pero en muchos casos han dado origen a sufrimientos a muchos que simplemente no logran dominarse; y en otros casos, a los que no necesitan convivir con alguien que tiene dificultades para tratar con sus propias emociones o las de otros. ¿Qué hacer para mantener las emociones bajo control?

U ed y su familia

¿Qué dice la Biblia sobre la falta de control emocional?

• Job 5:2

• Job 18:4

Perder el equilibrio emocional no es saludable.

¿Qué podemos aprender de Jesús al tratar con nuestras emociones?

• Lucas 19:45-46

• Mateo 26:38

• Lucas 15:10

• Mateo 27:43

• Mateo 20:34

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En cada una de estas situaciones Jesús expresó sus emociones –ira, tristeza, alegría, miedo y afecto– de forma equilibrada. El gran problema no es si debemos expresar las emociones o no, la cuestión es hacerlo de manera saludable.

¿Qué puede hacer cuando está dominado por la emoción o cuando alguien de su familia pierde el control? (Mateo 26:41)

No se hace frente a una emoción con otra emoción o por medio de la razón, sino por el espíritu. La mejor forma de equilibrar las emociones es a través de una vida de oración y comunión con Dios. Debemos permitir que él sea el Señor de nuestras emociones.

4¿Qué puede hacer Dios si en algún momento perdemos el control de nuestras emociones? (Salmo 145:14)

Su familia y Dios

¿Cuál es el fundamento para la edificación de nuestro carácter? (Mateo 7:24-27)

Si queremos tener auto control en todas las situaciones, es necesario que edifiquemos nuestra vida en Cristo.

¿Quién puede ayudarnos a reconocer y elegir entre lo correcto y lo equivocado? (Juan 16:8)

El Espíritu Santo nos convence del cambio que tenemos que hacer en nuestra vida. Nos hace entender qué es pecado y qué es justo en nuestra vida.

¿Quién debe ser nuestro ejemplo? (1 Pedro 2:21)

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¿Qué quiere Dios que desarrollemos?

(Gálatas 5:22, 23)

La expresión “fruto del Espíritu Santo” indica que, si se lo permitimos, él nos ayudará a crecer en cada una de estas áreas importantes de nuestra vida.

¿De qué manera podemos vencer nuestros malos hábitos?

(Gálatas 2:20)

Decisión en familia

Deseo vencer mis resentimientos. Quiero el poder de Dios en mi vida para lograr dominar mis emociones. Decido andar como Cristo, hacer de él mi guía. Quiero permitir que el Espíritu Santo me dé poder para desarrollar el fruto del Espíritu en mi vida.

Para pensar

“Si miramos el lado luminoso de las cosas, encontraremos lo suficiente como para sentirnos alegres y felices. Si ofrecemos sonrisas, las recibiremos de vuelta; si pronunciamos palabras agradables y alegres, nos serán dichas otra vez” (Mente, carácter y personalidad, t. 2, p. 576).

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La Biblia habla mucho sobre el dominio propio, incluso como una virtud que es parte del fruto del Espíritu referido en el capítulo 6 del libro de Gálatas.

Cuando se trata de la familia, entonces, esa virtud se vuelve imprescindible para la convivencia aceptable entre padres e hijos. Las emociones existen y son parte de nuestro ser; sin embargo, es necesario comprender que ellas no pueden predominar al punto de crear una ruptura en el ambiente familiar.

No hay una regla específica y única para hablar de autocontrol o control de las emociones, pues se trata de algo bastante individual. No obstante, algunas sugerencias de la propia Palabra de Dios, la Biblia, pueden ayudar a fortalecer esa importante característica. Algunos aspectos que podrían ayudar son:

• Permítase ser guiado constantemente por el Espíritu Santo y búsquelo diariamente por medio de la oración y del estudio de la Biblia. Sin la intervención sobrenatural y externa de Dios es imposible hablar sobre autocontrol.

• Comprenda y siga comprendiendo que no siempre es prudente dar rienda suelta a todo tipo de emoción como la rabia y la ira. Las consecuencias para las relaciones pueden ser destructivas en este caso. Palabras mal usadas, imprudentes, o fuera de mo-

mento, en el calor de la discusión, pueden angustiar y profundizar los abismos que muchas veces ya existen.

• Aprenda a respirar antes de hablar o actuar de alguna manera. En el caso de las emociones negativas, eso puede reducir el impacto negativo de una respuesta áspera o sin reflexión.

• En el caso de las emociones positivas, es muy bueno compartirlas siempre, pero siempre en la medida justa. Es importante intentar continuamente ponerse en el lugar del otro (empatía). A veces, la euforia de un padre o de un hijo extremadamente alegre contrasta con otro miembro de la familia que está muy triste y no logra, en ese momento, contagiarse con la alegría del otro. Es necesario respetar los sentimientos ajenos.

• Guardar emociones negativas relacionadas a alguien de la familia puede, a corto plazo, ser perjudicial para la resolución de problemas simples. Y, a largo plazo, es un instrumento muy fuerte para minar el amor mutuo.

De las palabras a la práctica

Lean en pareja el capítulo 84 del libro Mente, carácter y personalidad, tomo 2, titulado: "Cómo tratar con las emociones", de Elena de White.

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El poder de la disciplina

Contrariamente a lo que se pueda imaginar, la disciplina es un acto de amor. El mismo Dios concuerda con esta opinión. Él dice: “Yo reprendo y castigo a todos los que amo: sé pues celoso y arrepiéntete” (Apoc. 3:19).

Muchos piensan que la ausencia de disciplina equivale a amar, y permiten que los niños hagan lo que bien les parezca. Como resultado, encontramos padres desesperados con niños agresivos que no sabrán manejar las situaciones de la vida en el futuro.

U ed y su familia

¿Qué se necesita para poner disciplina en el hogar?

1• Efesios 6:4

Sea amigo de su hijo. Recuerde que la disciplina debe ser un acto de amor y no de ira contra su hijo. Si está enfadado por algo que hizo su hijo, debe practicar el autocontrol. Recuerde que usted le está enseñando a su hijo a comportarse de manera correcta, y si el niño ve descontrol en los padres, lo imitará.

• Mateo 5:37

El adulto debe cumplir sus promesas. Si usted le prometió a su hijo que lo castigaría, hágalo. Cuando no lo hace, le enseña impunidad. Si le prometió recompensarlo, cúmplalo también, para que sus palabras no pierdan valor delante de sus hijos.

• Proverbios 22:6

Las lecciones de disciplina, respeto, autoridad y reverencia deben presentarse al niño desde temprano. No lo deje para después.

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•Proverbios 29:15-17

La vara en la Biblia es un instrumento de medición (de juicio). Los padres deben medir las acciones de sus hijos y hacerles ver dónde se equivocaron y qué deben hacer para cambiar. La mejor disciplina no es la que usa la fuerza para no hacer algo. De nada sirve solo decirles lo que no deben hacer. Se les debe decir lo que deben hacer.

•Hebreos 12:11

Recuerde que la disciplina es un acto de amor. Lógicamente no nos alegramos al disciplinar, pero si lo hacemos fielmente, producirá frutos.

•Deuteronomio 6:7

La Biblia orienta a que cada padre debe enseñar la Palabra de Dios a su hijo diariamente. Tales lecciones nunca deben olvidarse.

Su familia y Dios

Dios sabe qué es lo mejor para nosotros y, por eso, también nos dejó reglas claras para que seamos felices.

¿Qué experimenta quien vive según la Ley de Dios? (Salmo 19:7, 8)

¿Qué es el pecado? (1 Juan 3:4)

En los últimos tiempos, ¿la Ley de Dios sería observada por sus seguidores? (Apocalipsis 14:12)

Lea Éxodo 20:1 al 17 y conozca los mandamientos de Dios.

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Si conocemos la Ley, ¿qué debemos hacer? (Eclesiastes 12:13, 14)

Decisión en familia

Deseo preparar a mis hijos para este mundo y para la vida eterna. Procuraré enseñarles la Palabra de Dios diariamente. Deseo cumplir la Ley de Dios en mi vida.

Para pensar

“Los que no respetan el orden o la disciplina en esta vida, no respetarían el orden que se observa en el cielo. No podrán ser admitidos allí; porque los que sean dignos de entrar en el cielo amarán el orden y respetarán la disciplina. Los caracteres formados en esta vida determinarán el destino futuro. Cuando venga Cristo, no cambiará el carácter de ninguna persona... Los padres no deben descuidar ningún deber de su parte para beneficiar a sus hijos. Deben educarlos de tal manera que sean una bendición para la sociedad aquí, y puedan cosechar la recompensa de la vida eterna” (Conducción del niño, p. 215).

Ofni y Finees, criados en el sacerdocio en el Templo, conocían muy bien los preceptos de conducta y reverencia que debían seguir. Sin embargo, despreciando ese conocimiento, actuaban de forma irresponsable e inmoral,

y cometían todo tipo de atrocidades contra las cosas sagradas. Su padre, Elí, no se quedaba callado. Frecuentemente los reprendía con palabras y exhortaciones, las cuales ellos también ignoraban.

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Aun siendo advertidos por Dios sobre el castigo que caería sobre toda su familia por causa de la rebeldía de sus hijos, Elí no cambió de actitud. La historia, narrada en 1 Samuel 2:12 a 4:22, muestra las consecuencias dramáticas que los acompañaron por generaciones. Pero, si las reprensiones de Elí no fueron suficientes para educar a sus hijos, ¿qué lo sería?

La disciplina, en la educación de los hijos, va mucho más allá del diálogo. A pesar de ser fundamental, este debe ir acompañado de lecciones prácticas, para que los niños asimilen mejor lo aprendido. Es necesario mostrarles que sus errores tienen efectos negativos, y eso debe ser enseñado por medio de restricciones, castigos y hasta castigos físicos. “El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; mas el que lo ama, desde temprano lo corrige” (Proverbios 13:24).

Es importante resaltar que el castigo físico debe ser proporcional a la capacidad del niño de superarlo y entenderlo. Abusar de la fuerza es otro extremo que, en vez de enseñar lecciones, incita la rabia y el sentimiento de injusticia. Por eso, el castigo físico debe ser ejercido cuando el padre/madre esté en pleno control de sus emociones.

De la misma forma que la reprensión, la recompensa necesita ser usada como un recurso de la disciplina. Si un castigo muestra al hijo lo que no debe hacerse, un “premio” le enseña donde está correcto, y lo incentiva a continuar en la conducta correcta. Los padres deben prestar mucha atención a esos detalles, pues es por la disciplina que se forma el carácter. Es por medio de ella que los hijos asimilan principios y valores como la puntualidad, el aseo, la organización, la honestidad, la lealtad, la empatía, el autocontrol, la resiliencia, la disposición para el trabajo, el respeto, la dignidad y el amor a Dios.

En todo caso, una cosa es cierta: les corresponde a los padres la responsabilidad prio-

ritaria e intransferible de disciplinar a los hijos. Y si estos demuestran rebeldía, ciertamente los padres han fallado en posicionarse como tales. Es muy común interpretar el quinto mandamiento como una directriz para los hijos. Pero “honrar al padre y a la madre” presupone que estos ocupan una posición de autoridad que implica una postura activa, y no pasiva. O sea, el mandamiento también ordena a los padres exigir de los hijos el debido respeto y obediencia.

Los padres son la figura representante de Dios durante la formación del carácter del niño. Por lo tanto, al enseñarle a prestarles la debida obediencia, están garantizando que, en el futuro, sea una persona que honre y tema a Dios.

De las palabras a la práctica

• Dedique un culto familiar al tema de la disciplina. Juntos, lean Hebreos 12:5 al 11. Fundamentándose en el ejemplo del amor de Dios por los seres humanos, demostrado por medio de la disciplina, estimule a sus hijos a reflejar y a expresar cuánto se sienten amados al recibir la debida corrección por sus actos.

• Desarrolle el hábito de, al reprender a los hijos, dialogar con ellos explicando el motivo por el cual están siendo disciplinados y, juntos, extraigan lecciones prácticas de la situación. El castigo sin diálogo y aprendizaje no es más que mera tiranía.

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El tiempo de la familia

Hace algún tiempo atrás, una pareja de artistas famosos se separó por incompatibilidades de agenda. Estaban tan ocupados con sus quehaceres que su matrimonio no soportó la distancia. ¿Qué ha sido realmente importante en nuestras vidas? ¿Hemos utilizado bien el tiempo que tenemos?

U ed y su familia

¿Qué dice la Biblia acerca del uso del tiempo? (Eclesiastés 3:1)

1Debemos aprender a utilizar el tiempo de tal forma que sea una bendición para nosotros y que no seamos esclavos del tiempo. ¿Cómo lo hacemos?

• Mateo 22:39

Es necesario definir prioridades. Las relaciones son las que más sufren con el uso que hacemos del tiempo. Si no las colocamos en primer lugar, tendremos dificultades en administrar nuestro tiempo en familia.

• Eclesiastés 3:2-8

Es necesario definir una rutina diaria. No es tan solo pensar que se le dedica tiempo a la familia, sino establecer cuáles serán esos momentos y compartir esto con todos los miembros de la familia.

• Salmo 127:3

Recuerde que el tiempo debe compartirse de tal forma que los hijos reciban atención, que ellos sepan sus horarios de recreación, alimentación, estudio y comunión con Dios.

• Hebreos 13:4

Para honrar el matrimonio, la pareja debe tener tiempo y espacio para su intimidad.

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•Salmo 127:2

Valore sus momentos de descanso. Estos son indispensables para que usted recupere el vigor. No llene su agenda con más actividades de las que sea capaz de realizar durante el día. Lo ideal es que, al seleccionar actividades, las elija en orden de prioridad y tenga un momento libre cada día para poder atender algún contratiempo.

Su familia y Dios

El descanso y la con anza están muy conectados. ¿Cuántas noches de insomnio perdió debido a preocupaciones cotidianas? No es sin motivo que Cristo dijo que no debemos estar ansiosos por nada (Mateo 6:25). Él es el dador de la vida y sabe lo que necesitamos para sobrevivir.

Después de crear toda la Tierra y el ser humano, ¿qué más creó Dios? (Génesis 2:2, 3)

Dios indicó que necesitábamos un período destinado al descanso. Dios, el soberano del universo dedicó un día especial para usted. Necesitamos aprender a descansar en Dios.

¿De qué modo debemos separar un día para Dios? Éxodo 20:8-11)

¿Qué bendiciones ofrece Dios a quien separa el día especial para él? (Isaías 58:13, 14)

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¿Qué día guardó Jesús cuando vivió entre nosotros? (Lucas 4:16)

¿Cuál es la invitación divina para cada uno de nosotros? (Hebreos 4:4, 9)

Decisión en familia

Entiendo que Dios quiere que tenga un tiempo especial para mi familia. Colocaré mis relaciones como prioridad en mi vida. Decido experimentar las bendiciones de guardar el día de reposo que Dios eligió para mí y mi familia.

Para pensar

“El sábado y la familia fueron instituidos en el Edén, y en el propósito de Dios están indisolublemente unidos. En ese día, más que en cualquier otro, nos es posible vivir la vida del Edén. Era el plan de Dios que los miembros de la familia se asociaran en el trabajo y el estudio, en el culto y la recreación [...]. En su día, reserva a la familia la oportunidad de tener comunión con él, con la naturaleza y con su prójimo” (La educación, pp. 250, 251).

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Fueron seis días de mucho trabajo. Imagine cuánta creatividad demostró Dios al traer a la existencia a cada especie, cada sonido, cada olor, cada matiz de color, cada ley que rige la vida… Como por él se formó el mundo, este mundo tendría que estar en frecuente contacto con él para continuar existiendo. Por eso, el sábado fue establecido como memorial de la vida y tiempo de reconexión con la fuente de esta.

Pero, ¿qué tiene que ver el sábado edénico con la familia? Todo.

En el Edén se estableció la primera familia, que representa el tipo de relación que Dios quería mantener con sus criaturas; una relación de amor, convivencia y unión de propósitos. Al recordarnos la necesidad que tenemos de estar en la presencia de Dios, el sábado nos enseña, también, que la familia no sobrevive sin tiempo de calidad y contacto personal.

Con prioridades engañosas, la sociedad, hoy, permite que la rutina se devore el tiempo que debería ser dedicado a las cosas fundamentales. Por el trabajo y los compromisos, por la ganancia de tener y ser, la familia es sacrificada. ¡Ella es la base de todo!

A medida que la familia se despedaza, crecen los males sociales. ¡No es de extrañar! ¿Cómo puede haber ética, respeto y empatía si eso no se aprendió en el hogar? ¿Cómo tener salud y dignidad si, desde pequeños, se ignora la temperancia y la disciplina? ¿Cómo esperar la sanidad de los adultos si los niños crecen llenos de traumas y complejos causados por una familia desestructurada? No puede haber equilibrio en un mundo cuyo cimiento está en ruinas. Nuestro tiempo de mayor calidad debe ser dedicado a la familia; el resto puede esperar.

La pareja necesita pasar horas en diálogo saludable. Debe reservarse tiempo de recreación, de intimidad, de desarrollo físico, espiritual e intelectual. Deben buscar siempre sorprender al otro, y recordar el motivo por el cual se enamoraron.

Los padres deben encarar la educación de los hijos como una misión prioritaria e intransferible. Deben enseñarles moral, ciudadanía y temor a Dios con su propio ejemplo, y eso solo será posible si dedican tiempo para el diálogo y actividades en familia.

Estos tienen que ser hábitos diarios. Pero practicarlos en las horas de sábado hace que estos momentos sean aún más especiales, pues, como día separado para la comunión con Dios, termina uniendo a la familia en un propósito espiritual.

De las palabras a la práctica

• Desarrolle el hábito de tener conversaciones divertidas con su familia, sin cargas ni críticas, sin celulares, televisores o computadoras (escóndalos en esos momentos). Las reflexiones en la mesa son excelentes oportunidades para eso.

• Planeen actividades para realizar juntos con frecuencia, y establezcan metas a seguir. Puede ser la práctica de una actividad física, la lectura de un libro, el armado de un rompecabezas, la participación en un proyecto social… Pero no vuelva eso en una obligación rigurosa; la idea es que sea un momento de hacer cable a tierra, relajación y aprendizaje, y no que sea una carga.

• No deje de hacer el culto familiar. Es un momento muy propicio para aprender sobre amor, principios, valores, y reforzar la esperanza de vivir, en familia, con Cristo.

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Vencer el sufrimiento

Cuando leemos un diario, de inmediato encontramos noticias de tragedias y escenas de desesperación. Seguramente su familia también ya debe haber pasado por situaciones difíciles. En esos momentos de dolor y sufrimiento nos preguntamos qué hacer. ¿Dónde encontrar fuerzas para vencer nuestras dificultades? ¿Dónde poner nuestra esperanza?

U ed y su familia

Se dice que para enfrentar el dolor el primer requisito es tener una actitud positiva ante la vida. ¿Qué hacer para construir una actitud de esperanza y encontrar alivio en los momentos de angustia?

¿Qué nos enseña la Biblia sobre el sufrimiento? (Juan 16:33)

1El sufrimiento es una realidad en este mundo. Aun así, no todo lo que lastima su vida es resultado de algo que hizo. A veces es consecuencia de cosas que se hacen contra usted. En otras ocasiones, por ver a otras personas cuando son lastimadas. Una actitud vencedora, segura en poder tener la victoria en Cristo, es el primer elemento para vencer toda barrera.

¿Qué hacer para superar el dolor? David fue alguien que sufrió la pérdida de un hijo. Él puede enseñarnos cómo vencer el sufrimiento en familia:

• 2 Samuel 12:22-23

Acepte lo que no se puede cambiar.

• 2 Samuel 12:20

Entregue su vida y la de su familia al cuidado de Dios. El sufrimiento en la vida es inevitable; pero permanecer como víctima es opcional.

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•2 Samuel 12:24

Enfóquese en lo que quedó y no en lo que se fue. No debe permanecer prisionero de su angustia. Es una elección que usted tiene que hacer.

Además del apoyo divino, ¿con quién más podemos contar cuando pasamos por dificultades? (Filipenses 4:14)

Dios espera que nos apoyemos los unos a los otros en los momentos de dificultad.

Su familia y Dios

¿Cuáles fueron los resultados del pecado en la humanidad?

1•Génesis 3:16-19

•Romanos 6:23

De hecho, la muerte es el mayor drama que la humanidad enfrenta desde que el pecado entró en este mundo.

¿Qué dice la Biblia como consuelo para quienes pierden un ser querido? (1 Tesalonicenses 4:13-18)

La muerte no es el fin. El mismo Cristo que murió y resucitó traerá a la vida a cada uno de los que lo aceptaron, cuando regrese.

¿Y cómo quedarán los muertos hasta que Jesús regrese?

•Eclesiastés 9:5, 6

•Salmo 115:17

•Job 14:12

•Job 7:9, 10

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Jesús, ¿con qué comparó la muerte? (Juan 11:11-13)

¿Es posible vencer la muerte? (Juan 11:25, 26)

Decisión en familia

Ante los infortunios de la vida, deseo llevar a mi familia a la victoria. Deseo la salvación en Cristo, que me hace vencer el sufrimiento e incluso la muerte.

Para pensar

“ ‘Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él’ (Juan 3:17). Al contemplar a los hombres sumidos en el sufrimiento y la degradación, Cristo percibió que, donde solo se veía desesperación y ruina, había motivos de esperanza. Dondequiera existiera una sensación de necesidad, él veía una oportunidad de elevación. Respondía a las almas tentadas, derrotadas, que se sentían perdidas, a punto de perecer, no con acusación, sino con bendición” (La educación, p. 79).

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Aquel viernes parecía eterno. María había acompañado, durante todo el día, la trayectoria de humillación, condenación y castigo injusto de su hijo. Ahora, estaba delante de, tal vez, la escena más fuerte de todas: Jesús pendiendo de la cruz, suspirando en sus últimos resquicios de vida. No es el tipo de cosa que una madre debería presenciar. ¡Imposible describir el dolor de María!

En aquel momento, Cristo la mira y, percibiendo su sufrimiento, delega a su discípulo Juan, que estaba presente, la tarea de cuidar de ella como si fuese su madre (Juan 19:25, 26). Él sabía que solamente la comodidad del hogar podría amenizar aquel dolor.

No hay vida perfecta que no atraviese momentos de sufrimiento y angustia. Pero es en las horas difíciles que las personas perciben cuánto necesitan unas de otras, ya sea para sanar un dolor, recibir un consejo o buscar ayuda material, y cuanto necesitan de Dios. Es en esos momentos que los lazos se estrechan, con la esperanza de una fuerza extra.

Así como Cristo se ocupó de conseguir el cuidado para su madre, Dios nunca desamparó a sus hijos. Desde Génesis hasta el Apocalipsis, la Biblia está repleta de experiencias que muestran a Dios actuando en favor del ser humano que sufre; no solo profiriendo palabras de esperanza, sino también transfiriendo su abrazo reconfortante por medio de ángeles y de personas.

Aún hoy, Dios no está indiferente a nosotros. Él siempre está atento a nuestras pérdidas, nuestros planes frustrados, nuestras ansiedades y nuestro sentimiento de impotencia. Él cuida de nosotros por medio de nuestros amados. De la misma forma, Dios nos usa para amparar, confortar y orientar a las personas a nuestro alrededor.

La familia y los amigos son el concreto abrazo de Dios extendido a nosotros. Cuan-

do permitimos que Dios nos use en favor de la felicidad de los otros, y le pedimos sabiduría, amor y empatía para lidiar con el prójimo, la bendición comienza y se manifiesta en nuestra propia vida en forma de alegría, satisfacción y aprendizaje. ¡Disfrute de esta bendición!

De las palabras a la práctica

• En familia, lean el segundo capítulo del libro El ministerio de la bondad, de Elena de White. Identifiquen de qué manera Cristo puede usarlos en favor de los otros. Consideren, también, leer la obra completa, y extraer otras lecciones valiosas.

• Conozca los sueños, las frustraciones y las incomodidades de sus familiares. Recuérdeles constantemente de su disposición para ayudarlos y ampararlos. También, no dude en compartir con ellos sus sentimientos. Los miembros de la familia necesitan sentir y transmitir fuerza para luchar por las conquistas los unos de los otros, confianza para dividir sus cargas, y consuelo en los momentos difíciles.

• Entreguen a Dios, en sus oraciones en familia, sus sueños y sufrimientos. Desarrollen la confianza y la paciencia, permitiendo que él actúe en sus vidas conforme a su voluntad.

Lección 10 46

O o leyes para que la familia viva mejor

Entre las principales enfermedades que más matan e incapacitan al mundo actualmente están las relacionadas al estilo de vida, como la hipertensión, la diabetes, y las enfermedades cardiovasculares. Los hábitos de vida erróneos han llevado a muchas familias al sufrimiento. La cuestión de la prevención de enfermedades ha sido uno de los mayores focos en la lucha por la salud.

U ed y su familia

1El proverbio popular “prevenir es mejor que curar” es bien conocido. La ciencia ha comprobado cada día más esta afirmación. ¿Qué podemos hacer para prevenir enfermedades?

• Génesis 2:7

La respiración profunda es un relajante óptimo.

• Génesis 1:3

Sin luz no hay vida. Ella permite que el cuerpo produzca vitamina D.

• Isaías 21:14

Nuestro cuerpo está formado por casi 70 % de agua. Esta ayuda a limpiar el organismo.

Alimentación adecuada. Usted es lo que come. Una buena alimentación es esencial para una vida con salud y alegría.

• Proverbios 23:29-32

El uso de bebidas alcohólicas y estimulantes pueden generar una sobrecarga al organismo y muchos daños a largo plazo.

Lección 11 47
Lección 11
2

•Génesis 1:29

El uso de vegetales en la alimentación aumenta la longevidad.

•Levítico 11:1, 4, 6, 7, 10

Dios seleccionó las carnes que podrían ser consumidas por los seres humanos.

•Génesis 2:15

Dios creó al hombre para una vida activa. Una vida sedentaria es un factor de riesgo para la salud.

•Salmo 127:2

Sin el descanso adecuado, nuestro sistema inmunológico se debilita.

•1 Corintios 9:25

La falta de dominio propio al comer y al beber ha destruido muchos hogares.

Su familia y Dios

Proverbios 3:5, 6

1Las personas que confían en Dios suelen enfrentar la enfermedad con más vigor y pueden contar con su poder para la restauración. Satanás utiliza el sufrimiento para apartar a las personas de Dios (Job 2:7). Pero podemos orar a Dios por la cura de nuestras enfermedades y las de nuestros amados (Santiago 5:14-16). También debemos aprender a aceptar la voluntad de Dios para nuestra vida (2 Corintios 12:7-9).

Por encima de la cura, en esta vida, Dios desea nuestra salvación.

¿Qué otros consejos podemos encontrar en la Palabra de Dios sobre nuestro estilo de vida?

•Proverbios 17:22

•1 Timoteo 2:9, 10

•Filipenses 4:8

Lección 11 48
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¿Cuál es el principio que debe regir la conducta cristiana? (1 Corintios 10:31)

Decisión en familia

Deseo que nuestra familia tenga salud. Por eso, utilizaré los remedios de Dios en mi hogar. Deseo honrar al Señor en mi cuerpo, haciendo todas las cosas para su honra y su gloria.

Para pensar

“El aire puro, el sol, la abstinencia, el descanso, el ejercicio, un régimen alimenticio conveniente, el agua y la confianza en el poder divino son los remedios verdaderos. [...] La naturaleza desempeña su obra con acierto y bien. Los que perseveren en obedecer a sus leyes encontrarán recompensa en la salud del cuerpo y la mente” (El ministerio de curación, p. 89).

Lección 11 49
3

Imagine la reacción de los jóvenes en la mesa. Mientras ellos disfrutaban de aquel banquete lleno de delicias, que el rey mandaba a los que le servían, aquellos cuatro individuos en el rincón solo comían legumbres y bebían agua. “Deben estar siendo castigados por algún error, o cumpliendo alguna penitencia, haciendo algún tipo de experimento, o tal vez solo estén locos”, los otros deben haber pensado.

En realidad, fue una elección bien consciente de Daniel, Ananías, Misael y Azarías la de abstenerse de la alimentación extravagante que era servida en la corte babilónica (Daniel 1:5-20). A pesar de estar en cautiverio, ellos no olvidaron los principios de salud que aprendieron en su casa, en Jerusalén. Mantuvieron los buenos hábitos, hasta que el rey mandó a llamar a todos esos jóvenes para servir en su consejo personal. Contrariando a las expectativas, aquellos cuatro “locos” se destacaron no solo por su apariencia vigorosa, sino también por su inteligencia y raciocinio superior.

Salud. Si este no fuese un tema importante, no sería tan recurrente en la Biblia. Desde el Edén, Dios dejó al hombre orientaciones sobre los hábitos saludables. Y cuando Dios determina algo, no es para ver a sus criaturas sufriendo privaciones y abstenciones. ¡Por el contrario! Él creó nuestro cuerpo; por eso, él sabe la mejor manera de hacerlo funcionar bien. Es como un fabricante de autos que sabe exactamente qué combustible proporcionará el mejor desempeño de aquel modelo.

Adán y Eva tenían, en el Jardín, todo lo que necesitaban. Alimentos naturales; sol en la cantidad correcta; aire purísimo; agua potable corriendo de las fuentes; contacto con la naturaleza; una rutina activa, pero sin estrés; noches agradables de sueño; y

un privilegiado encuentro personal con Dios diariamente. Si el pecado no hubiese invadido esta realidad, ellos aún estarían viviendo de la misma forma, todavía con el mismo vigor y juventud, sin ningún perjuicio a su cuerpo o a su mente.

Aun con el pecado y sus consecuencias, las orientaciones del Creador para nuestra salud continúan siendo la mejor opción para amenizar y retardar los efectos del mal sobre nosotros. Aquellos famosos “remedios de la abuela” pueden hasta funcionar bien, pero la “receta del Padre” no solo cura las enfermedades, sino que también ayuda a prevenirlas y nos da más disposición.

Esta receta combina ocho ingredientes muy simples: alimentación natural y equilibrada, luz solar, agua, aire puro, buen sentido de la temperancia, sueño de calidad, actividad física y comunión con Dios.

¿Por qué no hacer de esta receta una tradición en su familia?

De las palabras a la práctica

• En familia, dediquen tiempo frecuente para actividades al aire libre, donde puedan disfrutar del contacto con la naturaleza y ejercitar el cuerpo.

• Promuevan comidas saludables. Si es posible, prepárenlas juntos, pues ese momento de preparación de los alimentos puede ser tan bueno para socializar como el momento en la mesa.

• Desalienten el uso de aparatos electrónicos mientras estén juntos. Aprovechen la compañía unos de otros, interactúen y estrechen relaciones.

• No dejen de realizar el culto familiar. Dios necesita estar tanto en el centro de la familia como en la vida personal.

Lección 11 50

La salud financiera del hogar

Una de las áreas más sensibles de la vida familiar, y que suele ser causa de muchos problemas, es la cuestión del uso del dinero. Muchas parejas encuentran dificultades en lidiar con el área financiera, y el resultado surge en forma de discusiones, incomprensión y amargura. ¿Qué se puede hacer para que el hogar sea financieramente saludable?

U ed y su familia

1La Biblia ofrece algunos principios sobre el uso del dinero que pueden ayudar a la familia a organizarse en este aspecto y experimentar la felicidad.

• 1 Timoteo 6:6-8

Debido a toda la propaganda de consumo, terminamos deseando tener siempre más cosas en nuestro hogar; nunca estamos satisfechos. Debemos aprender a contentarnos con lo que tenemos y solo comprar algo cuando tengamos los recursos disponibles, y si lo que deseamos es realmente necesario.

• Romanos 13:7, 8

Debemos aprender a huir de las compras financiadas. Al aprender a ahorrar, podremos obtener descuentos en lugar de pagar intereses durante largos períodos de tiempo.

• 1 Timoteo 6:9, 10

El dinero obtenido en el trabajo debe servir a la familia y no al revés. Muchas personas se preocupan por enriquecerse y sacrifican a la familia y a quienes están a su alrededor.

• Proverbios 22:6

Una de las preciosas lecciones que un padre puede ofrecerle a su hijo es enseñarle a manejar el dinero.

• Proverbios 22:7 ¡Cuidado con los préstamos, tarjetas de crédito y cheques especiales!

Lección 12 51
Lección 12

Su familia y Dios

Dios coloca recursos en nuestras manos para que podamos darles buen uso. En el Edén, Dios le dijo a Adán que él sería el administrador de aquel jardín y que obtendría todo su sustento de allí (Génesis 1:2629). Él provee sustento para sus hijos (Salmo 37:25).

¿Qué dice Jesús acerca del uso del dinero? (Mateo 6:21)

21Dios espera que lo honremos al usar el dinero que recibimos. ¿Qué podemos hacer?

•Proverbios 19:17

Debemos ayudar desinteresadamente a quienes están en dificultad.

•Proverbios 3:9

Podemos adorar a Dios a través de nuestros bienes. Cuando Zaqueo aceptó a Cristo, espontáneamente quiso reparar los errores que había cometido en el pasado, y devolver cuatro veces más de lo que había tomado injustamente de los otros (Lucas 19:8).

•Malaquías 3:10

Otra forma de adorar a Dios es a través de los diezmos y las ofrendas. Al reconocer las bendiciones de Dios en su vida, usted abre un espacio para que él continúe bendiciéndolo cada vez más. En la parábola de los talentos (Mateo 25:14-30), Jesús nos recuerda que quiere bendecirnos a través de los recursos que él puso en nuestras manos.

Lección 12 52

Decisión en familia

Deseo hacer de los recursos colocados en mis manos por Dios, una bendición para mi familia. Decido que adoraré a Dios a través de los bienes y recursos que él me dio.

Para pensar

“El dinero tiene gran valor porque puede hacer mucho bien. En manos de los hijos de Dios es alimento para el hambriento, bebida para el sediento y vestido para el desnudo. Es una defensa para el oprimido y un medio de ayudar al enfermo. Pero el dinero no es de más valor que la arena, a menos que sea usado para satisfacer las necesidades de la vida, beneficiar a otros y hacer progresar la causa de Cristo” (Mensajes para los jóvenes, p. 306).

Todos querían estar con él. ¡Claro! Él era genial, financiaba todas las fiestas, ¡sabía disfrutar de la vida! De repente, el país entró en recesión. Pero esa clase de amigos ni se preocupó, después de todo, el “genial” iba a pagar una temporada más de abundancia para todos, ¿verdad? No fue lo que ocurrió. Aquel joven fue muy atrevido al pedirle al

padre, todavía vivo, que repartiera la herencia. Teniendo el dinero, salió de su casa decidido a aprovechar todos los placeres que tuviese a su alcance. Pero lo que le sobraba de entusiasmo, le faltaba en sentido común y estrategia. Derrochó toda la fortuna, no invirtió en nada. Ahora, estaba sin dinero, los amigos se apartaron, y la única salida que tenía era humillarse y buscar refugio en la casa de su padre.

Lección 12 53

El dinero siempre fue una de las grandes estrategias de Satanás para destruir vidas y familias enteras. Y él sabe muy bien cómo administrar cada situación específica. Él aprovecha situaciones de escasez de recursos financieros para desestabilizar relaciones, promover la discordia y causar sufrimiento y angustia. En la abundancia, alimenta el orgullo, el egoísmo, la avaricia, y hace que las personas sacrifiquen cosas fundamentales en su búsqueda insaciable por más riquezas. El mal uso del dinero lleva a personas a la ruina, a la desesperación y al desamparo.

Por eso, es necesario tratar las finanzas familiares con mucha sabiduría, no importa cuál sea el nivel económico de ella. Todos los integrantes deben entender que la familia no debe servir al dinero, sino el dinero debe servir a la familia. El amor a los bienes materiales jamás debe ser mayor que el amor que une a las personas.

No hay cómo hablar de finanzas sin resaltar la importancia de la organización y de la estrategia. La propia Palabra de Dios afirma esta relevancia: “Porque ¿quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla?” (Luc. 14:28).

Un presupuesto saludable está basado en necesidades básicas y prioridades. ¡Sí, es imprescindible establecer prioridades! Necesita ser pensado para contener reservas, evitando el desgaste y la desesperación en un momento de crisis o emergencia. No menos importante, este presupuesto necesita ser justo, y debe proveer para el bienestar de todos, por igual, sin perjudicar o privilegiar a nadie.

Finalmente, el presupuesto familiar también debe prever la realización de sueños, pues la familia es el ambiente primordial para el desarrollo personal y en conjunto. Es de ella que deben venir los mejores recuerdos de las grandes conquistas de la vida.

De las palabras a la práctica

• Organicen un presupuesto familiar y hagan una planificación financiera a corto, mediano y largo plazo. Tengan en cuenta las prioridades, los gastos del día a día y los planes para el futuro. Jamás gasten más de lo que ganan, y tengan siempre una reserva para emergencias.

• Desarrollen una cultura de utilidad, y no de consumismo. Antes de comprar algo, pregúntense: “¿Realmente necesito esto? ¿O esta compra solo será para satisfacer una voluntad momentánea?”

• Coloquen en las manos de Dios las finanzas de la familia. Sean fieles en los diezmos y honren sus pactos. “Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde” (Malaquías 3:10).

Lección 12 54

La familia que sirve

Todo ser humano nace con un sentido de pertenencia. Desea saber que pertenece a algo mayor que él. A lo largo de la vida establecemos lazos que son vitales para nuestro desarrollo y felicidad. Debido al apuro de nuestros días nos hemos aislado de estas conexiones tan preciosas, y el resultado es que vivimos en una sociedad cada vez más desequilibrada.

U ed y su familia

Los consultorios psicológicos están llenos de personas que no lograron adaptarse a sus relaciones. Cuando se alcanza el ideal de la familia, ella asume un papel restaurador.

¿Qué dijo Jesús sobre el perdón entre hermanos? (Mateo 18:22)

La respuesta de Jesús indica que la mente y el corazón deben estar abiertos; pueden surgir fallas, pueden aparecer errores, pero siempre hay que estar listo para perdonar y ver que se está mejor con su familia que sin ella.

¿Qué hizo el hijo pródigo cuando se quedó sin dinero? (Lucas 15:18-20)

Al regresar encontró el apoyo de su padre y la desconfianza de su hermano mayor. Pero su hogar era el lugar donde se sentía seguro, aunque no todo fuese perfecto.

Lección 13 55
Lección 13
2
1

¿Qué podemos hacer para tener una familia que ofrezca apoyo a sus miembros?

•Mateo 7:3-5

Antes de criticar al otro, escudriñar el propio corazón.

•Mateo 5:23, 24

No actuar por mero formalismo, para que los otros piensen que usted es bueno; ante todo tener un interés real por cultivar una buena relación.

•Mateo 15:5-6

Ocuparse en atender a los suyos, según sus posibilidades, de acuerdo con las necesidades de cada uno. No se olvide de sus padres. La vida sin amor no tiene valor (1 Corintios 13:3).

•Mateo 7:12

Trate de desarrollar un hogar donde cada uno tenga una actitud de servicio desinteresado por el otro.

Su familia y Dios

Dios nos dejó una familia para que encontrásemos apoyo en todo momento (Efesios 2:19). ¡Su familia no está sola!

¿Cuál debe ser la característica principal del discípulo de Cristo? (Juan 13:35)

¿En qué debe ocuparse cada miembro de la familia de Dios?

•Efesios 4:15, 16

•Hebreos 3:13

Lección 13 56
3
1
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¿Qué le ofrece el Espíritu Santo a esta familia para que nos sirvamos los unos a los otros? (1 Corintios 12:8-11)

Los dones son diversos y el Espíritu Santo elige los dones que le dará a cada uno según considere.

¿Qué don habrá en el fin del tiempo? (Apocalipsis 12:17, Apocalipsis 19:10)

Ante la separación de Dios que el mundo experimentó, él enviaría a profetas para llevar nuevamente a las personas hacia su Palabra, la Biblia.

Decisión en familia

Deseo servir a mi familia. Deseo usar los dones que Dios me conceda para edificar a otros.

Para pensar

“El Señor desea que estudien sus Biblias. Él no dio ninguna luz adicional para tomar el lugar de la Palabra. Esta luz se da con el propósito de concentrar en su Palabra las mentes confundidas, y si se asimila y digiere es la sangre y la vida del alma. Entonces se verán buenas obras cuando la luz brilla en las tinieblas” (Mensajes selectos, t. 3, p. 33).

Lección 13 57
3 4

Apesar de haber derrochado toda la herencia que recibió, él sabía que aún tenía el amor incondicional del padre. Sí, todavía estamos hablando del hijo pródigo, pues podemos extraer de esa historia otra lección valiosa.

Él no era tan pretencioso al punto de creer que al volver a casa, sería recibido con todo honor y felicitaciones. Sabía que se había equivocado, pero esperaba encontrar en su familia un resquicio de misericordia para aceptarlo de vuelta como uno de los siervos de la casa. De cualquier forma, eso demuestra confianza en un sentido de pertenencia que no lograba encontrar fuera del seno familiar.

Qué grata sorpresa tuvo cuando su padre, viéndolo aproximarse a la casa, maltrecho y avergonzado, ¡corrió para abrazarlo y recibirlo con el mismo amor de siempre! Fue en ese momento que él entendió lo que, de hecho, significa una familia: un refugio incondicional.

Todos cometemos errores. Por más bienintencionados y cuidadosos que seamos, estamos sujetos a decepcionar a los otros y a ser decepcionados. Pero es en esos momentos que Dios espera de nosotros la comprensión que él mismo demostró por la humanidad caída, perdonando y buscando la reconciliación.

Es cierto que, para nosotros, humanos, es difícil confiar plenamente en alguien que nos decepcionó. Eso es natural, una autodefensa para evitar nuevas decepciones. Pero el perdón sobrepasa la confianza. Perdonar es liberar al otro y liberarse también de un sentimiento malo que corroe y sofoca. Tanto el perdón como la confianza son actitudes por demás complejas para que un ser humano se desprenda por sí mismo, pero Dios promete sabiduría y fuerza para quien esté dispuesto a abnegarse por el bienestar de todos (Filipenses 2:13).

Perciba también, en la historia del hijo pródigo, que el padre, al recibir al hijo de vuelta, provee todos los medios para que se sienta acogido. Antes de la fiesta de bienvenida, se preocupó en suplir las necesidades básicas del joven en ese momento, como ropas limpias y sandalias para los pies. Esa es una gran lección de humildad y atención. Debemos estar atentos a lo que los demás necesitan, y servir con desprendimiento, sin esperar que nos devuelvan.

En la oración modelo (Lucas 11:2-4), Cristo nos enseñó que, antes de buscar de Dios el perdón para nuestros pecados, necesitamos ofrecerlo a cualquiera que haya cometido una falta contra nosotros. Sin especificar el tipo de falta o a quien debemos perdonar, él nos muestra que el amor de Dios debe imperar en nosotros, por encima de todo orgullo y todo rencor.

De

las palabras a la práctica

• En el culto familiar, lean el capítulo 6 del libro El ministerio de curación, de Elena de White. Noten, en las actitudes de Jesús, citadas en el texto, cómo el valoraba al ser humano y lo trataba con amor incondicional. Discutan sobre la postura que Dios espera que tengamos para con nuestros semejantes.

• Reflexione si hay, en su familia, alguien con quien usted tenga algún asunto pendiente; alguien que haya cometido alguna falta contra usted, o viceversa. Busque, por medio del diálogo, la comprensión y la reconciliación, y esté dispuesto a perdonar por completo o a demostrar su sincero arrepentimiento. Permita liberarse, y al otro, de toda angustia y rencor, y desarrollar una relación de paz como Cristo desea.

Lección 13 58

Una alianza eterna

Uno de los elementos más importantes del matrimonio es el voto que los contrayentes hacen, afirmando el deseo de permanecer juntos durante toda la vida y ante cualquier situación, en amor, honra y respeto. Sin dudas es un paso muy importante, aunque muchos han perdido el valor de estas palabras.

U ed y su familia

Jesús tenía un interés especial en el matrimonio. Su primer milagro ocurrió en una esta nupcial. Es cierto que muchos matrimonios necesitan un milagro. Pero si Cristo lo hizo en el pasado, también hoy puede transformar vidas. ¿Qué hacer para revitalizar el compromiso establecido en el altar?

• 1 Corintios 11:8, 11, 12

Haga de su relación un compromiso, no una experiencia para ver si va a funcionar. Para que un matrimonio funcione, se debe recordar que hombre y mujer dependen el uno del otro.

• Hebreos 13:4

Hasta nuestra sexualidad debe ser motivo de honra para Dios. En vez de una atracción pornográfica de nuestros días, la intimidad del matrimonio debe ilustrar la relación íntima que Dios desea tener con su pueblo.

• 1 Corintios 7:4, 5

El matrimonio debe conversar entre sí sobre la cuestión del sexo, para que el enemigo no encuentre un espacio para tentar a uno de los cónyuges.

Lección 14 59
Lección 14
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•Efesios 5:31

La orden bíblica es que el nuevo matrimonio deje a su padre y a su madre para formar un nuevo hogar. Muchas relaciones terminan hallando dificultades por causa de la intromisión de los padres en la relación.

•Cantares 8:6

“Ponme como un sello sobre tu corazón” quiere decir que su corazón ya tiene dueño. Es necesario afirmar diariamente su amor por él/ella. Cuidado con los celos. Un poco de celos es normal, pero el exceso puede ocasionar grandes dificultades.

Su familia y Dios

Jesús también desea establecer una alianza individual con usted.

¿Cuál es el llamado de Jesús? (Juan 1:43)

¿Qué implica este llamado? (Mateo 16:24)

¿Cuál es la decisión que el Señor espera de nosotros? (Josué 24:15)

Noé aceptó el llamado de Dios y construyó un arca, con la cual salvó su casa (Hebreos 11:7). Debemos invertir tiempo para salvar nuestra familia. Aceptar la alianza con Dios es un acto de voluntad.

¿De qué forma se establece la alianza con Dios? (Marcos 16:15, 16)

Lección 14 60
1 2
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¿Qué es el bautismo? (Romanos 6:4)

El bautismo bíblico representa la muerte a una vida antigua y el nacimiento a una nueva vida en Cristo; por eso, es por inmersión.

¿Qué alianza es fundamental para la salvación de la familia? (Hechos 16:30-34)

Dios valora la familia, pues es el Creador de la misma. Dios quiere establecer una alianza de salvación con toda su familia (1 Timoteo 2:4).

Decisión en familia

Deseo renovar la alianza hecha con mi cónyuge. Deseo, a través del bautismo, establecer una alianza con Cristo.

Para pensar

“Las obligaciones del pacto espiritual hechas en el bautismo son mutuas. Mientras los seres humanos desempeñen su parte con obediencia ferviente, tendrán derecho a orar: ‘Sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel’ (1 Reyes 18:36). El haber sido bautizados en el nombre del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo es una garantía de que si piden su ayuda, estas potestades los ayudarán en toda emergencia” (El evangelismo, p. 318).

Lección 14 61
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¿S

e dio cuenta de cómo la Biblia valoriza al matrimonio? No es casualidad que la historia de la humanidad comience con una pareja, instituida por Dios. No es casualidad, tampoco, que el primer milagro de Jesús fue realizado durante una boda. El propio Cristo compara a su pueblo con una novia, al encuentro de quien está yendo, para vivir para siempre con ella. Si él hace esa asociación a una raza por la cual dio su propia vida, el matrimonio debe ser, realmente, ¡un compromiso muy serio!

No se requiere mucho esfuerzo para notar que existe una crisis global arruinando los matrimonios. Satanás sabe que, destruyendo la relación de una pareja, logra socavar a toda la familia y, en consecuencia, a toda la sociedad. Por eso, se especializó en artimañas para desgastar las relaciones firmes o para impedir que se concreten. Tenemos así ejemplos como los vicios, la rutina abrumadora, la infidelidad, la pornografía, la homosexualidad, etc.

Por otro lado, Dios trabaja con todo vigor para mantener la pureza y la paz en los hogares. Él no solo tiene poder para unir a las personas y bendecirlas para que sean felices juntas, sino que también es poderoso para restablecer lo que fue destruido por el mal. Así, para jóvenes que buscan un matrimonio feliz y próspero, como también para un matrimonio en ruinas que desea tener paz nuevamente, es necesario que se busque la presencia de Dios y que ambos, hombre y mujer, se pongan a disposición de su voluntad y de sus propósitos para el hogar.

“Cristo no vino a este mundo para prohibir el casamiento ni para derribar o destruir la relación e influencia que existen en el círculo doméstico. Vino para restaurar, elevar, purificar y ennoblecer cada corriente de puro afecto, para que la familia de la tierra pudiera convertirse en un símbolo de la familia celestial” (El Cristo triunfante, Elena de White, pág. 232).

El matrimonio es el principio de toda familia. Es claro que, para que esta se desarrolle bien, necesita comenzar bien. Por lo tanto, es desde la unión de la pareja que deben imperar los valores que acompañarán a toda la familia desde ese momento. Esa relación debe estar basada en un compromiso de amor, confianza, comprensión, humildad, respeto, complicidad, perpetuidad y temor a Dios.

A semejanza de un casamiento, el bautismo representa un compromiso, una alianza eterna con Dios. Es cuando el hombre, reconociendo su pecado, se lanza a los cuidados del Creador, admitiendo su dependencia de él. Esa alianza también debe estar basada en amor, complicidad, confianza, respeto y fidelidad. Y Dios honrará ese compromiso cuando, cumpliendo su promesa, venga a buscar a los suyos para vivir juntos un “felices para siempre”.

De las palabras a la práctica

• Renueve, constantemente, los votos de amor y fidelidad con su cónyuge. Dediquen tiempo a solas diariamente, tiempo de calidad para conversar y recrearse.

• Tengan, como pareja, el hábito de orar juntos. En ese momento los propósitos espirituales se unen y es posible conocer en mayor profundidad sobre la relación del otro con Dios.

• En familia, lean el libro El hogar cristiano, de Elena de White. Además de muchas lecciones para el buen relacionamiento de la pareja, la obra muestra con claridad los propósitos de Dios para toda la familia.

Lección 14 62

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“Felices son los padres cuya vida constituye un reflejo tan fiel de lo divino que las promesas y las órdenes de Dios despiertan en el niño gratitud y reverencia...” ( s s , p. 184).

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Sexualidad humana Karen y Ron Flowers [5922]

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¿Quisiera saber cómo hablar acerca de sexualidad con la misma facilidad con que habla sobre deportes o música? ¿Está evitando “la gran conversación”, con la esperanza de encontrar mejores maneras de educar a sus hijos en cuanto a la sexualidad?

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Fundamentos del hogar cristiano

Fundamentos del hogar cristiano Elena G. de White [10450]

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Fundamentos

Elena G. de White [10450]

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Al leer esta obra, descubrirá que Dios tiene un propósito para el matrimonio, y que el amor de Jesús y la obediencia a los mandamientos de Dios son esenciales para su éxito. Este libro ofrece excelentes orientaciones para quien tiene interés por la vida familiar, la educación de los hijos y el desarrollo de la religión en el hogar.

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