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Bosque Calderón Tejada. Un barrio arraigado a los cerros y al arrullo de la quebrada Las Delicias en

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POZO REDONDO. FOTOGRAFÍA: CAMILO RODRÍGUEZ-IDPC, 2022

UN BARRIO ARRAIGADO A LOS CERROS Y AL ARRUYO DE LA QUEBRADA LAS DELICIAS EN BOGOTÁ

Ana María Gómez Bernal / Diana Marcela Camelo Pinilla

ALCALDESA MAYOR DE BOGOTÁ/ Claudia López Hernández SECRETARIA DE CULTURA, RECREACIÓN Y DEPORTE/ Catalina Valencia Tobón

DIRECTOR INSTITUTO DISTRITAL DE PATRIMONIO CULTURAL/ Patrick Morales Thomas SUBDIRECTORA DE DIVULGACIÓN Y APROPIACIÓN DEL PATRIMONIO/ Angélica María Medina Mendoza ***

INVESTIGACIÓN Y TEXTOS/ Ana María Gómez Bernal, Diana Marcela Camelo Pinilla, Camilo Andrés Valbuena Rey , David Justinien Gómez Bernal COORDINACIÓN EDITORIAL Y EDICIÓN/ Ximena Bernal Castillo DISEÑO GRÁFICO/ Yessica Acosta Molina APOYO EDITORIAL Y GESTIÓN DE IMÁGENES DE ARCHIVO/ Alfredo Barón Leal CORRECCIÓN DE ESTILO/ Bibiana Castro Ramírez ASESOR PROFESIONAL CON ENFOQUE SOCIAL / Juan David Correa Aguirre GEORREFERENCIACIÓN Y TRATAMIENTO DE PLANOS / Diana Marcela Camelo Pinilla, Camilo Andrés Valbuena Rey FOTOGRAFÍAS/ Ana María Gómez Bernal , Camilo Andrés Valbuena Rey, Camilo Rodríguez-IDPC, Juan Pablo Guevara, Alfredo Barón Leal, Julia Bernal, Secretaría General de la Alcaldía Mayor de Bogotá D. C. - Dirección Distrital de Archivo de Bogotá

ILUSTRACIONES/ Freddy Fula Torrijos IMPRESIÓN/ Buenos y Creativos S.A.S. ISBN/ 978-958-53758-7-1

*La investigación que constituye esta publicación fue ganadora de la Beca de Investigación Histórica de un Barrio de Bogotá, del Programa Distrital de Estímulos del Instituto Distrital de Patrimonio Cultural 2020. La investigación fue editada con fines de publicación por parte del sello editorial del IDPC.

www.idpc.gov.co Impreso en Colombia, 2022

CASCADA EN LA QUEBRADA LAS DELICIAS. FOTOGRAFÍA: JUAN PABLO GUEVARA. S.F. FACHADAS DE UNAS CASAS DEL BARRIO BOSQUE CALDERÓN TEJADA. FOTOGRAFÍA: CAMILO RODRÍGUEZ-IDPC, 2022
* Presentación/p.14 * Entre la Quebrada las Delicias y el Sagrado Corazón, símbolos de la naturaleza y del desplazamiento intra urbano/ p.18 * Sobre esta publicación/ p.20 * A modo de introducción: una primera visita al barrio en compañía de Maicol/ p. 32 Cuando estas tierras eran solamente "Chapinero" La llegada de Calderón Tejada y el lugar * Los recuerdos de Rosa y los patrones/ p.61 La vida de los primeros habitantes La Compañía Urbanizadora, el negocio de las canteras y los lotes que no pudieron ser vendidos Contenido 14 42 46 66 78
94 132 104 148 162 172 168 182 La fábrica de asfalto y el suministro de agua, luz y teléfono La evolución del barrio y la tenencia de la tierra * Don Benedicto y la resistencia al desalojo/ p.128 La lucha comunitaria por vivienda y servicios públicos legales * Doña Martha y los retos de presidir la JAC del barrio/ p.144 Proyección 2000 y el impulso para la autoconstrucción de vivienda * Conversando con Luz Marina/ p.146 El siglo xxi y un barrio que avanza desde la informalidad Epílogo Anexo Bibliografía
VISTA AÉREA DEL BARRIO BOSQUE CALDERÓN TEJADA. FOTOGRAFÍA: ÓSCAR DÍAZ-IDPC, 2022

*Presentación

La historia del barrio Bosque Calderón Tejada en Bogotá ha estado marcada por las tensiones propias de un barrio visto como ilegal. Pese a que más de cinco generaciones de familias llevan habitando este lugar desde inicios de siglo XX, a lo largo de su trayectoria, el acto de resistencia por parte de sus habitantes ante el posible desalojo y la presión inmobiliaria ha sido una constante. Pero no es solo eso lo que caracteriza al barrio. Su condición de espacio aferrado a las faldas de los cerros Orientales de Chapinero, su ubicación a orillas de la quebrada Las Delicias y el desarrollo de una tradición de organización comunitaria que ha luchado por la búsqueda y garantía de condiciones mínimas de habitabilidad también son circunstancias que lo definen. Sin estos elementos no podría hacerse referencia al vínculo que existe entre los habitantes y su barrio.

El Bosque Calderón Tejada debe su nombre a un terrateniente bogotano que, durante las primeras décadas del siglo XX, adquirió amplios terrenos en las montañas de Chapinero en los que se desarrollaban actividades extractivas y productivas, entre las que se destacaban, por ejemplo, la siembra y tala de eucaliptos, los chircales y las minas de carbón. Todas estas actividades, realizadas en los cerros y alejadas para ese entonces del núcleo urbano, exigían contar con familias enteras —mano de obra— que vivieran en el lugar y pudieran realizar larguísimas jornadas que iniciaban a altas horas de la madrugada.

Tras la muerte del hacendado y casi a mediados del siglo XX, los lotes de terreno que hoy comprenden los límites del barrio nunca fueron reclamados por sus herederos, pues había cuantiosas deudas e impuestos por pagar. A diferencia de los lotes vecinos que han ido transformándose forzosamente, y en al-

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gunos casos de forma violenta, en universidades y proyectos de urbanización para las clases acomodadas de la capital, el Bosque Calderón Tejada ha logrado, con grandes dificultades y tras años de insistencia, contar finalmente con todos los servicios públicos, una ruta de sistema de transporte urbano que circula hasta el barrio y que algunas viviendas tengan escrituras legalizadas ante Catastro.

Preguntarse por las formas en que se ha ido construyendo la historia urbana de la ciudad es una de las inquietudes que subyacen a la iniciativa de investigación de esta publicación, ganadora de la Beca de Investigación Histórica de un Barrio de Bogotá, del Programa Distrital de Estímulos del Instituto Distrital de Patrimonio Cultural en 2020. Si bien la indagación de barrios y zonas en Bogotá se ha concentrado hasta el momento de forma rigurosa en la pauta que marcan la formalidad, la legalidad y los proyectos de urbanización desarrollados por firmas arquitectónicas, la comprensión de otros lugares que escapan a esta lógica, como el Bosque Calderón Tejada, da cuenta de una Bogotá más grande y compleja en términos de ocupación, crecimiento, historia, urbanismo y memoria.

Este título amplía la colección que el sello editorial ha conformado sobre barrios bogotanos, dentro de la que ya se encuentran ejemplos tan distintos como La Magdalena: consolidación urbana de una antigua quinta (2017), De la Divina Providencia al esplendor del Jorge Eliécer de Gaitán (2020) y ¡Cálcelo, sin compromiso! El arte de la zapatería en el barrio Restrepo en Bogotá (2021). La presente publicación enfila la colección, pero a diferencia de sus antecesores lo hace desde las márgenes de lo que implica ser un barrio informal.

Agradecemos a las autoras por el proceso de investigación realizado, que se traduce en la consignación de sus propias voces a través de crónicas, las que a su vez les otorgan voz a algunos habitantes del barrio y líderes de la comunidad. También a las personas del barrio que permitieron, mediante sus

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relatos, fotografías, planos, documentos y caminatas por el sendero de la quebrada, conocer y enriquecer lo poco que se tenía documentado acerca del Bosque Calderón Tejada.

Con esta publicación esperamos hacer evidente a toda la ciudadanía cómo en los cerros Orientales, al lado de la quebrada Las Delicias, persistió un esquema de hacienda en pleno siglo XX, donde posteriormente, y debido a los procesos comunitarios desarrollados allí, nació un barrio que de forma independiente al estatus o estigma que sostiene da cuenta de relaciones de historia, ocupación, permanencia y arraigo. Esto, por supuesto, permite que ampliemos la mirada y la comprensión sobre la Bogotá que habitamos al mostrar la huella que este lugar ha dejado y continúa dejando en la trama urbana e histórica, y en el imaginario social de la ciudad.

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FOTOGRAFÍA: CAMILO RODRÍGUEZ-IDPC, 2022

Entre la Quebrada las Delicias y el Sagrado Corazón, símbolos de la naturaleza y del desplazamiento intraurbano

La quebrada Llegué un poco tarde. Era el inicio de 1970 cuando por primera vez la visité. Mi impresión inicial la tuve en el pozo de la Gruta: ver la imagen de la Virgen y el fervor de los presentes parecía una comunión entre lo religioso y la naturaleza. Luego encontré en los diferentes pozos la alegría casi inocente de los niños, hoy adultos, que nadaban y trataban de coger los pequeños peces, que aún existían.

Al llegar a la cascada, descubrí la sensibilidad y la capacidad que aún hoy tengo de sorprenderme ante tan maravilloso espectáculo, comparable con la máxima expresión de la naturaleza, como es el nacimiento de un hijo.

Luego, a través de las narraciones —a veces picarescas— de algunos habitantes, nos enteramos de que los quehaceres diarios como cargar el agua o ir a lavar eran un pretexto para el encuen-

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tro con los amores furtivos. Entonces de a poco comprendí que la quebrada es el hilo desde donde se construyeron el tejido social y el arraigo de la comunidad.

De esta experiencia nace una frase folclórica: “entre la Vieja y el Arzobispo están Las Delicias”, delicias que debemos cuidar y proteger porque son parte de nuestra identidad.

El Sagrado Corazón: símbolo del desplazamiento intraurbano

En pleno siglo XXI, el desplazamiento forzoso en todas sus formas es la mayor vergüenza de la humanidad. Este genera la ruptura del tejido social y la desintegración de las familias, hechos degradantes y humillantes que hablan del desprecio por los valores humanos.

En nuestra localidad no hemos sido ajenos a esa acción ejercida bajo la fuerza. Comunidades como las de los barrios Santo Domingo, Luis Alberto Vega, Bosque Calderón Segundo Sector y Los Olivos fueron reemplazadas por grandes proyectos urbanísticos o “proyectos de desarrollo”.

Cuentan que la escultura del Sagrado Corazón fue colocada por la comunidad religiosa de los dominicos al costado oriental del colegio Jordán de Sajonia. Para la ampliación del ingreso al barrio Juan XXIII, fue trasladada al costado sur del colegio Nueva Granada. Luego, para el inicio de la construcción de la avenida Circunvalar, se desplazó al barrio Bosque Calderón Segundo Sector, sitio que también se conocía como El Compresor.

Aquí cabe destacar que esta escultura del Sagrado Corazón fue testigo mudo del asesinato a mano de sicarios de tres personas que trataban de impedir el desplazamiento de la comunidad. Luego de este suceso, varios trasladamos la escultura al lugar que hoy ocupa —a la entrada del barrio—. Confiamos en Dios que tanto la obra del Sagrado Corazón como la comunidad no vuelvan a ser desplazados.

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*Sobre esta publicación

El barrio y el proceso de esta investigación

Bosque Calderón Tejada es un barrio de Bogotá que los citadinos en general conocen poco, incluido el hecho de que se encuentra ubicado en los cerros Orientales del sector de Chapinero.

El barrio limita al occidente con la Universidad Manuela Beltrán y la avenida Circunvalar; al sur, con terrenos de la Institución Universitaria Politécnico Gran Colombiano y con una parte del barrio El Castillo; y al norte, con la calle 61B. En lo que respecta al oriente, no cuenta con un límite definido1. El barrio como conjunto se divide en dos sectores, denominados lote 4 y lote 52 , que corresponden a la división de los terrenos que poseía Luis Calderón Tejada (terrateniente bogotano y a quien se le debe el nombre del barrio, como se leerá más adelante) como titular de

1 Si se tomara el límite oriental del barrio de acuerdo a las vías que existen hoy en día, correspondería a la transversal 7E. Sin embargo, existen edificaciones incluso más arriba, en calles sin nomenclatura.

2 Para efectos de esta publicación, la referencia al barrio Bosque Calderón Tejada incluye ambos sectores (lote 4 y lote 5). Esta división interna de los lotes no da cuenta de ninguna diferencia física en el barrio, pero debido a algunos desacuerdos personales de sus habitantes, desde 2009 cada zona cuenta con su propia Junta de Acción Comunal (JAC). Al respecto, es necesario mencionar que la primera JAC cubría los lotes 4 y 5 y obtuvo personería jurídica en 1972; sin embargo, los habitantes de lote 5 solicitaran una JAC aparte que obtuvo personería jurídica en 2009.

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TRAZADO GENERAL DEL BARRIO. SE RESALTA EN ROJO LA VÍA PRINCIPAL. INTERVENCIÓN DE DIANA CAMELO A PARTIR DE IMAGEN SATELITAL DE GOOGLE EARTH PRO, 2022

estos a inicios de siglo XX, y que fueron repartidos entre sus herederos en 1946, luego de su muerte3 .

Con casi un siglo de existencia, este barrio mantiene el carácter de ilegalidad, lo que ha conllevado, entre otras dinámicas, a que sus habitantes se encuentren de forma permanente en riesgo de desalojo. Esto, a su vez, impide que, como a los barrios reconocidos oficialmente, le sean destinados dineros públicos que puedan ser invertidos en obras y proyectos de desarrollo de carácter distrital; por esta razón sus habitantes no pueden esperar de parte del gobierno local mejoras en vías, parques o equipamientos en general.

3 El barrio Bosque Calderón Tejada no debe confundirse con el Bosque Calderón, que comprendía un barrio hoy desaparecido, ubicado en la calle 53 entre la carrera 5.ª y la transversal 1.ª, y que pudo legalizarse hacia el año 1985, cuando todos los habitantes de aquel sector vendieron sus propiedades. De acuerdo con la investigadora María Antonia Jiménez de Obregón, los habitantes del Bosque Calderón también fueron en sus orígenes trabajadores de la familia Calderón. Ver: María Antonia Jiménez de Obregón, “El Bosque Calderón de la 53: un proceso duro pero lleno de esperanza” (Centro de Investigación y Educación Popular [Cinep], Bogotá, documento inédito, 1994).

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En 2020, y como arquitectas investigadoras, propusimos este barrio como objeto de estudio para la Beca de Investigación Histórica de un Barrio de Bogotá, del programa Distrital de Estímulos del IDPC, ya que resultaba particular que, como parte de la configuración histórica y urbana de la ciudad, un barrio en condición de ilegalidad se mantuviera desde hace tantos años en el sector de Chapinero, rodeado de viviendas de alto nivel económico. El objetivo de esta beca era “fomentar propuestas de investigación de carácter histórico y de memoria sobre un barrio de la capital, que permitieran su reconocimiento como testimonio de un proceso de conformación del hábitat de un grupo social determinado”. En este sentido, Bosque Calderón Tejada se constituyó en el mejor ejemplo de un barrio poco estudiado, quizás a causa de su carácter informal dentro de la lógica urbana y académica tradicional, y con una inmensa riqueza respecto a sus particulares procesos sociales, de memoria y resistencia en el territorio.

Para desarrollar una investigación, Bosque Calderón Tejada es un barrio al que no resulta fácil entrar, en sentido físico y metafórico: físicamente, porque se encuentra sobre los cerros, al oriente —y separado— del núcleo urbano de la ciudad. Carga, además, con el estigma de ser un lugar peligroso que no cuenta con un sistema consolidado de transporte público que permita acceder a este fácilmente y recorrerlo.

En cuanto al sentido metafórico, se podría decir que no es fácil entrar en el barrio porque no hay muchos estudios publicados sobre la zona y, a partir de estas fuentes, es poco lo que se llega a saber de la comunidad que lo habita. Tal y como se verá en el desarrollo de esta publicación, el Bosque Calderón Tejada podría reconocerse inicialmente como un barrio obrero producto de la autogestión. En ese sentido, resulta importante mencionar que, en el campo de los estudios históricos socia-

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les en Colombia4, existen investigaciones sobre los procesos de consolidación de algunos de estos barrios, dentro de las que se destacan las desarrolladas por autores e instituciones reconocidos como Mauricio Archila, Alfonso Torres Carrillo y el Centro de Investigación y Educación Popular (Cinep)5. En algunas de ellas se encuentran testimonios sobre Bosque Calderón Tejada, pero no priman los componentes de memoria o identidad, lo que ha conllevado que este territorio no sea protagónico y ni siquiera mencionado lo suficiente en las narraciones que existen sobre la historia social, cultural y territorial de la capital. Dicha omisión implica pasar por alto la huella que este sector ha dejado en la trama de la ciudad y la incidencia que ha tenido en su propio funcionamiento sistémico.

Si bien lo anterior, los habitantes del Bosque Calderón Tejada en cierta medida se han acostumbrado al tema de las entrevistas y a que haya gente investigando el sector. Estudiantes universitarios, funcionarios de entidades de la alcaldía —por ejemplo, de la Secretaría de Hábitat, del Instituto de Desarrollo Urbano (IDU) o del Instituto Distrital de Gestión de Riesgo y Cambio Climático (Idiger)—, abogados, inversionistas, investigadores de cualquier tipo —como nosotras— y hasta repenti-

4 Una de las corrientes historiográficas del materialismo histórico que en Colombia ha generado investigaciones en torno a la población obrera es la denominada historia desde abajo, la cual rescata la narración histórica de las poblaciones más vulnerables de la sociedad. El concepto fue planteado por Georges Lefebvre y uno de sus exponentes es el reconocido historiador Eric Hobsbawm.

5 Mauricio Archila es historiador y docente de la Universidad Nacional de Colombia y ha realizado importantes investigaciones en historia social contemporánea latinoamericana. Alfonso Torres Carrillo es docente de la Universidad Pedagógica Nacional y ha desarrollado investigaciones sobre movimientos sociales. El Cinep ha sido desde 1972 un centro de investigación especializado en realizar procesos de educación popular para fortalecer organizaciones y comunidades. Véanse: Mauricio Archila Neira, Cultura e identidad obrera. Colombia 1910-1941 (Bogotá: Cinep, 1991); Mauricio Archila Neira, Idas y venidas, vueltas y revueltas. Protesta social en Colombia, 19581990 (Bogotá: Icanh; Cinep, 2005); Alfonso Torres Carrillo, La ciudad en la sombra. Barrios y luchas populares, 1950-1977 (Bogotá: Cinep, 1993); Alfonso Torres Carrillo, “Barrios populares e identidades colectivas”, Serie Ciudad y Hábitat, 1999, http://datateca.unad.edu.co/contenidos/90160/AVA_2.X/Entorno_de_Conocimiento/barrios_populares.pdf

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nos dueños de algún terreno que aparecen de la nada frecuentan el barrio buscando información. Sus habitantes, por una parte, están habituados a tener que defenderse y, por la otra, a contestar las mismas preguntas de siempre: “Acá no había acueducto ni luz”, “Sacábamos el agua de la quebrada para cocinar, lavábamos la ropa en la quebrada, nos alumbrábamos con velas y nuestros padres trabajaban en las canteras sacando piedra”, “No somos invasores: estas tierras se las dejaron los Calderón a nuestros padres en pago por su trabajo”.

Esa parte de la historia la tienen clara los actuales pobladores del barrio, aunque de esos tiempos lejanos solo queda la cicatriz de las canteras en la montaña. Ya no se explotan las tierras y ahora los habitantes del sector tienen todos los servicios, incluyendo gas natural e internet.

No obstante lo anterior, desarrollamos la investigación a través de varias visitas al sector y entrevistas con sus habitantes y reconocimos otra cara de Bogotá; una que goza de los privilegios de colindar con una reserva forestal, pero que igualmente sufre y resiste ante las distintas presiones de carácter inmobiliario y legal que hay sobre sus predios, aun cuando muchas de estas familias llevan habitando este territorio por más de cinco generaciones.

En ese sentido, agradecemos muy especialmente a Martha Díaz, Benedicto Galindo, Luz Marina Martínez, al padre Alberto Parra S. J., al padre Alberto Múnera S. J. y a todos aquellos que caminaron con nosotras por el barrio haciendo memoria para poder responder a tantas preguntas que hacíamos; por la generosidad con su tiempo y disposición para esta investigación, y por aportar, además de su testimonio oral, documentación y fotografías. Algunos de estos han sido anexados con su consentimiento a la publicación. Cada recorrido y entrevista contribuyeron al documento que en tan poco tiempo tuvimos que construir. Somos conscientes de que el resultado que pre-

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DE ARRIBA A ABAJO Y DE IZQUIERDA A DERECHA: ESQUEMAS ELABORADOS POR MARTHA DÍAZ, CARLOS JULIO ALONSO SIERRA Y JOSEFINA AMAYA EN EL TALLER DE CARTOGRAFÍA SOCIAL, 2020. EN ESTOS DIBUJOS, LA QUEBRADA ESTRUCTURA TODO EL ESQUEMA, INCLUIDO EL DE LA VÍA.

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DIBUJO ELABORADO

POR ANA DELIA MELO DE ROZO EN EL TALLER DE CARTOGRAFÍA SOCIAL, 2020

sentamos no es más que una parte de la historia y la memoria de sus habitantes, y que aún queda mucho por decir.

Adicionalmente, durante la investigación desarrollamos un taller de cartografía social con el apoyo del antropólogo Juan David Correa Aguirre y algunos habitantes del barrio para identificar los sitios e hitos que, tanto de forma individual como colectiva, son reconocidos como valiosos6. Este ejercicio de autorreconocimiento y de identificación que hicieron los habitantes en el taller de cartografía dio cuenta de un proceso de valoración en el que lo vivencial y lo simbólico ofrecieron los parámetros para evocar memorias colectivas e identidades territoriales7 .

DIBUJO ELABORADO

POR ROSA MARÍA Y ROSA ELVIRA HERNÁNDEZ EN EL TALLER DE CARTOGRAFÍA SOCIAL, 2020

En el taller de cartografía, estos vínculos y elementos, fueron apareciendo sobre las hojas blancas a través de dibujos. La quebrada Las Delicias fue el principal elemento en surgir y el segundo, el camino del barrio; posteriormente, aparecieron las casas y los árboles; y por último, lugares comunales como la cancha, la escuela, la casaquinta o un puente. Algunos incluyeron animales y flores. Aquellos a quienes “dibujar no se les daba” nos pidieron que dibujáramos o escribiéramos lo que nos contaban: cómo se ubicaban las casas a medida que la familia crecía, dónde vivían los vecinos de toda la vida, cómo funcionaban los chircales. Este orden de aparición de los elementos representados nos habla de la fuerte relación de los asistentes al taller con la naturaleza; las casas evocan un contexto rural que se refleja en todas sus descripciones.

6 La cartografía social es una metodología de trabajo de las ciencias sociales que permite recolectar información de manera visual y colaborativa de las relaciones de una comunidad con su territorio, a través de la elaboración de un mapa donde se identifica el lugar.

7 Los hitos los entendemos como puntos de referencia, lugares de memorias comunes, paisajes, e incluso objetos que se naturalizan en términos de afectos y arraigo y hacen parte del entorno.

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SENDERO ECOLÓGICO JUNTO A LA QUEBRADA LAS DELICIAS CON VISTA HACIA EL OCCIDENTE. LA ESTRUCTURA EN CONCRETO DE LA IZQUIERDA CORRESPONDE AL INTERCONECTOR DE LA VÍA QUE PASA CERCA AL BARRIO. AL FRENTE, LA AVENIDA CIRCUNVALAR. FOTOGRAFÍA: DIANA MARCELA CAMELO PINILLA, 2020

La quebrada lo estructura todo, incluso la vía principal, pues pese a que tiene continuidad más allá de esta, en varios dibujos remata allí (ver las tres primeras imágenes de la cartografía). Para algunas personas, las viviendas se ubican en torno al agua y no a la vía; se encuentran viviendas en la ronda de la quebrada que marcan el límite del barrio. Y aunque hay casas al otro lado de la quebrada, estas ya no pertenecen a la misma comunidad; se trata de vecinos que no son del barrio, pero con quienes comparten la misma historia.

SENDERO DE LA QUEBRADA LAS DELICIAS. FOTOGRAFÍA: CAMILO RODRÍGUEZ-IDPC, 2022

La quebrada Las Delicias es tan importante que el recorrido desde la carrera Séptima hasta las cascadas es para los habitantes del barrio algo cotidiano: el camino para llegar al trabajo o la caminata habitual del domingo en la mañana. Pero también es el lugar donde cada planta sembrada y cada obra hecha para mejorar ese recorrido son reconocidas como fruto del trabajo de la comunidad. Esta es la historia que quiere ser contada al turista, a aquel que llega al sector para visitar la cascada en recorridos ecológicos.

Para nosotras el caminar el sendero de la quebrada Las Delicias fue una lenta transición que empezó en la carrera Séptima con calle 63, uno de los cruces viales que es punto de encuentro para los citadinos. Tres cuadras más arriba inicia el sendero ecológico de la quebrada, que es atravesado por la avenida Circunvalar que pasa por encima generando un eco ruidoso. El sendero continúa su trazado bordeando el barrio en un ambiente semirrural; entra a la montaña atravesando el bosque, hasta rematar en una enorme pared natural por la cual cae la cascada Las Delicias, imponente, emblemática y, sin duda, motivo de orgullo para sus vecinos que la cuidan con esmero.

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Por otra parte, el recorrer el camino vial del barrio nos permitió observar sus construcciones a medida que se asciende, reconocer algunas con técnicas constructivas comúnmente vistas, mientras que otras muestran técnicas recursivas en cuanto a los materiales empleados. También identificamos la particular forma en que las viviendas se implantan en el terreno, en que crean circulaciones según la necesidad de las casas nuevas que empiezan a surgir y que serpentean reconstruyendo el concepto de “manzana”.

En definitiva, podemos decir que las entrevistas, las fuentes consultadas, los recorridos y el taller de cartografía nos permitieron encontrar la riqueza o particularidad de este barrio en la configuración social y espacial que se genera de forma orgánica en un terreno montañoso atravesado por la quebraba Las Delicias, aislado del resto de la ciudad y en constante tensión entre la legalidad y la ilegalidad. Todos estos elementos han incidido en las formas de organizarse comunitariamente y habitar una montaña; en el tipo de casas, los materiales empleados y los procesos de construcción; y en las luchas por el acceso a la vivienda digna y los servicios públicos, que dan cuenta de un sector y una trayectoria histórica e identitaria poco documentada en Bogotá.

Estructura y narrativa propuestas para esta publicación

La publicación se estructura a través de una suerte de recorrido que se presenta de forma cronológica y/o temática. Propusimos un género histórico-narrativo que combina la vivencia del equipo de trabajo al recorrer el lugar y hablar con los habitantes y líderes del barrio con los datos y documentos históricos que se fueron encontrando.

La estructura de la publicación permite entonces hablar del lugar (los cerros Orientales en el sector de Chapinero) a finales del

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siglo XIX e inicios del XX, de la figura emblemática de Calderón Tejada y de la huella dejada por la explotación de recursos en la montaña. Del negocio urbanizador, el loteo del predio y la ocupación temprana del lugar por los mismos trabajadores del terreno. También, del acceso a los servicios públicos, los intentos de desalojo, la organización comunitaria y sus logros. No resultan un tema menor los procesos de autoconstrucción y los nuevos retos a nivel de ocupación y habitabilidad en un barrio que continúa creciendo y avanzando desde su condición de informalidad, siempre arraigado en la montaña y en torno a la quebrada.

Incorporamos en este diálogo planos históricos que permiten proponer un análisis del crecimiento urbano del barrio, al identificar en cada uno de los documentos los procesos de poblamiento, desarrollo y consolidación. También apostamos por una aproximación a diferentes modelos de vivienda que la comunidad habitó, desde las primeras casas construidas, como lo eran los campamentos comunitarios para los trabajadores, hasta las actuales construcciones hechas con técnicas contemporáneas. Por último, considerando la riqueza ambiental que tienen el barrio y su entorno, realizamos un acercamiento a la caracterización de las especies vegetales que enriquecen este lugar.

A través de esta publicación, reconocemos otras maneras de constituir el territorio respecto a las comúnmente narradas desde la planeación urbana oficial. También, reiteramos y hacemos visibles los esfuerzos del trabajo comunitario de los habitantes del Calderón Tejada en la mejora de sus condiciones de vida, así como el respeto que le tienen a la quebrada Las Delicias. Esta ha sido su única fuente de agua durante muchos años y el elemento estructurante de su sentir comunitario, al estar asociado con las historias de infancia, las dinámicas generadas para distribuir el preciado líquido, y las acciones y propuestas de carácter ecológico que desde hace algunos años ciertos habitantes del barrio exploran para reivindicar su presencia en este, su territorio, que también forma parte de nuestra ciudad *

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*A modo de introducción: una primera visita al barrio en compañía de Maicol

Maicol Pérez vive entrando al barrio, a la derecha de El Divino 8 , subiendo hasta una casa colonial (como la denominan los habitantes del barrio) y frente a esa, en una casa anaranjada. Aunque él nació en el barrio, no se sabe la dirección oficial de su vivienda; y es que no tendría por qué sabérsela si acá apenas hace unos años hay nomenclaturas, y en este poco tiempo ya las han actualizado unas tres veces. Así que, si uno se pierde de la indicación, pregunta en cualquier tienda: “¿Dónde vive Maicol Pérez?” y todos saben.

Maicol estaba haciendo un documental sobre la historia del barrio. Tenía un cámara de video que alguien le había prestado, pero se la pidieron hace poco y, como él dice, “lo dejaron jodido”. Conoce a toda la gente de por aquí. Por eso, cuando tie -

* El nombre de Maicol es ficcional y responde a una solicitud personal. La visita fue realizada el lunes 31 de agosto de 2020.

8 Nombre que recibe coloquialmente la escultura del Sagrado Corazón de Jesús, obra tridimensional decorada con pintura de aceite por la misma comunidad, hito que marca actualmente el acceso al barrio. De acuerdo con algunos relatos, la estatua de “El Divino” estuvo durante un tiempo en unos terrenos que hacían parte del barrio El Compresor, vecino de Bosque Calderón Tejada, el cual fue rematado. Los habitantes del sector trasladaron la figura y ahora la tienen en la entrada del barrio (al momento de la investigación constituía la única entrada y salida al lugar). Lamentablemente no fue posible encontrar fotos históricas de la figura en otro espacio ni saber exactamente quién la donó al barrio o cómo llegó ahí.

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EL DIVINO, ESCULTURA DEL SAGRADO CORAZÓN UBICADA A LA ENTRADA DEL BARRIO BOSQUE CALDERÓN TEJADA FOTOGRAFÍA: CAMILO RODRÍGUEZ-IDPC, 2022

ne muchas cosas que hacer no sale de la casa ni un momento, porque sabe que se encuentra con el uno y con el otro, y se le va la mañana charlando. Los domingos, si no le dan desayuno en su casa, dice que no lo esperen hasta el almuerzo.

Él trabaja en el sector de la construcción, oficio que aprendió empíricamente. De lo que realmente sabe es de ornamentación y de electricidad, y tiene su taller en el primer piso de la casa. En el segundo, hay varios apartamentos pequeños que tiene rentados y uno en el que vive con su familia. En el tercer piso la vivienda cuenta con una terraza amplia y la zona de ropas comunal. Y en el cuarto nivel, que aún está en construcción, está haciendo una oficina para su hermana. Su casa queda sobre la ronda de la quebrada Las Delicias; por eso Maicol no está de acuerdo con la legalización del barrio. A él no le conviene porque tendrían que quitar su casa de ahí; así que él piensa que a quienes les convenga la legalización estarán de acuerdo y a los que no les convenga, pues no.

Casi a las cinco de la tarde empezamos el recorrido. El barrio tiene una única entrada para carros y para recorrerlo hay una sola carretera que forma un zigzag sinuoso en sentido norte-sur, avanzando hacia el oriente. Subimos por esa calle; está pavimentada, es algo estrecha y circula en ambos sentidos. La pendiente es considerable. Los andenes, cuando los hay, también son estrechos e irregulares. A pesar de esto, no es raro ver sobre la calle algunas casas con florecidos jardines en frente. En medio de las casas se ven caminos peatonales y largas escaleras que atraviesan los lotes para llegar de forma más directa a las calles de arriba; sin embargo, nosotras seguimos caminando por la vía de los carros.

Durante el recorrido vemos algunos lotes vacíos, algunas casas de evidente autoconstrucción, otras en las que se nota planeación de algún tipo con acabados llamativos, y otras que están en obra y parecen abandonadas; pero Maicol nos explica que así es el proceso de construcción acá: cuando tienen algo de plata empiezan, cuando se acaba la plata paran y cuando regresa la plata retoman; nada está abandonado. Esto, según Maicol, es una de las condiciones por las que se dificultan los procesos políticos y sociales. Nos explica que a veces llega gente de la alcaldía, hace algunos estudios y planes, pero se demoran mucho en eso y, cuando regresan, las cosas ya no las encuentran como antes.

Un par de cuadras más adelante está la cancha de micro y baloncesto. Maicol nos dice que a la gente del barrio solo le gusta el micro, y nos cuenta que ahí organizan torneos incluso con gente de otros barrios y que, para usarla, tienen que pagar un alquiler. Atravesando la cancha quedan el salón comunal y el antiguo jardín infantil, ahora en desuso porque, según Maicol, la construcción no cumple las normas estructurales y tuvieron que clausurarlo hace “como treinta años”. Él sí alcanzó a asistir a ese jardín en su infancia.

Un poco más adelante empezamos a ver un muro fronterizo sobre la carretera que marca un límite del barrio hacia el cos-

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CANCHA DE BANQUITAS UBICADA EN EL SECTOR QUE SE CONOCE COMO LOTE 5 FOTOGRAFÍA: CAMILO ANDRÉS VALBUENA REY, 2020

tado izquierdo, es decir, al occidente, donde la parte residencial e ilegal del barrio se acaba. Al otro lado del muro, en el mismo barrio, está la Universidad Manuela Beltrán. Seguimos el camino. Hemos recorrido quinientos metros por la carretera desde la entrada del barrio y vemos que se acaba el pavimento de la vía y continúa en destapado. Cien metros más adelante llegamos al límite norte del barrio y el muro berlinés que nos rodea dobla hacia el oriente, separando el barrio incluso visualmente de terrenos que hasta hace menos de veinte años eran parte de este mismo lugar, pero que en el 2004 fueron adquiridos por la Fiduciaria Tequendama.

En este punto hay otra cancha de fútbol banquitas, más pequeña que la primera que vimos. Nos dice Maicol que esta es la cancha de Bosque 2 (corresponde al lote 5, que es el otro lote que conforma el barrio junto con el lote 4). Por algunos desacuerdos que ha habido, el barrio está dividido en Bosque 1 y Bosque 2, pero no hay ningún elemento físico ni visual que separe al uno del otro, y Maicol dice que es la misma gente y que tienen los mismos problemas; entonces, no le ve sentido a esa separación que hace que haya dos JAC en el mismo barrio. El muro que nos rodea nos obliga a dar la vuelta en U para continuar el recorrido; ahora vamos caminando en sentido norte-sur. Bosque 2 es muy pequeño: apenas unos metros más

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de camino, estamos nuevamente en Bosque 1 y no nos hemos dado cuenta en qué momento ocurrió el cambio.

Maicol nos cuenta que un día se subió al cerro de la Cruz y vio que al otro lado del muro hay una carretera amplia y recién pavimentada que choca contra la cancha que acabamos de ver; es decir, que conectaría con la vía del barrio que estamos recorriendo. La vía siempre había existido y era una salida del barrio hacia el norte, pero con la venta de los terrenos aledaños apareció el muro que los encierra e interrumpe la carretera.

Seguimos caminando y empezamos a ver edificios de hasta cinco pisos, algunos en obra y otros ya terminados. Maicol nos dice que algunas familias pueden ser dueñas de varios edificios de esos. A veces es por plata, pero otras veces por algún dictamen de la alcaldía que las obras se paran; luego, cuando se puede, las retoman. La calidad de la construcción es buena; se ve que los habitantes del barrio, quienes por generaciones han construido sus viviendas, han aprendido del tema y han ido mejorando sus técnicas. En algunas ocasiones tienen detalles de diseño o acabados llamativos. Según Maicol, los habitantes del barrio consiguen cosas que sobran de otras construcciones en las que trabajan y las traen al barrio; de hecho, así fue como lograron pavimentar el primer tramo de carretera entre ellos mismos.

Más adelante llegamos a la quebrada Las Delicias, donde antaño lavaban la ropa las señoras. Sobre la quebrada quedan los rastros de un antiguo puente con estructura en piedra que permitía el paso de vehículos para continuar el camino, pero hace un tiempo colapsó y en 2020, la alcaldía inició obras para su reconstrucción. Este puente hace parte del camino por el que pasaría el Paseo Bolívar de haberse llevado a cabo su trazado completo que conduciría a Usaquén 9 . Es el mismo camino

9 Para finales del siglo XIX el lugar donde se desarrolló el Paseo Bolívar se conocía como Paseo de Agua Nueva (antiguo acueducto). El nombre de Paseo Bolívar fue dado en 1909 y correspondía con el vial que al oriente de la ciudad, en la falda de los cerros, conectaba el barrio Egipto con el parque de la Inde-

PUENTE RECIENTEMENTE CONSTRUIDO SOBRE LA QUEBRADA LAS DELICIAS. OBRA DESARROLLADA POR LA ALCALDÍA DE CHAPINERO. FOTOGRAFÍA: CAMILO RODRÍGUEZ-IDPC, 2022

DETALLE DE LA ANTIGUA ESTRUCTURA DEL PUENTE EN PIEDRA EN MEDIO DE LA OBRA DEL NUEVO PUENTE VEHICULAR FOTOGRAFÍA: ANA MARÍA GÓMEZ BERNAL, 2020

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que continúa tras el muro que rodea la cancha de Bosque 2. En este punto del barrio empieza uno a sentirse en un área rural; hay mucha vegetación a cada lado del camino y menos viviendas. Desde el puente se puede ver la quebrada, que está apenas unos dos metros por debajo, y Maicol nos señala algunas piedras planas que están en medio de otras tantas irregulares. Esas piedras planas, nos cuenta, las organizaban ellos mismos para tener buenos lugares donde lavar la ropa. Maicol nos señala la piedra en la que lavaba su mamá y nos cuenta que las señoras se ayudaban entre sí en el oficio, y que los muchachos les llevaban chocolate hasta allá. Mirando hacia el oriente se ve el cerro pelado; las cicatrices de la antigua cantera de donde extraían piedra. Al preguntarle a Maicol por las minas de carbón, nos dice que él no ha escuchado hablar de eso, que él no sabe que en ese territorio haya habido extracción de carbón. Y es que Maicol no tiene ni 50 años. Antes de que él naciera, ya habían cesado la explotación de piedra, y mucho antes de eso, la de carbón. Pero doña Rosa María, a sus 81 años, y de quien hablaremos más adelante, sí se acuerda.

Al otro lado del puente, hacia el oriente, las pocas casas que hay son de madera y evocan el estilo de las casas sanandresanas. Frente a estas, a mano derecha del camino, hay un barranco con una fuerte pendiente que no es impedimento para que a él se aferre un nuevo grupo de viviendas que crece como panal de abejas desde hace algo más de un año. Probablemente son personas de Venezuela que fueron llegando de a poco y se organizaron como fueron pudiendo. Sus viviendas parecen fabricadas con materiales reutilizados; tejas de zinc un poco maltrechas, madera, plástico y cartón. Maicol nos dice que ellos, los antiguos habitantes del barrio, dieron aviso del nuevo asentamiento a la alcaldía, pero nada ha pasado. pendencia. Como parte de una reforma urbana de la década de los setenta, se extendió su recorrido hacia el norte hasta la calle 72. Este trazado es la base de la actual avenida Circunvalar.

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Hasta este punto llegamos caminando y ahora empezamos a regresar por el mismo camino. De haber continuado la ruta, esta carretera nos habría conducido al Politécnico. En el camino hacia abajo, Maicol nos cuenta de los inmigrantes que han llegado al barrio con el tiempo, entre ellos, los caucanos. Y es que con la tragedia de la niña Yuliana Samboní 10 la gente se imagina que este barrio estaba lleno de gente de allá, pero Maicol nos aclara la historia y nos dice que en realidad los caucanos habían empezado a llegar hacía poco al barrio y vivían en alquiler, en viviendas que son propiedad de los antiguos habitantes del barrio, procedentes de Boyacá y Santander, o que nacieron acá mismo, en el Bosque Calderón Tejada. Después de la tragedia, los caucanos empezaron a irse poco a poco del barrio y ahora lo que hay son bastantes venezolanos. En el barrio son bien recibidos por alguna gente; Maicol dice que son personas trabajadoras y que a la gente del barrio le sirve tener a quien rentarle vivienda.

Bajando un poco más en nuestro camino de vuelta, Maicol nos señala la casa en la que vivía Yuliana. Nos cuenta que el tipo que se la llevó siguió en la camioneta hacia el puente caído porque seguramente no sabía que por allá ya no se podía pasar; así que una vez en el puente le tocó dar reversa y volver a salir del barrio por el mismo lugar por donde había entrado. La mamá de Yuliana se asustó mucho cuando supo que se habían llevado a la niña y salió corriendo, pero no gritó, porque de haber gritado la comunidad habría reaccionado. Desde la casa de Yuliana se podía bajar rápidamente unas largas escaleras que conducen hacia la parte baja del camino, y Maicol insiste en que si la señora hubiera bajado por ahí y hubiera gritado, la comunidad al escucharla habría salido a la carretera y le habría impedido el paso a la camioneta, porque mientras el tipo daba la vuelta por allá arriba cuando llegó al puente, al no poder seguir su camino, habría habido

10 Yuliana Samboní fue una niña indígena de 7 años, víctima de un atroz feminicidio e infanticidio perpetuado el 4 de diciembre de 2016. Vivía con su familia, originaria del Cauca, en el barrio Bosque Calderón Tejada. La niña fue víctima de secuestro en la puerta de su propia vivienda y posteriormente violentada hasta causarle la muerte.

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ATARDECER DESDE EL BARRIO BOSQUE CALDERÓN TEJADA. EN PRIMER PLANO SE OBSERVAN LAS CUBIERTAS DE LAS VIVIENDAS Y EL BARRIO. AL FONDO A LA DERECHA, LAS TORRES DE APARTAMENTOS DEL CONJUNTO RESIDENCIAL SIERRAS DEL ESTE FOTOGRAFÍA: ANA MARÍA GÓMEZ BERNAL, 2020

tiempo de interceptarlo abajo. Pero nada de eso pasó. A la niña Samboní quisieron ponerle un monumento, pero la gente del barrio se opuso porque no querían tener que recordar eso todos los días, aunque vaya uno a saber si acaso han podido olvidarlo.

El atardecer es muy lindo desde lo alto del Bosque Calderón Tejada: hay una vista amplia a la ciudad y hasta se alcanza a ver el aeropuerto. Como va a oscurecer pronto, debemos cortar camino y nos metemos por una de esas estrechas escaleras peatonales que conducen más rápido a la parte baja. En medio de la charla Maicol nos cuenta que a la gente del barrio le gusta tomar mucho; que cuando él fue a echar la plancha de su casa citó a la gente para que le ayudaran y para ese día compró dos canastas de cerveza y la comida, pero cuando se dio cuenta, había como treinta canastas y una fiesta que duró dos días.

VISTA PANORÁMICA DE BOGOTÁ DESDE EL BARRIO BOSQUE CALDERÓN TEJADA. FOTOGRAFÍA: CAMILO RODRÍGUEZ-IDPC, 2022

Hay tres casas que a primera vista llaman la atención en Bosque Calderón Tejada 11 : la primera es la que queda frente a la de Maicol y que él describe como colonial. La segunda es una a la que llama el chalet —también conocida como casaquinta— y la tercera viene siendo el único vestigio de las casas antiguas del barrio, hechas literalmente de lata. El chalet y la casa de lata quedan muy cerca una de la otra; el primero es pequeño, pero se encuentra exento en un lote generoso, tiene un basamento y unos muros posteriores en piedra; el resto de la estructura es en madera. Maicol nos cuenta que esa casa era de los dueños de la hacienda Calderón Tejada y actualmente ese lote es el único espacio verde del barrio. Unos metros atrás del chalet, no tan a la vista, está la casa de lata. Según Maicol, esas casas las hacían abriendo barriles de los que obtenían una lámina rectangular y dos tapas redondas. Estas tres partes las usaban para los cerramientos y el techo de la vivienda. Ya no quedan más viviendas como esas en Bosque Calderón Tejada, pues los habitantes han adoptado nuevas formas de habitar *

11 Sobre estas tres casas se hablará en los capítulos siguientes y serán identificadas con estos mismos nombres, que es como las reconoce la comunidad.

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Cuando estas tierras eran solamente “Chapinero”

En el siglo XIX, Chapinero era una hacienda a las afueras de Bogotá. Su terreno comprendía desde el río Arzobispo por el sur hasta el resguardo de Usaquén por el norte. Al occidente limitaba con la laguna de Suba y al oriente, con la cuchilla de la cordillera.

En el plano de haciendas de Chapinero de 185012, del Departamento Administrativo de Planeación Distrital, se evidencia que la hacienda Chapinero se divide y da origen a varias haciendas: Rosales Camargo, Barrocolorado, Quinta Camacho y Paraíso Cataluña.

En 1885 el terreno denominado Chapinero se unió a Bogotá. Este terreno tenía un componente urbano, que correspondía al caserío alrededor de la plaza Colón (actualmente parque de los

12 “Haciendas Chapinero 1950”, en Amparo Mantilla de Ardila, Tradición de la propiedad y precios de la tierra en Bogotá, D. E. (zona de Chapinero) (Bogotá: DAPD, 1974).

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Hippies)13 Por su parte, el caserío urbano se extendía hasta la calle Rondón por el norte (calle 67), hasta la carrera Neira por el occidente (carrera 16), hasta el río del Arzobispo por el sur (diagonal 40) y hasta la cuchilla de los cerros por el oriente. El resto del terreno de Chapinero correspondía a haciendas rurales.

Ese mismo año de 1885, Barrocolorado, una de las haciendas de Chapinero que hasta entonces abarcaba desde Paraíso Cataluña por el sur (calle 45) hasta la quebrada La Vieja por el norte (calle72), y desde la carrera Santander por el occidente (carrera Séptima) hasta la cuchilla de los cerros por el oriente, fue subdividida y dio origen a Las Delicias. Esta nueva hacienda comprendía el área norte del terreno, es decir, desde la quebrada La Vieja (calle 72) hasta la proyección aproximada de la calle 50, y desde la carrera Santander (carrera Séptima) hasta la cuchilla de los cerros. El resto del terreno conservó el nombre de Barrocolorado. Las Delicias colindaba al norte con Rosales Camargo, al occidente con Quinta Camacho y con Chapinero Carbonel, al sur con Barrocolorado y al oriente con la cuchilla de los cerros.

Para 1899 la hacienda Las Delicias se subdividió y dio origen a las fincas La Concepción y Las Delicias. La primera abarcaba desde la quebrada La Vieja (calle 72) hasta la quebrada Las Delicias. La quebrada inicia en lo que es hoy en día la diagonal 58 con transversal 5ta este y baja hacia el noroccidente llegando a la 62; esto a la altura de la Séptima. Por su parte, Las Delicias iba desde la quebrada del mismo nombre hasta la proyección aproximada de la calle 50. Al occidente ambas limitaban con la carrera Santander (carrera Séptima) y al oriente con la cuchilla de la cordillera. Para entonces los cerros no eran más que un límite; tierras que no eran de mucho interés para nadie.

13 Después de 1930, el centro del barrio cambió a la plaza Jiménez de Quesada (actualmente Lourdes). Esta se ubicaba entre la calle Baldivia (calle 64), la carrera Pizarro (carrera 10.ª), la carrera Bolívar (carrera 13) y la calle Galán (calle 62).

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EVOLUCIÓN DE LOS TERRENOS OCUPADOS POR ALGUNAS DE LAS HACIENDAS DE CHAPINERO DESDE1850 HASTA 1915 EN RELACIÓN CON LA UBICACIÓN ACTUAL DEL BARRIO:

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1. 1850. HACIENDA BARRO COLORADO 3. 1910. HACIENDA BOSQUE CALDERÓN TEJADA 2. 1885. HACIENDA LAS DELICIAS 4. 1915. HACIENDAS DE CHAPINERO (*ESTE PLANO COMPRENDE EL PERIODO DE 1910-1970) 1

EN VERDE, UBICACIÓN ACTUAL DEL BARRIO. INTERVENCIÓN DE CAMILO ANDRÉS VALBUENA REY A PARTIR DE LA PLANIMETRÍA CONSULTADA EN: AMPARO MANTILLA DE ARDILA, TRADICIÓN DE LA PROPIEDAD Y PRECIOS DE LA TIERRA EN BOGOTÁ, D. E. (ZONA DE CHAPINERO) (BOGOTÁ: DAPD, 1974), HTTP://CARTOGRAFIA.BOGOTAENDOCUMENTOS.COM

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La llegada de Calderón Tejada y el lugar

En 1908 el señor Luis Calderón Tejada (1880-1930) adquirió primero la finca Las Delicias y cinco años más tarde, en 1913, la que colindaba por el norte con este terreno: La Concepción. El conjunto de estas tierras fue denominado desde entonces como Bosque Calderón Tejada, y limitaba al norte con la actual calle 72, al sur con la calle 50 / calle 53, al occidente con la carrera Séptima y al oriente con la cuchilla de los cerros14. Sobre el señor Luis Calderón Tejada se sabe que se casó en 1901 con doña Elvira Barriga Páez, con quien tuvo cinco hijos: Julio, Elvira, Ana, Lucila y Luis Calderón Barriga15 .

14 María Cecilia Galindo Oñate, “Gimnasio Moderno, 1914-1923. Arquitectura para la escuela nueva en Bogotá: desde el balcón hacia el horizonte” (tesis de Maestría en Historia y Teoría del Arte, la Arquitectura y la Ciudad, Facultad de Artes, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 2015), https://repositorio. unal.edu.co/handle/unal/76360

15 En la página web de genealogías hecha por Lorenzo de Garaycoa Raffo, existe una relacionada con Luis Calderón Tejada (https://gw.geneanet.org/ ferneche?lang=en&n=calderon&oc=3&p=luis). Los datos de su esposa e hijos aparecen referenciados en la relación de escrituras desarrollada por la inves-

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Pese al imaginario colectivo de la gran extensión que tenían los terrenos que compró Luis Calderón Tejada, estos, al momento de la compra, no estaban baldíos ni tenían los límites exactos que se le atribuyen. Aunque muchas veces se asume que la carrera Séptima era el límite occidental y la cuchilla de los cerros el límite oriental del terreno comprado, sobre la carrera Séptima existían algunas construcciones que no hacían parte de la hacienda. El límite oriental de los terrenos de Calderón no era realmente la cuchilla de la montaña, sino, posiblemente, la línea imaginaria que se traza entre los cerros del Cable y de la Cruz.

Por el sector occidental, Calderón Tejada tenía varios vecinos. En la zona ubicada entre la carrera Séptima y la actual carrera 4.ª y las ahora calles 59 y 62, estaban establecidos los Hermanos Cristianos, hoy conocidos como Hermanos de la Salle, quienes eran propietarios desde finales del siglo XIX de los terrenos que hoy ocupa la Universidad de La Salle16. Por otra parte, para 1902 Ramón B. Jimeno, empresario gerente de la compañía Acueducto de Bogotá, había adquirido un terreno, también vecino de la hacienda, ubicado en la calle 64 con carrera 4.ª, de aproximadamente 100 metros cuadrados. Allí instaló el primer tanque del acueducto que se servía de las aguas de la quebrada Las Delicias para surtir al sector Chapinero y cuya vía de acceso17 venía desde la carrera Séptima.

tigadora María Cecilia Galindo Oñate para su tesis de maestría, “Gimnasio Moderno, 1914-1923”.

16 El Noviciado de Chapinero se estableció en 1893, según la investigación de Cristhian James Díaz, José Raúl Jiménez y Daniel Turriago R. sobre la comunidad religiosa: “Los Hermanos de las Escuelas Cristianas y la coyuntura histórica de finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX en Colombia”, Revista Actualidades Pedagógicas 1, n.o 47 (julio-diciembre 2005), https://ciencia.lasalle.edu. co/cgi/viewcontent.cgi?article=1141&context=ap

17 El 17 de abril de 1886 el Municipio de Bogotá entregó en concesión por setenta años la expansión de las redes de acueducto de la ciudad, incluyendo Chapinero, a los empresarios Ramón B. Jimeno y Antonio Martínez de la Cuadra, quienes en los primeros años lograron la instalación de tuberías de hierro para la distribución del líquido. Jimeno estuvo vinculado a esta empresa hasta 1914, cuando fue adquirida por el Municipio para contrarrestar la lentitud en la ejecución de las obras y los malos manejos en temas como tratamiento de las

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RELACIÓN DEL BARRIO RESPECTO A LOS TERRENOS ADQUIRIDOS POR LUIS CALDERÓN TEJADA SOBRE LA PLANIMETRÍA ACTUAL DEL SECTOR. EN NARANJA, LÍMITES APROXIMADOS DEL TERRENO DE CALDERÓN TEJADA. EN ROJO, LA DELIMITACIÓN ACTUAL DEL BARRIO. LAS ZONAS AZULES CORRESPONDEN, DE NORTE A SUR, A LAS UNIVERSIDADES MANUELA BELTRÁN Y POLITÉCNICO GRAN COLOMBIANO. LA LÍNEA AZUL AL TRAZADO DE LA QUEBRADA LAS DELICIAS Y SUS RAMIFICACIONES.

INTERVENCIÓN DE DIANA MARCELA CAMELO PINILLA A PARTIR DE GOOGLE EARTH CON CAPA KOOMOT DE OPEN STREET MAPS, 2020

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Adicionalmente, se encuentra el trazado de las vías y manzanas preexistentes, comprendido entre las calles 64 y 65, entre carreras Séptima y 4.ª, donde se ubicaban alrededor de 47 construcciones que posiblemente eran casas de descanso de otros hacendados18 y que también colindaban con los terrenos de Calderón.

En aquella época, las fincas de Chapinero eran los lugares de descanso de las clases acomodadas de la capital. El bosque de eucaliptos y la quebrada que se encontraban en los terrenos recién adquiridos por Calderón Tejada eran de gran atractivo para pasar las vacaciones. Sin embargo, esa no fue la única motivación que el señor Calderón tuvo para hacerse a estas tierras, pues en ellas desde hacía tiempo se explotaba una variedad de recursos naturales.

En la tesis de investigación realizada en 2015 por María Cecilia Galindo Oñate titulada “Gimnasio Moderno. 1914-1923. Arquitectura para la escuela nueva en Bogotá: desde el balcón hacia el horizonte”, la autora realiza un análisis de la tradición de propiedad de los terrenos de la denominada finca de Las Delicias a partir de las escrituras notariales de las ventas sucedidas. En la escritura de la compra del terreno Las Delicias por parte del señor Calderón tejada se incluye un escueto inventario de los bienes que venían en el pedazo de terreno negociado:

basuras y calidad del agua. Laura Cristina Felacio Jiménez, “La Empresa Municipal del Acueducto de Bogotá: creación, logros y limitaciones, 1911-1924”, Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura (Universidad Nacional de Colombia, Facultad de Ciencias Humanas, Departamento de Historia) 38, n.o 1 (2011), http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0120-24562011000100005

18 En el “Plano topográfico de Chapinero, levantado de orden del Sr. Gobernador del Distrito Capital por Gregorio Hernández”. 1905. Escala: 1:5000. Museo de Bogotá, ref. S.919.300, es posible identificar las construcciones referenciadas.

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BOGOTÁ EN 1905. RELACIÓN DEL BARRIO ACTUAL CON EL CONTEXTO. EL BARRIO SE MARCA DELINEADO EN ROJO. EN AMARILLO SE RESALTAN LAS VÍAS PREEXISTENTES. EL RECUADRO AZUL CORRESPONDE A LA UBICACIÓN DEL TANQUE CONSTRUIDO POR RAMÓN B. JIMENO Y LOS RECTÁNGULOS ROJOS, A LAS EDIFICACIONES DEL CONVENTO DE LOS HERMANOS CRISTIANOS. LA INFORMACIÓN DE REFERENCIA FUE TOMADA DE LA PÁGINA HTTP://CARTOGRAFIA.BOGOTAENDOCUMENTOS.COM/MAPA. INTERVENCIÓN DE DIANA MARCELA CAMELO PINILLA A PARTIR DE “PLANO TOPOGRÁFICO DE CHAPINERO, LEVANTADO DE ORDEN DEL SR. GOBERNADOR DEL DISTRITO CAPITAL POR GREGORIO HERNÁNDEZ”. 1905. ESCALA: 1:5000. MUSEO DE BOGOTÁ, REF. S.919.300

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· El terreno

· La mina de carbón, las canteras y un bosque de eucaliptos

· Una casa alta inconclusa

· Cuatro edificaciones para chircales con seis hornos del chircal

· Doce casitas para obreros

· Dieciocho bueyes y seis bestias de tiro

· Materiales de producción de la cantera y el chircal, entre ellos ladrillos de tolete, toletes prensados, ladrillos tablones comunes, ladrillos tablones prensados, ladrillos de azotea ordinarios, ladrillos de azotea finos, baldosines para pisos, adobes, piedras de conga, piedras de primera, ramas y leña.  Herramientas y enseres relacionados con los chircales y elementos para elaborar sal

· Cinco carros de yunta y cinco carros de resorte para una bestia

De acuerdo con el texto de Galindo Oñate, el terreno Las Delicias se encontraba hipotecado a favor del Banco del Comercio y el Banco de Exportadores, por lo que Calderón Tejada quedó como responsable por el cumplimiento de las obligaciones financieras respectivas. Es posible que la finca La Concepción estuviera en la misma situación.

Esta tierra que Calderón Tejada adquirió con bienes y deudas mantenía la producción de las fábricas y chircales, por lo que esas “doce casitas para obreros” se hallaban habitadas al momento de la transacción19, de lo que se concluye que, antes de la llegada de la familia Calderón, ya vivían personas en esas tierras.

Las fincas compradas por el señor Calderón Tejada entre 1908 y 1913 se convirtieron entonces en Bosque Calderón Tejada. Como ya se mencionó, Chapinero, que incluía las fincas de Calderón, había sido anexado al Distrito Capital hacía poco, en

19 En la entrevista a Luz Marina Martínez, cuyo testimonio se encuentra referenciado en páginas siguientes en esta publicación, manifiesta que su abuelo vivía en lo alto de la montaña antes de que el terreno fuera adquirido por Calderón. Cuando este llegó, el abuelo se ubicó más abajo respecto al lugar original

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1885, y era allí donde la familia Calderón pasaba sus vacaciones disfrutando del entorno natural del bosque y la quebrada. La posibilidad de explotar los recursos naturales llevó a que, por ejemplo, don Luis se esforzara en mantener y expandir la madera de los eucaliptos, por lo que a su llegada la siembra de árboles se convirtió en uno de los trabajos que realizaban sus

que ocupaba su vivienda y empezó a trabajar para el nuevo dueño. Este testimonio se respalda con la escritura de la venta de la finca Las Delicias, estudiada en Galindo Oñate, “Gimnasio Moderno. 1914-1923”.

LUIS CALDERÓN TEJADA ADQUIRIÓ EN 1908 LA FINCA LAS DELICIAS Y EN 1913 LA FINCA LA CONCEPCIÓN. ESTAS COMPRENDÍAN LOS TERRENOS UBICADOS ENTRE LAS CALLES 50 Y 72 Y LA CARRERA SÉPTIMA HASTA LA CUCHILLA DE LOS CERROS. SUS TERRENOS SUMABAN 300 FANEGADAS DE TIERRA.

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VISTA DEL BARRIO DE CHAPINERO DESDE LOS CERROS. BOGOTÁ, 1918. AUTOR DESCONOCIDO, HTTPS://I.PINIMG.COM/ ORIGINALS/BF/2C/92/ BF2C92632A8E58C83B82D141D8ED09AC.JPG

empleados. Los Calderón también tuvieron algunos chircales, aunque esto se dio con mucha más fuerza en los terrenos aledaños, propiedad de los Pardo Rubio. Al parecer tuvieron también una fábrica de fósforos20, aunque de esto no se sabe mucho más.

Vale la pena mencionar, como señala Juan Carlos Gómez en la publicación La rueda de la fortuna en Bogotá. 1910-1934. Parque de diversiones y renta urbana en el Lago Gaitán y el Luna Park21 ,

20 Hoy en día las personas entrevistadas no recuerdan la fábrica de fósforos. Sin embargo, se encuentra mencionada en la investigación inédita “Bosque Calderón Tejada de la 53” de María Antonia Jiménez de Obregón, que relata la historia del desaparecido barrio ubicado en la calle 53 con carrera 4.ª, y que se conformó a partir de un grupo de empleados de las fincas del señor Luis Calderón. También se nombra en un recuento histórico inédito escrito en el año 1985 por Benedicto Galindo, un habitante del Bosque Calderón Tejada sector 4, junto a una estudiante de Sociología de la Universidad Javeriana cuyo nombre se perdió en el tiempo.

21 Juan Carlos Gómez Sánchez, La rueda de la fortuna en Bogotá, 1910-1934. Parques de diversiones y renta urbana en el Lago Gaitán y el Luna Park (Bogotá: IDPC, 2021), 103.

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que Luis Calderón Tejada inició la construcción de un parque de diversiones llamado Bosque Calderón Tejada en 1913, entre las calles 54 y 55 sobre la carrera Séptima; sector que hacía parte del terreno de la finca Las Delicias. Este lugar se encontraría urbanizado para finales de la década de los treinta22

Para darse una idea de cómo era la geografía del lugar en 1928, el parque de diversiones Bosque Calderón Tejada apareció descrito de la siguiente forma en la revista Chapinero:

BOSQUE CALDERÓN TEJADA

Chapinero. Entre calle 54 y 55, por la Carrera del Norte. Bellísimos paisajes y panoramas. Salón de té – Carrousel –Lago – Gran Rueda –Cable – Tabogán [sic].

Juegos especiales para niños – Abierto todos los días.

Dos poéticos rincones del magnífico bosque Calderón Tejada, situado al norte de la ciudad, y uno de los lugares de recreo más bellos de la capital, que empieza a ensanchar sus parques.

Allí los bogotanos pueden pasar alegres ratos de verdadero campo, respirando a pleno sol los aires puros de la montaña.

El bosque dispone de toda clase de aparatos de sport y diversión, de campos de Foot-ball y de tennis, y de encantadores senderos que ascienden suavemente a las cimas de los montes cercanos, proporcionando al visitante fáciles excursiones y un ejercicio saludable.

Hacia el oriente, y desde los farallones de la cordillera, descienden las aguas del riachuelo de las “Delicias”, formando numerosas cascadas, que deleitan el espíritu y le dan al paisaje un encanto de primavera.23

22 Esta urbanización corresponde a la hecha por los herederos de Calderón Tejada con la constructora Ospinas S. A.

23 Roberto Cuéllar, “Bosque Calderón Tejada”, Chapinero. Revista Quincenal Ilustrada 3, año 1 (1.º de enero 1928), 5, citado en Gómez Sánchez, La rueda de la fortuna en Bogotá, 103.

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PARQUE BOSQUE CALDERÓN TEJADA . REVISTA CHAPINERO, 1927 Y 1928, BAJO LA SIGUIENTE MENCIÓN: “UN DETALLE DEL PARQUE, AL CUAL DESCIENDEN DESDE LA CERCANA CORDILLERA LOS VIENTOS DEL PÁRAMO”

Como lo expresan los habitantes del barrio, “cuentan las malas lenguas” que don Luis disfrutaba del canódromo y del polígono24, así que otra de las actividades comerciales que allí se desarrollaban consistía en la crianza de ovejas para alimento de los perros.

Para la explotación económica de estos terrenos se requería mucha mano de obra; fue así como la familia Calderón empezó a reclutar personas para tener a su servicio. En las entrevistas realizadas y fuentes consultadas, se señala que para que el trabajo fuera eficiente, pues el horario laboral impuesto iba de dos de la mañana a cuatro de la tarde (o incluso hasta las siete de la noche, si había un pedido grande), era indispensable que los trabajadores vivieran allí mismo. Se los acomodaba en unas construcciones llamadas “campamentos”25 que tenían una cocina comunal, un corredor central y habitaciones a cada lado en las que se instalaba de a una familia, independientemente de la cantidad de hijos. Cinco habitaciones significaban cinco familias. Algunas de estas familias que empezaron a trabajar con los Calderón eran de Bogotá, mientras que otras tantas procedían de Boyacá y de Santander; huían de la violencia o de la falta de oportunidades en sus territorios y llegaban a la capital en busca de empleo. El trabajo en la hacienda era re-

24 En planos históricos de la ciudad de Bogotá aparece un polígono de tiro entre las calles 49 y 57 sobre la carrera 7.ª. En los documentos planimétricos titulados “Plano de la ciudad de Bogotá levantado por la oficina de longitudes (Bogotá) y por el SR. Gregorio Hernández (Chapinero) con datos complementarios y correcciones hechas por la Ingeniería Municipal y el SR. Emilio B. González”, de 1913, y en el plano de 1933 “ejecutado por la sección de levantamiento de la Secretaria de Obras Públicas Municipales”, (planos consultados en el sitio http://cartografia.bogotaendocumentos.com/mapa) se referencia la existencia del polígono de tiro. Al parecer, Calderón Tejada, en sus actividades en el polígono, hirió de muerte a un soldado y por ello tuvo que ceder una gran extensión de tierras a la Armada Nacional. No es posible comprobar esta historia; sin embargo, esto explicaría el hecho de que los terrenos del barrio El Castillo y sus alrededores, que inicialmente hacían parte de las fincas de Calderón, posteriormente fueran propiedad de la Armada Nacional. “Los secretos del barrio El Castillo”, El Tiempo, 15 de agosto, 2013, https://www.eltiempo.com/archivo/ documento/CMS-12994663

25 Más adelante se describen de manera más amplia las características técnicas de estas construcciones.

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LOS HOMBRES SE DEDICABAN DE TIEMPO COMPLETO A LA EXPLOTACIÓN DE LOS TERRENOS, MIENTRAS LAS MUJERES DEBÍAN DIVIDIR SU TIEMPO ENTRE TRABAJAR Y CUIDAR DE LA FAMILIA.

partido entre los miembros de la familia: los hombres se dedicaban a la extracción de piedra y carbón; las mujeres, a triturar la piedra, al servicio doméstico y al cuidado del ganado ovino. El trabajo en los chircales era para todos, incluyendo niños y niñas, quienes también ayudaban en la siembra de árboles y recogían chamizo para llevar a los hornos.

Al respecto, los padres Alberto Parra S. J. y Alberto Múnera S. J.26, quienes trabajaron durante muchos años en el barrio apo-

26 Miembros de la Compañía de Jesús quienes, habiendo finalizado sus estudios de teología en Europa, se vincularon en 1973 a las Facultades Eclesiásticas de la Universidad Javeriana que funcionaron por varias décadas en el edificio de la carrera 10.ª entre calles 65 y 66, hoy patrimonio arquitectónico de la ciudad.

Según su testimonio, compartido para esta publicación mediante correo electrónico en noviembre de 2020: “Cinco años después, en 1978, junto con un buen grupo de estudiantes de la Facultad de Teología, comenzamos a frecuentar el Bosque Calderón, especialmente los fines de semana, para un trabajo sociopastoral planificado de ayuda a las comunidades marginales asentadas en esos terrenos y cuyas condiciones de vida eran absolutamente precarias: carencia de vivienda, casuchas de tela asfáltica, ausencia de alcantarillado y servicios, lastimoso estado de salud, ausencia de escuela, prohibición de deforestación y de extracción, por lo cual los habitantes del Bosque Calderón Tejada podían ser tenidos como los más pobres entre los pobres. En la lógica permanente de la Iglesia católica, la evangelización siempre estuvo ligada a la promoción humana y social, a la defensa de los derechos humanos y a la creación continua de mejores condiciones de vida, de vivienda, de trabajo, de educación. Para 1982 se

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yando la obra social desde una apuesta religiosa y que conocieron de cerca a los habitantes del barrio y sus historias, señalan:

Para las faenas correspondientes se contrataba, como es usual, mano de obra barata y no cualificada. Puede imaginarse que, por escasos salarios, los aserradores y los extractores vivieron al día, sin ninguna de las prestaciones sociales que hoy son de ley. Puede comprenderse también que en ese mismo terreno del Bosque Calderón Tejada levantaron sus chozas y sus humildes viviendas las personas y familias que allí trabajaban. Se corrobora también, por el testimonio oral de padres a hijos, que los propietarios de este gran predio ajustaban los salarios con el derecho a poseer y levantar viviendas en ese sector. Se origina así un derecho cierto de posesión nunca escriturada, que el derecho reconoció siempre como legítimo y propio: derecho por larga y pacífica posesión.

Para 1915, en el “Plano topográfico de Bogotá, Chapinero y San Cristóbal” que se muestra a continuación, elaborado por Luis José Fonseca para la alcaldía de la capital, ya están identificados los predios de las fincas La Concepción y Las Delicias con el título de “Chircales y Terrenos De la Industrial del Sr. Dn. Luis Calderón”, que limitaban al sur con los terrenos de los herederos de Enrique Pardo. Respecto a la traza de dos calles del plano anterior, se evidencia un cerramiento y una posible construcción nueva sin identificar y aparece un nuevo volumen junto al convento de los Hermanos Cristianos. Para el momento de haber sido dibujado el plano, ya el predio de Las Delicias contaba con vivienda obrera en torno a los chircales adquiridos en la compra; sin embargo, no están representados en el plano.

En los primeros años de la década de los veinte comenzaron a ser urbanizados los lotes ubicados más al norte del predio sobre la carrera Séptima, lo que dio paso a majestuosas quintas, contó también con la presencia cualificada de estudiantes de otras facultades civiles de la Universidad Javeriana, conformando todos un coordinado equipo de acompañamiento y de promoción”.

RELACIÓN DEL BARRIO ACTUAL CON EL CONTEXTO. EL BARRIO SE MARCA EN LÍNEA PUNTEADA. EN EL DETALLE SE DESTACA EL TÍTULO QUE IDENTIFICA LOS TERRENOS DE LUIS CALDERÓN. INTERVENCIÓN DE DIANA MARCELA CAMELO PINILLA A PARTIR DEL “PLANO TOPOGRÁFICO DE BOGOTÁ, CHAPINERO Y SAN CRISTÓBAL”, 1915, DE LUIS JOSÉ FONSECA. MUSEO DE BOGOTÁ

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entre ellas, Villa Adelaida y Minerva; además empezó a aparecer el trazado entre las quebradas de Las Delicias y La Vieja hasta la carrera 5ª. Por el contrario, el desarrollo al sur de la quebrada Las Delicias se limita —según el plano de 1923— a construcciones sueltas y sin un trazado urbano concreto; aparecen sobre la carrera Séptima, edificaciones identificadas, de norte a sur, como Villa Blanca, La Selva, Cecil, Alba y el Colegio del Sagrado Corazón. Se observan en este plano varios caminos carreteables, que posiblemente servían de acceso para las canteras y ladrilleras que en esos momentos operaban en el terreno. Ni las empresas extractivas ni las viviendas obreras se evidencian en este plano.

RELACIÓN DEL BARRIO ACTUAL CON EL CONTEXTO. EL BARRIO SE MARCA EN LÍNEA PUNTEADA. INTERVENCIÓN DE DIANA MARCELA CAMELO PINILLA A PARTIR DEL “PLANO DEL ESTADO DE LA CIUDAD EN ENERO DE 1923. COMPLEMENTADO Y LEVANTADO EN ALGUNAS DE SUS PARTES POR MANUEL RINCÓN”. “CULTURA”. ASOCIACIÓN INTERNACIONAL PARA EL COMERCIO Y LA INDUSTRIA. BOGOTÁ. DURCHLICHTUNGSDRUCK. BERLINER LITHOGRAPHISCHES INSTITUT. BERLIN W 35. ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN, SMP.6, REF. 148

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* Los recuerdos de Rosa y los patrones

—En este barrio hay más de una Rosa, pues inicialmente habíamos conocido a una señora Rosa, con quien tuvimos la oportunidad de charlar un rato corto y nos dejó intrigadas con sus historias. Nos dijo que ella no cambia su barrio por nada, que su infancia y adolescencia acá fueron muy bonitas. Que su primera casa era de guadua. Que cuando la quebrada crecía arrastraba piedras y ellos las sacaban, hacían montones y las vendían. Que hace muchos años las galletas de soda venían en tarros de lata, y eso para ellos era muy bueno porque luego podían cocinar en esos tarros y hacer tortas. Que dos de sus cinco hijos nacieron en el hospital San Ignacio porque en esa época ya existía este lugar, aunque los otros tres tuvieron que nacer con ayuda de una partera aquí mismo en el barrio, pues cuando le empezaron los dolores no le dieron tiempo de llegar hasta allá.

Por eso, le pedimos amablemente a doña Martha, la presidenta de la Junta de Acción Comunal (JAC) que nos estaba ayudando a preparar las actividades, que por favor invitara a la señora Rosa a participar. Para nuestra sorpresa, la señora Rosa que habíamos conocido nunca llegó, pero en su lugar había dos Rosas más: Rosa María Hernández, de 81 años, y su hija, Rosa Elvia Hernández, de 63. Les dimos la bienvenida y nos alegramos de tener una persona mayor en la actividad. Cuando las presentamos, cometimos dos errores. Primero, dijimos: “Ellas son las señoras Rosa y Rosa, mamá e hija, y se llaman igual”. Enseguida Rosa María nos corrigió: “No nos llamamos igual porque ella es Rosa Elvia y yo, Rosa María”. Nos disculpamos de inmediato y tratamos de continuar: “Rosa María se acuerda de las canteras de carbón”. La señora nuevamente me corrigió: “MINAS de carbón. Las canteras son de piedra”. A sus 81 años, Rosa María tiene buena memoria y mejor concentración que nosotras.

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Ella nos cuenta que su abuela materna era empleada en la casa de los Calderón. Su mamá, doña Águeda Hernández, trabajó directamente con Julio Calderón y Elvira Barriga cuidando la mina de carbón, mientras que su papá aserraba madera para vender en los hornos. Ella, por su parte, trabajó desde los diez años en un chircal que quedaba en lo que ahora es el barrio Juan XXIII, donde se ubica el colegio Rosario Santo Domingo, produciendo ladrillos. Molían el barro con ayuda de caballos o burros y lo ponían en los moldes, y luego de que este se oreaba, lo metían al horno. Los residuos de carbón los tiraban a huecos ahí mismo. Los patrones les hicieron una casa en bahareque con entejado de paja, arriba del colegio de los gringos (Colegio Nueva Granada). En la casa vivían unas siete personas: su abuela, su mamá, sus tíos y ella. Las camas también eran de bahareque y los colchones eran esteras. En esa época había unas cinco casas; lo demás eran campamentos.

Uno de los recuerdos más importantes para Rosa María fue cuando su papá falleció, pues la señora Elvira Barriga iba a buscar a su mamá y le llevaba chocolate y pan para las onces de la semana. Le decía: “Aguedita, ¿se queda en la quinta o se queda en el castillo?”.

Rosa María recuerda que el castillo era hermoso, de tres pisos. Quedaba hacia el lado del Politécnico y le dio nombre al actual barrio El Castillo, que según textos históricos hacía referencia a la construcción donde funcionó el bar del club de la Armada Nacional. Ese castillo del que ella habla lo habitaba la familia Calderón cuando venía a la finca y lo cuidaban los tíos de Rosa, pero con el tiempo los Calderón dejaron de venir y el castillo desapareció. La quinta es una pequeña casa de descanso que aún subsiste en medio del barrio. Después de que los Calderón dejaron de usarla, la quinta se convirtió en la casa de higiene, donde los jueves les hacían jornadas de salud a los habitantes del barrio, que incluían visita de médico general, odontólogo y vacunación.—

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CASA QUINTA EN LA ACTUALIDAD. FOTOGRAFÍA: CAMILO RODRÍGUEZ-IDPC, 2022

De esas dos construcciones que menciona Rosa María solo la quinta, o casaquinta como la llaman otros, permanece en pie. El zócalo, así como parte de los muros posteriores de la casa, están construidos en piedra y dan muestra del manejo constructivo y estético del material usado en la época. Los cerramientos están elaborados en paneles de madera. Las cubiertas, por su parte, fueron elaboradas a partir de techumbres inclinadas que conforman planos a dos aguas y con baja pendiente.

La fachada principal tiene una especie de frontón tipo templo griego donde se colgó durante algún tiempo el nombre de la casa, lo que le daba identidad y resaltaba la propiedad de sus antiguos dueños.

A partir de las imágenes encontradas, se intuye que se trataba de una casa de estilo inglés como las casaquintas de Chapinero, cubierta a cuatro aguas en distintos niveles y con buhardillas. El castillo mantenía el mismo estilo de basamento en piedra muy elaborado que la casaquinta, pero, a diferencia de esta, llegó a tener tres niveles.

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FACHADA PRINCIPAL DE LA CASAQUINTA FOTOGRAFÍA: AUTOR DESCONOCIDO, S. F. FUENTE: ARCHIVO PERSONAL DE BENEDICTO GALINDO

FACHADA LATERAL DEL CASTILLO. FOTOGRAFÍA: AUTOR DESCONOCIDO, S. F. FUENTE: ARCHIVO PERSONAL DE BENEDICTO GALINDO

DETALLE DEL CASTILLO EN EL PARQUE BOSQUE CALDERÓN TEJADA. REVISTA CHAPINERO, 1927 Y 1928

VISTA AÉREA DEL CASTILLO CALDERÓN TEJADA Y ALREDEDORES.

FUENTE: FOTO SATELITAL, 1950. IGAC, VUELO C772-218

Las cubiertas fueron un elemento marcado que le daban la connotación de castillo por su fuerte pendiente. Contaba además con una torre de mayor altura que destacaba en la fachada sur del edificio *

La vida de los primeros habitantes

Al Bosque Calderón Tejada llegaban familias a trabajar, procedentes principalmente, como ya se dijo, de Boyacá, Santander y Bogotá. En la finca se instalaban en uno de los campamentos y, con el tiempo, los administradores de los patrones les asignaban un lugar en el que podían construir su propia casa. Las familias solían ser numerosas, de más de seis hijos, y todos trabajaban. Los niños generalmente solo iban a la escuela primaria, pues no había presión por estudiar.

Los relatos de varios de los entrevistados mencionan la crianza de marranos, ovejas, burros y gallinas. Sembraban maíz, papa y algunos frutales. El lugar era muy seguro y las casas estaban alejadas unas de otras. Eran de guadua o bahareque, tenían tejas de paja o de barro, y eran de un solo espacio. La cocina quedaba afuera y el fogón era de leña. Para “ir al baño” tenían que ir directamente a la quebrada, pero como el terreno era amplio y frondoso, tenían privacidad. No había luz eléctri-

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ca, así que se alumbraban con velas, lo que llevó a que hubiera varios incendios a lo largo de los años.

Estas primeras construcciones ocupadas para vivienda fueron los llamados campamentos, referenciados en los relatos anteriores. Tenían una composición en planta de dos crujías o cuerpos rectangulares enfrentados que se servían de una circulación central. En cada cuerpo se ubicaban los lugares de habitación de los obreros que constituían la residencia de una familia completa. No había placa de contrapiso, sino que se usaba la tierra apisonada como base de la construcción.

La materialidad de los campamentos podía ser de dos tipos. La primera, conformada por muros de bahareque y cubierta hecha en paja; la segunda opción incluía muros de carga de mampostería a la vista, probablemente en bloque y ladrillos de arcilla, y la cubierta se desarrollaba a dos o cuatro aguas, construida en teja de barro; los materiales de los muros y las cubiertas eran manufacturados en los chircales del sector. La ventanería era en carpintería de madera o de lámina metálica liviana.

En la actualidad queda como testigo una sola de estas construcciones, de la que únicamente se logró obtener una fotografía a la distancia debido a que no se contó con el permiso del propietario para ingresar y registrarla con mayor detalle.

La quebrada Las Delicias tenía en las primeras décadas del siglo XX un gran caudal, por lo que se formaban algunos pozos. Aún hoy existen, pero ya no tienen ni la mitad del agua de aquel entonces. Uno de los habitantes del sector relata que el trabajo de triturar la piedra se hacía con ayuda de yunques y macetas, en una planada cerca a la quebrada, abajo de la cantera. Como esta labor era desarrollada por las mujeres, estas debían llevar a sus hijos, que no eran pocos, a acompañarlas mientras trabajaban. Como les daba temor que los niños se fueran solos para la quebrada, para persuadirlos se inventaban historias que los

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ESQUEMA DE PROBABLE DISTRIBUCIÓN INTERNA DE LOS ESPACIOS EN LOS CAMPAMENTOS. ELABORACIÓN DE CAMILO ANDRÉS VALBUENA REY, 2020

LA CONSTRUCCIÓN CON TEJA DE BARRO CORRESPONDE AL ÚNICO VESTIGIO EN EL BARRIO DE LOS CAMPAMENTOS OBREROS FOTOGRAFÍA: CAMILO ANDRÉS VALBUENA REY, 2020

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CUANDO LOS NIÑOS NO HACÍAN CASO ERAN FUERTEMENTE REPRENDIDOS POR SUS PADRES.

asustaran: “No vayan por allá que en ese pozo hay una nutria que se los come”; y quedó bautizado como el pozo de la Nutria. “No vayan por allá que en ese pozo hay un ahogado”; y quedó bautizado el pozo del Ahogado. Así nacieron los nombres por los que hoy en día se conocen esos lugares. Existe también el pozo Redondo, que ha perdido su forma, pero que en aquel entonces era completamente circular, y el pozo de la Virgen, en el que, desde que tienen memoria, ha estado la escultura de la Virgen María; y aunque ha sido vandalizada en algunas ocasiones, la comunidad la ha vuelto a ubicar en su lugar.

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POZO QUEBRADA LAS DELICIAS. FOTOGRAFÍA: ANA MARÍA GÓMEZ BERNAL, 2022 POZO DE LA VIRGEN. FOTOGRAFÍA: CAMILO RODRÍGUEZ-IDPC, 2022

En el taller de cartografías realizado en 2020 con varios habitantes del barrio en el marco de esta investigación, las mujeres nos contaron que lavaban la ropa en la quebrada con jabón que compraban en barra y lo machacaban para convertirlo en una bola grande, porque decían que así duraba más. También la gente de Pardo Rubio iba a la quebrada Las Delicias a lavar ropa, porque aun cuando a ellos les habían construido unos lavaderos, estos no daban abasto, así que se llevaban los burros cargados de ropa hasta el lugar. Las mujeres que habitaban en el Bosque Calderón Tejada lavaban en el área de la quebrada más cercana a su casa y para ello acomodaban algunas piedras planas que les facilitaran el proceso. El día de lavado era el sábado, día en que también ellos se bañaban. Ese día madrugaban a lavar la ropa; la de color la enjuagaban esa misma tarde, mientras que la ropa blanca la dejaban enjabonada para que el sereno la blanqueara y la enjuagaban el día domingo.

El agua de tomar y cocinar la sacaban de unos pozos pequeños aledaños a la quebrada. Cuentan que el agua era muy limpia y que había que hacer fila para llenar los baldes que llevaban a casa, pero los pozos eran pequeños y a veces se acababa el líquido; entonces, les tocaba ir mucho más arriba a buscar el agua limpia. Esta tarea muchas veces la hacían los niños y niñas, que se ponían a jugar en la fila, se distraían y dejaban pasar a otra gente hasta que el agua se acababa.

Los habitantes de Bosque Calderón que actualmente tienen alrededor de sesenta años dicen que su infancia fue muy bonita: jugaban mucho en la quebrada, disfrutaban de la naturaleza, les gustaba la lluvia porque se formaban charcos por todo el camino para jugar, se alumbraban con velas, cocinaban con leña y, cuando alguno tenía que ir por agua por la noche, llamaba a gritos a los vecinos en busca de compañía porque la oscuridad les daba miedo. Pero iban contentos porque se ponían a cantar rancheras por el camino para que se les pasara el susto. Eran muy felices, aunque sus padres los castigaban con severidad; les pegaban con correa o los bañaban en la quebrada a

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LA QUEBRADA LAS DELICIAS ERA MUY IMPORTANTE PORQUE, COMO NO HABÍA ACUEDUCTO NI ALCANTARILLADO, ERA ALLÍ DONDE LAVABAN LA ROPA, SE BAÑABAN Y HACÍAN SUS NECESIDADES FISIOLÓGICAS.

LOS HABITANTES IBAN A SACAR AGUA LIMPIA Y FRESCA PARA COCINAR DE ALGUNOS POZOS ALEDAÑOS A LA QUEBRADA, PERO A VECES NO ALCANZABA PARA TODOS.

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la madrugada hasta dejarlos tiritando del frío. No llevar el agua, romper una taza o dejar quemar una sartén en el fogón de leña significaban castigo seguro.

También relatan los habitantes del barrio que antiguamente los adultos inventaban historias para incentivar el buen comportamiento de los niños; les decían que si se portaban mal se les iba a aparecer el ánima bendita para llevárselos, mientras que si se portaban bien podrían ver el Encanto. Cuentan que el Encanto era una gallina que bajaba con sus pollitos por la quebrada cuando esta crecía y que cuando alguien la veía debía orinarle encima para atraparla y así volverse millonario.

Las navidades y las procesiones religiosas eran muy especiales porque se representaban en vivo. Como tenían animales, llevaban burros y ovejas para hacer el pesebre; algún vecino hacía de José de Nazaret, una vecina de la Virgen María y un bebé del Niño Jesús. A fin de año les compraban a los niños ropa y zapatos: tomaban el trolebús en la carrera 17 para ir hasta el centro.

En general estaban aislados, pues vivían arriba del casco urbano, a unos veinte minutos a pie de la carrera Séptima, subiendo por caminos carreteables cuyo perfil vial permitía el paso de las volquetas, pero no de automóviles pequeños. De hecho, cuando tenían un enfermo de gravedad, le pedían a una volqueta que lo bajara a la ciudad. Si era de noche, sin importar la gravedad del paciente, debían bajarlo caminando porque no tenían más opciones. En este caserío había parteras y muchos de los actuales habitantes nacieron con este tipo de atención. Como se evidencia en el relato de Rosa, en 1942 apareció el hospital San Ignacio en donde empezaron a recibir este servicio.

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Los habitantes del sector iban los sábados a hacer el mercado hasta la plaza del Siete de Agosto, a otra plaza que quedaba en la carrera 17 con calle 60 o al almacén Tía de la carrera 13 con calle 58 y lo transportaban hasta el barrio en los burros27

Para entrar o salir del barrio tenían dos caminos: “la subida de las burras”, por donde ascendían con los animales; y “la pelaculos”, que era un camino más corto para llegar a la Séptima, pero muy inclinado y empantanado. Caminar por ahí aseguraba una caída, de ahí su nombre.

Las casas estaban distantes unas de otras, pero cuando las familias se empezaron a expandir, las viviendas también: si alguno de los hijos se casaba, los padres le decían que construyera su casa ahí al lado de la de ellos. Por eso el Bosque Calderón Tejada tuvo un crecimiento orgánico que empezó a densificarse por manzanas que correspondían a una misma familia *

27 Según el relato de Rosa María Hernandez, a los burros los usaban únicamente para transportar el mercado. No eran usados como transporte para las personas, ya que por cargar siempre cosas tanto de las casas como de las fábricas no se encontraban en el mejor estado.

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La compañía urbanizadora, el negocio de las canteras y los lotes que no pudieron ser vendidos

Desde 189428, el Concejo Municipal de Bogotá intentaba regular la explotación en los cerros Orientales, desde el alto de Vitelma en San Cristóbal hasta el arroyo de La Vieja en Chapinero. Existía en aquel momento una preocupación que se fue incrementando con los años, pues la extracción de piedra con explosivos generaba derrumbes y contaminación de las fuentes de agua. En el Acuerdo 29 de 1894 se prohibía absolutamente la explotación de canteras sin que se hubiese solicitado el permiso correspondiente al señor alcalde, para lo cual el ingeniero municipal debía dar un visto bueno y los dueños de las canteras tenían que garantizar que el trabajo era seguro para evitar hundimientos y deslizamientos que atentaran contra la naturaleza y contra los mismos trabajadores. Es probable que fuese debido a esta reglamentación que la explotación en las canteras de los Calderón se hiciera de forma manual.

28 Concejo de Bogotá, Acuerdo 29 de 1894, 1.º de diciembre, “Por el cual se reglamenta la explotación de canteras y otras minas en la ciudad”, https://www. alcaldiabogota.gov.co/sisjur/normas/Norma1.jsp?i=11784

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En junio de 1930, pocos meses antes de su muerte, el señor Calderón Tejada conformó una compañía urbanizadora y constructora junto a su hijo Julio Calderón Barriga y a Jaime Holguín Arboleda.

A la muerte de Luis Calderón, sus herederos recibieron terrenos endeudados, pues el embargo que tenían las fincas desde que Calderón Tejada las había adquirido seguía vigente. Ahora crecía también una deuda con sus trabajadores, puesto que los sueldos eran muy bajos y además se retrasaban con los pagos.

En 1935 Julio Calderón Barriga, en cabeza de todos los herederos, formó la Compañía Constructora y Urbanizadora S. A., en asocio con Tulio Ospina y Cía.29, y para ella aportaron ambas fincas: La Concepción y Las Delicias. Durante esos años desarrollaron la urbanización de las manzanas ubicadas de la calle 54 a la 59 entre carreras Séptima y Cuarta, siguiendo los principios ya implementados en la urbanización Bosque Izquierdo con algunas diferencias30 .

Este proyecto utilizó el modelo en el cual el terrateniente aportaba el terreno, y la firma urbanizadora se encargaba de tramitar las licencias necesarias para realizar las ventas de lotes, dotar al sector de los servicios públicos y planificar la distribución urbana. Si bien el desarrollo del proyecto arquitectónico no hacía parte de la venta original, muchas de las casas fueron construidas por la misma firma, acudiendo al modelo de casas

29 Luis Carlos Colón Llamas y Germán Mejía Pavony, Atlas histórico de barrios de Bogotá, 1884-1954 (Bogotá: Universidad Nacional de Colombia; IDPC, 2019), 212.

30 Andrés Arango Sarmiento, Alberto Escovar Wilson-White y Diego Amaral Ceballos, eds., Ospinas 75 años (Bogotá: Ospinas, Zonas, 2008), 72, https:// issuu.com/albertoacuna/docs/ospinas_75. Se tiene conocimiento de que, en 1932, Julio Calderón presentó una carta al ministro de Obras Públicas para que el Gobierno considerara los terrenos del parque de diversiones Calderón Tejada para ser el predio que albergara al futuro parque Nacional. Esta iniciativa no fue acogida y esta zona del terreno sería urbanizada posteriormente. Gómez Sánchez, La rueda de la fortuna, 241.

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PLANO DE JULIO C. VERGARA Y VERGARA. SOBRE LA CARRERA SÉPTIMA, 1935. EN VIOLETA SE SEÑALA LA PRIMERA URBANIZACIÓN DESARROLLADA POR CALDERÓN BARRIGA Y OSPINAS PARA EL SECTOR. LA LÍNEA AMARILLA INDICA EL TRAZADO DE LA PRIMERA PROYECCIÓN PARA LA EXTENSIÓN DE LA AVENIDA PASEO BOLÍVAR. EN VERDE, EL CONTORNO ACTUAL DEL BARRIO BOSQUE CALDERÓN TEJADA. INTERVENCIÓN DE DIANA MARCELA CAMELO PINILLA A PARTIR DEL PLANO DE 1935 ELABORADO POR JULIO VERGARA Y PUBLICADO EN ANALES DE INGENIERÍA 9 (AGOSTO-OCTUBRE 1935)

PUBLICIDAD BOSQUE CALDERÓN TEJADA. URBANIZACIÓN HECHA POR LOS HERMANOS CALDERÓN BARRIGA Y LA FIRMA OSPINAS & CÍA S. A. TOMADO DE ANDRÉS ARANGO SARMIENTO, ALBERTO ESCOVAR WILSON-WHITE Y DIEGO AMARAL CEBALLOS, EDS. OSPINAS 75 AÑOS (BOGOTÁ: OSPINAS, ZONAS, 2008), 55. HTTPS://ISSUU.COM/ALBERTOACUNA/DOCS/ OSPINAS_75

IMAGEN PUBLICITARIA DEL BARRIO BOSQUE CALDERÓN EN 1942, PUBLICADA ORIGINALMENTE EN EL DIARIO EL SIGLO (BOGOTÁ), N.O 2152, 22 DE ENERO, 1942. TOMADO DE ANDRÉS ARANGO SARMIENTO, ALBERTO ESCOVAR WILSON-WHITE Y DIEGO AMARAL CEBALLOS, EDS., OSPINAS 75 AÑOS (BOGOTÁ: OSPINAS, ZONAS, 2008),72. HTTPS:// ISSUU.COM/ALBERTOACUNA/DOCS/OSPINAS_75

Julio Calderón Barriga

Pilar Calderón Camacho

Beatriz Camacho Suárez

Pablo Holguín Arboleda

Luis Calderón Tejada Elvira Barriga Páez

María del Pilar de la Mora Calderón

Felipe Calderón Camacho

Elvira Calderón Barriga

Jorge Pérez Jimeno

Ana Calderón Barriga

Guillermo Lombana Buendía

Lucila Calderón Barriga

Luis Calderón Barriga

Felipe de la Mora Calderón

Felipe Julio Calderón Murillo

Alicia Holguín Calderón Leonor Holguín Calderón

Pablo Holguín Calderón

Beatriz de la Mora Calderón

Juan Andrés Calderón Murillo

LUIS CALDERON TEJADA, ESPOSA E HIJOS CONYUGES DE LOS HIJOS DE LCT NIETOS DE LCT BIZNIETOS DE LCT

ÁRBOL GENEALÓGICO FAMILIA CALDERÓN BARRIGA. ELABORACIÓN DE ANA MARÍA GÓMEZ BERNAL, 2020

exentas, de fachadas libres, y con materiales como piedra y ladrillo, obtenido de las fábricas ubicadas unas cotas más arriba.

Mientras el desarrollo debajo de la carrera Séptima buscaba seguir los más altos estándares de la época, en la parte alta, hacia los cerros, hacía aparición, por lo menos en planos, un proyecto que atravesaría la ciudad de norte a sur: el denominado Paseo Bolívar, proyectado desde la calle 26 hasta el norte de la ciudad, en la entonces calle 100. Vale la pena recordar que para 1915 el trazado de esta vía en el sector de la calle 19 sirvió de excusa para “higienizar31” los barrios y asentamientos espontáneos que se estaban empezando a conformar en las faldas de la montaña, para lo que sus habitantes fueron finalmente reubicados luego de un largo proceso que tomaría más de veinte años32 .

En 1938, en el plano elaborado por Gonzalo Roa Álvarez para el Instituto Geográfico Militar, se evidencian por primera vez pequeños puntos dispuestos a los lados de los caminos que representan las viviendas espontáneas ocupadas por los trabajadores de las empresas extractivas. Así mismo, el trazado de la vía de acceso a la parte alta de los terrenos es cada vez más nítida. Este plano ubica la Cantera Municipal, negocio alternativo que los Calderón realizaron con la Administración de la ciudad para la explotación de materiales destinados a las obras del centenario de la fundación de la ciudad. Para ese momento, el terreno de los Calderón ya se había reducido considerablemente. Quedaban algunos sectores urbanizados en el marco de la sociedad establecida con la firma Ospinas & Cía. S. A. y otros sectores por ventas de lotes sin urbanizar que fueron vendidos a otros urbanizadores sin participar activamente del proceso de loteo, venta y construcción. Para este año, los

31 Referente al movimiento higienista de principios del siglo XX ideado por médicos y políticos para mejorar las condiciones de salubridad en las viviendas.

32 Gómez Sánchez, La rueda de la fortuna, 114-115.

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EN ROJO, VIVIENDAS UBICADAS EN LOS LÍMITES DEL TERRENO DE LOS CALDERÓN EN RELACIÓN CON EL CONTORNO ACTUAL DEL BARRIO, TAMBIÉN EN ROJO. INTERVENCIÓN DE DIANA MARCELA CAMELO PINILLA SOBRE “PLANO AEROTOPOGRÁFICO DE BOGOTÁ. EL INSTITUTO MILITAR A LA CIUDAD DE BOGOTÁ EN EL IV CENTENARIO DE SU FUNDACIÓN. VISTAS TOMADAS EN MARZO DE 1938”. DIBUJO: GONZALO ROA ÁLVAREZ. ESCALA 1:10.000. BIBLIOTECA LUIS ÁNGEL ARANGO

EN NARANJA, LOS TERRENOS DE LA FAMILIA CALDERÓN PARA 1938. EN VINOTINTO, LA LOCALIZACIÓN ACTUAL DEL BARRIO BOSQUE CALDERÓN TEJADA.

ELABORACIÓN PROPIA EN GOOGLE EARTH CON CAPA KOOMOT DE OPEN STREET MAPS A PARTIR DE PLANO PUBLICADO EN MARÍA CECILIA GALINDO OÑATE, “GIMNASIO MODERNO. 19141923. ARQUITECTURA PARA LA ESCUELA NUEVA EN BOGOTÁ: DESDE EL BALCÓN HACIA EL HORIZONTE” (TESIS, FACULTAD DE ARTES, UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA, BOGOTÁ, 2015), 116. HTTP://BDIGITAL. UNAL.EDU.CO/72660/1/ MARIAGALINDO.2015.PDFP

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terrenos de la familia correspondían a los ubicados arriba de la actual carrera 4.ª.

Paralelo a la iniciativa de urbanización de Julio Calderón, resulta interesante señalar que el barrio se fue estructurando a través de la vía de acceso y circulación en torno a las canteras. En la fotografía aérea de 1936 se pueden apreciar con claridad los senderos que serpentean en la falda de la montaña; caminos que sirvieron para la extracción de material. Si bien no se alcanza a percibir la presencia de habitantes en la zona, en el plano de 1938 elaborado por Gonzalo Roa Álvarez se aprecia el inicio de la ocupación, aún espontánea y no centralizada, de la zona alta de los terrenos correspondientes a los lotes 4 y 5

EN EL CENTRO DE LA IMAGEN SE OBSERVA LA VÍA EN FORMA DE Z (DEMARCARDA EN AMARILLO) QUE CARACTERIZARÁ LA CIRCULACIÓN INTERNA EN EL FUTURO BARRIO. POR CONTRASTE, SE IDENTIFICA AL OCCIDENTE LA TRAMA REGULAR Y ORTOGONAL DEL PROCESO DE URBANIZACIÓN DESARROLLADO POR LA FIRMA OSPINAS & CÍA. S.A (DEMARCARDO EN VERDE). AEROFOTOGRAFÍA IGAC, VUELO A27-77, 1936

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EL BARRIO EN SU CONTEXTO, 1944. INTERVENCIÓN DE DIANA MARCELA CAMELO PINILLA A PARTIR DE SECRETARÍA DE OBRAS PÚBLICAS MUNICIPALES, DEPARTAMENTO DE URBANISMO Y PROYECTOS, BOGOTÁ, 1944. “[...]ADO: EDUARDO CANO”. DIBUJO: A. CASTILLO REY - C. A. VÁSQUEZ. PLANO VINCULADO AL PROYECTO DE ACUERDO 131 DE 1946 “POR EL CUAL SE INCORPORA UN TERRENO AL PERÍMETRO URBANO DE BOGOTÁ”. EN NOTA AL PIE DICE: “CON LOS ACUERDOS 11 Y 63 DE 1949 SE RESOLVIÓ EL PROBLEMA A QUE SE REFIERE ESTE PROYECTO”. ARCHIVO DE BOGOTÁ

en los que fue repartido el terreno de los Calderón durante el proceso de sucesión.

La base planimétrica de Bogotá consultada entre los años 1936 y 1950 para el sector se basó en el plano elaborado por Gonzalo Roa Álvarez para el Instituto Geográfico Militar, por lo que no es posible identificar el avance del proceso de urbanización del sector más allá de tres volúmenes que se registran en la zona del barrio, en el plano de 1944. Por la ubicación de uno de estos puntos, puede presumirse que corresponde a la casaquinta de la familia Calderón. Sin embargo, por primera vez se encuentra un registro de las actividades extractivas que suceden en los cerros. Dos planos hallados en el sitio web Cartografías de Bogotá de la Universidad Nacional de Colombia, de la década de

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los cuarenta, registran canteras, chircales, areneras y minas de carbón, así como las zonas de deslizamiento donde el terreno se ha afectado por este uso intenso.

Es interesante observar que en el plano de 1940 ubicado en las páginas 88-89, se ilustran las masas de árboles correspondientes a los bosques de los cerros, lo que contrasta con las zonas no arborizadas, donde las vías de acceso a las canteras —ejes de desarrollo del barrio— se representan como zonas áridas. Destaca en estos planos la presencia de las minas de carbón, actividad recordada por los habitantes del barrio, pero poco documentada.

En la aerofotografía de 1940 tampoco es posible identificar claramente construcciones espontáneas. La zona que presenta mayores construcciones en su entorno se ubica en la entrada de la cantera y puede corresponder a espacios asociados a la administración de este lugar. De acuerdo con el relato de Rosa María Hernández, una de las más antiguas habitantes del barrio, allí era donde se ubicaban algunos campamentos habitados por los trabajadores, quienes estaban a cargo de controlar el acceso a la zona de extracción.

Para 1940, Julio Calderón Barriga dejó de lado la explotación de las canteras, las cuales terminaron siendo alquiladas al Municipio, en primer lugar, y posteriormente a empresarios privados. Para entonces ya muchos de los trabajadores de la familia Calderón se habían asentado en estos terrenos. Julio Calderón Barriga dejaba administradores encargados en distintas partes de los lotes y eran ellos quienes finalmente tomaban las riendas del lugar, y alquilaban o asignaban espacio a nuevos habitantes que siguieran llegando a las fincas33 .

33 En la investigación inédita del Cinep “El Bosque Calderón de la 53. Un proceso duro pero pleno de esperanza”, la investigadora María Antonia Jiménez alude a la figura de los administradores. También los habitantes de Bosque Calderón Tejada entrevistados los mencionan.

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ACERCAMIENTO AL CIRCUITO DE ACCESO A LA CANTERA QUE ADMINISTRÓ EL MUNICIPIO, 1940. AEROFOTOGRAFÍA IGAC

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EXPLOTACIONES ROCOSAS Y MASAS ARBÓREAS, 1940. INTERVENCIÓN DE DIANA MARCELA CAMELO PINILLA A PARTIR DE HERNANDO PARRA LLERAS Y JOSÉ ROYO Y GÓMEZ, “PLANO DE BOGOTÁ CON LAS EXPLOTACIONES ROCOSAS Y LAS PRINCIPALES ZONAS DE DESLIZAMIENTO”, 1942. SERVICIO GEOLÓGICO COLOMBIANO

La Compañía Constructora y Urbanizadora S. A., en asocio con Tulio Ospina y Cía., se liquidó en 1946, cuando se llevó a cabo la repartición de los lotes entre todos los herederos, cada uno de 29 fanegadas. En este proceso de liquidación el terreno se repartió en 11 lotes. Este fraccionamiento permitió que algunas zonas fueran vendidas y, con ello, que fuera posible urbanizarlas prontamente, como fue el caso del lote 11, correspondiente a los terrenos hoy ocupados por los colegios Rosario y Jordán de Sajonia. Otros, como los lotes 4 y 5, donde se ubica el barrio Bosque Calderón Tejada, siguieron siendo objeto de litigios que limitaron su desarrollo urbano planificado, lo que contribuyó a que el proceso de urbanización espontánea se consolidara.

Los lotes 4 y 5 mantuvieron a lo largo de los años su deuda con el Estado, por lo que Julio Calderón no pudo urbanizarlos ni escriturarlos, y ninguno de sus herederos quiso reclamarlos.

En 1953, ante el impago de una deuda, un juzgado ordenó el remate del lote n.º 4 de 19 fanegadas del Bosque Calderón de las cuales dos se consideraban como urbanizables y el resto como no urbanizables por estar en terreno montañoso. Como Calderón Barriga demandó el remate, se inició un largo proceso que terminó con la sentencia de la Corte Suprema de Justicia en 1971 que lo mantenía en firme.34

En la aerofotografía de 1950 se pueden observar elementos que son claves en el proceso de desarrollo del barrio en esta década. Entre otros, se identifica la planta de asfalto, lugar que con el tiempo se convertiría en la cancha de fútbol y el jardín infantil del barrio; la cantera, diferente a las identificadas en la cartografía del Servicio Geológico Nacional; la casaquinta, propiedad de la familia Calderón, y el castillo, construcción hecha en la década de los veinte y que hacía parte del recorrido cuando esta zona fue el parque de Luis Calderón Tejada. Se identificaron otras áreas que por su extensión

34 Colón Llamas y Mejía Pavony, Atlas histórico de barrios de Bogotá, 212.

PLANO

DE

DIVISIÓN DE LOTES

ENTRE LOS HEREDEROS DE LUIS CALDERÓN TEJADA, 1946. FUENTE: ARCHIVO PERSONAL DE BENEDICTO GALINDO

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LOTEO DE REPARTICIÓN DE LOS TERRENOS QUE FUERON PARTE DE LA COMPAÑÍA URBANIZADORA Y CONSTRUCTORA DE LA FAMILIA CALDERÓN, 1946. EL BARRIO, DELIMITADO EN VINOTINTO, OCUPA PRINCIPALMENTE LOS LOTES 4 Y 5. LA ZONA OCUPADA POR EL LOTE 3 CORRESPONDE A LAS VIVIENDAS QUE SE FUERON ORGANIZANDO AL SUR DE LA QUEBRADA. INTERVENCIÓN DE DIANA MARCELA CAMELO PINILLA EN GOOGLE EARTH A PARTIR DEL ANÁLISIS HECHO POR MARÍA CECILIA GALINDO OÑATE Y EL PLANO DE LA ESCRITURA 5245 DE 1946 DE LA NOTARÍA SEGUNDA. MARÍA CECILIA GALINDO OÑATE, “GIMNASIO MODERNO. 19141923. ARQUITECTURA PARA LA ESCUELA NUEVA EN BOGOTÁ: DESDE EL BALCÓN HACIA EL HORIZONTE” (TESIS DE LA MAESTRÍA EN HISTORIA Y TEORÍA DEL ARTE, LA ARQUITECTURA Y LA CIUDAD, FACULTAD DE ARTES, UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA, BOGOTÁ, 2015), 134, HTTP://BDIGITAL.UNAL.EDU. CO/72660/1/MARIAGALINDO.2015. PDFP

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6 5 11 4 7 3 8 2 9 1 10
A
C D E
B

EN AZUL SE IDENTIFICA

LA VÍA QUE SERÁ LA BASE ESTRUCTURAL DEL DESARROLLO URBANO DEL BARRIO. EN AMARILLO, OTRAS VÍAS DE ACCESO. ADICIONALMENTE SE IDENTIFICAN:

A. PLANTA DE ASFALTO

B. CASAQUINTA

C. CANTERA JUNTO A LA QUEBRADA

D.CASTILLO CALDERÓN. ZT.

E. ZONAS DE TRABAJO EXTRACTIVO

y ausencia de vegetación se pueden atribuir a lugares de trabajo y explotación de recursos.

Con el paso de los años se fue perdiendo el rastro de la familia Calderón en estos terrenos y en su lugar quedaron los administradores Domingo Hernández y Jorge Bernal. Para este momento, los chircales y la mina de carbón ya habían cerrado. Estas dos actividades debieron de ser las primeras en desaparecer, pues la mayoría de gente que habita actualmente el barrio se acuerda de la extracción de piedra y de la tala de árboles, pero pocos saben que en estos terrenos también hubo una mina de carbón35 y algunos chircales *

35 Existe una incongruencia entre los relatos de los habitantes y los mapas históricos, pues en el plano de explotaciones rocosas nombrado como “Plano aerotopográfico de Bogotá, año 1942”, levantado por el Instituto Geográfico Militar (consultado en http://cartografia.bogotaendocumentos.com), y en la verificación de este que fue realizada por el Ministerio de Minas, la única mina de carbón ubicada dentro de los terrenos de Calderón quedaba en donde hoy se ubica el colegio Nueva Granada. Sin embargo, en el recuerdo de los actuales habitantes la mina se encontraba hacia el lado del Politécnico Grancolombiano, donde dicen que aún se pueden ver rastros de carbón.

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La fábrica de asfalto y el suministro de agua, luz y teléfono

A final de la década de los cuarenta se le alquiló espacio a la fábrica de asfalto Empavicol36, que funcionó hasta 1965 y se ufanaba de ser la única empresa de asfalto del norte. El trabajo en la fábrica, como antaño la labor en las canteras, llevó nuevos trabajadores al barrio, que posteriormente se asentaron ahí37. Esta fábrica funcionó en los terrenos en los que ahora se ubican la cancha de fútbol y el salón comunal, y su cierre definitivo se debió a un incendio que dejó el lugar en pérdidas38. La

36 No fue posible obtener más información de la mencionada fábrica, más allá del testimonio de la gente y de que aparece referenciada en mapas históricos de los años sesenta.

37 Actualmente la gente no recuerda con detalle lo ocurrido en aquel entonces. Sin embargo, en el documento inédito escrito en 1985 por el señor Benedicto Galindo junto a una estudiante de Sociología de la Universidad Javeriana de nombre desconocido, con el que se buscaba hacer un recuento histórico del barrio, se menciona que, al parecer, a los trabajadores de la fábrica de asfalto tampoco les pagaron liquidación debido a que la fábrica se incendió y los empresarios quebraron. Por esta razón, varios de los trabajadores se quedaron a vivir en el lugar.

38 En el documento histórico aportado por el señor Benedicto Galindo se mencionan tres incendios. El más trágico fue el de 1965 que dejó el lugar des-

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EN EL PLANO SE IDENTIFICA EN VERDE LA UBICACIÓN DE LA FÁBRICA DE ASFALTO EMPAVICOL QUE FUNCIONÓ EN EL BARRIO. EN AZUL, EL CONTORNO DE LA UBICACIÓN ACTUAL DE BOSQUE CALDERÓN TEJADA. INTERVENCIÓN DE CAMILO ANDRÉS VALBUENA REY DEL “PLANO PREDIAL Y TOPOGRÁFICO, SECTOR BOSQUE CALDERÓN TEJADA”, 1967. IGAC, PLANCHA J-42

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LAS FAMILIAS SE EMPEZARON A HACER MÁS GRANDES. CUANDO LOS HIJOS CRECÍAN Y SE CASABAN, CONSTRUÍAN SU PROPIA CASA EN LOS MISMOS TERRENOS DONDE SUS PADRES SE UBICABAN

llegada de la fábrica trajo consigo tres cosas importantes para el barrio: las canecas de lata, la primera línea telefónica y el lote que ocupó.

Las canecas de lata, en las que llegaba la brea que empleaban como materia prima para la producción del asfalto, al desocuparse eran reutilizadas por los habitantes del barrio como material de construcción de viviendas. Para ello se alistaba el terreno únicamente apisonando la tierra y así quedaba el acabado final del piso de la casa. Posteriormente despiezaban las canecas; les quitaban las tapas y abrían los cilindros, a los que golpeaban o les pasaban las volquetas por encima para volverlos planos. Estas tres partes de las canecas —dos tapas o escudos y una lámina—, combinadas con madera y engrudo de periódico, eran utilizadas como cerramientos y cubiertas de las construcciones. La combinación de materiales inflamables, sumada a la falta de luz eléctrica y, por ende, a la utilización de velas, ocasionaron más incendios en las casas. Actualmente queda una sola construcción de este tipo en el barrio y no se encuentra habitada. Los habitantes de Bosque Calderón Tejada vivieron al menos una década más, después del cierre de la fábrica, en las casas de lata construidas con las canecas desechadas.

En cuanto a la línea telefónica, con la liquidación del lugar, se instaló en la casa de don Jesús Zorro, uno de los líderes del barrio más querido y recordado por los habitantes, y que tenía su casa al lado de Empavicol. Durante muchos años esta era la única línea del barrio, por lo que todos los vecinos recibían ahí sus llamadas. Cuando sonaba el teléfono le decían a quien llamaba que volviera a marcar a los cinco minutos mientras ubicaban a la persona que solicitaba; luego gritaban con me-

truido. Sin embargo, en la web del Sistema de Información para la Gestión del Riesgo y Cambio Climático (SIRE), que tiene el registro de la información histórica de emergencias de los barrios de Bogotá del periódico El Tiempo desde 1911 hasta 2012, no se consignan estos eventos. Véase https://app2.sire.gov. co/Hemeroteca/

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VISTA POSTERIOR DE CASA DE LATA. FOTOGRAFÍA: CAMILO ANDRÉS VALBUENA REY, 2020

ACCESO A LA CASA DE LATA. FOTOGRAFÍA: ANA MARÍA GÓMEZ BERNAL, 2020

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DIBUJO DEL PROCESO PARA ADAPTAR LAS CANECAS METÁLICAS Y OBTENER LAS TAPAS Y LÁMINAS PARA CONSTRUIR LAS VIVIENDAS. ELABORACIÓN DE CAMILO ANDRÉS VALBUENA REY, 2020

PERSPECTIVA DE CONJUNTO DE LA CASA DE LATA Y ESQUEMA DE PLANTA JUNTO CON PROCESO DE OBTENCIÓN DE MATERIALES. ELABORACIÓN DE CAMILO ANDRÉS VALBUENA REY, 2020

ESQUEMAS DE LAS VIVIENDAS CONSTRUIDAS EN MADERA. ELABORACIÓN DE CAMILO ANDRÉS VALBUENA REY, 2020

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gáfono a quien debía recibir la llamada y la persona corría para atender el teléfono.

El tercer legado importante de la fábrica, el lote que quedó abandonado cuando esta cerró, fue aprovechado por los vecinos para construir el salón comunal, el jardín infantil y la cancha deportiva.

Además de las casas de lata también se construyeron viviendas en madera. Se logró aprovechar la siembra y explotación de eucalipto que se le proveía a la inmunizadora Serrano Gómez para la fabricación de postes de alumbrado público, uno de los negocios de la familia Calderón desde inicios del siglo XX. Estas construcciones rudimentarias estaban constituidas por una armazón o estructura en postes rollizos de eucalipto que conformaban los pilares y tablados extraídos de los mismos troncos de los árboles para hacer los muros de cerramiento.

Para los años cincuenta fueron identificadas dieciocho familias reconocidas ya en posesión de terreno, de acuerdo a lo atestiguado por el señor Benedicto Galindo, destacado líder comunal.

Para entonces, algunos de ellos empezaron a llevar el agua hasta sus viviendas con mangueras desde la quebrada. Esta labor también les generaba muchas complicaciones, ya que las mangueras se rompían o se tapaban con facilidad, y cuando la quebrada subía su caudal, las expulsaba. También ocurría que algún vecino se colgaba de la manguera de otro y dejaba sin suministro al primero. Todo esto obligaba a que constantemente tuvieran que reparar y acomodar las mangueras para hacer llegar el agua hasta sus hogares.

De acuerdo a la tesis “Situación laboral de las mujeres trabajadoras de los barrios Luis Alberto Vega, Los Olivos, Juan XXIII y

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ESTADO ACTUAL DE VIVIENDA EN MADERA, DE LAS POCAS EXISTENTES AÚN EN EL BARRIO. FOTOGRAFÍA: CAMILO ANDRÉS VALBUENA REY, 2020

Bosque Calderón Tejada de Bogotá”, escrita en 198739, los problemas con el agua entre vecinos generaron muchos desacuerdos que llevaron a que Bosque Calderón Tejada se dividiera en los sectores primero y segundo. Este último posteriormente se llamaría El Compresor, barrio actualmente desaparecido y que se ubicaba al norte del barrio que nos atañe. Sin embargo, hoy en día no es posible corroborar esta afirmación, ya que los actuales vecinos creen que la división entre sectores se dio por lo extenso del terreno y no por problemas personales.

El tema de los servicios generaba varias discordias entre vecinos, pues el problema no era únicamente el suministro de agua. Cansados de cocinar con leña, ya que debían ir a buscarla, hacer los atados, amontonarla fuera de la casa y evitar que se mojara y luego no prendiera, buscaron otras alternativas para suplir esta necesidad. Durante un tiempo cocinaron con gasolina y luego lograron que llegara Cocinol hasta el barrio,

39 María Raquel Cruz Navas et al., “Situación laboral de las mujeres trabajadoras de los barrios Luis Alberto Vega, Los Olivos, Juan XXIII y Bosque Calderón Tejada de Bogotá” (trabajo de grado, Facultad de Trabajo Social, Universidad de La Salle, Bogotá, 1987). https://ciencia.lasalle.edu.co/trabajo_social/525/

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DEBIDO A LA FALTA DE SERVICIO DE ENERGÍA LEGAL, LOS HABITANTES DEL BARRIO COLGABAN CABLES DE UN POSTE CERCANO PARA LLEVAR LA LUZ DE CONTRABANDO HASTA SUS HOGARES, PERO ESTO ERA MUY PELIGROSO Y OCASIONÓ MUCHOS ACCIDENTES. EN ESTE AÑO TAMBIÉN OCURRIÓ EL CIERRE DEFINITIVO DE LAS CANTERAS Y LOS HOMBRES BUSCARON TRABAJO EN LA CIUDAD.

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que no era otra cosa que la misma gasolina, pero subsidiada por el Gobierno para que personas de bajos recursos pudieran cocinar 40. Pero el Cocinol era escaso, así que su venta era limitada y debían hacer fila para adquirirlo. Algunos metían personas coladas en la fila y ahí aparecían nuevamente los problemas entre vecinos. La manipulación de este combustible era altamente peligrosa y se convirtió en causa de incendios y personas quemadas.

Por último, con la luz eléctrica el tema no era menos grave: en la Circunvalar, a la altura de la calle 61, había un poste de alumbrado público del que muchos se colgaron en cuanto tuvieron oportunidad. Con alambre dulce y alambre de púas transportaban la electricidad de manera ilegal hasta sus viviendas. Así como ocurría con las mangueras de agua, unos vecinos se colgaban del alambre de los otros, lo que generaba bajas o cortes en el suministro, con el agravante de que los cables de luz resultaban muy peligrosos, hasta el punto de que algunos vecinos sufrieron fatales accidentes *

40 Para 1993, mientras el galón de gasolina corriente costaba 578 pesos, el galón de Cocinol costaba 85 pesos. Gente corrupta tomó ventaja de esta diferencia de precios y clandestinamente se adueñaba del combustible, en complicidad con los conductores de los camiones transportadores. “Cocinol: la coca azul”, El Tiempo, 28 de noviembre, 1993, https://www.eltiempo.com/archivo/ documento/MAM-269300

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La evolución del barrio y la tenencia de la tierra

En el plano fotoaerométrico elaborado por el Instituto Geográfico Agustín Codazzi (IGAC) para la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá en los años 1960 y 1967, aparecen claramente identificadas las construcciones que hacen parte del barrio, así como aquellas que están en los sectores aledaños. A partir de este punto es posible observar cómo las construcciones se fueron organizando en torno a las vías que dejaron los accesos a las canteras. Aun así, para la época, la actividad de empresas como la planta de asfalto Empavicol Ltda. se mantuvo en el lugar y continuaron las labores de explotación, lo que generó una centralidad en torno a la cual se fueron organizando algunas viviendas. Las construcciones se caracterizaban por estar separadas las unas de las otras, y orientadas acorde con el sentido de la vía.

Para la década de los setenta, se evidencia que la planta de asfalto ya no existía y que el sector se fue densificando. Las viviendas construidas en la década anterior se mantuvieron y

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EL BARRIO BOSQUE CALDERÓN TEJADA EN LA DÉCADA DE LOS SESENTA. LOS PUNTOS AZULES RESALTAN LAS CONSTRUCCIONES IDENTIFICADAS EN EL PLANO QUE PUDIERON SER VIVIENDAS. EN VERDE SE DESTACAN LA PLANTA DE ASFALTO, EL CASTILLO Y LA CASAQUINTA. INTERVENCIÓN DE DIANA MARCELA CAMELO PINILLA A PARTIR DE LAS PLANCHAS J52 DE 1960 Y J42 DE 1967 DEL IGAC

surgieron nuevas construcciones muy cerca de las edificaciones anteriores. Acorde con las entrevistas realizadas a los habitantes del barrio, era usual que, cuando la familia crecía por matrimonio, en el mismo lote se habilitara un área para levantar la casa de los nuevos miembros. Por otra parte, el uso de un nuevo sistema constructivo se hace visible por el surgimiento de volúmenes regulares que cohabitan con las construcciones anteriores. Una característica que se puede apreciar a partir de las fotografías aéreas es la presencia de cuerpos de árboles intercalados por los espacios ocupados por las viviendas, y que borran lentamente la imagen árida propia de las zonas de explotación.

También en los sesenta y setenta vuelve a aparecer el trazado de una vía que, en la cartografía, promete conectar el norte con el sur de la ciudad. Sin embargo, dependiendo del autor y de la información que cada quien resalta en las cartografías, se evidencia o se ignora el asentamiento que definió la forma del

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COMPARATIVO DE LAS VIVIENDAS IDENTIFICADAS EN LA DÉCADA DE LOS SESENTA, RESALTADAS EN AZUL, Y LAS NUEVAS CONSTRUIDAS EN LA DÉCADA DE LOS SETENTA, AMARILLLO. EN VERDE SE RESALTAN LA PLANTA DE ASFALTO, EL CASTILLO Y LA CASA QUINTA. NO FUE POSIBLE CONSULTAR LA PLANCHA DE ESTA DÉCADA CORRESPONDIENTE AL SECTOR NORTE DEL BARRIO, POR LO QUE SE USÓ LA DE LA DÉCADA ANTERIOR COMO REFERENCIA. INTERVENCIÓN DE DIANA MARCELA CAMELO PINILLA A PARTIR DE LAS PLANCHAS J52 DE 1974 Y J42 DE 1967 DEL IGAC

barrio Bosque Calderón Tejada y se da prelación al sistema vial propuesto. En el plano de 1970 del Plan Piloto Vial para Bogotá se ignora completamente cualquier construcción preexistente en el sector y se ubica a conveniencia el trazado vial de la nueva vía identificada como avenida 10 de Mayo, en lo que sería a futuro la avenida Circunvalar. Por otra parte, en planos como “Inventario de zonas subnormales de vivienda y proyectos ICT de desarrollo presivo”, elaborado por el Departamento de Estudios e Investigaciones del Instituto de Crédito Territorial (ICT) en 1972, y en el “Mapa de barrios existentes en Bogotá en 1972. Estratificación socio-económica”, elaborado por la Subdirección de Desarrollo Social del Departamento Administrativo de Planeación Distrital, aparece el barrio vecino Juan XXIII41 , catalogado como de invasión en el primero y como “E1 – bajo bajo” en el segundo, y se ignora al barrio Bosque Calderón Tejada pese a estar en la misma situación.

Según algunos testimonios, a principios de la década de los años sesenta algún residente del barrio localizó a una hija de Julio Calderón con la intención de que esta le ayudara a conseguir escrituras del terreno que ocupaba, pero la mujer le contestó que ellos no tenían ningún documento. Mencionó que Julio había fallecido y que ninguno de los herederos estaba interesado en reclamar las tierras debido a la millonaria deuda de impuestos que tenían. Les dijo también que estas tierras ya eran de ellos porque su padre se las había dejado y que por posesión durante tantos años ya se las habían ganado, así que les recomendó que no se fueran a dejar sacar de ahí.

Para 1972 las canteras cerraron de forma definitiva debido a que un par de años antes habían comenzado a explotar el recurso con dinamita. Pasar de la explotación manual a la explotación con dinamita trajo grandes ventajas a los trabajadores, puesto que les rendía muchísimo más, pero la montaña per-

41 El barrio Juan XXIII se encontraba ubicado entre las calles 63 y 65, a la misma altura del barrio Bosque Calderón Tejada. Actualmente se ubican allí los colegios Rosario de Santo Domingo y Jordán de Sajonia.

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LOCALIZACIÓN DEL BARRIO BOSQUE CALDERÓN TEJADA CON RELACIÓN A LOS BARRIOS RECONOCIDOS. EN EL PLANO DE ESTRATIFICACIÓN SOCIO ECONÓMICA DE 1972 NO APARECE IDENTIFICADO EL BARRIO BOSQUE CALDERÓN TEJADA. SIN EMBARGO, SE IDENTIFICA EN ESTE SECTOR AL BARRIO JUAN XIII (E1 - 576) COMO ESTRATO E1 BAJO-BAJO, CONTRASTANDO CON LOS DEMÁS BARRIOS QUE LE RODEAN, IDENTIFICADOS COMO ESTRATO E5 MEDIO-ALTO. INTERVENCIÓN DE DIANA MARCELA CAMELO PINILLA A PARTIR DE MAPA DE BARRIOS EXISTENTES EN BOGOTÁ EN 1972. ESTRATIFICACIÓN SOCIO-ECONÓMICA. DEPARTAMENTO ADMINISTRATIVO DE PLANEACIÓN DISTRITAL. SUBDIRECCIÓN DE DESARROLLO SOCIAL. Y ALCALDÍAS MENORES. DEPARTAMENTO ADMINISTRATIVO DE PLANEACIÓN DISTRITAL. DECRETO 677 DE 1972. SOBRE PLANO ELABORADO POR EL INSTITUTO GEOGRÁFICO AGUSTÍN CODAZZI. PLANO DE BOGOTA Y ALREDEDORES

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EL BARRIO EN EL PLAN PILOTO VIAL INTERVENCIÓN DE DIANA MARCELA CAMELO PINILLA A PARTIR DE DEPARTAMENTO ADMINISTRATIVO DE PLANEACIÓN, BOGOTÁ DISTRITO ESPECIAL. IGAC. ESCALA 1:25.000. PLAN PILOTO VIAL. ACUERDO 38/61. MAYO, 1971. ARCHIVO DE BOGOTÁ, REF. 101.01.048.12

dió estabilidad y empezaron los derrumbes. De vez en cuando caían enormes rocas que rodaban loma abajo, y los vecinos quedaban expuestos a un gran peligro. Incluso después del cierre de las canteras y durante varios años, con algún aguacero fuerte se desprendían rocas de la montaña.

Con la clausura de las canteras se acabó definitivamente el trabajo en el barrio, pues la mina de carbón, los chircales, la ganadería de ovejas, la explotación maderera y la fábrica de asfalto habían terminado labores años atrás. Así, los hombres y mujeres de Bosque Calderón Tejada debieron empezar a buscar otro tipo de ocupación: si antes trabajaban sacando material de construcción en la montaña, ahora se desempeñarían como constructores en la ciudad.

Muchos fueron los motivos que hicieron ver a los vecinos la necesidad de tener una Junta de Acción Comunal, así que para 1969 empezaron a reunirse y en 1972 lograron la personería jurídica que reconocía la JAC de este barrio, pero, sin duda, el principal motivo para su creación fue la defensa del territorio, pues luego de que la familia Calderón dejara estas tierras a su suerte empezaron a aparecer diversas personas a reclamarlas como propias. Y es que en aquel tiempo, además de que de la nada aparecían personas inescrupulosas con falsas escrituras, se llevó a cabo un esperado remate de una parte de los terrenos de Julio Calderón debido a la deuda que acumuló durante años, sin considerar a las personas que allí habitaban desde décadas atrás.

Así que los poseedores de estas tierras, sin escrituras en mano para demostrar su pertenencia, solo tenían picas, palas y el apoyo de los padres jesuitas para defenderse. Cuenta doña Martha Díaz, actual presidenta de la JAC, que una vez vino un señor vestido de paño y sombrero con una mesita y una máquina de escribir a hacer una notificación de desalojo. Los hombres bajaron de la cantera con sus herramientas en mano y amenazaron al señor para que se fuera y los dejara tranquilos.

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ANTE LOS RUMORES QUE EMPEZABAN A APARECER DE POSIBLES DESALOJOS, LOS HABITANTES DEL BARRIO CREARON SU JUNTA DE ACCIÓN COMUNAL (JAC) QUE OBTUVO PERSONERÍA JURÍDICA EN 1972.

LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DEJÓ EN FIRME UNA ORDEN DE REMATE DEL LOTE 4, QUE ESTABA PENDIENTE DESDE EL AÑO 1953, DEBIDO A LA DEUDA DE IMPUESTOS QUE ACUMULABAN LOS CALDERÓN. LA COMUNIDAD CONTABA CON LA AYUDA DE LOS PADRES JESUITAS ALBERTO PARRA Y ALBERTO MÚNERA, QUIENES LOS APOYARON EN LA DEFENSA DEL TERRITORIO.

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En esa ocasión lograron vencer a quienes pretendían desalojarlos, aunque más adelante no tuvieron la misma suerte.

En 1971 empezaron los rumores sobre el Plan Integral para el Desarrollo Urbano de la Zona Oriental de Bogotá, mejor conocido como Piduzob. Era un plan ambicioso presentado por la alcaldía como una respuesta del Gobierno a las necesidades sentidas por las comunidades de bajos ingresos concentradas en esta zona. Sin embargo, fueron justamente las comunidades de bajos ingresos las que se vieron más afectadas.

El comienzo de la década de los setenta presentó una gran actividad en el terreno de la planificación del desarrollo urbano de Bogotá. Mientras los estudios ya analizados de Fase I, Fase II y el Plan Vial de Restrepo y Uribe estaban en plena elaboración, la nueva administración del alcalde conservador Albán Holguín42 (1970-1973) decidía solicitar un préstamo internacional al BID [Banco Interamericano de Desarrollo], para construir la célebre “avenida de los Cerros”, con objetivos y especificaciones no contemplados en ninguno de los planes existentes. Durante más de cinco años este préstamo fue motivo de negociaciones, formulaciones y reformulaciones, muchas de las cuales fueron consecuencia directa de la polémica que la construcción de la avenida desató en la ciudad. De tal manera que, inicialmente por exigencia del propio BID, la avenida quedó incorporada a un plan de mayor alcance denominado Programa Integrado de Desarrollo Urbano de la Zona Oriental de Bogotá́, PIDUZOB, que incluyó un conjunto muy importante de obras, distribuido en 9 subprogramas. Entre 1974 y 1975, sin embargo, el PIDUZOB fue reformulado radicalmente por el gobierno liberal de López Michelsen, que terminó por excluir de las obras a la controvertida avenida y se concentró en la ejecución de vías y equipamientos para las zonas más deficitarias de la ciudad, que para la época se habían convertido en un

42 Carlos Albán Holguín.

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“polvorín social”. Paralelamente, a finales de 1972, se creó el Instituto de Desarrollo Urbano, IDU, concebido como la entidad idónea para ejecutar las obras de desarrollo urbano de la ciudad, especialmente las viales, a través de los programas de valorización.43

Ya en la década de los ochenta la densificación se hizo más visible, sin que por esto las viviendas perdieran la característica de ser construcciones aisladas y distanciadas entre sí. Sin tener un paramento definido, las nuevas casas siguieron el patrón de ubicarse cerca de las vías y se concentraron especialmente en cercanías a la quebrada. Por otra parte, dos obras de infraestructura para la ciudad se visibilizan en el plano de 1981 en sentido norte-sur, por encima del área de vivienda desarrollada en Bosque Calderón Tejada donde la inclinación del terreno se acentúa.

La primera de estas obras es una canalización que corresponde al desaguadero de aguas lluvias de la montaña que se conecta con la quebrada Las Delicias. La segunda es el tendido de alta tensión de energía. Ambos proyectos fueron pensados para la ciudad, aunque excluían al sector, ya que por sus características no podían ser aprovechados por los habitantes. Adicionalmente, se identifica en el plano el colegio Manuel José Robayo, que se puede considerar la primera obra dotacional con la que contó el barrio. Es de particular interés destacar que por primera vez se reconoce este sector en un plano cartográfico oficial como el barrio Bosque Calderón Tejada, una muestra de que, al menos en planos, ya se considera como un sector relevante para ser nombrado, posiblemente debido a la existencia de la Junta de Acción Comunal.

43 Rodrigo Cortés Solano, “Del urbanismo a la planeación en Bogotá (19001990). Esquema inicial y materiales para pensar la trama de un relato”, Revista Bitácora Urbano Territorial 11, n.o 1 (enero-diciembre 2007): 192, https://revistas.unal.edu.co/index.php/bitacora/issue/view/1771

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COMPARATIVO DE LAS VIVIENDAS IDENTIFICADAS EN LA DÉCADA DE LOS SESENTA SEÑALADAS EN ROJO, EN LA DÉCADA DE LOS SETENTA EN MORADO Y EN LA DE LOS OCHENTA EN AMARILLO. LA LÍNEA SERPENTEANTE AZUL DE LA DERECHA CORRESPONDE AL CANAL DE AGUAS LLUVIAS Y LA LÍNEA PUNTEADA DE COLOR NARANJA, A LA LÍNEA DE ALTA TENSIÓN. EN VERDE SE RESALTAN LA PLANTA DE ASFALTO, EL CASTILLO Y LA CASA QUINTA. INTERVENCIÓN DE DIANA MARCELA CAMELO PINILLA A PARTIR DE LAS PLANCHAS J52 Y J42 DE 1981 DEL IGAC

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EL BARRIO BOSQUE CALDERÓN TEJADA Y SU CONTEXTO. DETALLE DE LA DISPOSICIÓN DE LAS VIVIENDAS SOBRE LAS HOY DG 58 Y TR 4B ESTE. AEROFOTOFRAFÍA DE LA SEGUNDA MITAD DE LA DÉCADA DE LOS OCHENTA. IGAC, VUELO C2367-26

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En la segunda aerofotografía de esta misma década que se encuentra en la página opuesta y cuyo año exacto no fue posible corroborar, pero que es claramente posterior a 1985 porque en ella ya aparece la avenida Circunvalar construida, se hace evidente una densificación mayor respecto al plano de 1981. Se refleja también el sector norte, correspondiente al lote 5. En la foto se puede ver que, con pocos caminos, se conectaban estos dos sectores.

La avenida de los Cerros o avenida Circunvalar fue planeada como una vía que uniría el norte con el sur y tendría 100 metros de ancho, con 6 carriles en cada sentido, pero que afectaría a muchos barrios pobres ubicados en el oriente de la ciudad, pues el ancho de la vía requería desplazar manzanas enteras de viviendas. Esto llevó a que los barrios orientales se unieran en contra de la construcción de la avenida para defender su territorio y con su lucha lograron que el diseño finalmente fuera replanteado, de modo que quedó solo de 25 metros de ancho. Aun cuando para la mayoría de estos barrios aquello representaba una gran amenaza, para Bosque Calderón Tejada lote 444 no fue así: este se encontraba ubicado mucho más arriba del paso de la avenida, por lo que la aparición de la vía, a diferencia de lo que representó para los otros barrios, fue un alivio en lo que respecta al transporte. Antes de la construcción de la Circunvalar, lo más cerca al barrio que llegaba un carro era a la carrera Séptima. Ahora bien, aunque la construcción de la avenida no se presentaba como una amenaza directa de desplazamiento, indirectamente sí lo era: con el paso de la vía cerca a los cerros Orientales más gente empezó a interesarse en sus terrenos. La presión inmobiliaria sobre este sector llevó a la desaparición de los barrios más cercanos al Bosque Calderón Tejada e incluso a la de un sector del mismo barrio con la llegada de la Universidad Manuela Beltrán.

44 Hubo otro barrio llamado Bosque Calderón Tejada de la 53, que se ubicaba entre las calles 53 y 54 sobre la carrera 4.ª, y que sí estuvo involucrado en las acciones de desplazamiento que generó la construcción de la avenida.

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UBICACIÓN DE BARRIOS EXTINTOS CERCANOS A BOSQUE CALDERÓN TEJADA. DE NORTE A SUR SE ENCUENTRAN: SANTO DOMINGO (CÍRCULO ROSADO), LUIS ALBERTO VEGA (CÍRCULO VERDE), BOSQUE CALDERÓN TEJADA SECTOR II O ANTIGUO BARRIO COMPRESOR (CROQUIS EN AZUL), FRACCIÓN DEL LOTE CINCO (CROQUIS MORADO), LOS OLIVOS (CROQUIS NARANJA), BOSQUE CALDERÓN TEJADA DE LA CALLE 53 (CÍRCULO AMARILLO), BARRIO ACTUAL BOSQUE CALDERÓN TEJADA (CROQUIS ROJO)

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Dentro de los barrios desaparecidos se encuentran: Bosque Calderón Tejada de la 53, El Compresor, Luis Alberto Vega, Santo Domingo y Los Olivos, todos ellos ubicados en la parte alta de los terrenos adquiridos por Luis Calderón Tejada. Algunos de estos barrios fueron desalojados de forma abrupta y violenta, mientras que con otros se logró una negociación de compra-venta que tampoco fue del todo pacífica, como fueron los casos de Bosque Calderón Tejada de la 53 y El Compresor.

La avenida Circunvalar finalmente fue construida entre 1981 y 1985, y el intercambiador vial que permite el acceso al barrio conectando la avenida con las calles 62 y 64 fue ejecutado apenas en el año 2001. Esto significó un gran cambio para sus habitantes, pues por fin podrían ingresar vehículos a su territorio.

Para la década de los noventa, la densificación incluyó la construcción de viviendas en los sectores medios, ya no al borde de camino, lo que dio origen a senderos que cruzan transversalmente el gran trozo de terreno limitado por las vías. En este proceso ya no parecía tan importante seguir un trazado vial construyendo las viviendas contiguas a la vía de acceso, sino construir viviendas exentas o no adosadas que mantuvieran las cuatro fachadas aprovechando la baja densificación de construcciones. Por otra parte, en el cruce de las hoy diagonal 58 y transversal 4B este, punto donde la vía principal hace su primer quiebre, las casas ya se adosaban entre sí, lo que generaba un paramento continuo a la calle. Un elemento importante que empieza a ser visible en las aerofotografías de la época es la cancha de fútbol, ubicada donde anteriormente funcionó la fábrica de asfalto.

Respecto a esta época de cambios y afectaciones en el barrio, los padres Alberto Parra S. J. y Alberto Múnera S. J. relatan en su testimonio compartido para esta publicación:

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LA CANCHA DEPORTIVA DEL BARRIO Y LA ESQUINA DE LAS HOY DG 58 Y TR 4B ESTE, VISTAS DESDE ARRIBA EN LA DÉCADA DE LOS NOVENTA. AEROFOTO R1131-2788. IGAC

Nos situamos ahora en los años 1992 a 1994, en el periodo del alcalde de Bogotá doctor Jaime Castro. Se caracterizó ese periodo por un programa de planificación de la ciudad que dejó por fuera a los barrios denominados piratas y subnormales, como el Bosque Calderón Tejada. Por lo demás, nunca se supo quién o quiénes y ostentando qué títulos de propiedad habían comenzado a reclamar la propiedad total de los predios, sin miramiento por los legítimos títulos de posesión de muchos lustros atrás. Por fuerza de la apetencia de urbanizadores piratas y traficantes de terrenos, los constantes intentos de desalojo por la fuerza o por decisiones judiciales se acrecentaron y se hicieron constantes, amenazantes, injustos frente al derecho de propiedad por posesión.

Entonces puede comprenderse el peligroso trabajo de los acompañantes universitarios de estas comunidades permanentemente amenazadas, y el constante trabajo para la formación de su conciencia cívica y social en orden a congregarlos y capacitarlos para la defensa de sus propios intereses y derechos.

El gran predio del Bosque Calderón había sido ya atravesado por la avenida Circunvalar, sin miramiento alguno, ni diálogo ni negociación con los propietarios de los espacios requeridos. El trazado de la avenida Circunvalar llevó, entonces, a denominar Bosque Calderón al sector oriental y barrio Los Olivos y barrio Luis Alberto Vega al sector occidental con relación a la avenida. Pero se trató siempre de una sola y única comunidad de vecinos, unidos por la conciencia de sus derechos de legítima propiedad. La avenida Circunvalar fue testigo de las continuas marchas cívicas y protestas ciudadanas para el reclamo de derechos y el rechazo de permanentes intentos de desalojo y de expropiación por fallos judiciales y por ejecución desde la Alcaldía Menor de Chapinero.

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En ese marco de conflicto social debe situarse el episodio de resistencia que fue protagonizado por el estudiante Hernando Herrera Anaya, líder estudiantil y líder social, ante la orden de ejecución de desalojo y entrega de predios al juzgado. De ello dio cuenta con sensacionalismo la prensa local y, particularmente, el diario El Tiempo45. Para la gran prensa y las cadenas de radiodifusión se habría tratado de un “secuestro” y no de una acción civil arriesgada y aventurada para impedir la flagrante acción de desalojo y de expropiación. Hernando Herrera, gravemente herido por los disparos con armas del GOES (Grupo de Operaciones Especiales de la Policía Nacional de Colombia), y detenido para ser procesado, no solo obtuvo el habeas corpus para su temporal recuperación, sino que pudo ser asilado por el Gobierno de Suiza, gracias a la gestión humanitaria del Cinep (Centro de Investigación y Educación Popular), a la pericia humanitaria de los abogados Guillermo Arturo Villegas y María Antonia Jiménez de Obregón, así como a la arriesgada acción de los sacerdotes Gilberto Duque, Alberto Múnera, Alberto Parra. La carrera sacerdotal de Hernando Herrera en el obligado exilio quedó frustrada, su salud gravemente diezmada, su honra y su fama comprometidas, si bien sus compañeros de hazaña retenidos en la cárcel Modelo fueron liberados después de varios meses.

A finales de 1994 y todo el trascurso [de] 1995-1996 la acción ciudadana de los propietarios por posesión del barrio Bosque Calderón tuvo por interlocutor al señor Alfonso Beltrán Ballesteros. Él, a nombre propio o en representación de la fundación Manuela Beltrán, ostentó escritura de propiedad del predio ocupado por el barrio Bosque Calderón Tejada. El nuevo periodo de conflicto social conoció de nuevo los intentos de lanzamiento, la acción y las acciones acostumbradas de la fuerza pública, y el asesinato de dos líderes barriales frente a la humilde capilla del sector. La larga

45 “Un secuestro de película”, El Tiempo, 26 de mayo, 1992, https://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-123984

“UN SECUESTRO DE PELÍCULA”. EL TIEMPO, 26 DE MAYO DE 1992

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LÍMITES DEL BARRIO EN 2002. EN AZUL SE DEMARCA EL BARRIO EL COMPRESOR. EN ROJO SE INDICA LA VÍA PRINCIPAL, EN COLOR VERDE CLARO SE DEMARCAN LOS LÍMITES DE LA UNIVERSIDAD MANUELA BELTRÁN. Y EN AMARILLO LAS CALLEJUELAS PEATONALES QUE SE EMPIEZAN A FORMAR DENTRO DE LA GRAN MANZANA. INTERVENCIÓN DE DIANA MARCELA CAMELO PINILLA EN GOOGLE EARTH CON IMAGEN SATELITAL DE 2002

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CALLEJUELAS INTERNAS DEL BARRIO. FOTO CAMILO RODRÍGUEZ-IDPC, 2022

transacción cívica y jurídica dio por resultado la partición del predio del Bosque Calderón entre la comunidad de ciudadanos en pacífica posesión y el titular o representante de la fundación Manuela Beltrán.

Entre los años 1995 y 1996 se corrieron las escrituras públicas en favor de las familias poseedoras de los predios del barrio —cerca de 45 escrituras— y se avanzó en la construcción de unidades familiares, gracias a la colaboración de algunos benefactores, a la campaña pro vivienda en los colegios de la Compañía de Jesús en Bogotá, y a la colaboración de la fundación El Minuto de Dios46 .

Posterior a estos eventos, ya para el año 2002 y producto del proceso de desalojo, legalización y venta de un lote de aproximadamente 600 metros cuadrados, apareció la construcción de la Universidad Manuela Beltrán. Esto conllevó que se interrumpiera el crecimiento al norte de este sector y se alterara el desarrollo que se estaba dando sobre la ahora transversal 4A bis este. En la imagen satelital de Google Earh se identifica el proceso de generación de calles que trasversalmente vinculaban las vías principales, pero, dados los niveles de densificación ya alcanzados, estos caminos resultaron ser de tránsito peatonal, lo que permitió organizar las viviendas de forma adosada y consolidar sobre estas callejuelas fachadas continuas.

46 Durante tal proceso de desalojo, varias familias que habitaban el mencionado predio fueron reubicadas más arriba de la universidad, en casas de madera.

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* Don Benedicto y la resistencia al desalojo

—Don Benedicto Galindo no siempre ha vivido en Bosque Calderón Tejada. Una tragedia familiar y la falta de dinero para mantenerse lo trajeron a estas tierras a los diecisiete años, hace medio siglo. Llegó con su mamá y sus hermanas, y consiguieron que les alquilaran una pieza, pero no fue nada fácil. En ese momento en el barrio solo había unas tres casas en ladrillo, y unas diecisiete o dieciocho en lata. Lo demás eran campamentos: uno en el lote 3, dos en el lote 4, uno en el lote 5 y uno en el lote 6. A diferencia de los habitantes que habían nacido y crecido acá, y que se habían acostumbrado a tener que caminar desde la Séptima o incluso desde más abajo para llegar al barrio, a buscar el agua en la quebrada y a alumbrarse con velas, Benedicto venía del barrio Santa Lucía donde tenía todos los servicios y el transporte público llegaba a su casa.

Llegó en el año 1970, en el invierno más tenaz que se ha visto en los cerros Orientales. A los pocos días de haber llegado, se desbordó la quebrada y se cayó el puente que permitía el acceso al caserío; entonces fue a buscar algún camino más arriba que le permitiera cruzar la quebrada, pero era de noche y se perdió. Cuando se dio cuenta, estaba arriba, en las canteras, y tuvo que bajar de nuevo. Don Benedicto cuenta que lloraba desesperado.

Por eso no se acostumbró a vivir así. Ese fuerte impacto (y seguramente muchas cosas más) lo convirtieron en un revolucionario que creía en el comunismo y el socialismo, que veía las películas cubanas en los cineclubs que había en la época y que tiraba piedra en la Universidad Nacional. Aunque la decepción de todo esto no se hizo esperar: don Benedicto se describe a sí mismo como un idiota útil al servicio del Estado, pues nos cuenta que más adelante fue de conocimiento público que el Estado era el que provocaba las protestas estudiantiles con in -

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filtrados. Y aunque su fe en esas ideologías se perdió, su convicción en la importancia de mejorar las condiciones de vida propias y de sus vecinos se mantiene hasta hoy.

A los dos años de haber llegado al territorio empezaron las amenazas de desalojo en un sector.

En el año 72 hubo un proceso de desalojo para las primeras familias que vivieron en el barrio. El lote 4 nunca se vendió y a Julio Calderón le hicieron un proceso ejecutivo y le remataron la mitad del predio. Pero los señores Devis Echandía, los ilustres abogados de ese tiempo, eran unos tierreros de cuello blanco, entonces lo que hicieron fue… ellos partieron el lote y, en lugar de abrir un folio de matrícula inmobiliaria para el predio rematado, lo que hicieron fue que apenas salió la sentencia de remate conformaron un sociedad y aportaron únicamente el lote número 4, pero no el resto; y aprovechando que no había folio de matrícula inmobiliaria, utilizaron el del predio de mayor extensión e incluyeron el lote número 4 como tal; no el pedazo que remataron, sino el lote completo. Haciendo el fraude que hicieron, iniciaron demandas para sacar la gente.

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Por una casualidad, cuenta don Benedicto, conoció al doctor Jaime Bogotá Marín, a quien presentó en la JAC para que asumiera la defensa del territorio. En esa ocasión no lograron sacar a nadie del barrio, pero ese proceso hoy en día sigue abierto y es más complejo de lo que parece a simple vista. Esta historia empezó en el año 1953, cuando la familia Eguía y Vásquez inició un proceso ejecutivo contra Julio Calderón, teniendo como abogado a Devis Echandía. El remate se hizo a nombre del abogado —no se sabe si tenía un trato previo con la familia— y un año más tarde fundaron la sociedad Alfonso Devis Echandía y Cía. Ltda., y aportaron todo el lote 4 a esta. En 1972 empezaron los intentos de desalojo frente a los cuales la comunidad se defendió y en 1985 la misma comunidad radicó una demanda de pertenencia, pero representada por un abogado que cometió todos los errores posibles: la demanda se hizo contra Julio Calderón, cuando quienes aparecían como dueños eran los Devis Echandía, y el proceso se hizo de forma colectiva cuando legalmente se debía hacer de forma individual. La sentencia se demoró más de veinte años en salir, cuando incluso el señor Devis había fallecido y con ella nadie ganó realmente, pues el juez trazó una diagonal en el mapa del terreno, y una parte quedó para los demandantes y otra para los demandados. La sentencia fue reiterada en segunda instancia en 2010, por lo que la mitad del barrio está actualmente perdido. Afortunadamente para sus habitantes, en estos diez años nadie ha ido a reclamarles nada.

Aquí ha habido un proceso de desplazamiento simulado. Aparecen dueños de un momento a otro… Por ejemplo, no se sabe cómo apareció Manuela Beltrán, la dueña de ese predio. Ahí nos dieron bala. Estaban empezando a hacer la Circunvalar y hubo un intento de desalojo de las veinticinco familias que vivían ahí. Trajeron cantidad de policía, nos echaron gases, nos dieron bala… Ese día amanecimos militarizados.

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En ese entonces los padres Alberto Parra y Alberto Múnera, jesuitas, profesores de teología de la Universidad Javeriana, eran “el brazo armado de la comunidad”, pues colaboraban con la parroquia de Lourdes que era a la que pertenecía el sector y frecuentaban el barrio. En muchos procesos estuvieron al lado de los habitantes como apoyo, no solamente espiritual, pues luchaban hombro a hombro con la comunidad en la defensa de sus derechos. Durante el desalojo propiciado por la Universidad Manuela Beltrán, algo lograron negociar para que los habitantes desplazados fueran reubicados más arriba en el mismo lote. La universidad les instaló a algunas de las familias —unas seis de las veinticinco— unos ranchos en madera de los cuales hoy en día solo se conserva uno.

Cuando la gente habla de invasiones, dice don Benedicto, es porque no se conocen las dinámicas de los territorios, pues la mayoría de la ocupación en los cerros Orientales se dio por explotación laboral, como sucedió en Bosque Calderón Tejada. No fue así con el barrio Luis Alberto Vega que, según don Benedicto, sí fue una invasión que empezó a darse en el año 1958. Y es que, de acuerdo con su testimonio, la diferencia entre estos dos barrios radica en que en el Bosque Calderón Tejada los habitantes contaron con el beneplácito de los dueños para ocupar el territorio, mientras que en el Luis Alberto Vega la gente fue llegando y se fue acomodando sin el consentimiento de nadie, aunque tampoco tuvieron oposición por más de treinta años— *

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La lucha comunitaria por vivienda y servicios públicos legales

Para 1976 apareció Servivienda, fundación sin ánimo de lucro de la Compañía de Jesús. Se trataba de una empresa social que ayudaba a la gente de bajos recursos a tener casas prefabricadas a través de un proceso de financiación. Algunos de los habitantes de Bosque Calderón Tejada accedieron a este beneficio que les permitía cambiar sus casas de lata por unas más sólidas, mientras que otros habitantes, que ya habían aprendido de construcción, prefirieron hacer sus casas de bloque de escoria: un bloque de cemento gris económico para la época. Algunos de los motivos para preferir las casas prefabricadas eran la financiación, lo rápido de su instalación y la incertidumbre que siempre tuvieron sobre los terrenos que habitaban. Cuenta don Carlos Julio, habitante del sector, que aunque él era constructor y habría podido hacer su propia casa, el terreno que ocupaba (y aún ocupa) estaba ubicado en la ronda de la quebrada, así que prefirió no arriesgarse a construir algo más sólido por si acaso lo sacaban de ahí; por eso decidió comprar la casa prefabricada y solo le construyó dos

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habitaciones para ampliarla. Estas casas y las que empezaron a construir ellos mismos ya tenían espacio para baño, así que también fue necesario acondicionar pozos sépticos.

Las soluciones de Servivienda programáticamente eran básicas: dos alcobas, un baño, cocina y espacio de sala o comedor.

En lo que respecta a la construcción, esta se resolvía mediante el uso de una placa de concreto armado de contrapiso de un espesor aproximado de 20 cm, fundida sobre capas de gravilla compactadas. Luego de esto se izaban perfiles livianos metálicos sobre los cuales se acomodaban los paneles prefabricados de concreto. La carpintería podía ser en madera o lámina metálica y se modulaba de acuerdo con la dimensión de los paneles. Las cubiertas estaban desarrolladas a una o dos aguas con voladizos de 50 cm respecto a los muros. Estas cubiertas se instalaban sobre un entramado de vigas en madera o metal y su acabado iba desde la ya prohibida teja de asbesto-cemento47 hasta tejas de zinc o de barro.

Para esos años la energía de contrabando de la que disfrutaban los habitantes solo les permitía encender algunos bombillos que alumbraban poco y ningún electrodoméstico. Los accidentes estaban a la orden del día, hasta que en una ocasión ocurrió un lamentable suceso en el que dos jóvenes hermanos fallecieron electrocutados por la caída de un cable. Fue entonces cuando los habitantes del barrio decidieron hacer su primera red eléctrica: ellos mismos compraron el cableado y, aprovechando que para esa época la empresa de energía estaba cambiando los postes de madera por postes de concreto, se fueron con sus volquetas para la calle 170, al lado del ferrocarril, donde estaban tirados los viejos postes para cogerlos. Sin embargo, la gente de allá les salió con garrote y machete, y los espantaron del lugar. Aun así, lograron hacer su propia red montando una torre en la cancha de fútbol y anclando los cables en un edificio de abajo, con la mala suerte de que en ese

47 La prohibición se debe a que se trata de un material cancerígeno.

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INTERIOR DE CASA PREFABRICADA PROPIEDAD DE LA COMUNIDAD DONDE ANTERIORMENTE FUNCIONABA EL JARDÍN INFANTIL FOTOGRAFÍA: ANA MARÍA GÓMEZ BERNAL, 2020

SE CREÓ LA FUNDACIÓN SERVIVIENDA QUE AYUDABA A LAS PERSONAS DE BAJOS RECURSOS A COMPRAR CASAS PREFABRICADAS. MUCHOS HABITANTES DEL BARRIO LAS ADQUIRIERON PORQUE ERAN ECONÓMICAS, FÁCILES DE ARMAR Y MUCHO MEJORES QUE SUS ANTIGUAS VIVIENDAS DE LATA. ESTAS CASAS YA TENÍAN BAÑO, PERO AÚN NO TENÍAN ALCANTARILLADO EN EL BARRIO, DE MODO QUE DEBIERON CONSTRUIR POZOS SÉPTICOS. ALGUNOS HOMBRES EMPEZARON A TRABAJAR COMO CONSTRUCTORES EN LA CIUDAD. COMO APRENDIERON A CONSTRUIR, PREFIRIERON HACER ELLOS MISMOS SUS PROPIAS CASAS ANTES QUE COMPRAR UNA CASA PREFABRICADA.

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edificio vivía la política colombiana Ingrid Betancourt48 que se molestaba por los cables y que según los habitantes del barrio, les hacía la vida imposible, y logró en varias ocasiones que se los cortaran. Aun así, la electricidad legal no tardó mucho más en llegar y fue el primer servicio legal del que disfrutaron, gracias a la ayuda de Luis Carlos Galán49. En palabras de don Benedicto Galindo, esta historia ocurrió así:

Yo conocí al doctor Luis Carlos Galán en mi trabajo, me lo presentaron y entonces hicimos un comentario… Yo estuve en su oficina —en la 76 tenía una oficina— y luego lo invitamos al barrio. Vino acá al barrio, lo montamos en un camión viejo allá en la cancha y ahí hizo su discurso y tal, y nos prometió la luz. […] él me dijo: “Esta semana va a ir una persona de la energía para que miren cómo se va a hacer lo de la luz”. Ese miércoles llegó una ingeniera y lo primero que me pidió fue los planos del barrio.  —No estamos legalizados, no tenemos planos. —Entonces no se puede hacer nada porque sin planos no podemos hacer nada.

Si hay algo es que cuando uno llamaba al doctor, fuera como fuera él le devolvía la llamada o él le contestaba. Entonces lo llamé:

—Doctor, que no se puede, acá está la ingeniera y que no se puede hacer nada con lo de la red porque no tenemos planos. —Por favor, pásemela.

Yo le pasé a esa señora y duraron como media hora hablando. Al final colgó la señora y me dijo: “¿Y por dónde podríamos colocar los postes?”.

48 Ingrid Betancourt (Bogotá, Colombia, n. 1961) es una política colombiana. Ha sido representante a la Cámara, al Senado y candidata presidencial. En 2002 fue secuestrada por la extinta guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y permaneció privada de la libertad hasta 2008.

49 Luis Carlos Galán Sarmiento (Bucaramanga, Colombia, 1943 - Bogotá, Colombia, 1989) fue un abogado, economista, periodista y político colombiano. Fue candidato a la Presidencia para 1982, 1986 y 1990, pero fue asesinado en 1989. Fue el fundador del Nuevo Liberalismo.

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Con ella hicimos el recorrido. A los quince días llegó el primer viaje de postes. A los dos meses y medio se inauguró la luz.

Para entonces no tenían contadores, sino que debían pagar una tarifa básica. Con el tiempo fueron instalando la luz dentro de las casas, lo que conllevó que cada uno tuviera su contador, pero como aún no había direcciones en el barrio, tampoco era posible que recibieran las facturas del servicio. Así que la JAC, al mejor estilo de los condominios de clase alta, decidió numerar las casas que hasta el momento existían y colocar un buzón cerca de la Universidad Manuela Beltrán con un tablero que decía “AV Circunvalar # 61-00” para que ahí llegara la correspondencia de todo el barrio, especificando el número de la casa a la que se dirigía. Este sitio era llamado “la portada”. No fue sino hasta 1994 que Catastro empezó a poner la nomenclatura de las direcciones oficiales, que desde entonces se han actualizado dos veces, aunque aún en algunos casos llegan recibos con la dirección general y el número de la vivienda.

La lucha por el agua tampoco cesaba. Agotados de andar conectado y reparando cada uno su manguera, en 1983 decidieron construir un tanque comunal para distribuir el agua a los vecinos, conectando mangueras dirigidas a cada casa. En aquel entonces Acción Comunal era de gran ayuda para las comunidades, pues, entre otros servicios, tenía maquinaria pesada para prestar. Fue así como los habitantes del barrio pudieron acceder a una retroexcavadora para hacer el hueco donde quedaría el tanque. Este tenía más de 2 metros de profundidad, y 10 por 7 metros de superficie aproximadamente. La mano de obra era completamente aportada por la comunidad, mientras que los materiales sí debían comprarlos. Para reunir el dinero que necesitaban hacían colectas, rifas y eventos, entre los que destacaban los bazares donde podían vender hasta cien “petacos”50 de cerveza.

50 Canasta de cerveza que contiene treinta unidades.

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ANTE LOS PROBLEMAS QUE TENÍAN POR LA FALTA DE LUZ LEGAL EN EL BARRIO, LOS HABITANTES CONSIGUIERON AYUDA DE LUIS CARLOS GALÁN QUIEN LES PROMETIÓ PONER EL SERVICIO Y LES CUMPLIÓ LA PROMESA. LA GENTE LO RECUERDA CON MUCHO AGRADECIMIENTO. POCO TIEMPO DESPUÉS CONSIGUIERON QUE LES HICIERAN LAS REDES DE ALCANTARILLADO Y LES PUSIERAN EL SERVICIO DE AGUA DEL ACUEDUCTO.

Todos los domingos durante varios meses trabajaron fuertemente en la construcción. El trabajo era repartido entre hombres y mujeres: usualmente los hombres estaban directamente en la construcción, mientras que las mujeres cocinaban y hacían guarapo para llevarles. Desde las siete de la mañana empezaban los silbidos y las llamadas con parlante para iniciar labores. Los habitantes de Bosque Calderón Tejada hablan con orgullo del gran esfuerzo que hacían en pro del bienestar de la comunidad. “Trabajábamos como hormiguitas”.

El tanque, que aún subsiste, aunque está abandonado, fue reforzado fuertemente con hierro que forjaban ellos mismos, mientras que para fundir la placa prefirieron contratar un viaje de concreto a la central de mezclas. Una vez estuvo todo listo para llenar el tanque, conectaron una manguera grande en lo alto de la quebrada para dirigir el agua que desde allí sería distribuida a las casas. Este sistema solo funcionó parcialmente porque el tanque nunca logró llenarse por completo y coger

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presión, al parecer debido a que los vecinos no esperaron lo suficiente antes de sacar agua con sus mangueras.

Sin embargo, al poco tiempo y gracias a la gestión de la comunidad y del señor Fernando Rojas, que era concejal y vivía en el barrio El Paraíso, lograron conseguir que les instalaran el servicio de alcantarillado de forma legal y que se hiciera una primera pavimentación del barrio, reutilizando el fresado que recogían de otras vías. Luego llegó también el suministro de agua potable que, aunque era mucho más cómodo, no era así de bueno como el agua pura y fresca que por años habían tomado de la quebrada. Durante algún tiempo, aun con las dificultades que esto suponía, algunos vecinos prefirieron seguir conectando sus mangueras directamente en la quebrada.

La segunda pavimentación del barrio se hizo durante la alcaldía de Gustavo Petro51, y en ese caso no fue posible concretar

51 Alcalde mayor de Bogotá entre 2012 y 2016.

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FOTO SATELITAL DEL BARRIO BOSQUE CALDERÓN TEJADA. SE SEÑALA DETALLE DEL TANQUE CISTERNA CONSTRUIDO POR LA COMUNIDAD HACIA 1984 INTERVENCIÓN DE CAMILO ANDRÉS VALBUENA REY. FUENTE: GOOGLE EARTH PRO. FOTOGRAFÍA DEL TANQUE: ANA MARÍA GÓMEZ BERNAL, 2020

LOS HABITANTES DEL BARRIO ESTABAN ACOSTUMBRADOS A TRABAJAR EN COMUNIDAD, ASÍ QUE DESPUÉS DE HABER CONSTRUIDO EL SALÓN COMUNAL, DECIDIERON CONSTRUIR UN TANQUE PARA SURTIR DE AGUA SUS CASAS, Y OBTUVIERON AYUDA DE ACCIÓN COMUNAL Y DEL EJÉRCITO. PARA CONSEGUIR EL DINERO QUE NECESITABAN, HACÍAN FIESTAS, RIFAS Y BAZARES.

la totalidad de la obra que se tenía programada, pues algunos habitantes del sector tenían sus casas muy cerca de la carretera y la maquinaria corría el riesgo de chocar contra los tejados y averiar las viviendas52. Aun cuando en otros tiempos parecían ayudarse entre vecinos y priorizar el bien común, este no fue el mismo caso: por más insistencia de la JAC a los propietarios de las casas que causaban el problema, no lograron convencerlos de hacer algo al respecto y la pavimentación no pudo continuar.

Aunque en principio ser un barrio ilegal los sentencia a no recibir servicios del Gobierno, los habitantes de Bosque Calderón

52 Actualmente solo se encuentra pavimentado un tramo continuo de aproximadamente 400 m, pero no hay información certera que dé cuenta de qué tramo se pavimentó en cada una de las ocasiones mencionadas, y en ningún caso se evidencia una pavimentación con el protocolo técnico.

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Tejada opinan que cuando un político quiere, todo se puede. Sin embargo, ellos no se quedan esperando las ayudas del Gobierno, pues casi todo lo que tienen lo han conseguido por gestión propia. Lo más contradictorio de esto es que, una vez alcanzan una meta, el Gobierno les pide lo que han logrado.

Así ocurrió con el primer salón comunal que hicieron en 1970 aproximadamente. En esa ocasión don Jesús Zorro donó parte de su terreno para que se pudiera construir el salón y por alguna gestión lograron conseguir 2.000 ladrillos regalados que estaban por los lados del barrio Pardo Rubio. Entonces hicieron lo que ellos llaman “la marcha del ladrillo” y desde el otro barrio cargaron ladrillos en los brazos, en talegos o como pudieron. En ese salón empezaron las buenas fiestas del barrio que tantas veces les han servido para recaudar fondos, con la venta de cerveza y las complacencias de música: “Que la pieza para la señorita tal, de parte de fulano”. En el barrio había un muchacho que había estudiado pedagogía; entonces, usaba el salón comunal para darles clases a los niños y buscó apoyo de la Secretaría de Educación para montar una escuela primaria que en su inicio se llamó José Manuel Robayo. Luego el Ministerio de Educación les pidió el lote y el salón. Terminaron donándolo para que pudiera existir el Colegio Distrital Simón Rodríguez que actualmente se ubica allí.

Al quedarse sin salón comunal y en vista de que la fábrica de asfalto había desaparecido dejando un amplio terreno abandonado, aunque lleno de basura, los habitantes de Bosque Calderón Tejada decidieron aprovechar ese espacio para construir un segundo salón comunal, que es el que actualmente tienen. Frente al salón está la cancha de fútbol en la que ocurrió el inolvidable discurso de Luis Carlos Galán con la promesa de la luz. Galán también les ayudó con la pavimentación de la cancha y tiempo después, cuando ya todo estaba listo y funcionando, el Instituto Distrital de Recreación y Deporte (IDRD) les pidió que donaran la cancha, aunque en esta ocasión los habitantes se negaron a hacerlo.

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CANCHA DEPORTIVA Y SALÓN COMUNAL PROPIEDAD DE LA COMUNIDAD FOTOGRAFÍA: CAMILO RODRÍGUEZ-IDPC, 2022

Al lado de este salón comunal hay una pequeña casa prefabricada abandonada que funcionó como jardín infantil un tiempo. Al parecer, fue una donación de una organización no gubernamental (ONG) sueca que, en medio de su gestión en Colombia, instaló allí un jardín para niños y cobraba una suma mensual apenas simbólica. El jardín funcionó bien durante unos quince años y señoras del barrio trabajaban en la cocina y en el cuidado de los niños, pero cuando la ONG terminó su gestión en el país, el jardín quedó en manos de una profesora que no pudo sacarlo adelante, pues el costo de la pensión realmente no alcanzaba para pagar los gastos de mantenerlo. Después del cierre del lugar, no recibieron más ayudas hasta que ocurrió la tragedia de Yuliana Samboní: entonces, instituciones nacionales, internacionales, privadas y públicas les prometieron miles de cosas, pero no les pudieron cumplir. El hecho de no estar legalizados desincentiva las donaciones, pues, aunque los inmuebles ya están registrados ante Catastro como propiedad

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de la JAC, no tienen documentos de propiedad ya que el proceso de pertenencia es largo y costoso. Así las cosas, los posibles donantes se abstienen de invertir su dinero en un terreno al que le pueden aparecer otros dueños de un momento a otro.

En el lote 5, donde ahora se ubica la Universidad Manuela Beltrán, habían construido una enramada para que los padres pudieran ofrecer la misa y hacer ahí los bautizos y matrimonios. Los sacerdotes querían hacer una capilla, pero se fueron de la comunidad, en parte cansados y en parte decepcionados, pues estuvieron al frente de la defensa del territorio mucho tiempo y al final los vecinos resistían menos que ellos y terminaban por ceder ante la presión de vender. Así ocurrió con la llegada de la universidad, cuando las familias que vivían en ese lote aceptaron ser reubicadas más arriba. Ocurrió de nuevo con el barrio El Compresor (o Bosque Calderón Tejada II sector) ubicado en lo que era el lote 6, contiguo por el norte al barrio que nos atañe. Ese segundo caso fue aún más dramático, pues ahí la presión para vender fue tan fuerte que al parecer hubo muertos durante el proceso.

AUNQUE LOS HABITANTES DEL BARRIO LLEVABAN AÑOS DEFENDIENDO SU TERRITORIO CON LA AYUDA DE LOS PADRES JESUITAS, LLEGÓ EL DÍA EN QUE FINALMENTE DESALOJARON ALGUNAS VIVIENDAS UBICADAS EN EL LOTE 5 PARA DAR PASO A LA CONSTRUCCIÓN DE LA UNIVERSIDAD MANUELA BELTRÁN. POR ESA ÉPOCA DESALOJARON EL BARRIO LUIS ALBERTO VEGA Y, POCOS AÑOS DESPUÉS, EL BARRIO EL COMPRESOR. ALGUNOS HABITANTES VENDIERON TRANQUILOS SUS TERRENOS, MIENTRAS QUE OTROS SE RESISTÍAN A IRSE.

UN DÍA LOS CERROS AMANECIERON MILITARIZADOS PARA LLEVAR A CABO UN DESALOJO. UN SEMINARISTA LLAMADO HERNANDO HERRERA, EN UN INTENTO DESESPERADO POR AYUDAR A LAS FAMILIAS AFECTADAS, RETUVO A LA INSPECTORA ENCARGADA DE EFECTUAR LA DILIGENCIA DICIENDO QUE TENÍA UN ARMA BAJO EL SACO, AUNQUE TAL ARMA NO ERA MÁS QUE SU MANO. EL JOVEN RESULTÓ HERIDO DE BALA EN UN BRAZO CUANDO LA POLICÍA ENTRÓ A RESCATAR A LA INSPECTORA Y, TRISTEMENTE, EL DESALOJÓ SE LLEVÓ A CABO.

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EN LAS FOTOS, LOS PADRES ALBERTO MÚNERA, ALBERTO PARRA S. J. Y OTROS, OFRECIENDO UNA CEREMONIA RELIGIOSA EN LA DESAPARECIDA ENRAMADA UBICADA EN LOTE 5 FUENTE: ARCHIVO PERSONAL DE MARTHA DÍAZ

* Doña Martha y los retos de presidir la JAC del barrio

—Doña Martha Díaz es la actual presidenta de la Junta de Acción Comunal53 . Su padre falleció en 1955 dejando a su madre en estado de embarazo. Aunque ella trabajaba en un restaurante, su sueldo no era suficiente para mantener a sus tres hijos. Por esta razón, una compañera de trabajo que vivía en Bosque Calderón Tejada, al verla en tantas dificultades, le sugirió que se fuera a vivir allá. Le dijo que hablara con el administrador encargado, pues los dueños ya no estaban, para que le asignara un terreno en el que pudiera construir un rancho. Fue así como la señora llegó al barrio donde a los pocos meses nació doña Martha.

Cuando ella llegó ya no había chircales ni mina de carbón, solo se explotaban madera y piedra de las canteras. Hacía mucho frío y las casas no eran lo suficientemente abrigadas; por eso doña Martha tuvo bronconeumonía a los dos meses de nacida y su madre pidió que la bautizaran una madrugada a las dos de la mañana pensando que la niña no iba a resistir. Pero sí lo hizo y, a pesar de las dificultades, hoy en día recuerda su época de infancia con mucho cariño. El no tener agua ni luz no fue un motivo de tristeza en su niñez, sino todo lo contrario. Disfrutaba de ir a la quebrada con sus amigas a traer el agua, de bañarse en esas aguas cristalinas, de caminar en los charcos cuando llovía. Los problemas y las angustias vinieron más adelante, sobre todo con el tema de la luz de contrabando que traían hasta el barrio con esas cuerdas que se toteaban en cualquier momento. Doña Martha cuenta que a su marido una vez lo cogió la corriente y un vecino con paciencia lo agarró con una ruana y lo salvó. En otra ocasión se soltó un cable encima de una marrana que iba cruzando con sus ocho marranitos y la marrana se

53 Para el año 2020, momento en el que se realizó esta investigación, doña Martha ocupaba el cargo de presidenta. Pese a que su periodo oficial en la presidencia ya había finalizado, debido a la pandemia de la COVID-19, este fue prolongado. Al año siguiente, una nueva presidente para la JAC fue elegida.

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murió. Doña Martha se hizo cargo de las crías a las que tuvo que alimentar con teteros.

Su mamá falleció en 1974 y fue una de las personas que trabajó en la organización de la Junta de Acción Comunal del barrio; de ahí que doña Martha haya estado cerca de este proceso desde su fundación. Es la presidenta de la junta desde hace cuatro años y la labor no ha sido fácil. En el barrio se presentan muchos problemas internos y eso cada vez está peor, pues desde hace unos cinco años empezaron a llegar personas de la costa y de Venezuela a vivir en alquiler en el barrio, a tal punto que hoy en día hay más habitantes nuevos que antiguos. Esto ha generado muchos inconvenientes; uno de los principales es que, como los antiguos residentes tenían grandes lotes debido a que las casas se encontraban distantes unas de otras, con la llegada de los inmigrantes en masa vieron la oportunidad de tener más inquilinos y eso los llevó a construir sin parar.

Para poder legalizar el barrio se requiere tener conceptos favorables de varias instituciones, comenzando por las empresas prestadoras de servicios públicos, que han dado el visto bueno todas las veces. Pero también deben contar con un concepto de

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la Secretaría de Hábitat que debe ser verificado por la Secretaría de Planeación. Entonces ocurre que la Secretaría de Hábitat emite un concepto y, cuando llega Planeación a verificar, todo ha cambiado debido a lo rápido que se mueve la construcción en el barrio: las casas que tenían dos pisos, de repente tienen cuatro. En el lugar en que había tres casas, ahora hay cinco.

Con la llegada de los inquilinos también llegó la inseguridad. Lejos quedaron los tiempos en que podían dejar remojando la ropa en la quebrada de un día para el otro sin que nadie fuera a coger lo que no le pertenecía. Pero es que la gente ya no se conoce entre sí y la dinámica poblacional cambia constantemente: alquilan un apartamento para tres personas y cuando se dan cuenta hay hasta quince viviendo ahí. Las fiestas ruidosas pueden durar varios días seguidos. La disposición de las basuras es inadecuada y, aunque el camión recolector pasa con la regularidad establecida y todos en el barrio conocen los horarios, tiran la basura a la calle en cualquier momento, lo que promueve la proliferación de roedores.

Pero los problemas no se deben solo a los nuevos habitantes. También ha habido desacuerdos importantes entre los habitantes de toda la vida que llevaron incluso a la separación del barrio en dos juntas de acción de comunal en 2009.

Para doña Martha no es fácil estar al frente, pues es la primera vez que una mujer es presidenta de la JAC y ella dice que “le han dado duro, que el machismo se siente”. También es ella quien tiene que poner la cara frente a cada cosa que ocurre, como cuando al principio del año apareció un trabajador social del Idiger con dos funcionarios de la Caja de Vivienda Popular a notificarle que había 89 predios ubicados en zona de alto riesgo por remoción en masa. Los funcionarios no llamaron a las familias afectadas, que eran alrededor de 500, a notificarles el desalojo para no hacer “escándalo”, aun cuando se supone que estaban ahí para negociar con dichas familias la posibilidad de otras viviendas. Tuvo que ser doña Martha quien les notificara sobre el concepto de

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GRUPO DE BAILE DE MUJERES DE BOSQUE CALDERÓN TEJADA. DOÑA MARTHA DÍAZ, SEGUNDA DE DERECHA A IZQUIERDA FUENTE: ARCHIVO PERSONAL DE MARTHA DÍAZ

riesgo emitido por el Idiger. La comunidad se unió en defensa del territorio una vez más y exigió al Idiger los estudios realizados para emitir ese concepto y recibieron una respuesta inesperada por parte de la institución: los estudios los habían hecho volando un dron sobre los cerros. Este concepto irresponsable fue lo que obstruyó el proceso de legalización que adelantaban en el año 2019 y para el momento de esta investigación se encontraban a la espera de estudios serios que confirmaran si la amenaza de remoción en masa era real o no.

Otra de las situaciones difíciles recientes se presentó porque los vecinos con viviendas más cercanas a la casaquinta, que hoy en día es la única casa con zona verde alrededor, interpusieron un proceso de pertenencia en favor de ese terreno. Doña Martha dice que, cuando se legalice el barrio, ese es el único lugar en donde podrán tener un parque, así que se opone al proceso de pertenencia; pero en el juzgado le responden que ella, al ser presidenta de la JAC, debe acercarse a la casa y romper el candado que han puesto los vecinos, cosa que, para proteger su integridad, doña Martha no se atreve a hacer.

Y cuando ocurrió lo de Yuliana… Resulta que los investigadores llegaron a interrogarla porque al parecer el tipo que se llevó a la niña había estado hacía poco en uno de los bazares que hacen en el barrio. Le pidieron a ella que les indicara la casa de los muchachos que habían organizado el evento y, por supuesto, se armó un problema porque los jóvenes la acusaron de echarles a la policía encima— *

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Proyección 2000 y el impulso para la autoconstrucción de vivienda

* Conversando con Luz Marina

—Luz Marina nos recibió amablemente en la tienda que tiene en el primer piso de su casa, que queda muy cerca de la Universidad Manuela Beltrán, construida por ella misma en el proyecto de autoconstrucción Proyección 2000 54 . Conversamos con ella en medio de los clientes que entraban y salían de la tienda; hablando de todo un poco nos contó que ya tiene las escrituras de su casa legalizadas ante Catastro, desde hace como dos años, después de hacer todo el proceso legal de pertenencia. Varias personas que aquí habitan ya cuentan con escrituras de sus casas. Así es: en Bosque Calderón Tejada existen casas legales en terrenos ilegales.

54 Proyección 2000 fue un proyecto ideado por don Benedicto Galindo hacia 1994. En vista de que las casas eran en su mayoría prefabricadas y de que la amenaza del desalojo siempre estaba latente, hicieron la propuesta de trabajar comunitariamente para mejorar la vivienda, pues pensaban que, teniendo una casa en ladrillo, iba a ser más difícil que los sacaran de ahí.

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Pero ser ilegal en estas tierras tiene diferentes sentidos. No tener escrituras que acrediten ser dueño legítimo del terreno es una posibilidad, pero también puede significar que la casa se ubique en la ronda de la quebrada, estar en una zona de reserva forestal, estar en terreno catalogado como de riesgo por remoción en masa, estar ubicado bajo el tendido eléctrico de alta tensión que por aquí cruza o estar en un terreno al que repentinamente le han aparecido otros dueños que lo reclaman.

Luz Marina nos cuenta que tiene 63 años y que toda su vida ha vivido en Bosque Calderón Tejada; ya su bisabuelo vivía en estas tierras, en la parte alta de la montaña, aun antes de que tuvieran ese nombre. Cuando los Calderón llegaron, el abuelo de Luz Marina se estableció un poco más abajo y se convirtió en uno de los tantos trabajadores de las canteras. En este barrio ilegal y al que algunos consideran una invasión, van por la sexta generación desde sus primeros pobladores. Por eso, Luz Marina vio en Proyección 2000 la posibilidad de tener una casa estable después de tanto tiempo—.

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LUZ MARINA, QUIEN HA VIVIDO TODA SU VIDA EN EL BARRIO BOSQUE CALDERÓN TEJADA. FOTOGRAFÍA: CAMILO RODRÍGUEZ-IDPC, 2022

A Proyección 2000 se inscribieron 65 familias y el único requisito que tenían era disponer de un lote propio o tener el permiso del dueño. Si la familia inscrita ya había iniciado la construcción de su casa, se le ayudaba con mejoras o ampliaciones, así que se establecía un monto de inversión para cada vivienda, que iba subiendo con el paso de los años. La construcción de la primera casa fue en 1996 y se gastaron $ 4.800.000 en materiales. El bulto de cemento en ese entonces costaba $ 1.800. Las dos últimas viviendas no pudieron construirlas y ya en 2005 le devolvieron a cada familia algo más de 11 millones.

Para quienes empezaban de cero, la idea del proyecto era edificar una buena base para que después pudieran seguir construyendo hacia arriba, así que se les entregaba la construcción únicamente del primer piso en obra negra y con escalera incluida. Ese primer piso se planeaba de unos 60 metros cuadrados aproximadamente, aunque debía adaptarse al lote en el que se ubicaría. El programa arquitectónico estaba conformado por dos alcobas, un baño, cocina, sala-comedor y escalera para una futura ampliación a más pisos. Trataron de gestionar con la Universidad Piloto y con la Universidad Distrital ayudas para los diseños, pero no lograron nada; entonces entre los mismos vecinos se reunían y dibujaban, a su manera, los planos de las casas. En todo caso, muchos de ellos eran constructores, así que sabían cómo debían hacer lo básico. Don Benedicto no era albañil, pero su padre le había enseñado a manejar el metro, el nivel y la plomada, pues decía que eso era la base de todo; que si lograba levantar un muro derecho, podría construir una casa. Para la construcción se utilizó concreto reforzado en la cimentación, placa de contrapiso, placa de cubierta, vigas, columnas y escalera; muros de cerramiento en bloque o ladrillo de arcilla, y carpintería metálica liviana para puertas y ventanas.

Una vez arrancó el proyecto, los participantes debían dar una cuota monetaria mensual que se iba acumulando para la compra de los materiales. En caso de retirarse del proyecto antes de construir su casa, se les devolvía la totalidad del dinero

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UNO DE LOS BAZARES QUE REALIZAN EN BOSQUE CALDERÓN TEJADA FUENTE: ARCHIVO PERSONAL DE MARTHA DÍAZ, S.F.

que hubiesen aportado. En este proceso también estuvieron presentes los padres Alberto Parra S. J. y Alberto Múnera S. J., quienes lograron una conexión con Arturo Calle55. Él quiso apadrinar el proyecto y aportó un capital semilla de 5 millones de pesos, aunque lamentablemente por ese entonces empezó el proceso de negociación con el barrio El Compresor (lote 6) en el que la gente vendió sus terrenos, así que el señor Calle decidió no seguir dando dinero al proyecto, pues pensó que los habitantes estaban aceptando irse de la zona. Aunque era un aporte importante, no era el único con el que contaban los socios: también organizaban los bazares y las fiestas que siempre les habían funcionado cuando de recoger dinero se trataba.

Los asociados debían aportar, además de la cuota, mano de obra. En la construcción se trabajaba únicamente los fines de semana y se hacía una rifa para decidir en la casa de quién empezaría el trabajo. Los que por algún motivo no podían trabajar personalmente, debían contratar un empleado que los reemplazara. Toda la gente se dividía en dos o tres grupos, y

55 Arturo Calle (Medellín, n. 13 de agosto de 1938) es un empresario, modista y filántropo colombiano. Es el dueño y presidente de la tienda de moda Arturo Calle.

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mientras unos iban haciendo las excavaciones de una casa, los demás alistaban el terreno para otra.

Todo el trabajo lo hacían entre ellos mismos, excepto la mezcla para la fundición de la placa, caso en el que contrataban un viaje de concreto. El proyecto siguió adelante aun habiendo perdido el patrocinio de Arturo Calle, pero pronto llegó el segundo gran inconveniente: la primera persona a la que se le construyó la casa decidió salirse del proyecto tan pronto le entregaron su vivienda sin pagar lo que debía. De los 4,8 millones que había costado su casa, había aportado unos 100.000 pesos.

A pesar de eso, siguieron adelante con el trabajo y lograron construir diecinueve viviendas. Para 2005 mucha gente se había retirado del programa porque se atrasaba con las cuotas o por motivos personales, pero aún quedaban dos personas a quienes debían construirles sus casas cuando apareció el tercer gran problema que precipitó el fin del proyecto: otra de las personas a las que se les había entregado vivienda decidió dejar de pagar las cuotas acordadas, argumentando que si la primera persona no pagaba, pues ella tampoco. Pero resulta que esta segunda persona sí tenía escrituras de pertenencia de su lote, así que don Benedicto inició un proceso en su contra. En su defensa, la persona demandó a Benedicto por constructor pirata y estuvo a punto de enviarlo a la cárcel, pero el apoyo del resto del equipo y el hecho de tener constitución legal de empresa para Proyección 2000 lograron evitar que eso sucediera. Aunque Benedicto se salvó de la cárcel, eso marcó el fin del proyecto.

El poder construir viviendas con técnicas más depuradas y mediante el trabajo comunitario les permitió crear un mayor sentido de pertenencia hacia sus propiedades porque, según ellos, así podían defender con mayor tenacidad su lugar de residencia. Sin embargo, existió otra postura de un grupo de residentes que prefirió mantener la construcción de casas

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[153] PROCESO CONSTRUCTIVO DE VIVIENDA BAJO LINEAMIENTOS DE PROYECCIÓN 2000. FUENTE: ARCHIVO PERSONAL DE LUZ MARINA MARTÍNEZ. 1. ALISTAMIENTO Y REPLANTEO DEL TERRENO DONDE SE CONSTRUIRÁ LA CASA. 2 Y 3. ZANJAS PARA HACER LA CIMENTACIÓN DE LA CASA 4. LEVANTAMIENTO DE MUROS DE LA VIVIENDA 5. CONSTRUCCIÓN DE PLACA DE ENTREPISO 2 1 3 4 5

prefabricadas argumentando que si los desalojaban podrían desmontar su casa e irse a donde lo dispusiera la autoridad.

Benedicto Galindo construyó su casa durante este proceso. Unió su proyecto al de dos familiares y de esta manera logró desarrollar un plan más grande que permitiera el crecimiento en altura, y que a la vez contemplara un lugar de habitación para varias familias. Constructivamente este proyecto tiene una característica especial y es un gran muro de contención en concreto armado que fue necesario fundir para poder sostener el terreno de la parte posterior del predio, donde el desnivel alcanza aproximadamente 7 m de altura. También optó por elevar el primer nivel de la construcción para evitar hacer una excavación y disminuir la altura a salvar contra el barranco. La casa, según él mismo cuenta, tiene cimientos aislados (zapatas) en concreto reforzado y la estructura principal está aporticada, es decir, que la estructura portante o principal de la vivienda se compone de vigas y columnas ubicadas serialmente.

DETALLE DE LA FACHADA DE LA CASA DE BENEDICTO GALINDO, CONSTRUCCIÓN QUE INICIÓ BAJO LINEAMIENTOS DE PROYECCIÓN 2000

FOTOGRAFÍA: CAMILO RODRÍGUEZ-IDPC, 2022

En la fachada procuró mantener un lenguaje sobrio y uniforme que diera unidad al proyecto, así estuviera compuesto por va-

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rias unidades habitacionales más pequeñas, y fue terminada en ladrillo tolete. El proceso de construcción ha sido por etapas y ha estado determinado por el crecimiento de la misma familia. Sin embargo, don Benedicto ha sido enfático en que se debió mantener el diseño en cada uno de los nuevos niveles fiel al diseño del nivel inicial, para así obtener un conjunto similar y dar la imagen de unidad.

La dinámica propia del barrio y el hecho de que muchos de sus habitantes hayan trabajado en el área de la construcción, sepan diversas técnicas, y en ocasiones incluso hayan hecho uso de materiales sobrantes que recuperan de las obras en las que trabajan, han conllevado que hoy en día las construcciones del Bosque Calderón Tejada den cuenta de un eclecticismo estilístico y constructivo. Al recorrer el barrio, puede observarse todo tipo de construcciones, algunas casi inverosímiles, que se constituyen en hitos para los habitantes del lugar, pues son referentes ante la mirada del transeúnte o del vecino que a diario recorre las calles del sector.

Por una parte, se encuentra la llamada “casa colonial”, una construcción discreta al ojo arquitectónico, pero que destaca por los elementos de acabados o formas recurrentemente usadas en la cultura popular. Esta casa, que no es colonial, es una edificación de tres niveles con sistema constructivo en pórticos convencionales de concreto, muros en bloque o ladrillo y cubierta con teja. Volumétricamente cuenta con voladizos en cada nivel que generan una fachada lateral discontinua. La fachada de acceso está marcada por un amplio balcón en el segundo nivel, acentuado por la baranda tipo balaustrada y coronado por un techo de teja de fibrocemento tipo colonial. Adicionalmente la frondosidad de las plantas florales sembradas en el antejardín, el balcón del segundo piso y la terraza del tercero le otorgan a la casa esta posible catalogación de estilo colonial, particular y único dentro del conjunto arquitectónico del barrio.

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Por otra parte, existen varias generalidades constructivas que son recurrentes en las viviendas contemporáneas, como el uso predominante de pórticos en concreto como sistema estructural, complementado por entrepisos en láminas metálicas colaborantes llamadas usualmente steel deck o bloquelón de arcilla. Los muros son construidos en bloque o ladrillos de arcilla, y las cubiertas son inclinadas a dos aguas en teja de asbesto-cemento, fibrocemento o láminas metálicas de zinc. Las carpinterías de ventanería y puertas suelen ser en lámina metálica u ornamentación liviana. Las fachadas tienen diversidad de acabados de acuerdo con la posibilidad económica de los propietarios; algunas tienen el bloque a la vista, otras están pañetadas y pintadas, y en algunos casos, enchapadas.

La apropiación del territorio ha generado que las construcciones respondan al terreno, es decir, a su topografía, por lo que es necesario intervenir el lote a construir con recursos como el terraceo continuo, elevar una placa sobre pilares o cortar el terreno y enterrar la construcción allí. Estas maneras de intervenir el suelo han originado otras formas mixtas de construcción que, si bien están ahí, construidas y aparentemente firmes, dejan muchas dudas acerca de su solidez. Tal es el caso de edificaciones que nacen del suelo a través de pilares esbeltos en concreto y que finalmente se coronan con placas de steel deck o placas de poco espesor, montadas sobre pilares sueltos, es decir, sin vigas que los amarren, en las cuales se posan casas prefabricadas; un total desafío a las leyes de la física y de la construcción normalizada.

En las construcciones recientes también se ha encontrado un grupo de edificaciones que se ha “montado” rápidamente, resultado de la ocupación generada por la llegada de nuevos habitantes, algunos migrantes y desplazados por el conflicto armado nacional. Estas construcciones son tipo “enramada”, que nacen a partir de hincar postes de madera y de hacer cerramientos con listones, tablas o material de demolición que van reuniendo los moradores. Son construcciones casi ver-

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CONJUNTO DE VIVIENDAS EN EL BOSQUE CALDERÓN

FOTOGRAFÍA: CAMILO ANDRÉS VALBUENA REY,

4. DETALLE DE CALLEJÓN CON FACHADAS CON DISTINTO TIPO DE ACABADOS FOTOGRAFÍA: ANA MARÍA GÓMEZ BERNAL, 2020 5. DETALLE DE VIVIENDAS ELEVADAS SOBRE PILARES ESBELTOS FOTOGRAFÍA: ANA MARÍA GÓMEZ BERNAL, 2020

[157] 1 Y 2. DETALLES DE LA FACHADA DE LA DENOMINADA “CASA COLONIAL”
2 1 3 4 5
3.
TEJADA
2020

DETALLES DE FACHADAS DE CONSTRUCCIONES INSERTADAS EN LA MONTAÑA, ALGUNAS DE ABAJO HACIA ARRIBA Y OTRAS DESCOLGADAS.

FOTOGRAFÍAS SUPERIORES DE IZQUIERDA A DERECHA: ANA MARÍA GÓMEZ BERNAL, 2020, CAMILO ANDRÉS VALBUENA REY, 2020. FOTOGRAFÍAS INFERIORES DE IZQUIERDA A DERECHA: CAMILO ANDRÉS VALBUENA REY, 2020, ALFREDO BARÓN LEAL, 2022

DETALLE INTERIOR DEL ANTIGUO JARDÍN INFANTIL. CONSTRUCCIÓN DE TIPO PREFABRICADO. FOTOGRAFÍA: CAMILO ANDRÉS VALBUENA REY, 2020

náculas, muy flexibles porque van creciendo y modificándose fácil y rápidamente, sin una técnica específica.

En unos casos, para salvar la pendiente del terreno, las casas se construyen de arriba hacia abajo, adosadas a la montaña a la cual se van amarrando. En otros casos, si están en la parte plana y la pendiente comienza a bajar, la construcción se descuelga generando niveles por debajo de la cota de acceso, es decir, que se ingresa a la vivienda por el punto alto de la misma y esta se recorre bajando en la medida que el terreno desciende.

Uno de los hitos es el salón comunal, un espacio antecedido por la cancha de microfútbol del barrio. Es una construcción de dos niveles que adicionalmente tiene unos pabellones anexos donde se ubica una sala alterna de reuniones localizada en un segundo piso y una construcción prefabricada de dos pisos donde funcionaba el jardín infantil, pero que hoy día es el depósito de implementos comunales.

La edificación principal es un monoespacio de altura y media con una batería de baños. El cerramiento es en ladrillo y el sis-

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INTERIOR DE LA LUDOTECA Y BIBLIOTECA INFANTIL EN LOS BAJOS DEL SALÓN COMUNAL FOTOGRAFÍA: ANA MARÍA GÓMEZ BERNAL, 2020

DETALLE DE FACHADA POSTERIOR DEL SALÓN COMUNAL. SE DESTACA EL USO DE UN NIVEL INFERIOR LOGRADO POR EL MANEJO DE LA TOPOGRAFÍA. EN EL PISO SUPERIOR SE APRECIAN LOS VENTANALES DEL ESPACIO PRINCIPAL DEL SALÓN

FOTOGRAFÍA: ANA MARÍA GÓMEZ BERNAL, 2020

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FOTO DEL ESPACIO PRINCIPAL DEL SALÓN COMUNAL, DONDE SE DESTACAN SUS ACABADOS Y LOS VENTANALES ORIENTADOS A LA VISUAL DEL OCCIDENTE. EN LA FOTO, LOS HABITANTES DE BOSQUE CALDERÓN DURANTE EL TALLER DE CARTOGRAFÍA SOCIAL REALIZADO EN OCTUBRE DE 2020.

FOTOGRAFÍA: ANA MARÍA GÓMEZ BERNAL, 2020

tema estructural de pórticos, en concreto; tiene unos grandes ventanales orientados a la visual del occidente, aprovechando la altura que salva la construcción en este costado. Posee un cielorraso en drywall en el que se instaló un sistema de sonido ambiental y una iluminación empotrada. La cubierta es en teja de fibrocemento apoyada sobre cerchas metálicas.

Esta construcción tiene acceso a nivel de la calle principal del barrio, pero, aprovechando la pendiente del terreno, debajo de la parte trasera del salón hay otra construcción que alberga algunas dependencias como la biblioteca y ludoteca infantil, y un espacio para local comercial. A estas áreas se accede desde un callejón que da a la carrera posterior. Si bien es una construcción sencilla, está bien construida y es significativa para la comunidad, por ser el punto de reunión para realizar debates, misas y otros actos culturales *

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El siglo xxi y un barrio que avanza desde la informalidad

El nuevo siglo llegó con el intercambiador vial de la calle 62 y por primera vez en la historia del barrio pudieron entrar automóviles hasta la puerta de las viviendas. El inconveniente de transporte que toda la vida habían tenido empezó a mejorar gracias a un señor que decidió hacer ruta con su carro desde el parque Lourdes hasta la cancha de fútbol del barrio. Luego, más y más carros se unieron a prestar este servicio y hoy en día hay unos sesenta. Sin embargo, no son suficientes para toda la población que habita en el barrio y, a pesar de que para sus habitantes la gran ventaja de este sector es la ubicación, la gran desventaja es el transporte. Ya no suben caminando como antes lo hacían porque ya no se sienten seguros. La mayoría de los carros que prestan servicio de colectivo son de placa impar, así que la mitad de los días les resulta muy difícil conseguir cupo porque la medida de pico y placa no deja circular esos carros. En cuanto a transporte público, solo cuentan con una ruta del Sistema Integrado de Transporte Público (SITP) que hace un recorrido circular, pero casi no la usan porque se demora mucho en pasar y

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AEROFOTOTOGRAFÍA DEL BARRIO, DONDE SE OBSERVA EL INTERCAMBIADOR VIAL.

FOTOGRAFÍA: ÓSCAR DÍAZIDPC, 2022

mientras esperan pierden la posibilidad del transbordo que les da la tarjeta de Transmilenio, actual sistema de transporte público de la ciudad. Los colectivos prestan servicio hasta cierta hora de la noche y después de eso se hace imposible conseguir transporte, aunque se trate de una emergencia.

Para 2004 Fiduciaria Tequendama, a través del señor Edmundo Castro Escamilla, compró el área correspondiente al barrio El Compresor. La negociación no fue pacífica, pues en medio de la negativa de algunos habitantes a vender resultaron tres personas muertas. Quienes aceptaron el negocio de buena gana recibieron importantes sumas de dinero e incluso consiguieron trabajo, pues, una vez vendidos los lotes, fueron ellos los encargados de construir el muro que encierra a los habitantes del barrio. El muro fue derrumbado varias veces, pero así mismo fue vuelto a construir.

Las ilusiones de legalización del barrio volvieron a aparecer durante la alcaldía de Luis Eduardo Garzón, pero cuando todo pare-

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cía estar listo y los residentes de Bosque Calderón Tejada estaban a punto de firmar el acuerdo, se dieron cuenta de un detalle: con la legalización se aceptaba un plan vial que exigía la ampliación de las vías del barrio, lo que afectaría directamente todas las casas que se encontraban sobre el camino. Por más que pelearon e insistieron en que ese plan no era viable para ellos porque volaría la fachada de muchas casas, no fue posible llegar a un acuerdo con la Administración y el proceso de legalización se detuvo.

En 2009 Benedicto Galindo presentó una propuesta a Conservación Internacional para el tratamiento de la quebrada Las Delicias, desde la carrera 5.ª hasta la cascada. Él dice que lo veía como un tema de salud pública porque la zona estaba llena de retamo espinoso y de habitantes de calle. “Llegó el momento en que a las cinco de la tarde uno no podía subir porque lo atracaban”. El lugar se prestó incluso para ser el centro de operaciones de una familia que robaba y “deshuesaba56” carros, y que ocultaba todo bajo un puente lleno de escombros y basura de todo tipo. La Secretaría de Ambiente, la alcaldía local y Conservación Internacional invirtieron 1.800 millones de pesos para la recuperación de la quebrada. En ese proceso sacaron toneladas de basura y cientos de habitantes de calle. Construyeron senderos turísticos y puentes de madera para atravesar algunas zonas de la quebrada. Eliminaron gran cantidad de retamo espinoso, especie invasora que genera mucho daño en el ecosistema, y en su lugar sembraron variedad de árboles nativos57. “No había especies nativas, solo el retamo. Todo el mundo habla de la recuperación de la quebrada y yo lo que les estoy diciendo es: se ha hecho una recuperación paisajística, pero la quebrada no se ha recuperado nada. Al contrario; en los últimos veinte años la quebrada ha perdido más del 80 % de su caudal”.

56 El término deshuesar hace alusión y vender las partes de un carro que ha sido previamente víctima del hurto.

57 Ver anexo “Breve caracterización de la flora presente en la quebrada Las Delicias y algunas escorrentías de agua en su paso por el barrio Bosque Calderón Tejada para el año 2020”.

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CON EL DESARROLLO DEL SECTOR LLEGARON OTROS PROBLEMAS: LA QUEBRADA SE CONTAMINÓ, SE LLENÓ DE BASURA Y MUCHOS HABITANTES DE CALLE LLEGARON A VIVIR ALLÍ. EL SECTOR SE EMPEZÓ A VOLVER PELIGROSO PARA LA MISMA GENTE QUE DURANTE DÉCADAS HABÍA VIVIDO TRANQUILA Y SEGURA EN ESOS CERROS. EN 2010, A RAÍZ DE LOS PROBLEMAS DE SEGURIDAD Y SALUBRIDAD, LOS HABITANTES DEL BARRIO PASARON UNA PROPUESTA A CONSERVACIÓN INTERNACIONAL Y A LA ALCALDÍA LOCAL PARA HACER TRABAJOS DE RECUPERACIÓN DE LA QUEBRADA. CON EL APOYO DE ESTAS ENTIDADES Y EL TRABAJO FUERTE DE ELLOS MISMOS, SACARON LA BASURA Y CONSTRUYERON SENDEROS ECOLÓGICOS EN LA RONDA DE LA QUEBRADA. A PESAR DEL ESFUERZO QUE HICIERON, HOY EN DÍA HAN LLEGADO NUEVOS HABITANTES DE CALLE A VIVIR BAJO LOS PUENTES QUE ATRAVIESAN LA QUEBRADA. OTRA VEZ HAY CONTAMINACIÓN E INSEGURIDAD.

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En 2017, unos meses después del infanticidio de Yuliana Samboní, el entonces alcalde mayor Enrique Peñalosa nuevamente prometió la legalización. Dijo que primero debían hacer la delimitación de la ronda de la quebrada Las Delicias y que para marzo de 2018 estaría legalizado el barrio. Esta promesa tampoco se cumplió. Al respecto, los padres Alberto Parra S. J. y Alberto Múnera S. J. mencionan:

En la segunda administración del alcalde Enrique Peñalosa, se intentó la legalización del barrio Bosque Calderón, en tanto que los vecinos y propietarios de los barrios Los Olivos y Luis Alberto Vega comercializaron sus predios para desarrollos urbanísticos privados, con tan enormes perjuicios para la ecología del sector y para el derecho paisajístico de toda la ciudad.

Como las cosas cambian tanto en el barrio por las nuevas construcciones que aparecen rápidamente, ha sido imposible concluir este proceso que aparentemente sigue en marcha. Aunque las nuevas construcciones no son el único inconveniente. Con el concepto de alto riesgo de remoción en masa emitido por el Idiger, tampoco es posible la legalización. Según la entidad, hay 89 predios en alto riesgo de remoción en masa, aunque todo lo demás lo sitúan en categoría de riesgo medio, lo que igualmente impediría la legalización.

Actualmente en el barrio se han abierto muchos locales comerciales, pues hasta hace unos dos años solo había cuatro tiendas y ahora hay dieciocho. La construcción se ha desbordado. La gente optó por construir para arrendar: “La gente está arrendando hasta media cama”. Han construido incluso sobre las peatonales. Esta problemática, dicen algunos habitantes, también es culpa de la alcaldía que no responde a los llamados de aviso de la comunidad sobre nuevos asentamientos. En la parte alta del barrio la gente que llega compra por tres o cuatro millones de pesos, esperando que cuando el Gobierno los saque de ahí les dé casa *

DE ARRIBA A ABAJO: -VISITA DEL ENTONCES ALCALDE LUIS EDUARDO GARZÓN AL BARRIO. -SAMUEL MORENO EN CAMPAÑA ELECTORAL PARA LA ALCALDÍA DISTRITAL. -MARTHA DÍAZ, PRESIDENTA DE LA JAC, SE ENCUENTRA AL LADO DEL ENTONCES ALCALDE ENRIQUE PEÑALOSA. FUENTE: ARCHIVO PERSONAL MARTHA DÍAZ

CALLE DEL BARRIO BOSQUE CALDERÓN TEJADA. FOTOGRAFÍA: CAMILO RODRÍGUEZ-IDPC, 2022

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Epílogo

En los intersticios de la historia ya naturalizada de la ciudad, hay capítulos no documentados de barrios que, como el Bosque Calderón Tejada, surgieron sin planificación, transformaron el territorio acorde con las necesidades de los habitantes y se fortalecieron a partir del trabajo organizado de ellos. Aun cuando el barrio está inmerso en el corazón de Chapinero, continúa siendo percibido por los ciudadanos como una zona rural, informal y quizás marginal. Esta publicación ha insistido, por tanto, en resaltar una de las caras menos visibles en nuestro contexto: la de un barrio ubicado en un terreno privilegiado, ilegal a los ojos del catastro oficial, pero consolidado a partir del trabajo comunitario.

Lo más significativo de esta experiencia ha sido la de poder hacer visibles territorios que, como en el caso del Barrio Bosque Calderón Tejada, forman parte de esta gran urbe llamada Bogotá; y los testimonios y las experiencias de vida de sus habitantes, especialmente de aquellos cuyas familias llevan varias genera-

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ciones habitando este lugar, también son constitutivas de las múltiples historias, imaginarios y sentidos que existen respecto a nuestra capital. A su vez, la forma de construir, de adaptarse a un terreno y de evolucionar constructivamente implica un reto en el ámbito de la arquitectura en nuestro contexto, pues desde los paradigmas canónicos y predominantes se ha tendido a invisibilizar los desarrollos urbanos espontáneos, sin reconocerlos como parte de este tejido urbano que habitamos.

Los cerros de Chapinero y la quebrada Las Delicias han acogido durante ya casi un siglo a los habitantes de este barrio de Bogotá. Para aquellos que llevan menor tiempo viviendo en el Bosque Calderón Tejada, lo más importante de representar sobre el barrio es lo que no se consigue en el resto de la ciudad, como el ambiente natural. Por su parte, para los habitantes más antiguos, identificar esas acciones que hicieron parte del proceso de colonización del territorio, de la lucha social y del trabajo comunitario es lo que toma mayor relevancia. El hecho de que algunos sectores sean identificados con los apellidos de quienes las habitan, como se puede ver en los planos realizados por los mismos habitantes, refuerza la idea de la relación de la tierra con los lazos familiares: “Si mi abuelo vivió aquí y construyó su casa y la mía, mis hijos también tendrán aquí un espacio para vivir”.

Esto, por supuesto, plantea retos para la ciudad en términos de cómo tejer relaciones de intercambio y reciprocidad con un lugar que ha generado históricamente unas dinámicas sociales y espaciales de forma estructural con la montaña y el agua. También plantea preguntas acerca de las tensiones respecto a la tenencia de la tierra, la protección de los recursos naturales, la legalidad e ilegalidad, la planeación urbana versus la conformación espontánea de una zona barrial y el derecho a la vivienda digna, especialmente cuando sus habitantes dan cuenta de un pasado y un arraigo a un territorio con perspectiva a un futuro para las nuevas generaciones que habrán de habitar al Bosque Calderón Tejada *

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CASCADA DE LA QUEBRADA LAS DELICIAS. FOTOGRAFÍA: CAMILO RODRÍGUEZ-IDPC, 2022

*Anexo

Breve caracterización de la flora presente en la quebrada Las Delicias y algunas escorrentías de agua en su paso por el barrio Bosque Calderón Tejada58

El barrio Bosque Calderón Tejada está ubicado en las faldas de los cerros Orientales de Bogotá entre los 2.650 y los 2.700 m s. n. m. Los límites del barrio, compuestos por viviendas de autoconstrucción, muros de contención de las avenidas y gaviones para controlar la erosión, se funden entre la vegetación que acompaña las áreas boscosas de los cerros, en un área con altas pendientes y diferentes escorrentías de agua que convergen en la quebrada Las Delicias.

Para caracterizar la vegetación del lugar se presentan cuatro categorías: 1) bosque silvestre, especialmente en rondas de río y escorrentías, compuesto de vegetación nativa y endémica complementada por algunas especies exóticas; 2) áreas de reforestación con vegetación nativa; 3) vegetación exótica de especies invasoras; 4) plantas domésticas de jardín, ornamentales y comestibles59 .

La primera categoría, bosque silvestre, responde al ecosistema natural del lugar o flora silvestre, que por su localización y altitud es de bosque andino. Este tipo de vegetación se encuentra sobre todo en las áreas con topografía más quebrada, de difícil

58 Esta caracterización fue realizada en 2020 por David Justinien Gómez Bernal, arquitecto con Maestría en Historia y Teoría del Arte, La arquitectura y la Ciudad, egresado de la Universidad Nacional de Colombia. Actualmente desarrolla proyectos de arquitectura y paisajismo en México y Colombia.

59 Para una identificación extensiva se recomienda consultar el catálogo de Delfín Barrero Barrero et al., Vegetación del territorio CAR: 450 especies de sus llanuras y montañas (Colombia: Corporación Autónoma Regional [CAR], 2012), https://sie.car.gov.co/handle/20.500.11786/34055

CAÍDA DE AGUA DE LA QUEBRADA LAS DELICIAS SOBRE UNO DE LOS POZOS. SE OBSERVAN HELECHOS, CHUSQUE, MUSGO Y OTRAS ESPECIES DE BOSQUE SILVESTRE

FOTOGRAFÍA: JULIA BERNAL, 2020

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ÁREA DE LA QUEBRADA LAS DELICIAS LUEGO DE SER CANALIZADA CON ÁRBOLES PRODUCTO DE PLANES DE REFORESTACIÓN. ALGUNAS ESPECIES VISIBLES SON CHICALÁ (TECOMA STANS), DURAZNILLO (ABATIA PARVIFLORA), CEDRO (CEDRELA MONTANA), CHILCO (BACCHARIS LATIFOLIA) Y SAUCO (SAMBUCUS PERUVIANA)

FOTOGRAFÍA: ANA MARÍA GÓMEZ BERNAL, 2020

RETAMO ESPINOSO ULEX EUROPEAUS

. FUCKSIA ARBOREA

ALOE ARBORECENSI

PASTO KIKUYO PENICETUM CLANDESTINUM

FOTOGRAFÍA: ANA MARÍA GÓMEZ BERNAL, 2020

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acceso y en zonas altas de la quebrada Las Delicias. Las áreas con este tipo de vegetación en escorrentías y zonas aledañas al barrio no están consolidadas ni tienen muchos años de desarrollo, y son más bien pequeñas áreas o retazos. Se caracterizan por una vegetación cerrada donde los individuos vegetales se entrelazan, acompañan e impiden el paso de sol al suelo, lo que ayuda a evitar la evaporación. Las áreas identificadas con este tipo de vegetación tienen especies pioneras, de rápido crecimiento, que seguramente han llegado con semillas volantes o traídas por pájaros y corrientes de agua, como un intento recurrente del ecosistema natural por expandirse y crecer. Muchas de estas especies son muy resistentes y, como los helechos y las fucsias, crecen en grietas y como individuos aislados. No se encuentran individuos maduros de árboles nativos de gran porte, lo que significa que estas áreas son jóvenes y han sido deforestadas a través de los años recurrentemente. Entre las especies más comunes observadas se encuentran caucho sabanero (Ficus andicola), helecho siempreviva (Pleopeltis sp.), helecho palmita (Thelypteris rudis), fucsia boliviana (Fuchsia boliviana), curubas (Passiflora tarminiana) y pasionarias (Passionaria sp.), cordoncillo (Piper bogotense), duraznillo (Abatia parviflora), plantas herbáceas (Plantago australis), Llanten mayor (Plantago Major), chicla (Baccharis latifolia), diente de león (Taraxacum officinale), polígono (Polygonum), entre cientos de especies. Es de vital importancia su conservación y expansión, ya que son las que más se acercan al ecosistema natural, y ofrecen refugio y alimento a la fauna. Las zonas consolidadas con este tipo de vegetación se encuentran en la parte alta de la quebrada.

La segunda categoría, área de reforestación con vegetación nativa, corresponde a vegetación nativa introducida por programas institucionales de reforestación, de entidades como el Acueducto de Bogotá, el Jardín Botánico de Bogotá José Celestino Mutis, y especialmente el programa hecho con Conservación Internacional en la ronda de la quebrada Las Delicias en el año 2010. Este tipo de vegetación complementa la descrita en la primera categoría y se caracteriza por tener individuos claramente dis-

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1. ESCORRENTIA DE AGUA CON MULTIPLES ESPECIES COMO ARBOLOCO SMALLANTHUS PYRAMIDALIS SANGREGADOS CROTON SPP.

FUCKSIA BOLIVIANA

POSIBLEMENTE KALANCHE SPP.

CURUBA PASSIFLORA SPP. Y SAÚCO SAMBUCUS PERUVIANA

UCHUVA PHYSALIS PERUVIANA

PASTO KIKUYO PENICETUM CLANDESTINUM

EUCALYPTUS GLOBULOS

FOTOGRAFÍA: ANA MARÍA GÓMEZ BERNAL, 2020

1. ESCORRENTIA DE AGUA CON MULTIPLES ESPECIES COMO ARBOLOCO SMALLANTHUS PYRAMIDALIS SANGREGADOS CROTON SPP.

PASTO KIKUYO

PENICETUM CLANDESTINUM EUCALYPTUS GLOBULOS

FOTOGRAFÍA: ANA MARÍA GÓMEZ BERNAL, 2020

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tanciados, sembrados en orden y con alcorques (hueco alrededor del tronco para drenar el agua). Estos programas de reforestación tienen como estrategia la introducción de especies de mayor porte, como cedro (Cedrela montana), roble (Quercus humboldtii), nogal (Juglans neotropica), caucho sabanero (Ficus andicola) y caucho del Tequendama (Ficus tequendamae), acompañados de especies de mediano porte, como encenillo (Weinmannia tomentosa), aliso (Alnus acuminata), raque (Vallea stipularis), sauco (Sambucus peruviana), mano de oso (Oreopanax incisus), chicalá (Tecoma stans) o alcaparro (Senna viarum).

La tercera categoría, vegetación exótica de especies invasoras, desafortunadamente tiene la mayor área y corresponde a especies exóticas introducidas casi siempre en búsqueda de algún beneficio productivo, algunas desde hace siglos, en el territorio de la sabana y los cerros Orientales de Bogotá. Las dos especies con mayor presencia son el eucalipto (Eucaliptus globulus) y el pasto (Kikuyo pennisetum clandestinum), aunque se encuentran otras como el retamo espinoso (Ulex europaeus), que es una de las diez especies más agresivas del mundo y en las partes más altas de los cerros Orientales representa una amenaza para los ecosistemas de páramo, por su manera de expandirse en colonias exclusivas de hasta 3 metros de alto, ser propenso a la propagación de incendios y esparcir miles de semillas por individuo al año. El de mayor presencia es el eucalipto, un árbol de gran porte y rápido crecimiento, muy utilizado en plantaciones para explotación maderera por su utilidad para la industria y la construcción . Incluso, antes de la electrificación del país a mediados del siglo XX, fue utilizado como combustible industrial y doméstico. También es empleado para secar áreas lacustres por su reconocida capacidad de absorción de agua; fue utilizado en los planes de reforestación de hoyas hídricas de principios del siglo XX del Acueducto de Bogotá, pero en 1922 fue vedado para este fin porque además permite la evaporación de agua del suelo en “proporciones extraordinarias”60

60 José Manuel Jaramillo Giraldo, “Aproximación a la historia institucional de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá, EAAB-ESP 1914-2003”.

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En el caso del Bosque Calderón Tejada, los eucaliptos presentes fueron sembrados con la finalidad de ser explotados como madera, y ya se encontraban en las haciendas La Concepción y Las Delicias cuando fueron adquiridas por Luis Calderón, quien promovió su siembra también con una finalidad recreativa. Esta práctica en los cerros Orientales de Bogotá fue impulsada a mitad de siglo mediante el programa de forestación con especies industrializables dictado por el Decreto 2278 de 195361, que entre otras medidas impuso a las fincas de más de 50 hectáreas la conservación del bosque si existe, o un porcentaje del 10 % de repoblamiento con “especies maderables o industriales” (20 % en caso de ser baldíos de la nación).

Área de Investigaciones, Archivo de Bogotá, 2004, 31, https://archivobogota.secretariageneral.gov.co/sites/default/files/documentos_secretaria_general/Historia%20Institucional%20de%20la%20 EAAB.%20Jose%20Manuel%20Jaramillo%20Giraldo.pdf

61 Presidencia de la República, Decreto 2278 de 1953, “Por el cual se dictan medidas sobre cuestiones forestales”, Diario Oficial, año XC, n.o 28294, 12 de septiembre, 1953, 1, https://www.suin-juriscol.gov.co/viewDocument.asp?ruta=Decretos/1430092#:~:text=Art%C3%ADculo%201%C2%B0%20El%20 presente,Clasificaci%C3%B3n%20de%20bosques.

1. HELECHOS, PROBABLEMENTE ASPLENIUM PRAMAEMORSUM

2. FUCKSIA BOLIVIANA

3. ALISO ALNUS ACULINATA

4. SAÚCO SAMBUCUS PERUVIANA

5.CHILCO BACCHARIS LATIFOLIA

6. ÁREA CON PRESENCIA DE PASTO KIKUYO PENICETUM CLANDESTINUM, PLANTAGO MAJOR Y DIENTE DE LEÓN TARAXACUM OFFICINALE

FOTOGRAFÍA: ANA MARÍA GÓMEZ BERNAL, 2020

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Por otra parte, el pasto tiene millones de hectáreas ocupadas por todo el país, ya que es muy utilizado en la ganadería y la potrerización; y también en las áreas urbanas, para los parques y las avenidas. En el Bosque Calderón Tejada se ve en lotes sin ocupar, en la ronda de la quebrada y en los espacios indefinidos entre construcciones; a pocos kilómetros del barrio se encuentra en las áreas rurales.

La cuarta categoría son las especies que acompañan las viviendas en sus jardines y áreas verdes aledañas. Las áreas centrales del barrio están consolidadas con viviendas compactas y no tienen arbolado en andenes, o retroceso de sus casa para formar antejardines. A su vez, es posible observar algunos retazos de pasto y hierbas en calles discontinuas y donde hace falta el pavimento. Sin embargo es muy común encontrar cierta exuberancia en la vegetación contenida en macetas dispersas en las entradas de las casas y en sus balcones y terrazas (ver fotos pag 155).

Las viviendas en las periferias del barrio cuentan con áreas verdes amplias, son contiguas a las zonas forestales y escorrentías de agua y funden sus jardines con la vegetación silvestre. En algunos casos se ven especies “domesticadas” como el Chusque en macetas (foto en la siguiente página) que es una especie nativa de bambú andino que forma asociaciones compactas alrededor de los ríos. También se encuentra el Sauco (Sambucus peruviana) que es muy común verlo acompañando las viviendas rurales de clima frío; y especies forestales exóticas como la araucaria (Araucaria araucana), utilizada en Bogotá como planta de ornamento cuya presencia es notoria en proyectos de los gobiernos liberales de los años 30, como el Parque Nacional de Bogotá y la Ciudad Universitaria, y en barrios como la Magdalena y Teusaquillo de la misma época. En estas viviendas es común encontrar plantas con utilidad comestible como la Uchuva (Physalis peruviana), o medicinales como la Ortiga (Urtica urens) y la Sábila (Aloe), las dos primeras de muy fácil adaptación, por lo que se encuentran de manera silvestre.

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BARRIO CALDERÓN TEJADA. FOTOGRAFÍA: CAMILO RODRÍGUEZ-IDPC, 2022

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VIDEO

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