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Revision as of 15:11, 31 December 2015 by Jhonn medina (talk | contribs) (VERSOS YAROS)
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CERRAZÓN Hoy, otro sol te alumbra te cobija, te abriga, te asombra mientras en mí todo es zozobra soledad y penumbra.

Ilumina alma mía mi oscura vía, y dile al amor pasado que yo la amo, la adoro, la espero.

Tú, estrofita pequeña que su nombre acuñas díselo que sin sus huellas mi verso me engaña.


CLEMENCIA

Vuelve, siempre vuelve, suplico al amor voluble, aquella que partió dolida convencida de que no era amaba.

Regresa y posa tu mirada, sobre esta pupila dilatada; pues son tus grandes ojos negros los que le niegan la luz a mis pasos.

La vida es la vida, aunque contradictoria. Así fue este amor y el tuyo al que no prestas mayor cariño.

Exclamo tu perdón u olvido avecilla de ojos negros y otro nido; ven para curar o déjame enfermo, cura mis heridas o entrégame al yugo.



OTRA VIDA

Quisiera quedarme en silencio y negar que he amado al ser equivocado.

Quisiera entender que vas ligera, en busca de nueva vida, comprendiendo tu partida sin que eso me doliera.

Quisiera no extrañar nada de ti ni un simple suspiro, … un fugaz respiro, pero tu recuerdo es mi burbuja que ante la puesta del sol aún te dibuja.

Quisiera no afligirme el pecho y convertirme en verdugo de tus años, pero el frío de mi lecho hace que evoque nuestros sueños.

ARBOLITO

Aquel árbol fue mi amigo, me dio sombra y cobijo. Su tronco soportó mi agobio, cuando, cansado tuve el cuerpo.

Aquel árbol, amigo mío, un día sucumbió a los años; el peso del tiempo fue consumiendo sus fértiles raíces y sus tallos.

Aquel arbolito, amigo mío, pronto fue hecho leña y añicos, ni una rama siquiera dejó como huella que retoña.

Así se convirtió en ceniza, aquel mi amigo mío; al igual que el hombre improductivo

que tras su muerte, 

se enfrenta al que pudo haber sido. . HOMBRE BUENO Si ajé tu delicada pluma, Palomita, no es mi culpa; es la ira de mi infancia la que curtió mi alma y mi existencia.

Agresivo no nací, ni hablando vulgaridad; eso lo aprendí, de la cadena de la maldad.

Cuando niño aún en mí se desquitaron; su frustración e inferioridad con gritar ocultaron.

De allí aprendí, Palomita, a agredir; a sentirme superior marchitando tu bella flor.

No me gusta que sonrías de mis fracasos palomita, ¿Será posible que no logre, cumplir los sueños que me propuse?

Hombre bueno nací, palomita, lleno de ilusiones forjados en mi camita; pero aprendí de mis semejantes a ver la vida con violencia.

No te vayas, palomita. Aún en mí quedan restos de hombre bueno; mira este aro y medallita son para ti vida mía.