Viriato Díaz-Pérez y el movimiento cultural en Paraguay
Por Rubén Capdevila
Resumen
El ensayo restituye la figura del polígrafo
español Viriato Díaz-Pérez narrando aspectos
relevantes de su vida en España y Paraguay,
revisando y rectificando algunos datos
biográficos y reconstruyendo su ideario
político, social y filosófico, posicionándolo en
la
corriente
modernista
y
como
representante de la Generación del 98, y
reivindicando aspectos desconocidos de su
trayectoria política y sus contribuciones
valiosísimas a los procesos culturales y
literarios del Paraguay.
Viriato Díaz-Pérez por Wolf Bandurek 1939.
Introducción
Escribir sobre la trascendencia cultural, social y política de la figura de Viriato
Díaz-Pérez resulta una tarea harto difícil y complicada. No por carencia de
datos, sino, al contrario, por superabundancia, diversidad, multivariedad
temática; pero, además, porque se trata, precisamente, de interpretar
narraciones, discursos y textualidades, además de descifrar la trayectoria
vital y existencial de un solitario, de un hombre que viviera de manera
intensa su periplo íntimo, su espiritualidad clara y consistente, ante la mirada
extraviada de dos culturas en malestar indudable: la española y la paraguaya.
1
Pensar en este tiempo en la trayectoria de Viriato, en sus coincidencias y
divergencias, en sus encuentros y desencuentros, en sus aportes y
lucubraciones al entorno cultural paraguayo implica, además, deshacer
mitos, clarificar idearios, rectificar datos, hurgar en las mezquindades de la
historia para desentrañar puntos de orientación y claridad, allí donde la
emotividad y el romanticismo de las narrativas históricas desorientan y
desarticulan todo esfuerzo por comprender con nitidez los discursos vigentes
en la época y sus dispositivos.
Ante el desafío que implica dar un sistema al ideario y la labor ejercida por
Viriato, nos hemos propuesto, sin embargo, algunos objetivos de trabajo y,
de manera accidental, algunas hipótesis que se irán desplegando de manera
transversal en todo el ensayo.
Pretendemos, en primer lugar, identificar los principales paradigmas teóricos
que influyeron e inspiraron su producción intelectual y también su ética, pues
es sabido que en Viriato no encontraremos explicación suficiente si no
observamos su actuación en el mundo objetivo. Por otra parte, si bien este
trabajo debiera dedicarse con exclusividad a sus aportes y trabajos en el
Paraguay, hemos hallado razón –que será ampliamente desarrollada– para
rastrear sus huellas en la lejana España de finales del siglo XIX. Muy por el
contrario de lo que hasta este momento se ha pensado, su producción entre
los años 1895 y 1906, del período español, supera en cantidad a lo producido
en Paraguay, y en claridad en cuanto a sus contenidos, notable y
definidamente modernista. En esta línea, seguiremos el camino trazado por
Juan Félix Larrea, autor de la obra Modernismo y teosofía: Viriato Díaz-Pérez.
Abordaremos la relación de Viriato con movimientos filosóficos y literarios, y
su vinculación con algunos pensadores de la época, a quienes llamara en
o asio es
aest os , así o o su adhesió a dete i adas o rientes
estéticas y filosóficas, ya evidenciada en sus primeros escritos.
En segundo lugar, pretendemos bosquejar su ideario político, por un lado,
algo que es inédito hasta el momento y ya explicaremos por qué; y, por otro,
su ideario estético y filosófico. Considerado este el trabajo más difícil, en
cuanto que su obra, hoy casi totalmente edita –gracias al trabajo
incomparable y delicado de sus hijos Haydée, Fernán y Rodrigo–, no deja de
ser sumamente dispersa en el tiempo, así como en los temas abordados, y,
en muchos casos, de muy difícil lectura y contextualización.
2
No es un dato nimio y accesorio la amplitud de temas abordados por don
Viriato. Su gran erudición le ha llevado a escribir sobre casi todas las áreas del
saber humano y los más insólitos temas: filosofía, filología, estética,
esoterismo, teosofía, religiosidad, astronomía, historia, matemáticas,
geología, botánica, urbanística, arquitectura, arte, literatura, higiene,
ecología, deportes, erotismo, viajes, etc. Muchos de estos temas los ha
abordado de manera tan metódica y sistemática, en publicaciones
periódicos, opúsculos y libros.
Hecha la salvedad, bastará decir, por ahora, que gran parte de su producción
de contenido político ha quedado perdida, por un buen tiempo, en
periódicos republicanos de la época (1895-1906), como El Motín y El País, así
como las noticias de su militancia política, en la misma línea de su padre,
Nicolás Díaz y Pérez. Notablemente, sus posturas y discursos de contenido
político, ya en el Paraguay, han sido sistemáticamente ignorados, y se ha
querido ver en el supuesto silencio de Viriato una actitud conservadora.
En tercer lugar, abordaremos todo lo referente a la labor y los aportes de
Viriato al desarrollo del movimiento intelectual paraguayo (el ímpetu dado
para la conformación de la primera tertulia literaria y la introducción como
precursor de corrientes como el modernismo y la teosofía), sus aportes al
esclarecimiento y descubrimiento de determinados elementos de la cultura e
historia paraguayas (su trabajo como promotor cultural, crítico de arte y
defensor del patrimonio cultural del Paraguay), su actuación en los ámbitos
académicos (su tarea de docente de la educación secundaria y universitaria) y
su ingente participación en la consolidación de importantes instituciones de
la cultura nacional.
Estos, pues, serían los tres grandes objetivos trazados para este estudio.
Tenemos, además, la ambición de volver a posicionar una hipótesis ya
postulada por importantes investigadores como Juan Félix Larrea López1 y
María Pilar Celma Valero2, quienes encontraron en Viriato a uno de los
1
Larrea López, Juan Félix. Modernismo y teosofía. Viriato Díaz-Pérez. Libertarias. Madrid. 1993. Se trata de
un investigador de temas modernistas y orientalistas. Ha abordado en sus trabajos las conexiones entre
orientalismo y modernidad, y los diálogos entre Oriente y Occidente, siguiendo la línea de Octavio Paz. Es
uno de los principales reivindicadores españoles de Viriato en la actualidad. Ha escrito, además, diversos
artículos sobre él, y con el apoyo y auspicio de Rodrigo Díaz-Pérez logró, en los años 90, finalizar el trabajo y
plasmarlo en un libro.
2
Celma Valero, María Pilar. Modernismo y modernidad en la teoría rítmica de Viriato Díaz-Pérez. Revista
Tropelías. N.° 1. Págs. 81-90. 1990. Universidad de Zaragoza. Se trata de un artículo publicado por la
3
personajes más típicos del modernismo español. Es más, se arriesgaron a
colocarlo en el lugar de precursor. Por un lado, Larrea lo dimensiona desde el
punto de vista del orientalismo y su precoz incursión en la teosofía (en el año
1892), que tan profundamente influencia a Rubén Darío y Lugones; por el
otro, Celma Valero posiciona su tesis doctoral como un verdadero
a ifiesto ode ista , e el ue Vi iato ve tie a a todas a uellas ideas
que había venido esbozando en varios artículos publicados en periódicos y
revistas de la época. Como veremos más adelante, Viriato habló ya en 1895
de temas modernistas con un lenguaje modernista, cuando Rubén Darío aún
no tenía puesta la mirada en España.
Esta primera hipótesis formula que, tal como lo indican los autores citados,
Viriato Díaz-Pérez es una de las figuras precursoras del modernismo español
de finales del siglo XIX y que, desde el punto de vista de la crítica literaria y el
ensayo, supo identificar y valorar, como en el caso de Valle-Inclán, los
primeros tanteos de la prosa modernista. Así mismo, y salvando los errores
por omisión en muchos textos nacionales, formulamos que es Viriato quien
trae esta visión modernista al Paraguay y la trasfiere a la experiencia
o o ida o o La Col e a , así o o ta ié supo ve a e
3, e su
ensayo sobre El movimiento intelectual en el Paraguay, los primeros esbozos
de la modernidad, factor que, sin lugar a dudas, le ha convocado desde un
inicio a conocer estas tierras.
La segunda hipótesis se relaciona con una afirmación, muchas veces
invocada, de Augusto Roa Bastos, discípulo confeso de Viriato. Esta
afirmación que pudiera, prima facie, resultar un tanto riesgosa, aparece en el
prólogo a la edición del libro Coronario de Guido Boggiani, reeditado en
1977. Allí, Roa Bastos postula que Viriato Díaz Pérez es el descubridor de la
realidad histórico- cultural del Paraguay, así como Barrett lo es de la realidad
político-social. Trataremos de realizar una suerte de exégesis y una
fundamentación de esta hipótesis a lo largo del texto.
prominente escritora y catedrática María Pilar Celma Valero, quien se ha especializado en el modernismo
español. Su trabajo es el único estudio profundo sobre la tesis Naturaleza y evolución del lenguaje rítmico de
Vi iato, ue es posi io ado o o u
a ifiesto ode ista . Ade ás de sus títulos a adé i os, Cel a
Valero ganó en el año 2000 el VIII Premio de Investigación Rigoberta Menchú , con su obra Pienso, luego
escribo. La incorporación de la mujer al mundo del pensamiento (2001).
4
Ambas hipótesis irán siendo lo suficientemente argumentadas, pero
continuarán sus trayectos de manera transversal. En cierto sentido, toda la
trama argumentativa del ensayo girará en torno a estas dos hipótesis.
Finalmente, por una cuestión pedagógica, hemos tratado de dividir en por lo
menos tres períodos la obra de Viriato:
1) El período español. De 1892 a 1906: caracterizado por ser un período
de exploración, militancia, formación y consolidación ideológica y
conceptual.
2) El período paraguayo de adaptación. De 1906 a 1926: es el período en
el que Viriato se consolida en su laboral intelectual, cultural y social, y
concluye con dos acontecimientos: el fallecimiento de su esposa,
Leticia Godoy, y el logro de la ciudadanía paraguaya.
3) El período paraguayo. De 1927 a 1958. Período en el que ya no piensa
en volver a España y habrá de dedicarse más intensamente a la
docencia, en especial desde los años 30; a criar a sus hijos y finalizar
algunos trabajos para su publicación. En esta etapa, Viriato se dedica,
además, a dictar un gran número de conferencias.
I.
Algunos datos biográficos
Existen suficientes trabajos sobre la vida de Viriato. Prácticamente, todos los
volúmenes de sus Obras completas contienen valiosísimos datos, detalles de
su vida, personalidad y labor tanto en España como en Paraguay. Una de
estas obras es la escrita por doña Josefina Plá en el año 1993, que se
constituye en la obra más extensa y estrictamente biográfica que se ha hecho
sobre Viriato. Es un trabajo realizado con gran esfuerzo y a contrarreloj, por
lo que no está exento de errores u omisiones. Con un estilo narrativo
tendiente a la novela, casi con el mismo tono nostálgico de El espíritu del
fuego3, doña Josefina aporta datos importantes sobre los orígenes de las
familias Díaz-Pérez y Campos Cervera, ambas vinculadas por las líneas
maternas, y clarifica aspectos de la historia de ambos apellidos que, hasta ese
momento, gravitaban en una nebulosa.
3
Se trata de la biografía del artista Julián Andrés Campos Cervera de la Herrería, esposo de Josefina Plá.
5
Sobre los orígenes de don Viriato hay mucho que escribir. El solo hecho de
estar investido por el nombre del gran héroe celtíbero, formador de la
nacionalidad Ibérica o, como el propio Díaz-Pérez lo
bautizara: el representante de la indignación de
toda España 4, ya nos habla del entorno en que nace
y va desarrollando su carácter e identidad.
Viriato Díaz-Pérez y Martín de la Herrería nació en
Madrid en 1875. No fue bautizado y habría de crecer
en un ambiente anticlerical y antimonarquista. Su
padre, don Nicolás Díaz y Pérez y de los Ríos (cuyo
nombre masónico era Viriato), célebre político
republicano y masón de la primera hora, fue cronista
Nicolás Díaz y Pérez.
oficial de Extremadura e hijo predilecto de la ciudad
de Badajoz. Gran luchador por los ideales
democráticos y republicanos, participó activamente de la vida política de
España en ese corto período que se conoció como la Primera República, junto
con Pi y Margal, Emilio Castelar, José Nakens, Salmerón y otros. A él se debe,
según parece, que la gloriosa bandera nacional no fuera sustituida por otra
en el período de la Primera República, en el año 1873.
Fue además, don Nicolás, un prolífico escritor. Su producción periodística es
abundante y encendida. Publicó, en vida, más de 30 obras, casi todas ellas
dedicadas a la historia de Extremadura. Una de ellas es sobre la historia de la
masonería española, otra sobre los jesuitas, una interesante obra en torno a
Giuseppe Mazzini, sobre literatura portuguesa, etc. De su producción literaria
podemos destacar Bandera negra, Leyenda en verso, del año 1860, y Ecos
perdidos, de 1881. Se declara gran admirador de Sanz de los Ríos, a quien
conociera personalmente y de quien recibiera gran influencia, en especial en
cuanto a su filosofía de la historia. Aunque no recibiera formalmente la
doctrina krausista, don Nicolás era, por sobre todas las cosas, un autodidacta.
Un dato de gran importancia se relaciona con su actuación dentro de la
masonería española. Iniciado en Portugal durante su primer exilio, de regreso
a su país formó parte de, por lo menos, tres logias: Fraternidad, Comuneros y
Antorcha. Escribió la primera Historia de la masonería española. Fue el
impulsor de un movimiento de renovación dentro la masonería en ese país,
4
Díaz-Pérez, Viriato. Viriato. Artículo aparecido en el Álbum iberoamericano. N.° 3. Madrid, 1895.
6
promoviendo y motivando la inclusión de las mujeres dentro de la
fraternidad. Esta tarea fue acompañada por su esposa. Llegó al Gr. 33 y fue
Venerable Maestro en la logia madrileña Comuneros de Castilla, además de
otros títulos.5 Ya antes de su ingreso a la masonería, Nicolás había formado
parte de una de las sociedades carbonarias, denominada El Falansterio
Directorio de la Asociación. Esta era una de las tantas sociedades secretas de
España ue mantienen estrechas relaciones, principalmente, con las
so iedades italia as lide adas po Mazzi i Ga i aldi .6
Emilia Martín de la Herrería, madre de Viriato, considerada una precursora
del feminismo español, se destacó también como escritora y periodista.
Aunque por el momento es muy poco lo que hemos hallado en el archivo de
la familia Díaz-Pérez, sabemos gracias a estudios masónicos que ha escrito y
traducido textos con un importante contenido de reivindicación feminista,
como los publicados en El correo de la moda. El tema que circula por estos
trabajos, en especial por las traducciones de textos deliberadamente
sele io ados, es la búsqueda de una identidad femenina que fuera asumida
primero por las mujeres y, al mismo tiempo, reconocida socialmente por los
ho
es .7 Doña Emilia es muy elogiada y apreciada en el ambiente
masónico de Badajoz. Se le debe a ella la reorganización de las Logias de
Señoras, y su ingreso y actuación en la masonería española tiene una gran
significación. Alcanzaría el Gr. 18 de la Logia Comuneros de Castilla.
La vinculación de la familia de Viriato con el Paraguay se daría precisamente
por la línea materna, específicamente con la rama de los Herrería. Nos
referimos a Aurelia Cervera de la Herrería, esposa de Cristóbal Campos y
Sánchez, hija de Leonor de la Herrería, hermana de la abuela de Viriato. De
esta unión nacería la familia Campos Cervera, que daría al país prestigiosos
nombres en las artes y en las letras8, como el poeta Hérib Campos Cervera
(H) y el célebre ceramista Andrés Campos Cervera (Julián de la Herrería).
Otro aspecto que habría de tener gran repercusión en el entorno masónico y
extremeño tiene que ver con la unión entre Nicolás Díaz y Pérez y Emilia
Martín de la Herrería, en el año 1871. Es considerada esta una de las
5
Cortijo, Esteban. Masonería y Extremadura. Edición de la Caja de Ahorros de Extremadura
y el Ateneo de Cáceres. Edición digital. Año 2008. Pág. 125.
6
Rey Velasco, Fermín y Barroso Dávila, Antonia. Nicolás Díaz y Pérez. Biografías Extremeñas. Departamento
de publicaciones de la Diputación Provincial de Badajoz. Badajoz. 1986. Pág. 28.
7
Cortijo. Op. Cit. Pág. 128.
8
Plá, Josefina. Viriato Díaz-Pérez. Biografía. Luis Ripoll - Editor. Palma de Mallorca. 1993. Pág. 41.
7
primeras uniones civiles, ya que hasta 1931 ningún matrimonio se realizaba
al margen de la Iglesia. Sin embargo, existió un período de excepción entre
los años 1870 y 1875, en épocas de la proclama de la Primera República.
De este matrimonio, y en el fragor de la militancia, habrían de nacer tres
hijos: Viriato, Trajano y Alicia, y un cuarto hijo que falleciera de manera muy
prematura. Consolidada la familia, se trasladaron a Madrid, donde Nicolás
actuaría hasta el final de sus días, en el año 1902.
Hacemos mucho énfasis en datos relacionados y traídos de la masonería por
la importante cantidad de información que registran y porque consideramos
que la adopción de Viriato por esta logia dejaría en él una huella imborrable.
Viriato ingresó a la masonería tempranamente, siendo adoptado como
lowetón por la Logia Comuneros de Castilla n.° 289, el 29 de setiembre de
1886, con nueve años de edad.
Para el año 1895, prácticamente toda la familia Díaz-Pérez está incorporada a
la Orden, militando en la Logia Comuneros de Castilla, compuesta de 11
i teg a tes, siendo su Venerable Maestro Nicolás Díaz y Pérez, Viriato, Gr.
33, y junto al resto de miembros figuraba con el cargo de limosnera Emilia
Martín de Díaz y Pérez, Esther, Gr. 18; era secretario Viriato Díaz Martín,
Ariosto, Gr. 18, hijo de ambos y se añadía al cuadro otra hija como lowetona
Alicia Díaz Martín, De o a ia .9
Probablemente, inició sus estudios secundarios en Madrid, teniendo en
cuenta que para el año 1887 ya se encontraba instalada la familia en la
capital. Se graduó como bachiller en el Instituto Cardenal Cisneros entre los
años
, i stituto ue se o vi tie a desde el año
en el
laboratorio pedagógico donde krausistas y demócratas experimentaron los
ideales edu ativos deseados .10 El propio Sanz del Río, introductor del
krausismo a España, ejerció la cátedra en este instituto, así como muchos
otros célebres intelectuales, como Urbano González Serrano, maestro de
Viriato y, más adelante, compañero en la revista Helios.
9
Cortijo. Op. Cit. Pág. 133.
Araque Hontangas, Natividad y Rodríguez Guerrero, Carmen. Cien años de enseñanza de la filosofía en el
Instituto Cardenal Cisneros de Madrid (1837-1936). Revista Complutense de Educación. Vol. 22. N.° 1 (2011).
47-67. Pág. 52.
10
8
Inicialmente, Viriato se siente atraído por las ciencias jurídicas, por lo que se
matricula en la Facultad de Derecho, en la entonces Universidad Central de
Madrid. Muy pronto decidiría tomar otra carrera, solicitando su ingreso a la
Fa ultad de Filosofía
Let as, solicitando a la vez que se le exonere,
conforme las disposiciones vigentes, del examen de asignaturas ya cursadas
en la Facultad de Derecho (…) 11.
Adquiere el grado de licenciado en Filosofía y Letras en el año 1899, y en
noviembre de 1900 defiende su tesis para acceder al doctorado. El título de
la tesis es Naturaleza y evolución del lenguaje rítmico, y obtiene con ella la
calificación de sobresaliente, nota muy importante, teniendo en cuenta el
corto tiempo que tardó en presentarla y la novedad del tema. Pero más
adelante dedicaremos unas líneas al análisis de este importante trabajo,
digno de ser estudiado con mayor detenimiento.
En este período académico, Viriato ha tenido importantes maestros, aunque
en discrepancia con algunos de ellos, como es el caso de Marcelino
Menéndez y Pelayo, a quien admiró, aunque no compartió muchas de sus
ideas. Otros, como Francisco Codera y Zaidin, célebre arabista, que
despertara su interés por las lenguas semíticas; Francisco Giner de los Ríos
(discípulo de Sanz del Río), difusor del krausismo en España y fundador de la
Institución Libre de Enseñanza. Aunque no sabemos si Viriato frecuentaba las
aulas de este último, se sabe que Giner de los Ríos impartía clases en la
Universidad Central de Madrid. Viriato hizo referencia además a Morayta,
Salmerón y Urbano González Serrano, personalidades más cercanas por estar
vinculadas a la lucha republicana. Se consideró también discípulo de
Estanislao Sánchez Calvo, filósofo y filólogo avilesino, quien falleciera en 1895
y que fuera ignorado y perseguido por la ortodoxia inquisitorial, pero
reconocido por los científicos franceses y alemanes, y que han continuado sus
valiosísi os des u i ie tos li güísti os et ológi os .12
Al momento de ser investido con el título de doctor, Viriato fue ya un
conocido escritor y venía produciendo profusamente desde el año 1892. Es
precisamente en este año cuando entró en contacto e ingresó a la Sociedad
Teosófica Mundial, fundada por Helena Petrovna Hans Blavastky en el año
1875. Este acontecimiento fue, seguramente, uno de los más importantes en
la vida de Viriato, ya que la teosofía será desde ese año su filosofía de vida.
11
Plá. Op. Cit. Pág. 43.
Larrea López, Juan Félix. Modernismo y teosofía. Libertarias. Madrid. 1993. Pág. 62.
12
9
Muchos grandes escritores y artistas, como Rubén Darío y Leopoldo Lugones
se integraron más tarde a esta sociedad.
Viriato es considerado uno de los teósofos más importantes junto a
Montoliú, Xifré, Treviño y Mario Roso de Luna. Y ya en el año 1893 aparecen
sus primeras publicaciones en la revista Sophia, órgano de la Sociedad
Teosófica Española. Viriato tenía en ese momento 18 años de edad y su
trabajo era el de un intelectual.
Entre los años 1893 y 1906 colaboró de manera constante con las más
importantes revistas y periódicos de la época, ya sean estas de contenido
modernista, teosófico, de la Generación del 98 o republicanos. No nos
extenderemos demasiado en detalles sobre estos medios, pero sí
ofreceremos un listado, de suerte que se tenga una noción del tamaño de su
producción en estos años:
-
Sophia (1893 – 1932)
El Álbum iberoamericano (1891- 1909)
El Ideal
El País (1887 – 1921)
El Motín (1881 – 1924)
Gente vieja (1900 – 1905)
Alrededor del mundo (1899 – 1930)
Alma española (1903 – 1904)
Juventud (1901)
Electra (1901)
Helios (1903 – 1904)
Hojas selectas (1902 – 1921)
La ciudad lineal (1894 – 1931)
La España moderna (1889 – 1914)
El Globo (1875 – 1932)
La vida galante (1898 – 1905)
Blanco y negro (1891 –1939)
El Pentagrama
Boletín musical (1893 – 1918)
Pero su trabajo no se redujo a la pura colaboración intelectualista. Viriato es,
además, un militante. Escribió y militó, junto con su padre, por los ideales
republicanos en El Motín, de José Nakens. Su nombre apareció no solo
10
firmando artículos, sino en manifiestos de protesta. Dirigió, durante por lo
menos cinco años, la revista Sophia, y por un período importante La ciudad
lineal, de Arturo Soria y Mata, en el cual reflejó su militancia ecologista de
inspiración fundamentalmente ruskiniana. Colaboró activamente con las
revistas Juventud, Electra y Helios, en las cuales fraguaron sus ideales los
integrantes de la Generación del 98 y los primeros modernistas españoles,
entre los que se encontraban Juan Ramón Jiménez, Ramiro de Maetzu,
Azorín, Villaespesa, Valle-Inclán, Baroja, Benavente, Unamuno, los hermanos
Machado, Salvador Rueda, el propio Rubén Darío, entre otros. En El alma
española, su nombre aparece cercano al del rebelde y liberal Giner de los
Ríos, promotor del krausismo español.
En el año 1895 se registró la publicación de su primer libro: La India, obra
completamente agotada y perdida. Hasta la fecha, solo hemos encontrado
referencias acerca de la misma, pero no hay copias en el archivo y biblioteca
de la familia.
A los 20 años [Viriato] se ha conseguido un nombre como periodista y puede
subsistir económicamente. No es un clásico estudiante español calavera y
ohe io .13
Realizó una gran cantidad de traducciones para las diversas revistas y
periódicos con las cuales colaboró. Desde muy temprano tuvo gran facilidad
para las lenguas, al igual que su madre, que le dictó clases de francés en sus
horas libres. Tradujo varios libros de contenido teosófico para la editorial
Maynade. Pero lo más importante: Viriato realizó la primera traducción al
español, en el año 1900, de las dos obras más importantes del sabio esteta
inglés John Ruskin: Las siete lámparas de la arquitectura y La corona de Olivo
Silvestre, convirtiéndose, de esta manera, en introductor de Ruskin, tarea
que concluirá años más tarde (1908), al ser el primero en dedicarle un
tratado.
Se encuentra también realizando traducciones del sánscrito, y se adelanta a
Roso de Luna (el más célebre de los teósofos españoles) en traducir la obra
de Blavatsky. Viriato formó parte de una importante tradición de sanscritistas
españoles. Discípulo de Juan Gelabert14, quien habría dejado aprendices
13
Larrea López. Op. Cit. Pág. 43.
Juan Gelabert y Guardiola, profesor de sánscrito y escritor del mejor manual de gramática sánscrita de la
época, en 1890.
14
11
cultivadores de lo esotérico, entre los que se referencia a Viriato DíazPérez.15
Aunque Viriato ya tuviera contactos con Paraguay, en especial con su primo
Hérib Campos Cervera (P), y, aparentemente por intermedio de él, formalizó
sus relaciones con este país al ser nombrado cónsul general del Paraguay en
Madrid, en el año 1902. Según parece, por noticias del ministro
plenipotenciario en Paraguay, el rey Alfonso XIII signó el nombramiento el 11
de setiembre de 1902, pero cuestiones burocráticas en el Paraguay
demoraron hasta el año 1903 la oficialización en dicho país.
En el año 1904, aparece reproducido en la Unión iberoamericana de Madrid
su artículo Movimiento intelectual en el Paraguay, que se constituye en el
primer estudio sobre el tema para el público europeo. Lo firma Viriato DíazPérez, cónsul general del Paraguay en Madrid. Más adelante, analizaremos la
importancia de este estudio.
Viriato transitó mucho por la España cosmopolita, por la agitada Madrid,
pero también se lanzó a explorar la España ignorada, la España desconocida,
y descubrió las Hurdes y Batuecas16. Su trabajo fue el de un explorador, el de
un arqueólogo; su mirada fotográfica es la de un esteta ruskiniano y su
escritura, modernista.
Para el año 1905, Viriato se ha quedado solo. Habían fallecido sus padres, su
hermano Trajano se casó y vivía lejos, y su hermana Alicia, toda espíritu y
toda nervios, se había casado con Hérib Campos Cervera y emigrado al
Paraguay.
En este período, aparentemente, su vida en Madrid se había vuelto muy
agitada, y Viriato viajó a Francia, donde ejerció la cátedra en el Berlitz School
de Burdeos. Es un período corto, en el que además dicta conferencias y
establece relaciones. En este lapso, conoce a una joven y bella profesora de
la escuela de Berlitz, llamada Teresa Egmont. Esta fue una de las primeras
mujeres que aparecieron vinculadas a Viriato y su vida sentimental; de esta
relación nacería un hijo que falleció prematuramente, hecho del que tuvo
noticia estando ya en Paraguay.
15
16
Larrea López. Op. Cit. Pág. 37.
Ver A pie por la España desconocida, obra que compila los escritos y fotos de Viriato sobre estos lugares.
12
Luego de su corta estadía en Francia (aproximadamente seis meses), Viriato
regresó a Madrid, a su domicilio de la calle Marqués de Urquijo, 18. Constató
que habían desaparecido algunos de los ejemplares de su valiosísima
biblioteca, lo cual habría de enemistarlo con un conocido intelectual de la
época.
Muchas son las probables razones por las cuales Viriato decidió aventurarse a
viajar al Paraguay. Sabemos que en el año 1903 su hermana Alicia, casada
con Hérib Campos Cervera, viajó al Paraguay, donde se estableció, y en el año
1905 fue madre. Es muy probable, como lo escribe Josefina Plá, que la
nostalgia y los fuertes lazos de afecto paternal –había quedado a cargo de sus
hermanos luego de la muerte de sus padres– que le unían a su hermana,
sumados a ciertas situaciones afectivas no muy gratas, hayan influenciado
muy fuertemente en esta decisión. A esto debemos agregar que el propio
Campos Cervera había iniciado una intensa campaña epistolar para
convencer a Viriato sobre las oportunidades que un intelectual de su
envergadura tendría en el Paraguay.
Por otra parte, no es escaso el interés que ha despertado el Paraguay en el
espíritu de Viriato; pues entró en contacto con Manuel Domínguez, a quien
ad i ó lla ó
aest o , demostró gran interés por la obra sobre la
Atlántida del doctor Diógenes Decoud. Domínguez también le escribió para
traerle al Paraguay.
Es muy probable –y algunos datos lo corroboran– que en 1905 haya decidido
viajar a Francia, un poco cansado del ambiente político en Madrid. Y
consideramos un error la teoría de que Viriato no ha tenido una militancia
política muy consistente. Muy tempranamente, el joven intelectual
acompañó a su padre a los mítines republicanos y las reuniones del grupo El
Motín, de José Nakens, para el cual escribió y tradujo, y en el que apareció
mencionado, firmando acciones de protesta o repudio. Fue llamado a escribir
sobre el estetismo, se le dirigieron cartas sobre la situación de las Filipinas y
se publicaron comentarios sobre sus obras. Su vinculación con un sector muy
comprometidamente antimonarquista, anticlerical y republicano de primera
línea fue conocida.
En el año 1906, ocurrió un acontecimiento político que, desde nuestro punto
de vista, fue decisivo en la vida de Viriato. El 31 de mayo, el atentado en
Madrid contra la recién casada pareja real Alfonso XIII y Victoria Eugenia, que
13
tiene como principal responsable al anarquista Matías Morral, comprometió
al íntegro José Nakens y levantó sospechas en su entorno. Viriato fue amigo
de Nakens, y el apellido Díaz-Pérez no pasaría desapercibido (recordemos
que su padre fue un inquieto militante). Años más tarde, ya en el Paraguay,
Viriato confesó que la prisión de Nakens, debido a estos acontecimientos, le
rozó .17
El 5 de julio de 1906, Viriato dejó Madrid y se embarcó para el continente
sudamericano. Fue un viaje sin retorno; sin saberlo, Viriato se despidió
inesperadamente de una incipiente carrera literaria en una España que ya le
tenía fama de sabio, teósofo modernista y personaje típico de una
generación de hombres que habría de dejar su huella en la historia de la
literatura y las ideas en Europa, y, por tanto, en el mundo.
Viriato llegó al Paraguay en agosto de 1906, y este hecho tuvo su repercusión
en la prensa. Aparecieron varias publicaciones anunciándole. Una importante
comitiva de intelectuales, encabezada por Manuel Domínguez y Arsenio
López Decoud, le recibió. Acompañado de Hérib Campos Cervera, Viriato hizo
aparición, precisamente, en una de esas tardes de tertulia en la casa de
Do í guez, do de se leían páginas de prosa y verso; se hacía crítica
lite a ia; se o e ta a li os uevos; se dis utía so e te as de a te .18
Desde su llegada cultivó importantes amistades en el entorno intelectual del
Paraguay, y fue un importante aglutinador y motivador de todo el
novecentismo paraguayo. Raúl Amaral, en su obra El novecentismo
paraguayo, nos habla de estas primeras amistades, entre los que se
encuentran Manuel Domínguez, Arsenio López Decoud, Juan E. O’ Lea ,
Manuel Gondra, Benigno Ferreira, Adolfo Soler, E. Ayala, Ignacio A. Pane,
Fulgencio R. Moreno, el patricio don Juan Silvano Godoy, y entre los
extranjeros José Rodríguez Alcalá, José Marsal, Rafael Barrett y Jean Paul
Casabianca.
Fue invitado a colaborar en la Revista del Instituto Paraguayo, labor que llevó
adelante con rigurosidad y constancia durante tres años. Su firma apareció
en todos los números, desde 1906 hasta 1909, del número 54 al 64. Asumió,
además, el cargo de jefe de redacción.
17
Larrea López. Op. Cit. Pág. 81.
Díaz-Pérez, Viriato. Las piedras del Guayrá. Una semblanza de Viriato Díaz-Pérez, de José Rodríguez Alcalá.
Palma de Mallorca. 1973. Pág. 7.
18
14
Fue nombrado jefe del Archivo Nacional por decreto presidencial del 13 de
diciembre de 1906, puesto que ocupó por más de dos décadas con una breve
interrupción, por cuestiones netamente políticas.
A pesar de no tener preferencias en relación a partidos políticos, Viriato se
vinculó con esa selecta minoría de intelectuales y políticos imprácticos
de o i ados Los Cívi os , lide ados po el general Benigno Ferreira, con
quien, además, simpatizaba y había establecido una temprana amistad.
También es importante mencionar la notable e intensa amistad que
estableció con Rafael Barrett, con el que tuvo sus divergencias, en especial
porque Viriato consideraba que muchas grandes intelectualidades terminan
extraviadas en las movedizas arenas de la política. Lo cierto es que, a pesar
de todo, fueron grandes amigos y, en algún momento, se ocuparon el uno del
otro con algunas líneas.
En el año 1907, junto con otros intelectuales, llevó adelante el grupo
o o ido o o La Col e a , p i e a ú i a te tulia lite a ia de la épo a,
que estuvo conformada por las intelectualidades más importantes de la
época, entre los que se cuenta a Manuel Domínguez, Juan E. O’Lea , Arsenio
López Decoud, Modesto Guggiari, Jean Paul Casabianca, Rafael Barrett, José
Rodríguez Alcalá, Fulgencio R. Moreno, Ricardo Brugada, entre otros. Pero
fue Vi iato, e pala as de Rod íguez A alá, quien allanó las asperezas que
a tes ha ía he ho i posi le la o stitu ió de La Col e a , a él se de e,
pues, el éxito de una iniciativa que sin el prestigio de su nombre no se hubiese
ealizado .19
En el año 1908, publica su conocida obra John Ruskin y las siete lámparas de
la arquitectura, uno de los primeros tratados sobre el autor.
En 1909, contrajo matrimonio con Leticia Godoy, hija de don Juan Silvano
Godoy, que fuera director general del Museo de Bellas Artes y Biblioteca
Nacional, institución que fuera posible, dicho sea de paso, gracias al gran
aporte de su Biblioteca Americana y su colección de obras de arte. De este
matrimonio nacieron Juan Silvano, Nicolás Fernán, Haydée, Hermann y
Rodrigo. Según parece, hubo un sexto hijo que falleció prematuramente y
que también se llamó Juan Silvano.
19
Rodríguez Alcalá, José. El Paraguay en marcha. Talleres El País. Asunción 1907. Pág. 370.
15
Su labor se intensificó de manera gradual desde su llegada. Escribió sin parar,
siendo precursor en muchas áreas, como la crítica de arte. A él se deben los
primeros estudios sobre la situación de las artes visuales en el Paraguay.
Con la desaparición de la Revista del Instituto Paraguayo, Viriato fundó la
importantísima Revista del Paraguay, en el año 1913, con 150 páginas por
número. Creó y redactó, en 1917, la página literaria de El Liberal, que fue la
primera en ese género, y en el año 1927 fundó la Revista paraguaya.
Fue catedrático de Literatura Española, Filosofía y Raíces Griegas y Latinas en
el Colegio Nacional; de Literatura Universal, en la Universidad Nacional; de
Literatura Griega y Latina, en el Escuela Normal; de Redacción, en la Escuela
Superior de Guerra; y de Introducción a la Filosofía y Estética, en la Facultad
de Filosofía de la Universidad Nacional. Ejerció el profesorado en escuelas y
centros culturales de manera incansable durante casi 50 años
ininterrumpidamente, y llegó a ser el profesor más antiguo de la República
del Paraguay.20
En 1926 fue nombrado director interino del Museo de Bellas Artes y
Biblioteca Nacional, tras la muerte de Juan Silvano Godoy. En ese trágico año,
falleció también su esposa, Leticia, quedando Viriato a cargo de la crianza de
sus cinco hijos. También en 1926, se le otorgó la ciudadanía paraguaya por
acto del Congreso.
Pasados los años 30, Viriato irá dejando, de a poco, sus responsabilidades con
la Biblioteca y el Archivo Nacional, para dedicarse a la docencia, la escritura y
a dictar conferencias sobre los más diversos temas.
Publicó en 1930 su obra sobre la Revolución Comunera del Paraguay. En 1939
escribió un ensayo sobre la Literatura paraguaya, que apareció integrando el
tomo XII de la Historia universal de la literatura, compilado por Santiago
Prampolini en 1941.
Recibió además varias distinciones, entre las que vale mencionar la
condecoración con la Rote Kreutz Medaille, de Alemania, por méritos
culturales en el año 1921; con la Medalla de Goethe, en 1932; con la Cruz de
Alfonso X El Sabio, de España; y Doctor Honoris Causa, por la Universidad
Nacional de Asunción.
20
Díaz-Pérez, Viriato. Espronceda en la Revue hispanique. Misceláneas paraguayas. Palma de Mallorca,
1976. Pág. 117.
16
El 25 de agosto de 1958 falleció Viriato en su quinta de Villa Aurelia, dejando
u g a legado, ue o p e de e a de 3
pu li a io es (de
investigación y divulgación, etc.); consagradas a la historia, literatura, críticas
nacionales; filología, filosofía e historia de literaria general; a prehistoria,
o ie talis o, et . .21 Y cerca de 200 charlas, conferencias, exposiciones y
palabras para actos públicos. Gracias al trabajo de sus hijos Fernán, Haydée y
Rodrigo, una importante cantidad de su producción fue reeditada en más de
30 tomos, y otra parte duerme esperando volver a ver la luz.
Pero el más importante legado de don Viriato fue haber sido inspirador,
compañero y maestro de dos generaciones de hombres y mujeres, que han
forjado la identidad de una literatura paraguaya y una historia que todavía se
sigue narrando.
II.
Aproximaciones a las ideas estéticas, filosóficas y políticas de
Viriato Díaz-Pérez, sus aportes y mediaciones al desarrollo de los
movimientos intelectuales y al proceso de construcción de la
identidad cultural paraguaya
En primera instancia, se debe aclarar que el presente análisis contiene ya
algunas hipótesis propuestas por otros investigadores, como es el caso de las
formuladas por Juan Félix Larrea López y María Pilar Celma Valero, en
relación al posicionamiento de Viriato como modernista y precursor de la
teosofía, aunque no suficientemente argumentadas. Y la de Roa Bastos, que
habla de Viriato como descubridor de la realidad histórico-cultural del
Paraguay, postulada en un breve artículo, pero no profundizada. La idea es,
en cierta medida, ampliar y profundizar estas hipótesis, o, por lo menos,
aportar elementos que susciten una nueva lectura.
En lo referente a las ideas políticas y sociales, es esencial entender que esta
es la primera oportunidad en que se abordará el tema. No existe trabajo que
aborde este aspecto de la vida y obra de Viriato, y esto se debe, en buena
parte, a la exigua lectura de sus textos y la carencia, hasta hoy, de acceso a
sus escritos de carácter político del período español (1892-1906). Existe, sin
embargo, una buena cantidad de trabajos que fueron reeditados y que
21
Díaz-Pérez, 1976. Op. Cit. Pág. 120.
17
marcan prístinamente un ideario y unas posturas muy bien definidas y
definibles, desde el punto de vista político y social.
Por último, no osaremos abordar el pensamiento de Viriato como un sistema,
pero tampoco nos parece necesario, ya que él mismo no estuvo interesado
en establecer este sistema; más bien, iremos abordando sus ideas
mediatizadas por las corrientes o escuelas filosóficas, y por sus maestras y
maestros inspiradores.
a) Formación y fuentes de inspiración: escuelas y maestros
Podemos decir, sin miedo a equivocarnos, que el período de formación y de
asimilación de Viriato se centró en el período español (1892-1906). Pero no
debemos olvidar que esta formación no se remite exclusivamente al contacto
con la educación formal, que es fundamentalmente krausista, sino también al
entorno familiar, teniendo en cuenta que sus padres, si bien autodidactas,
eran personas de muy buena lectura y de una cultura muy amplia; ambos
escritores y periodistas. De su madre adquirió el gusto por las lenguas
extranjeras. Fue, de hecho, su primera maestra de francés. Su padre se había
declarado admirador de Sanz del Río, el padre del krausismo español, y como
ya hemos mencionado, su visión de la filosofía de la historia es, en buena
medida, krausista. Pero, además, sabemos que fue un voraz lector de
Emerson y otros pensadores americanos. Este mismo gusto fue transferido a
Viriato.
Durante muchos años seguirá Viriato citando a Emerson, con una frase ya
adaptada: No somos creadores de pensamiento, sino transmisores , en clara
referencia a la reflexión emersoniana de que nuestra era es meramente
retrospectiva, y de que no somos creadores, sino críticos, en El espíritu de la
naturaleza. De la lectura temprana de Emerson extrajo también la idea de
que la historia no empieza en Occidente, rompiendo con la caduca mirada
eurocentrista, pero ya veremos que esta idea la desarrolló mucho más al
entrar en contacto con Oriente a través de la teosofía.
Por otra parte, no se debe olvidar que Viriato creció en un ambiente social de
militancia republicana; a las primeras reuniones a las que asistió con su
18
padre, a inicios de los 90, asistieron también importantes referentes
republicanos, antimonarquistas y anticlericales, como Emilio Castelar, Nicolás
Salmerón y Urbano González Serrano, y que algunos de ellos fueron,
posteriormente, sus maestros en la Universidad Central de Madrid. Lo cierto
es que Viriato se rodeó tempranamente de estos personajes, que tuvieron
una fecunda vida política e intelectual. En líneas generales, todos ellos
estaban influenciados por el krausismo o krausopositivismo, eran militantes
republicanos y masones.
Es importante, además, hablar un poco del contexto histórico, social y
cultural en el que se desenvolvió Viriato, para entender mejor los alcances y
limitaciones de este influjo krausista sobre él, ya que es lugar común, por lo
menos en Paraguay, definir a Viriato como krausista.
Viriato nació ya finalizado el sexenio revolucionario y en plena etapa de
restauración del antiguo régimen. Su padre, quien había participado
activamente de todo este periodo, se alejó de la política, por lo menos
temporalmente, y se dedicó casi exclusivamente a la masonería y escribir.
Tras la caída de la Primera República, la cátedra libre en las universidades
(ampliamente promocionada por Giner de los Ríos) fue prohibida y los
catedráticos que la defendieron fueron expulsados de la institución, entre
ellos Giner de los Ríos y Nicolás Salmerón. La consecuencia directa de esto
fue la creación, en el año 1876, de una entidad independiente que se basaba
en la cátedra libre y, por supuesto, laica: la Institución Libre de Enseñanza. Se
trataba de una idea ya pensada con mucha antelación por Giner de los Ríos,
que se convertiría en el centro de difusión del krausismo y vendría a realizar
la tarea más importante de esta corriente idealista.
En realidad, el krausismo no interesó tanto en cuanto a los postulados de su
sistema metafísico. De hecho, los tratados escritos por su propulsor Sanz del
Río no fueron muy atractivos a la lectura de los intelectuales de la época. Con
un lenguaje un tanto tosco, exponía un idealismo panenteísta, proveniente
de una escuela de segundo orden del idealismo alemán, en un momento
histórico en el que los sistemas idealistas estaban siendo cuestionados y
desplazados por las nuevas corrientes positivistas y sociales. Aterrizando,
además, en un país que había vivido prácticamente al margen de la
Ilustración.
19
Existen, sin embargo, tres aspectos que sí convocaron a los intelectuales
e te
e to o al k ausis o sus i stitu io es : su éti a, sus
concepciones pedagógicas y la valoración de la cultura como instrumento
pa a o t a esta el al de España . Efe tiva e te, el krausismo trajo
una ética que, aunque en sus raíces era bastante rígida, se presentaba como
atrayente, universalista, humanitaria y estimulante, y que sirvió de sustrato
para que se unieran muchos hombres y de aglutinante de un amplio
movimiento cultural u ho ás a ie to ue lo ue a ía espe a .22
De hecho, y como ya lo hemos aclarado, no fueron las disquisiciones
abstractas y metafísicas las que terminaron sirviendo de motor para esa
p i ave a ultu al, sino la vida ejemplar de muchos krausistas, su sencillez,
su austeridad, el espíritu de sacrificio y el amor a la ciencia. Aquí radica la
ape tu a del fe ó e o ultu al k ausista .23
Co solo su p ese ia se ultipli a o e el país los í ulos de estudio, la
reforma universitaria, las conferencias dominicales, especialmente para
mujeres, los seminarios, como complemento de la tarea realizada en las
lases,
últiples i stitu io es edu ativas .24
El krausismo formó parte del espíritu de la época, significó realmente la base
desde la cual se hizo posible la formación de la Generación del 98 y el salto a
la modernidad. Hizo posible, además, la proliferación de núcleos culturales
que sobrevivieron y pensaron toda una época de malestar, que tuvo su
desenlace en la crisis del 98.
En este ambiente cultural y en el contexto histórico del levantamiento de tres
colonias españolas (Cuba, Puerto Rico y Filipinas), y, por tanto, la decadencia
de la España monárquica, se encontró inmerso Viriato y no fue ajeno a los
problemas de su tiempo. Formó parte del movimiento intelectual que se
llamó Generación del 98, escribió desde el 93 sobre el mal de España, asumió
una postura crítica, militó en un frente republicano y se encargó además de
abordar los temas del modernismo, adelantándose a muchos de sus
compañeros, pero inspirado en el primer modernista español: Salvador
Rueda.
22
Calvo Buezas, José Luis. Luces y sombras del krausismo español. Revista El Basilisco. N.° 3, julio-agosto de
1978. Asturias. Pág. 58.
23
Calvo Buezas. Op. Cit. Pág. 58.
24
Calvo Buezas. Op. Cit. Pág. 59.
20
Así pues, muchos de los que formaron parte de la Generación del 98 y del
modernismo español pasaron por las aulas de la Institución Libre de
Enseñanza (ILE); entre ellos, Leopoldo Alas (Clarín), Juan Ramón Jiménez y los
hermanos Manuel y Antonio Machado (todos ellos, amigos de Viriato). De
hecho, estas generaciones han reconocido, en su tiempo, las cosas buenas –
en términos de Azorín– que ha dejado el krausismo para la regeneración de
España. Creemos, sin embargo, que Viriato ha tenido mayor influencia de
otras corrientes y que, más allá de algunos aspectos que toma de la ética y
del reconocimiento que hace a Giner de los Ríos, no podemos definirle como
krausista en sentido estricto. En todo caso, no como lo fueron los primeros
maestros españoles en Paraguay: Ramón Zubizarreta y Ramón Olascoaga.
En torno a la influencia que ejerció Salvador Rueda en el joven Viriato,
podemos decir que fue crucial. Vio en él al verdadero impulsor del
modernismo, antes de Rubén Darío. Hubo pues un modernismo español
castizo y Viriato lo reconoció y absorbió de su maestro Rueda, antes de pasar
a las fuentes francesas o Rubén Darío25 (a quien siempre miró con ojos
críticos).
Otro maestro español que ejerció una fascinación especial en Viriato fue el
avilesino Estanislao Sánchez Calvo, filósofo, filólogo y escritor. Es probable
que, como militante republicano, haya sido uno de los tantos amigos de don
Nicolás Díaz y Pérez. Fue Sánchez Calvo uno de los espíritus más inquietos de
la época, dado que dominó prácticamente todas las lenguas antiguas y
modernas, siendo el más importante políglota español. Amigo de Leopoldo
Alas (Clarín), Viriato siempre exigió de este y de otros, que eran más
coetáneos al avilesino, un merecido estudio sobre su legado intelectual, lo
que no se pudo concretar.
En el año 1912, Viriato escribió y publicó un interesante opúsculo dedicado a
otro de sus grandes maestros en el ámbito académico: Marcelino Menéndez
Pelayo, erudito filólogo, filósofo, historiador y político, además de un
prolífico escritor (su obra reeditada está compuesta de 65 volúmenes). En
este opúsculo, escrito precisamente en el año del fallecimiento de don
Marcelino, Viriato valoró su gran labor de elucidación del espíritu español, su
profunda penetración en el pasado pagano, oriental, heresiarca de la España
que, aunque con una mirada católica, no deja de ser la de un erudito.
25
Larrea López. Op. Cit. Pág. 133.
21
Precisamente, es esta mirada católica la que terminará separando los
caminos de Viriato y su maestro. Menéndez Pelayo terminará siendo un duro
crítico de todo el idealismo hegeliano y del krausismo poskantiano. Como
quiera que sea, su profundo conocimiento de la cultura nacional, y su gran
espíritu investigativo y documentalista son aspectos que influirán de por vida
a Viriato.
Desenfocándonos un tanto del ámbito español, quisiéramos abordar la
relación de uno de los pensadores que mayor influencia han ejercido sobre
Viriato. Nos referimos al gran esteta inglés John Ruskin. No sabemos muy
bien en qué momento Viriato se encuentra con Ruskin, pero sospechamos
que fue a través de su contacto con la teosofía. Se menciona siempre a
Miguel de Unamuno como uno de los primeros lectores de Ruskin, a quien
cita en cartas a Mujica en el año 1895, en sus obras tempranas, como Paz en
la guerra y Paisajes, obras escritas entre 1895 y 1905. Por su parte, Viriato
aparece como primer traductor de Ruskin, cuando en 1900 (año en que
falleció el esteta) tradujo para España moderna dos obras fundamentales:
Las siete lámparas de la arquitectura y La corona de olivo silvestre. Pero
además, en el año 1908, aportó el primer estudio dedicado a la obra de John
Ruskin escrito en habla hispana, tanto para España y América Latina, pues ya
vivía en el Paraguay.
Toda su concepción estética estuvo influida por Ruskin, y a esta la veremos
reflejada en sus escritos –que describen los paisajes de la España
desconocida–, en su crítica de arte, y en sus escritos urbanísticos y
ecologistas, aparecidos en la Ciudad lineal. De Ruskin tomará, además, el
sentimiento antiindustrial, la valoración del trabajo manual, el fin ético y
social de la contemplación y conservación de la belleza natural, y la
importancia de la conservación de los bienes culturales, en especial del
patrimonio material.
No podemos cerrar este apartado sin dedicar unas líneas a una de las
corrientes de pensamiento que más han influido en Viriato desde el año
1892: la Sociedad Teosófica Mundial.
La Sociedad Teosófica Mundial, desde el año 1875, año de su fundación,
pretende constituirse en una fraternidad universal sin distinciones de raza,
sexo, condición social ni credo, que fomentará el estudio comparativo de
todas las filosofías y religiones, y que se encargará de explorar las leyes de la
22
naturaleza y las potencialidades latentes en el hombre. Este movimiento
llegó a despertar gran interés en toda Europa, y en intelectuales, literatos,
científicos, periodistas, luchadoras y luchadores sociales, que se aglutinaron
en torno a sus ideales y a la figura enigmática de Madame Blavatsky,
escritora rusa de gran erudición y conocedora de lenguas arcaicas como el
sánscrito, pero que, además, en su juventud habría formado parte de una de
las Sociedades Carbonarias de Giuseppe Garibaldi. Incluso, le acompañó en
sus expediciones, hasta el punto de caer herida en combate en Viterbo.
Se debe a la Sociedad Teosófica, entre otras cosas, el contacto con las
culturas orientales, como las de la India y el Tíbet, y, en líneas generales, con
el pensamiento y misticismo oriental, la valoración de las lenguas arcaicas –lo
que despertó en toda Europa el interés por estudiarlas– y la revitalización
cultural de la India a partir de la relectura de los textos sagrados y el
cuestionamiento al régimen de castas, perpetuamente sostenido por los
brahmanes, que había generado degradantes condiciones de vida, en
especial para las mujeres. La teosofía, que supo albergar a masones,
republicanos, anarquistas y socialistas, tuvo un rol social muy importante, en
especial en la India y el Tíbet.
El movimiento teosófico, encabezado por Blavatsky y su séquito de eruditos,
traía un bagaje asombroso de conocimientos y literaturas que habían caído
en el olvido durante siglos, y que, al ingresar a Europa, despertó el interés
por lo exótico, esotérico y espiritual, elementos que se integran como
aspectos característicos del modernismo.
Viriato ingresó a la Sociedad Teosófica Mundial en 1892, a los 17 años, y esto,
en cierta medida, explicaría el contenido y la profundidad de sus artículos,
que tempranamente despertarían la curiosidad de sus lectores. Ya en 1893,
escribió artículos que traslucen conocimientos y saberes insólitos para su
edad. En ese año ya estaba escribiendo en la revista Sophia, órgano de la
Sociedad Teosófica Española. Y fue discípulo de José Xifre, quien fuera el
único discípulo directo, en España, de la fundadora Madame Blavatsky.
Viriato vivenció varios aspectos de la teosofía. En primer lugar, influyó de por
vida su ética basada en la recta acción o acción desinteresada, el método de
estudio comparativo, la visión cíclica de la historia, el método argumentativo
(típicamente utilizado por Blavatsky), inundado de datos desconocidos,
23
precisiones históricas y filosóficas, y el eclecticismo filosófico, piedra angular
de la teosofía.
Es probable que en el intento de resumir y sistematizar las influencias que ha
recibido Viriato, hayamos omitido algunos datos, pero en líneas generales,
este es el contexto, estas son las corrientes de pensamiento y las
personalidades que van apareciendo y desapareciendo, en una obra cuya
dispersión temática y temporal se torna un tanto problemática e inusitada.
b) Modernismo y modernidad en la obra de Viriato
Existen varios indicios importantes para relacionar a Viriato con el
modernismo. Ya sabemos que perteneció a ese grupo de intelectuales y
escritores denominado Generación del 98. Con ellos se formó, con muchos
de ellos entabló amistad y colaboró en las revistas más típicas del 98. Los
temas que abordó y el lenguaje pertenecen también al 98. Aunque muy poco
es lo que se conoce de su obra literaria, ya que no publicó su poesía, solo
apenas unos cuantos relatos que luego se perdieron y quedaron olvidados en
las revistas, estos textos reflejan su identificación con el estilo de esta
generación.
Pero Viriato no se quedó en las preocupaciones y temas del 98, y tomó por
asalto el modernismo. De manera muy temprana, pero desde el ensayo y la
crítica, Viriato expresó los temas fundamentales del modernismo con una
originalidad y consistencia únicas.
Reconoció la existencia de un estilo modernista español –mucho antes de
Rubén Darío– y se identificó con él. Pero, además, su conexión con la teosofía
lo acercó aún más a las fuentes mismas de las cuales se nutrió el
modernismo, ese exotismo de las lejanas culturas de Oriente, que,
posteriormente, fue apoderándose del interés de los escritores
hispanoamericanos.
Se ha escrito equivocadamente de él que es un segundón del modernismo,
error atribuible al desconocimiento completo de su obra. Pero también al
hecho de que Viriato no responde al modernismo de Rubén Darío, sino al
otro, al que se gestó en España de manera silenciosa pero segura, en la obra
24
de Salvador Rueda, en la prosa rítmica de Valle-Inclán y en la labor de los
primeros teósofos, entre los que se encontraba Viriato.
Además, Viriato se nutrió de las fuentes mismas que pusieron en marcha el
modernismo: el paranasianismo, el simbolismo, el decadentismo y, por otro
lado, el prerrafaelismo. Desde muy joven, Viriato fue un gran lector de
Malla é, D’A u zio, Pie e Loti, Hu s a s, Ve lai e, Poe , por supuesto,
de John Ruskin, inspirador del modernismo artístico.
Hay, por lo menos, cuatro indicios importantes sobre la incursión temprana
de Viriato en el modernismo. En realidad, hay muchos más, pero haremos
referencia a estos cuatro porque los consideramos los más significativos.
El 1 de diciembre de 1894 publica en El Ideal de Madrid un breve artículo
titulado Música, color y sonido, o u a ota al pie ue di e De un futuro
estudio titulado Color y sonido, p ó i o a da se e u volu e .26 Se trata de
un trabajo impecable, en el que adelantan algunos conceptos que,
posteriormente, consolidó en su tesis doctoral. Recurriendo a ejemplos de
culturas orientales, habló de los efectos psíquicos que ejercen determinados
sonidos-vibraciones sobre las personas y, adelantándose a Kandinsky, trató
las relaciones entre los sonidos y colores, y escribió llamativamente:
En un artículo que publiqué hace ya algún tiempo, en El Pentagrama, traté
incidentalmente de ciertas personas que confunden la sensación color, con la
sensación sonido. Este hecho, que tanto ha llamado la atención del mundo
sabio, es e ve dad iste ioso a la vez ue i ega le 27.
El artículo lo firma como miembro de la Sociedad Teosófica y llaman la
atención, en primer lugar, las referencias que hace sobre los trabajos
científicos y los estudios teosóficos sobre el tema; en segundo lugar, la
mención de otro estudio anterior –tiene apenas 19 años–; y, finalmente, el
abordaje de la cuestión de la sinestesia, es decir, las interrelaciones entre los
tonos musicales y los colores, tema que será recurrente en la estética del
modernismo.
Unos meses más adelante, Viriato se ocupó de identificar los primeros
ensayos de la prosa modernista entre sus coetáneos. Nos referimos al
artículo que apareció también en El Ideal, el 30 de mayo de 1895, en la
26
27
Larrea López. Op. Cit. Pág. 365.
Larrea López. Op. Cit. Pág 367.
25
sección de bibliografía y dedicado a analizar la obra Femeninas, de Ramón del
Valle-Inclán. Viriato fue la segunda persona en comentar esta obra, pero no
fue un simple comentario, sino una crítica seria que marcó claramente la
diferencia entre pesadez fría y machacona de la prosa anterior, y esta nueva
prosa que se encuentra en un perfecto equilibrio entre lo transpirenaico y el
clasicismo español, en especial de Quevedo y Cervantes.
El li o –escribe Viriato– es pe fe ta e te ode o .28 Y sugiere que, en la
diversidad de su composición, el autor ha encontrado los misteriosos
secretos del estilo.
De hecho, años después, en el texto de su tesis doctoral, Viriato se referirá
precisamente a estos secretos del estilo; es decir, de la prosa rítmica en
cuanto a poesía de lo futuro, y la verá como un producto netamente
madurado en España y que encuentra en Valle-Inclán su expositor más típico.
El tercer indicio que posiciona a Viriato dentro del modernismo fue,
justamente, su tesis doctoral, leída en la Universidad Central de Madrid el 7
de noviembre de 1900, calificada con nota sobresaliente, y que vería la luz
casi 80 años después, con motivo de la edición de sus obras completas.29 Se
trata de un trabajo titulado Naturaleza y evolución del lenguaje rítmico, y que
se constituye en el único estudio e intento amplio de aportar el elemento
básico y definido de la poesía, el ritmo, haciéndolo desde la realidad literaria
del o e to .30
En esta obra, que al decir de Celma Valero, se constituye en un verdadero
manifiesto modernista, Viriato estudia los orígenes y la evolución de la rima,
y trata de definir con un tono completamente modernista la poesía como una
producción libre y creadora de la imaginación, borrando las fronteras entre la
prosa y el verso.
A la ét i a ua titativa opo e [Vi iato] todos aquellos sistemas basados en
el sonido, empezando por la rima (…) se detiene en los nuevos recursos de
explotación del sonido por parte de las modernas escuelas poéticas: la poesía
de lo futu o, e ue la elodía el so ido se e t e ez la po odo tan
íntimo con las palabras que produzcan en el ánimo algo parecido a esa nueva
28
Larrea López. Op. Cit. Pág. 380.
Díaz-Pérez, Viriato. Naturaleza y evolución del lenguaje rítmico. Palma de Mallorca. 1979.
30
Celma Valero, María Pilar. Modernismo y modernidad en la teoría rítmica de Viriato Díaz-Pérez. Revista
Tropelías. N.° 1. Págs. 81-90. Zaragoza 1990.
29
26
impresión, sensación o placer estético estudiado por la ciencia con el nombre
de s opsia .31 Es una referencia clara a la musicalidad, al acento, a la
sonoridad inmanente en la poesía y una búsqueda fundamental de la escuela
decadentista, pero que también él irá identificando en algunos autores
españoles, como es el caso de Valle-Inclán. En este sentido, concordamos
plenamente con la afirmación de Larrea López de que Viriato se encargó de
teorizar con la prosa rítmica en el momento exacto en que esta se produjo de
la mano de Azorín y Valle-Inclán. Él mismo ensayó esta prosa en sus escritos
literarios, que no tuvieron mucha difusión en su tiempo o que, simplemente,
se van perdiendo y dispersando en la cantidad y en la temporalidad.
Pensamos, así mismo, apoyados en las afirmaciones de Celma Valero, que
con su tesis, Viriato dio un salto a la modernidad y se sitúa en los umbrales
mismos de la moderna teoría métrica, mereciendo, por tanto, una nueva
lectura y un lugar en la historia del modernismo.
Otra serie de trabajos escritos, con estilo evidentemente modernista, son los
publicados entre los años 1904 y 1905 bajo el título Los eróticos de la
antigüedad, en la revista La vida galante (1898-1905), reeditados en un solo
tomo, pero parcialmente en el año 1975.32 Se trata de siete estudios de
carácter histórico-literario y que abordan la literatura erótica en culturas de
la antigüedad a partir del análisis de ciertos autores u obras. Desde autores
tan poco conocidos, como Longo el Bizantino hasta la casi mitológica Safo,
Viriato reflejó en estos estudios, por lo menos, tres temas claramente
modernistas: el interés por los motivos y temas de exaltación sensual, de la
exploración de lo exótico y de las culturas preindustriales.
Es mucho lo que podríamos seguir escribiendo sobre el Viriato modernista,
que muy pocos se han tomado el tiempo de conocer, pero basta decir que no
solo se adelantó a sus contemporáneos en el desarrollo y el estudio de los
temas modernistas, si no que, además, es el que más profundamente
penetró en las fuentes orientales del modernismo y, como bien lo ha
enfatizado López Larrea y concordamos con él, sin Oriente no hay
modernismo. Viriato vertió todo este bagaje de conocimientos sobre el
antiguo Oriente en sus trabajos para la revista Sophia, de la cual fue editor
por cinco años, y al hacerlo, influyó en muchos autores, como Leopoldo
Lugones y Rubén Darío. En efecto, los nuevos estudios sobre el modernismo
31
32
Celma Valero. Op. Cit. Pág. 83.
Díaz-Pérez, Viriato. Los eróticos de la antigüedad. Luis Ripoll - Editor. Palma de Mallorca. 1975.
27
apuntalan y precisan este diálogo e influjo que se da entre los autores
modernistas y los modernos cultores del esoterismo desde la teosofía.
Al llegar al Paraguay, él ya era un cultor completo del modernismo y la
teosofía, dejó una gran producción y tenía muy bien identificados autores
modernistas paraguayos. Introdujo a Valle-Inclán, Blasco Ibáñez y Salvador
Rueda, a quienes, además, invitó al Paraguay; también a Leopoldo Lugones y
fue uno de los primeros en ocuparse de él en el país. Pero además, introdujo
a John Ruskin, inspirador de ese otro modernismo, al mundo
hispanoamericano desde el Paraguay.
No es extraño que Viriato haya visto con muy buenos ojos de modernista a
escritores como Manuel Gondra, consagrado con su obra En torno a Rubén
Darío, publicada en 1899, de uie di á ue, al igual ue Ru é Da ío, es
un americano que sintetiza en su espíritu esos anhelos vagos, indecisos y
p od ó i os de la ultu a eu opea, a la vez ue los de su p opia aza (…)
Gondra representa en su país a la intelectualidad mode a .33
Pareciera ser que Viriato, como Salvador Rueda, vio en Gondra ese
modernismo equilibrado entre lo propio y lo foráneo, entre lo americano y lo
traspirenaico, ese que buscaron desarrollar en España, aunque, finalmente,
las desventuras del caldeado ambiente político paraguayo fueron, de a poco,
borrando u opacando estas figuras modernas, que en la distancia debieron
haber despertado mucho interés.
c) Ideas sociales y políticas: poesía versus política
Siempre se ha tenido mucha reserva al hablar sobre las ideas y la vida política
de don Viriato. Esta cautela tiene mucho ver con el hecho de que, en gran
medida, los que han escrito sobre su actuación en el Paraguay hablan del
Viriato de los años 40 para delante, y solo contados de sus contemporáneos
se preocupan de comentar su vinculación con lo social y lo político. Tal vez
porque su propio núcleo de actuación no necesitara preocuparse de ello, sino
encontrar puntos de coincidencia y articulación entre actores de ideologías
33
Díaz-Pérez, Viriato. Literatura del Paraguay. Vol. 1. El movimiento intelectual en el Paraguay. Editor - Luis
Ripoll. Palma de Mallorca. 1980. Pág. 209.
28
muchas veces contrapuestas. Pienso, por ejemplo, en el grupo literario La
Colmena, con personalidades de movimientos políticos antagónicos y –
aunque luego le dedicaremos más espacio–, cabe mencionar sencillamente el
rol conciliador y armonizador que ha ejercido Viriato, además de cargar de
contenido y transferir, inevitablemente, la experiencia del 98 español que,
dicho sea de paso, no fue una generación que se mantuvo al margen de la
coyuntura social y política de su país.
Sobre su vida política en el Período Español (1892-1906) muy poco se ha
escrito, y muy poco se sabe ciertamente, pero no se puede ignorar que
Viriato nació en el seno de una familia de librepensadores progresistas. Su
padre sufrió una veintena de procesos desde muy temprana edad. Como ya
hemos mencionado, tanto su padre como su madre estaban implicados en
las luchas antimonárquicas y anticlericales. Eran masones y republicanos, y,
entre otras cosas, precursores del feminismo.
Muy tempranamente, Viriato se vio involucrado en la militancia republicana,
en especial vinculado al grupo de El Motín, de José Nakens. Aparece ya en el
año 1892 firmando una nota de protesta contra toda candidatura que no sea
genuinamente republicana, que iba dirigida al director de El País. Entre los
firmantes figuró también su padre, Nicolás Díaz y Pérez. Este es acaso uno de
los registros más antiguos de la actuación política de Viriato. Luego van
apareciendo colaboraciones para el periódico El Motín. En muchas ocasiones
aparecen traducciones de textos deliberadamente seleccionados, como los
de Guerra Junqueiro, y otras traducciones de poemas de Antero de Quental,
en 1899, escritor que estudió con gran profundidad. Pero en otras ocasiones
aparecen artículos originales que expresan una preocupación por la cuestión
social en España.
Ya en el año 1895, publica en El álbum iberoamericano un interesante
estudio sobre Viriato, el héroe celtíbero, en el que expone su visión de la
historia de España, pueblo que desde las invasiones del Imperio romano
a idó u solo pe sa ie to, el de proclamar la independencia de su patria, y
el héroe encargado de realizar esta misión, si bien la realizara sacrificando su
vida, el ep ese ta te de la i dig a ió de toda España, fue Vi iato .34
34
Díaz-Pérez, Viriato. El álbum iberoamericano. Segunda época. Año XIII. Tomo X. N.° 3. 22 de enero de
1895. Madrid. Pág. 2.
29
También en este artículo aparece la idea que luego encontramos en su libro
sobre la Revolución de Comuneros, escrita en los años 30, de que en España
lo natural siempre ha sido el sentimiento de protesta, la lucha por la libertad
y lo antinatural es la esclavitud, el ímpetu imperialista y totalitario.
En el año 1899, Viriato publica en El Motín, n.° 36 del 14 de octubre, un
artículo titulado Cosas que se ven, y que tiene un fuerte contenido político y
una preocupación por lo social:
He visto –escribe– un pueblo castellano de unos vecinos en que hay una
iglesia, un convento, una eremita y una escuela. La eremita, la iglesia y el
convento están siempre abiertos, la escuela siempre cerrada. Es decir que allá
po lo visto, la ge te eza, pe o o estudia .35
Se nota que es un artículo que refleja la visión de un militante, pero también
la de un viajero, un observador que mira con preocupación los paisajes de la
patria. Le preocupará, además, la situación en que vive la mujer, sus
condiciones laborales, la situación de sus derechos. De hecho, veremos que,
en muchas ocasiones, expresa su interés por ciertos aspectos del feminismo.
Ha a gado as ue t a spo ta
o o puede
a astas atestadas de
mineral desde los barcos. Unas que transportaban un cargamento de mineral
cobrizo lo hacían todo; llenaban los cestos, los conducían en la cabeza y
conducían las carretas... El sudor de sus frentes con el polvo del cobre les
pi ta a el ost o de a de illo .36
En 1902, en un artículo denominado Con motivo de una obra italiana, sienta
su postura sobre las responsabilidades históricas de la decadencia de España:
Toda la g a deza de la España astella a se des o o ó e t e las la as
manos de aquellos señores –refiriéndose a los reyes de España–. ¡Y ni aún nos
valió esto de ejemplo! La minoría, con su regencia, con su proclamación,
elección de favorito, etc., etc.,... Esto repetido una y otra vez, nos trajo al
estado a tual. ¿Qué su ede á e lo futu o? .37
35
Díaz-Pérez, Viriato. Cosas que se ven. Periódico El Motín. Año XVIII. N. ° 36. 14 de octubre de 1899.
Madrid. Pág. 2.
36
Díaz-Pérez, Viriato. Op. Cit. 1899. Ídem.
37
Díaz-Pérez, Viriato. Con motivo de una obra italiana. Periódico El Motín. Año XXI. N. °23. 7 de junio de
1902. Pág.3.
30
Viriato escribió sobre el mal de España y las consecuencias de ese ímpetu
expansionista. Él, así como todos los de su generación, la del 98, siente con
mucho dolor la decadencia del imperialismo y advierte a los países en auge
sobre ello.
Escribe en 1904, en un artículo denominado La superstición de los kilómetros
uad ados: Co o I glate a y Norteamérica hoy, y tal vez como Rusia
mañana, también nosotros vencimos, nos impusimos, fuimos grandes, y
henos aquí sin embargo, fenómeno de Europa, convertidos en un pueblo
e veje ido agotado . Esta es la crítica del 98 expresada por uno de sus
representantes más típicos, que concluye con una advertencia y un llamado
de atención:
A No teamérica, dueña hoy de Panamá, a la nación que hoy pelea en los
mares de Oriente, a todos aquellos, en suma, que buscan fuera de ellos lo que
debieran buscar en su interior, les recuerdo esta nuestra vejez, esta nuestra
muerte y la muerte también de aquel gran hidalgo manchego –símbolo
universal– que después de aventuras mil muere de melancolía como todos los
ve idos .38
También por esos años aparecen cartas y comentarios dirigidos a Viriato en
relación a una de sus obras, que aborda el problema de las Filipinas, una de
las colonias que había perdido España y que había estado sometida además
bajo el yugo de los frailes de la Iglesia.39
De su participación como periodista y su vinculación con los progresistas
republicanos, en especial con el grupo que gravita en torno a El Motín, no
caben dudas, y de esto da constancia Rafael Cansinos-Asséns, escritor
contemporáneo a él y que deja una extensa obra titulada La novela de un
literato, suerte de memoria novelada sobre una época fascinante y cargada
de anécdotas. En esta obra, Cansinos-Asséns rememora los tiempos en que
dos generaciones de republicanos se reunían en torno a El Motín todos los
domingos por la mañana, religiosamente, en esa suerte de capilla heterodoxa
en que se constituía la redacción del periódico. Allí se discutía sobre política y
literatura, se hablaba crudo, se tomaba café y se fumaba. Y justamente ahí
apareció el joven y largo Viriato, hijo de Nicolasón, caracterizado como un
38
Díaz-Pérez, Viriato. La superstición de los kilómetros cuadrados. Alma Española. Año 2. N.° 19. 20 de marzo
de 1904. Madrid. Pág. 2.
39
Se refiere al opúsculo Los Frailes de Filipinas, obra realizada a partir de notas compiladas por su padre.
31
teósofo que asombraba la ingenua ignorancia del ex carabinero y sus
o eligio a ios o evela io es se sa io ales .40
El año 1906 sorprendió a España con un acontecimiento que cambiaría el
rumbo de la historia y que, desde mi punto de vista, influyó de manera
decisiva sobre la vida de Viriato. Nos referimos –como ya lo hemos hecho– al
atentado contra la pareja real el 31 de mayo de 1906. Completamente a
contramano de lo que comúnmente se opina, es muy probable que, por sus
vinculaciones con el grupo de El Motín y en especial debido a su amistad con
José Nakens, el apellido Díaz-Pérez, así como muchos otros, haya estado bajo
la mirada de las autoridades. Se trata además de un apellido vinculado a la
masonería, al republicanismo, al anticlericalismo, al antimonarquismo, al
feminismo, al periodismo progresista. Un apellido que no ha parado de
fustigar a la monarquía desde que la irreverente pluma de don Nicolás Díaz y
Pérez ensayó sus primeros artículos a finales de los años 60.
No hay pues razón alguna para no pensar que este acontecimiento, y en
especial la prisión de Nakens, sumado al ambiente de inseguridad política
hayan dado el empujón final para que Viriato decidiera trasladarse al
Paraguay, y esto explicaría también lo repentino de su viaje, sin despreciar,
evidentemente, otras causas.
Cuando Viriato llegó al Paraguay, ya estaba vinculado por la línea familiar de
los Campos Cervera al progresismo más problemático. Es cierto que
inicialmente se relacionó indistintamente con colorados y liberales, pero con
el tiempo su relación con un sector del liberalismo fue estrechándose cada
vez más. Su cuñado Hérib Campos Cervera de la Herrería, primo segundo por
línea materna, periodista pertinaz, había tenido una agitada vida política no
exenta de persecuciones y polémicas.
Tampoco constituyó un hecho fortuito su relacionamiento con Juan Silvano
Godoy, varón de tormentosa y agitada vida política y que tanto aportara a la
cultura nacional.
También es conocida la amistad que lo uniera al general Benigno Ferreira, y
es evidente su adhesión a la causa de los cívicos, esa selecta minoría de
intelectuales, a la vez que políticos imprácticos, en palabras de Amaral. Tal
como informa Raúl Amaral en una carta dirigida a su amigo el profesor Pastor
40
Cansinos Asséns, Rafael. La novela de un literato, 1. Alianza Tres. Madrid. 1982. Págs. 42-43.
32
Giménez, con fecha 18 de abril de 1954, Viriato recordaría: Fui ívi o, g a
amigo del general Ferreira. Y creo que la caída, el 2 de julio, fue una fecha
deplo a le pa a la histo ia pat ia .41
Su amistad con Rafael Barrett, puesta en contraste y a veces
malinterpretada, acompañada de un texto poco feliz en el que Viriato se
coloca en una posición que pudiera ser interpretada de conservadora, ha
instalado el discurso común de ver a Viriato como un intelectual
despreocupado de las cuestiones sociales y políticas. Sin embargo, esta
postura crítica ante los excesos de una vida política en desmedro de los
procesos creativos literarios o artísticos en general, la pérdida de las
genialidades en la arena movediza de la política, la mantendrá Viriato hasta
sus últimos días. Su gran decepción en el Paraguay fue haber visto a jóvenes
prometedores del pensamiento y de la literatura paraguaya abandonar sus
vocaciones por incursiones poco felices en la política.
Pero más allá de esto, en sus publicaciones y conferencias, Viriato refleja una
clara línea política, que es la única que siempre ha tenido: antitotalitarista,
antiimperialista –en algunos casos dirigida al imperio estadounidense–
antifascista y, por supuesto, claramente democrática. De eso último no hay
dudas. Viriato supo siempre insuflar esos aires democráticos en su vida
cotidiana, sus escritos y sus aulas. No en vano muchos de sus discípulos se
han caracterizado por el compromiso social y la militancia coherente, entre
ellos sus propios hijos Juan Silvano y Rodrigo Díaz-Pérez, así como Rubén
Bareiro Saguier y Augusto Roa Bastos.
Nos bastará a este respecto remitirnos a su relación con Manuel Ugarte,
escritor y político socialista argentino, con quien mantuviera contacto en
vísperas de la p i e a Gue a Mu dial. E él ve Vi iato a u lu hado en
antagonismo inevitable con el triunfante imperialismo de los hombres del
No te… Co o e algu os he a os de ausa, pero más genialmente que en
ellos, el espectáculo de Cuba semidominada, de México convulsionado, de
Nicaragua temerosa, y de Colombia mutilada, hace vibrar en él los acentos
nobles y desinteresados de la protesta. Y continúa: Y esta protesta nos
interesa, porque quién sabe merced a qué azares del destino podría algún día
servirnos a ta ié de defe sa a osot os .42
41
42
Amaral, Raúl. El novecentismo paraguayo. Servilibro. Asunción 2006. Pág. 315.
Díaz-Pérez, Viriato. Las ideas no se matan. Luis Ripoll - Editor. Palma de Mallorca. 1976. Pág. 24.
33
Habla luego sobre la voracidad del imperialismo y de las relaciones
asimétricas entre el Norte y el Sur, y concluye afirmando enfáticamente:
¡Y e o
e de la iviliza ió , e vía sus a o etas a di i i o e o a las
cuestiones interiores de las naciones, en el sentido más sutil a sus intereses,
pa a luego e oge la pa te del otí ue desea! 43
También en 1913, en una carta dirigida a Ugarte, que gira en torno a la visita
de Teodoro Roosevelt al Paraguay –en ese mismo año– y que fuera publicada
en la Revista de la Unión Iberoamericana, Viriato descargó todo su ímpetu de
polemista y cuestionó radicalmente los motivos de su visita, calificándolo de
emisario sospechoso. Se trata de un documento muy interesante, en el que
además de reivindicar la lucha y la resistencia de los pueblos
latinoamericanos, cuestiona y critica el intervencionismo yanqui.
No menor fuerza tiene el contenido de su conferencia dictada en el año 1946,
apenas terminada de la Segunda Guerra Mundial, Las ideas no se matan, en
la que elogia la lucha de los pueblos, entre ellos a Francia, por mantenerse
libre y resistir a la opresión y la barbarie, ejercida por los monstruos del
fascismo y nazismo.
d) Contribuciones a los procesos culturales del Paraguay y al desarrollo
del movimiento intelectual
Como muy justamente lo expresara Rolando Díaz-Pérez, nieto de Viriato, en
una de las tantas conversaciones que hemos mantenido en estos años,
resultaría sumamente difícil acaso medir o cuantificar el aporte de Viriato a la
cultura de nuestro país, pues de tan diversas formas y con recursos tan
distintos ha contribuido a sus procesos culturales, que no tendríamos forma
de hacer una síntesis si no delimitásemos, si no acotásemos determinados
temas.
En este caso, nos interesa dimensionar por una parte su aporte a la
consolidación del movimiento intelectual, a través de su intervención en
grupos bien definidos, y de su diálogo con determinados actores. Por otra
43
Díaz-Pérez, Viriato. Op. Cit. 1976. Ídem.
34
parte, nos interesa ver sus contribuciones al desarrollo de determinadas
áreas del saber humano, como la filosofía, la historia, la crítica de literatura y
de arte, a la pedagogía, etc.
Finalmente, su trabajo de promotor y, en cierto modo, de descubridor de la
realidad histórico-cultural del Paraguay.
Precisamente, su primer aporte al conocimiento y promoción de la cultura
paraguaya lo hace estando fuera del país, y sin conocerlo aún, por lo menos
físicamente. Su estudio titulado El movimiento intelectual en el Paraguay,
reproducido en la Revista de la Unión Iberoamericana, en 1904, se constituye
en el primer estudio en Europa sobre el tema, y posiciona claramente las
tendencias literarias vigentes en ese país. No se trata de un estudio extenso
ni acabado, sino de unas aproximaciones, de un primer diálogo, de una
primera lectura sobre el Paraguay. Pero, al mismo tiempo, se trata de una
primera promoción cultural, siendo Viriato Cónsul del Paraguay en Madrid. Y
esta lectura, sin lugar a dudas, contribuirá a que estos escritores
novecentistas paraguayos tengan ya un primer retorno del mundo a su
trabajo.
Una segunda contribución está relacionada con la conformación de la
primera tertulia literaria del Paraguay. Siempre se ha citado a Viriato como
u i teg a te ás del g upo lite a io La Col e a . Sin embargo, el propio
José Rodríguez Alcalá ya dejó en claro en su obra El Paraguay en marcha, del
año 1909, que fue precisamente Viriato el encargado de impulsar y articular
la conformación de este grupo. Lo describía como la única persona capaz de
llevar adelante la difícil tarea de armonizar y mediar ante personalidades de
ideologías muchas veces divergentes y hasta antagónicas. Fue también
Viriato quien invocó la figura de Salvador Rueda, padre del modernismo
peninsular, como genio tutelar de este grupo. Es clara la línea modernista
que busca insuflar en el grupo, introduciendo a los primeros modernistas
españoles y sus temas; es decir, a Salvador Rueda, Juan Ramón Jiménez, los
hermanos Machado y Valle-Inclán. Transfiere, además, su propia experiencia
en la Generación del 98, evocando esos tiempos, no sin cierta nostalgia, e
inspirando a esta generación paraguaya que muy pronto habría de
dispersarse.
No es un detalle para ignorar que fue en el mar o de la e pe ie ia de La
Col e a ue po p i e a vez se i de u justo ho e aje a las uje es
35
paraguayas en la persona de una mujer: Serafina Dávalos, y que como bien
escribiera Josefina Plá no fue un vacuo gesto social o galante si no un acierto
crítico, reconocimiento de valores. Esta acción fue impulsada por Viriato,
quien se había declarado en varias ocasiones simpatizante de la causa
feminista.
Desde su accionar en relación al movimiento literario en el Paraguay,
podemos decir sin mucho miedo a equivocarnos que fue el más sólido
introductor del modernismo literario y también artístico, por haber sido el
introductor de Ruskin.
Desde el punto de vista filosófico-pedagógico, se plantó Viriato frente a las
corrientes positivistas. Hacía ya muchos años que los representantes del
krausismo habían desaparecido, y toda nuestra educación se encontraba
permeada por el positivismo, gracias al doctor Cecilio Báez. Con Viriato se
volvió a hablar de metafísica en las aulas y se salió del discurso único de la
filosofía positiva. Su perspectiva fuertemente humanista y su concepción
krausista de la pedagogía, junto con la pedagogía viva de Ramón Indalecio
Cardozo, se constituyeron en el oxígeno para las nuevas generaciones, y
muchos de sus discípulos y alumnos recordarán y reconocerán su gran labor
pedagógica. Bien lo evidencia Rubén Bareiro Saguier cuando expresa que su
vida ha sido una permanente entrega, dedicada a la ingrata obra de
modelar materia humana: ingrata por lo inaprensible de la tarea, y porque en
consecuencia, la retribución –no solo material– es mínima en un mundo
alie ado po el sí olo feti he de la e a ía .44
Siguiendo la línea del krausismo español y de la teosofía, transmitió la
importancia de lo cultural como elemento subversivo ante toda forma de
totalitarismo o régimen dictatorial, porque enseña a descubrir la verdad.45
Un ámbito poco abordado por los estudiosos tiene que ver con el trabajo de
Viriato como crítico o, por lo menos, como estudioso de las artes y, por
supuesto, como esteta. A pesar de estar formado en Filosofía y Letras, sus
conocimientos sobre estética, su gran cultura y su contacto con los núcleos y
corrientes artísticas en Europa, así como su amistad con muchos artistas, le
ha habilitado suficientemente para convertirse en el primer escritor sobre
arte, y, si se me permite, el primer crítico.
44
Díaz-Pérez, Viriato. El viejo reloj de Runeberg. Luis Ripoll - Editor. Palma de Mallorca. 1973. Pág. 8.
Ídem.
45
36
Viriato es el primero en aportar un panorama de las artes visuales en
Paraguay a partir de dos estudios. El primero es un artículo titulado Pintores y
escultores paraguayos y uruguayos, publicado en El Liberal en el año 1917. El
segundo, y más importante, del año 1924, Estudio de conjunto sobre pintura
y escultura en el Paraguay, realizado a solicitud del presidente de la Comisión
de Cooperación Intelectual de la Sociedad de Naciones, Enrique Bergson.46
No es este un simple estudio descriptivo, sino un verdadero diagnóstico de
las e esidades e el á ito de las
ellas a tes , a o da do ade ás
cuestiones relativas a las carencias en materia de políticas culturales. Muchas
de las situaciones enumeradas por Viriato en este estudio todavía son
materia pendiente en la actualidad, como bien lo ha colocado el eminente
curador y crítico de arte Ticio Escobar en su libro Una interpretación de las
artes visuales en el Paraguay.
Además de este panorama de las artes visuales, en que evidencia la situación
de sus instituciones, Viriato fue un militante de la cultura exigiendo a los
gobernantes de turno mayor preocupación, siendo el mismo el más fuerte
promotor y gestor de la apertura oficial del Museo de Bellas Artes del
Paraguay.
Además de estos trabajos, Viriato se ocupó de manera particular de artistas
como Wolf Bandurek, Juan Samudio, Miguel Acevedo, Rafael Montesinos,
Magda de Pamphilis, Emilio Chauvelot, Guido Boggiani, entre otros. Escribió
un interesante trabajo sobre Los impresionistas españoles.47Así como uno de
los primeros tratados que se han escrito en habla hispana sobre la estética de
John Ruskin, y que debe ser considerado de suma valía no solo por su
contenido, sino también por su significación.
Además de lo que ha quedado escrito, se cuentan también, gracias a
testimonios, las innumerables conferencias dictadas a pedido de las
asociaciones y grupos artísticos de la época posterior a los años 30. Josefina
Plá, que había participado de algunos de estos encuentros, comenta la
experiencia en la biografía que nos ha dejado sobre Viriato.48
A pesar de que doña Josefina afirma que Viriato nunca teorizó sobre arte, sí
lo hizo, y lo que es más notable, fue uno de los primeros en teorizar sobre el
46
Díaz-Pérez, Viriato. De arte. Luis Ripoll - Editor. Palma de Mallorca. 1982.
Díaz-Pérez, Viriato. Los impresionistas españoles. Luis Ripoll - Editor. Palma de Mallorca. 1972.
48
Plá. Op. Cit. Pág. 174.
47
37
arte barroco hispano-guaraní, en un estudio-conferencia titulado El arte
hispano-paraguayo misionero y guaranítico, leído en el templo de Yaguarón
en julio de 1924, y que tuviera bastante repercusión en la prensa nacional. Se
trata de la primera vez que estos términos se encuentran juntos y, además,
es la primera vez que se profundiza sobre sus orígenes en los estilos de arte
europeo y se lo define como un estilo artístico latinoamericano, debiendo
ocupar su lugar en la historia del arte.49
Pero en torno a este mismo tema, consideramos de gran importancia
mencionar que con la lectura de esta conferencia, Viriato da pie a una serie
de acciones de protección del patrimonio cultural del Paraguay. Es la primera
vez que se realiza un viaje, una suerte de peregrinación, encabezada por
Viriato, y compuesta por la flor y la nata de lo intelectual y literario, para
visitar el templo de Yaguarón y comprobar su estado.50
Ya en este descubrimiento de la existencia de un arte, que sincretiza lo
autóctono y lo foráneo, se puede ver a aquel Viriato del que nos habla Roa
Bastos, aquel que habría de elucidar la realidad histórico-cultural del
Paraguay.
Viriato aporta asimismo una visión novedosa y en cierto sentido subversiva
de la historia del Paraguay, en especial en su estudio sobre La Revolución
Comunera del Paraguay. Es este un estudio casi único en su género, en el que
Viriato vincula la experiencia de las comunidades en España como ejemplo
del verdadero espíritu ibérico y la época gloriosa en que el Paraguay se
o vie te e la p i e a e pe ie ia de o áti a de A é i a. El Paraguay –
escribe– que algún día había de describirse como naturalmente dominado
por Francia y los López, fue, empero, en su era histórica antigua, altiva
provincia, señalada más bien como levantisca, como foco de inextinguibles
agitaciones, como teatro de incesantes y extraordinarias rebeldías, y aun
u a, o o alguie afi a a, del li e alis o de A é i a .51
49
Díaz-Pérez, Viriato. Las piedras del Guayrá. Luis Ripoll -Editor. Palma de Mallorca, 1973. Pág. 69.
Plá. Op. Cit. Pág. 182.
51
Díaz-Pérez, Viriato. Las comunidades peninsulares, e su ela ió o los leva ta ie tos Co u e os
a e i a os e espe ial o la Revolu ió Co u e a del Pa agua . La Col e a “A. Asu ió . 3 . Págs.
230-256.
50
38
Viriato transmite en toda su obra histórica la idea de que en España, así como
e el Pa agua , la libertad es lo antiguo, popular y autóctono y el
despotis o, lo ode o, i po tado ofi ialista .52
Sin lugar a dudas, esta visión de los orígenes subversivos de nuestra
nacionalidad habría de influir notablemente en muchos de los jóvenes
intelectuales y escritores que rodearon a Viriato. De muchos de ellos Viriato
se ocuparía con mucho entusiasmo, leyendo y haciendo sugerencias sobre
sus producciones, criticando o prologando y aportando lecturas nuevas,
desde su admirable biblioteca en su residencia de Villa Aurelia, biblioteca
donde se nutrieron muchos, como Roa Bastos, Rubén Bareiro Saguier y Hérib
Campos Cervera. Años después de la muerte de Viriato, Roa Bastos lo cita en
su novela Yo el Supremo, obra que refleja una clara influencia de Díaz-Pérez,
sobre todo en su visión histórica.
Viriato será además el crítico de la primera novela de Gabriel Casaccia,
Hombres, mujeres y fantoches. En ese escrito, publicado en el año 1930 en El
Liberal, Viriato concluye con unas reflexiones y consejos que habrían de
reflejar su gran preocupación en el Período Paraguayo: la premura de lo
político en desmedro de la producción artística y literaria.
Po lo de ás –escribe Viriato–, le felicito, y si me permite la palabra, le
animo. Es más: desearía no verle desertar ni desviarse, por lo menos
definitivamente, virando –por ejemplo– hacia éxitos más lucrativos o ruidosos
aunque no tan puros, como, por desgracia, hicieron tantos compatriotas de
talento, de juvenilidad e idealidad, que a la primera diputación –pongamos
por caso– e alla o ¡a ! desast osa e te, auf aga do i ete u e la
costa deletérea, letal, nitrosa, del mar muerto al que algunos llaman
políti a .53
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