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Taylor Swift está prohibiendo meter agua o comida en sus conciertos. Y eso tiene problemas legales y riesgos mortales

La polémica sobre si es lícito entrar a los conciertos bebida de fuera empieza a ser un tema de salud pública

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La promotora de los conciertos de Taylor Swift en España y Portugal ha dejado claras las exigencias a los asistentes a los conciertos, y no ha gustado entre los fans: no se puede entrar con ningún tipo de recipiente ni con baterías portátiles. Más allá de las cuestiones relativas a la comodidad, hay un trágico precedente que desaconseja esta medida: la muerte de una asistente a un concierto debido a un golpe de calor en Río de Janeiro.

La prohibición. Desde su cuenta de Twitter, la promotora del concierto de Taylor Swift en Madrid los próximos días 29 y 30 de mayo ha prohibido la entrada con botellas de ningún tipo. Primero prohibió recipientes de vidrio o metal con capacidad de más de 50 cl, pero unas horas más tarde prohibía cualquier tipo de recipiente o botella. También se prohibía acceder al recinto con baterías portátiles. El tuit desde el que se lanzó la prohibición ha sido eliminado de redes sociales, así que es posible que la medida se matice en los próximos días.

Los terribles precedentes. El pasado mes de noviembre, una asistente de 23 años al concierto de The Eras Tour de Swift en el estadio Olímpico Nilton Santos, en Río de Janeiro, falleció debido a un golpe de calor. Las altas temperaturas, de más de cuarenta grados llevaban azotando la zona varios días, pero la promotora del evento en Brasil, Time For Fun (T4F), no permitió la entrada con botellas. Varios asistentes fueron atendidos por golpes de calor, la artista interrumpió el concierto en un momento para pedir agua para una persona a 30 metros del escenario, e incluso llegó a lanzar una botella al público que lo estaba pidiendo.

Mucha gente. El Santiago Bernabeu, lugar de celebración de los dos conciertos de Taylor Swft en Madrid, tiene una capacidad de 85.000 personas para eventos deportivos. Para conciertos y otro tipo de eventos, este aforo se reduce sensiblemente hasta 65.000 personas. Una demanda absolutamente fuera de lo común que no solo ha generado problemas en la compra de entradas, sino que ha desatado un comercio paralelo en las webs de reventa que se mueven al filo de lo legal, y donde se han llegado a ver entradas VIP para el concierto a casi 6.000 euros.

Falta de amparo legal. Las asociaciones de consumidores llevan un tiempo denunciando este tipo de prácticas por parte de las promotoras. En 2023, por ejemplo, Facua denunció a una serie de festivales (ya lo había hecho previamente, con 40 denuncias en 2019, que culminaron con la primera apertura de expediente a un festival por estos motivos) por no permitir entrar a los recintos con agua o comida. No hay leyes específicas con prohibiciones sobre el tema pero tampoco ninguna que otorgue ese derecho al público, así que quedan abiertas a la libre interpretación.

Ley de libre interpretación. Para interponer estas denuncias, Facua se apoya en el artículo 82.1 del Real Decreto Legislativo 1/2007, de 16 de noviembre de la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios. Allí, se definen como cláusulas abusivas "todas aquellas estipulaciones no negociadas individualmente y todas aquellas prácticas no consentidas expresamente que, en contra de las exigencias de la buena fe, causen en perjuicio del consumidor y usuario, un desequilibrio importante de los derechos y obligaciones de las partes que se deriven del contrato".

El caso Yelmo. En diciembre del año pasado, la cadena de cines Yelmo tuvo que pagar una multa de 30.000 euros por no dejar entrar a sus salas con comida comprada en el exterior. El principal argumento de FACUA para esta denuncia era básicamente que "un cine no es un restaurante", y por tanto la prohibición estaba fuera de lugar. La justicia dio la razón a los denunciantes, pero de momento no se ha pronunciado de foma tan tajante con los festivales, ya que sus defensores afirman que un macroconcierto es también "un evento gastronómico". Lo que tiene que averiguar Taylor Swift es en qué categoría entran sus mastodónticos conciertos.

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