TOROS
Obituario

Muere el matador de toros palentino Pedro Giraldo, que compartió su vida con la fotógrafa neoyorkina Muriel Feiner

Pedro Giraldo da la vuelta al ruedo a hombros, sin salir por la Puerta Grande, tras cortar una oreja en Madrid
Pedro Giraldo da la vuelta al ruedo a hombros, sin salir por la Puerta Grande, tras cortar una oreja en MadridBotán
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El corazón de Pedro Giraldo se paró en la madrugada de este domingo a los 77 años de edad después de pelear cual toro bravo a una durísima operación que tenía a su familia en vilo. Latía al ritmo de su mujer, la neoyorkina Muriel Feiner, excelente fotógrafa taurina, escritora y conferenciante infatigable, además de Presidenta-Fundadora del Club Internacional Taurino. Sus restos permanecerán en el tanatorio de la M-30 de Madrid desde las 14:30h has el entierro que tendrá lugar este lunes en el cementerio de la Almudena.

Se conocieron cuando Muriel viajó a España por segunda vez después de un primer periplo como estudiante en el que conoció el Museo del Prado, el flamenco y el toreo en un festejo de domingo. Quedó prendada de lo que vivió en Las Ventas por lo que en las siguientes etapas de su viaje por Europa se empapó de los libros de su compatriota Hemingway. Años más tarde volvería a España para mejorar su español durante un año. La aventura se convirtió en una vida enamorada hasta los huesos del matador Pedro Giraldo (Cisneros del Campo, Palencia, 1947) y del mundo del toreo que ha retratado a través de su cámara y de su sensibilidad infinita en sus libros.

Giraldo soñó con el toreo en los campos de Castilla donde el toro estaba en la calle continuamente en encierros y capeas. Viajó muy joven a Sevilla para trabajar de pinche con un familiar. Allí se mezcló con el ambiente taurino completamente decidido a intentar ser torero. Se forjó en la dureza de las capeas y triunfó como novillero cuando se presentó en Las Ventas cortando una oreja a cada novillo de Sotillo Gutiérrez.

Aquel éxito le permitió tomar la alternativa en su tierra, en la feria de San Antolín de 1978, de manos de El Viti y Palomo Linares con toros de Galache.

Confirmó en Las Ventas en 1980 en un cartel modesto de verano con el rejoneador Luis Miguel Arranz por delante. Al año siguiente, viendo la dificultad para abrirse camino, decidió enrolarse en las cuadrillas como banderillero. Torero poderoso, de gran conocimiento de los terrenos y discreto.

Ha sido todo un ejemplo de saber estar una vez retirado, acompañando a su mujer a todos los rincones del mundo del toro y siempre apoyando a la cantera del toreo con una afición extraordinaria.