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La antropología argentina en su historia y perspectivas. El tratamiento de la diversidad, desde la negación/omisión a la opción emancipadora.

Autor: Edgardo Garbulsky. Cedcu. Facultad de Humanidades y Artes UNR*

Palabras claves: antropología argentina- diversidad- negación/omisión- opción emancipadora

Abstract:

Las ciencias antropológicas, desde su constitución como disciplinas científicas, fueron penetradas por la tentación de entender la diversidad sociocultural como lo exótico, lo extraño, cuando no lo peligroso, y, como oposición, exaltarla en un sentido romántico.

Tomando momentos significativos en la historia de las disciplinas en nuestro país(constitutivos, de predominio de la escuela histórico-cultural, de formación profesional, el onganiato, el interregno 1973-1976, el "proceso" genocida 1976-83; la recuperación institucional y nuestro presente, veremos que –además de la tensión planteada ut supra – se generan corrientes críticas, superadoras de esta antinomia. El tratamiento de la diversidad se centrará en dos focos nodales: el étnico-nacional y el de las clases sociales, recuperando el sentido significativo de la denominada "cuestión social". (Garbulsky, 1994)

Introducción:

Como expresara en 1972 Sergio Bagú. no se puede comprender la naturaleza de la estructura social y las relaciones entre las clases sociales, "sin ubicar dentro de ella la función que cumplen los conjuntos culturales que se expresan a menudo por la vía de conflictos nacionales, religiosos y lingüísticos"

A su vez, esos conflictos nacionales, religiosos, lingüísticos, étnicos, no pueden ser entendidos sino en la dinámica de las relaciones de clase.

¿Qué ocurre en nuestro desarrollo disciplinar en este sentido?

La antropología como disciplina científica, estuvo influenciada a la vez por dos tendencias: La universalizadora, que tomaba las sociedades "primitivas", como muestras de supervivencias de etapas universales en el desarrollo de la humanidad, y las románticas.

Siendo las concepciones evolucionistas las predominantes en un período de desarrollo de la disciplina en nuestro país, afirmamos que en ellas tanto el tratamiento de lo étnico-nacional, como de las clases sociales, estaban asociadas a un pensamiento etno y sociocéntrico.

Así, consideraremos en primer término, las afirmaciones de E.B.Tylor1

El modelo para Tylor es "... el mundo ilustrado de Europa y América, marca, en la práctica, un modelo, colocando, sencillamente, a sus propios pueblos en un extremo de la serie social y a las tribus salvajes en el otro, distribuyendo el resto de la humanidad entre estos límites, según se acerquen más o menos a la vida salvaje o a la culta"2

Discutiendo con los "degeneracionistas", Tylor reconoce, al igual que Spencer, que:

"La interrupción y el declinar de una civilización deben ser considerados como una de las más frecuentes y poderosas realidades de la vida nacional. Que el conocimiento, las artes y las instituciones hayan decaído en determinadas zonas, que los pueblos en otro tiempo progresivos se hayan retrasado y hayan sido superados por el avance de sus vecinos, que a veces también las sociedades humanas hayan vuelto a caer en la ignorancia y en la miseria, todos éstos son fenómenos con los que la historia moderna se halla familiarizada"

Más adelante, Tylor se refiere a los sectores sociales subalternos en las llamadas sociedades civilizadas, calificándolas de "clases peligrosas", "comunidades europeas de mendigos y ladrones " y "proletarios".

Encontramos entonces, un distanciamiento, con fuertes supuestos ideológicos subyacentes, con respecto a los grupos indígenas y las masas de pobladores de las ciudades.

Es bueno recordar que la primera versión de la obra de Tylor, se publica en 1871, el mismo año de la Comuna de París. El peligro de los sectores sociales subalternos impregna gran parte de la preocupación de algunos cientistas sociales, incluyendo a quien como Tylor asumía el papel reformador de la antropología.

La cuestión nacional y social en la Argentina, y el evolucionismo.

Los términos "cuestión nacional, cuestión étnica y cuestión social, son tomados por nosotros en el mismo sentido con que se usaron en la literatura de las primeras décadas del siglo XX. Como escribimos hace algunos años, con relación a los discursos oficiales de la época:

"Mientras los indígenas se ocultaban en conceptualizaciones: acerca de la "barbarie" que subsumía a todos, en la medida en que el proceso de desarrollo industrial y agrario conllevó la formación de sindicatos, agrupaciones y partidos políticos de orientación inicialmente anarquista y socialista, y se producen huelgas y otras formas de manifestación se asocia "cuestión social" a "peligrosidad social" y se establece la ley 4144 de Residencia, que faculta al Poder Ejecutivo la expulsión de extranjeros, y que tuviera vigencia hasta 1958.

En la literatura antropológica abundan los ejemplos al respecto.

Podríamos afirmar -aunque todo intento de configuración de origen es arbitrario- que la configuración de ambas disciplinas deviene del proceso de construcción de nuestra "comunidad imaginada", al decir de Benedict Anderson, y muy especialmente elaborada por los hombres de la denominada Generación del 37.

No trataremos aquí las ideas de Sarmiento, especialmente en: Conflictos y Armonías, texto trabajado recientemente por Gurevich y otros.

El carácter controvertido del papel de Sarmiento, unida al culto en el bronce, ha hecho que en diversos momentos autores de relieve han pretendido aminorar las evidentes críticas a los conceptos racistas de Sarmiento, como lo hace Ricardo Rojas:

"No concluyó Conflictos y Armonías de las Razas en América, porque acaso advirtió su error"

En este sentido, no es posible obviar -aunque en diversos intentos de periodización de las etapas de la disciplina se lo omita- el papel que en la configuración de ambos campos tuviera Bartolomé Mitre, no sólo por su trabajo infatigable en la construcción del "Catálogo de las Lenguas Americanas" o la mención de sus observaciones en "Las Ruinas de Tiahuanaco", como constructor de instituciones científicas, como la Junta de Historia y Numismática Americanas,

como así también, actor gubernamental en políticas concretas con relación al indígena y las fronteras. No es Mitre alguien menor en la constitución de las ciencias sociales, y especialmente de la historia, en nuestro país. José Luis Romero destacaba la pasión de Mitre, que era a la vez vital, intelectual, política y racional. "...lo que él quiso hacer fue crear la estructura intelectual de la nación"

¿Pero a qué nación se refiere Mitre, y qué componentes privilegia?

En su diario de juventud, escrito entre los años 1843-44, apuntaba sus lecturas de época(Michellet, Voltaire, Sismondi). Tomando a este último, preconizaba su aplicación a la historia de América:

"...El estudio de las lenguas, razas; la humillación y la reducción de éstas, expresadas por Tupac Amaru; la idea del Imperio Jesuítico son temas fecundos que ejercitarán mucho la imaginación de los historiadores filosóficos. Pero ningún tema más profundo para el porvenir que la Revolución Americana". El diario presenta reflexiones elogiosas de las leyes de Indias, comparándolas con las normativas de los norteamericanos

En el texto sobre Tiahuanaco, hemos encontrado afirmaciones concretas de la influencia del pensamiento spenceriano, que muy pronto se reencuentra en Francisco P. Moreno y que nos hablan, entonces, de una historia y de una antropología que coinciden en desgajar, en presentar como aditivo, como "muerto" a un asunto, a una problemática, que es la indígena, del proceso constitutivo de la comunidad imaginada:

"...las tribus salvajes de la América, lo mismo que sus naciones relativamente más adelantadas, no poseían en su organización física, ni en su cerebro, ni en los instrumentos auxiliares que mejoran y perfeccionan la condición humana, los elementos creadores, regeneradores, eternamente fecundos y eternamente progresivos y perfectibles que caracterizan las sociedades o las civilizaciones destinadas a vivir perpetuamente en el tiempo y en el espacio..."..

Esta afirmación de Mitre contradice la defensa que hace de éste uno de los traductores de "La Sociedad Primitiva" de Morgan, Ramón Vázquez

Entre los autores denominados precursores de la Generación del 80, podemos destacar a Francisco P. Moreno y Estanislao Zeballos - quienes tuvieron una importante participación en acciones del Estado. En ambos podríamos citar textos que implican una compenetración con las ideas mitristas. La extensión del trabajo y su orientación básicamente provocativa de plantear líneas posibles de investigación me eximen de mayores comentarios, y de citas abusivas.

Seleccionamos al solo efecto ilustrativo las opiniones de Francisco P-. Moreno, planteadas en una fecha tan temprana como 1889

Este escrito, fundamentando ante Francisco Seguí, Ministro de Gobierno de la provincia de Buenos Aires, el proyecto de una exposición retrospectiva argentina con motivo del Cuarto Aniversario del Descubrimiento de América, expresa claramente estas ideas.

1º)La exposición debe tener en cuenta el cuadro de la evolución de la naturaleza en nuestro territorio, puestos en evidencia por los resultados de la investigación científica, y donde se expresa:

"Resucitaremos con el pensamiento, ayudados por sus vestigios, los organismos que actuaron en esas escenas perdidas, que desenterraremos de sus tumbas y desfilarán ante nosotros los seres que progresan y se transforman y las flores y las faunas de otras épocas aparecerán en sus colosales proporciones aumentando su número y variedad. Asistiremos a la aparición y desaparición de los menos favorecidos en su lucha desigual que se llama progreso, y así de etapa a etapa biológica, nos encontraremos con nuestro semejante. No nos será difícil hallar en nuestro territorio un cuadro de la primera sociedad humana en este suelo en la época de la piedra que en este momento tengo adelante encarnada en un indio fueguino que talla puntas de fecha a la manera del hombre llamado fósil, sirviéndose de los mismos instrumentos que éste. Ascendiendo en la evolución social, reconstruiríamos la vida física y moral de los pueblos civilizados, cuyas ruinas están esparcidas por todo el territorio argentino..."

2º) Más adelante, se refiere al proceso de constitución de la nacionalidad argentina en estos términos:

"Veremos el lento y duro ascender de los pueblos al amparo de la espada y de la cruz, hasta que adultos, con fuerzas propias, se desligan de la lejana metrópoli. Asistiremos a la lucha por la libertad y festejaremos su triunfo, pero lamentaremos los tiempos difíciles porque atraviesan esos pueblos, que caen y se levantan hasta que se declara la ciudad de Buenos Aires cabeza de la nación y se funda La Plata, estableciéndose así sobre sólidas bases, la nacionalidad argentina"

3º)La Plata, muestra del valor de las razas latinas:

"Les haremos conocer nuestra ciudad, que contará entonces con cien mil habitantes y cuya creación y desarrollo será la prueba más elocuente de que las razas latinas tienen las mismas facultades de desenvolvimiento que las anglosajonas, en este suelo americano en donde el levantar ciudades en un día ya no es privilegio exclusivo de las últimas

Hay un intento de Augusto R. Cortázar, de rescatar posturas en defensa del indio de autores evolucionistas como Ambrosetti, como lo puntualiza Lazzari

El evolucionismo y el pensamiento socialista. Palacios. Américo Ghioldi. El prólogo a la primera versión en español de "La sociedad primitiva", de Morgan, y el debate en la Cámara de Diputados para el financiamiento del proyecto de "Historia de la Nación Argentina"(Levene).

Las concepciones evolucionistas y positivistas marcaron el desarrollo del pensamiento socialista. Sin hacer mención al pensamiento de José Ingenieros, ampliamente conocido, trabajaremos las opiniones de dos representantes clásicos del pensamiento socialista en nuestro país: Alfredo L. Palacios y Américo Ghioldi.

Estas concepciones o elementos de las mismas se pueden rastrear m se quiere, en algunos textos de Marx y Engels. Abunda la literatura al respecto.

El conocimiento de las obras de Morgan – no sólo a través del trabajo de Federico Engels- es muy temprano en los dirigentes del Partido Socialista.

Así, Juan B. Justo hace referencia explícita a la primera traducción alemana de Ancient Society en una conferencia pronunciada en 1898

El conocimiento de la obra de Morgan por Alfredo Palacios también es muy temprano. El interés por la historia del derecho lo lleva en 1930, a "dirigir un seminario para estudiar la evolución de la gens, del derecho materno, al calpulli"

Tenía, al igual que Ramón Vázquez, la idea de encontrar en el derecho indígena antecedentes del desarrollo de la democracia. Esa idea le venía tanto de Morgan, como de Engels, y también de la tradición independentista.

Pero, como hombre de la época, había seguido con atención el proceso de la Revolución Mexicana: Se planteaba la necesidad de continuar su trabajo, "observando la organización de los aztecas y de los mayas y anotando después la constitución de Querétaro de 1917 y las leyes y decretos de los diversos estados de ese país..." y agrega enseguida: "Sostengo que la revolución mexicana tiene un fundamento en el régimen social y económico de los aztecas y los mayas, cuyos descendientes forman la mayoría de la Nación..."

Su relación con el líder socialista francés Jean Jaurés, lo lleva a tomar partido por éste en la conocida polémica con Pablo Lafargue. Si bien, al igual que Justo, identifica desarrollo de las fuerzas productivas por técnica, hace alusión "al carácter unilateral de su concepción de la historia"

El hombre, para Palacios, crea su propia naturaleza: ". una sobrenaturaleza; modificó el ambiente y creó la técnica. Ese método de adaptación es sólo propio de los hombres. Y así, junto al proceso natural, aparece el esfuerzo de la invención y de la voluntad humana, señalando desde el comienzo, las dos líneas del desenvolvimiento histórico; por una se explican los fenómenos en virtud de la evolución económica; por la otra, en virtud del deseo fervoroso, constante, que siente el hombre en su ascensión a fines superiores. Esa inquietud está movida por una idea de justicia". Evolución económica e idea de justicia. Sobre el papel de estas ideas abunda reiteradamente en el prólogo. Lo arraigado del pensamiento evolucionista en el pensamiento de Palacios llega hasta el final de su vida, y se vincula a su praxis política

En el caso de Américo Ghioldi, el planteamiento está más ligado a las nociones de Justo - identificar evolución económica con desarrollo técnico, pero además, da un gran valor a los sectores productivos y a la inmigración

Fue precisamente en el debate para otorgar un subsidio para la "Historia de la Nación Argentina", dirigida por Levene, que marcaba la siguiente orientación:

"El plan de esta obra fundamental -concebido con pensamiento histórico y filosófico a la vez- abarca el proceso genético de la sociedad argentina desde sus orígenes pre y protohistóricos, estudiando el de sus manifestaciones políticas, culturales, militares y religiosas, así de la Nación como de las provincias y comprendiendo el significado del factor heroico en nuestra historia".

Américo Ghioldi, luego de adelantar el voto favorable de su bancada, añade:

"...Deseamos que no sea una historia de las tantas conocidas, que sólo conoce la trayectoria de los regueros de política que ha habido en el pasado, sino que sea una historia capaz de conocer y de reconocer los fundamentos técnicos y económicos de la misma, que hasta ahora son desconocidos o disimulados en los tratados oficiales..." Marca posteriormente una visión idealizada de las relaciones interétnicas y religiosas en la Argentina, y enfatiza la necesidad de que esa historia incluya las relaciones sociales y las clases sociales:

"Debemos aprovechar... el privilegio de ser un país joven, que no tiene en su pasado tradiciones de privilegio de sangre ni conoce las cuestiones raciales o las guerras religiosas, que enmascaran muchas veces el conocimiento de los verdaderos factores actuantes en el descubrimiento de la colectividad. Deseo que la Junta recuerde que las principales leyes de la historia se estudiaron y descubrieron en las sociedades prehistóricas, que por la simplicidad de su vida, permiten conocer mejor cuales son los factores fundamentales del progreso. Deseo que la Junta de Historia y Numismática nos muestre la evolución de nuestra técnica ganadera y agrícola y luego

de la técnica industrial, porque es esta conjugación del cerebro que concibe y de la mano que realiza, que en definitiva es la técnica, donde ha de encontrarse el punto de partida de la historia. Espero que no han de ocultarse una vez más las relaciones sociales de los distintos grupos o de las diversas clases que actuaron en el pasado argentino"

Pero, como en el debate, un diputado conservador, Schoo Lastra, hace alusión a la subestimación de Ghioldi de la acción creadora del ejército nacional, el diputado socialista le aclara:

"No podríamos negar que alguna circunstancia excursiones militares hacia los territorios del sur han servido para conquistar a la civilización zonas que estaban entregadas a la despoblación y el salvajismo"

En definitiva Américo Ghioldi cae en la misma concepción de "desierto" dominante, y en el término "salvajismo", con denotación peyorativa.

 

La escuela histórico-cultural.

En la configuración de la escuela histórico-cultural en la Argentina, debemos destacar lo heterogéneo de su constitución teórica. Sin embargo, en su figura central, José Imbelloni, se cuenta fundamentalmente su raíz racista y positivista. Al respecto, trabajamos el tema en un opúsculo hace algunos años.

Profundizamos el análisis del rol de la escuela en diversos artículos, a los que nos remitimos, dados los límites de extensión de esta ponencia. Esta corriente enfatiza las orientaciones geotemporales, que predominan -al lúcido decir de Eduardo Menéndez- "... sobre las históricas y estructurales, que dieron lugar a un desmesurado crecimiento de las disciplinas arqueológicas en detrimento de las otras ciencias socioculturales. Esta situación favoreció la incorporación de determinadas corrientes teóricas, en especial las constituidas en Alemania y secundariamente en Francia e Italia entre 1900 y 1930 (histórico culturales, morfoculturales, fenomenológicas) que contribuyeron excluyentemente a abordar ciertos objetos y problemáticas, que marginalizaron los que ulteriormente constituyeron los objetos de la antropología social"

Los 60.

La década del 60 es significativa en cuanto a los cambios producidos en las perspectivas de las ciencias sociales y en nuestro país en particular.

Desde fines de la década del 50, se producen transformaciones en la formación académica en el ámbito de las ciencias humanas. En las universidades nacionales se crean las carreras de Antropología, Sociología, Psicología. Ello implica un vuelco a problemas de la sociedad contemporánea. (estudios sobre campesinado, urbanos, salud, etc.,problemáticas del cambio social, etc.), al mismo tiempo que un énfasis en los trabajos interdisciplinarios. Ello, se da no sin lucha, debido al predominio en la estructura académica, especialmente en la UBA, en la carrera de antropología, de las orientaciones tradicionalistas de la escuela histórico-cultural.

Se forma una generación en los diversos centros de investigación. . Es en los centros del interior donde se expresan con más notoriedad las nuevas tendencias. Fnmdamentalmente en Rosario y Córdoba, por la inspiración, entre otros de Alberto Rex González y el contacto con historiadores sociales, economistas, arquitectos, etc. A esa generación, de formación heterogénea, llegan los vientos de los procesos que se daban en el país, Latinoamérica y el mundo. El encuentro con la antropología y sociología dinámica, los textos de Gramsci, Hosbawn y otros, es notorio. Decíamos en otro trabajo:

"Es en la Córdoba de los primeros años de la década del 60, donde se genera un polo intelectual de importancia, nucleado en "Pasado y Presente". En 1963, esa publicación, nucleado alrededor de figuras como Aricó (traductor de Gramsci), Schmukler, del Barco y Arcondo, publica una versión española del trabajo de E. Hobsbawn "Para el estudio de las clases subalternas", en el que al lado de historiadores como Marthiez, Labrouse, Soboul hay referencias a los estudios sobre los problemas de las zonas coloniales y semicoloniales, donde se conjugan historiadores británicos y franceses (Shepperson y Price, Chesneaux), con antropólogos(como Worsley, M. Gluckman, W. Turner, E.R. Leach).

"La etnología tradicional no dejaba su lugar sin luchar. En 1958, se genera en Mendoza todo un volumen en homenaje a los diez años en Argentina de Osvaldo Menghin. En él, Marcelo Bórmida expresa la reiteración de la postura clásica, cuando define la etnología centrada en los aspectos subjetivos y, por lo tanto, de distanciamiento. Se refiere a una actitud existencial, lo que involucra: "la oposición consciente entre un espíritu civilizado y otro que no lo es, por lo cual las formas culturales de este último son objetivadas y reducidas a material de juicio" (Bórmida, 1958/59: 274). En ese mismo número, Lafón reitera sus prevenciones frente a los cambios de tendencia que se van produciendo en la disciplina, desde un ángulo conservador, que ya había planteado en 1958, y al que responde Krapovickas, en el trabajo ya citado. La táctica global era el silenciamiento de la expresión de autores cuyas ideas no se compartían. Este "provincialismo xenofóbico", puede ejemplificarse con el tratamiento que se dio a Claude Levi Strauss, tal como surge del relato de Eliseo Verón (Verón, 1974).

El golpe de Onganía genera un corte en el desarrollo de las carreras sociales. Renuncias, cesantías, éxodos.

Pero las posibilidades de elaboración en centros formados como el de Olavarría por Madrazo, sirven de mantenimiento y diálogo entre los integrantes de esa generación. Actualidad Antropológica" sintetiza en un editorial las nuevas perspectivas:

"...La que en un principio fuera llamada 'Sociología de los pueblos primitivos', ya no es exactamente eso, al extender su campo a sociedades urbanas y compartir el mismo ámbito ecológico con la sociología tradicional, esgrimiendo sus mismos métodos y conclusiones. La sedicente 'antropología ahistórica' psicologista o culturalista de las primeras formulaciones deja de serlo al reconocer la historicidad de su objeto y enfocarlo, como el historiador social, como un acontecimiento dentro de una estructura, sujeto a la dinámica del devenir histórico"

La reflexión sobre el período en las recientes décadas nos habla de omisiones derivadas en algún caso de mendacidad y clara intencionalidad ideológica.

Un ejemplo de ello es la compilación que hizo el Centro Argentino de Antropología Americana(CAEA)en 1985.

Justificando la ausencia de un capítulo relacionado con la Antropología Social, Mario Califano -el mismo que intentara durante la dictadura cerrar la carrera en la UBA y pasarla a estudios de postgrado- alude a que las obligaciones de trabajo de un colega, impidieron la concreción del proyecto, afirma a continuación:

"Cabe señalar de todos modos, que esta disciplina antropológica no ha constituido aún, en nuestro país, una tradición a la que puedan adscribirse los contados especialistas que en los últimos años han definido si actividad científica y académica como ubicada dentro de la antropología social".

La ocultación de los desarrollos en el período, se patentiza confrontándola con la revisión de la producción de la época, hecha por diversos autores en los últimos años.

El texto compilado en el 2000, por Sergio Visacovsky y Rosana Guber, incluye testimonios y una profusa documentación, desmiente las no desinteresadas opiniones de Califano.

Un aspecto que en ese texto se hace hincapié, en el trabajo referido a Hugo Ratier, tiene muy en cuenta, es la aproximación de muchos jóvenes universitarios al peronismo, entonces proscrito. El tratamiento que hace Ratier en "El Cabecita Negra", engloba fuertemente la cuestión social.

La dictadura genocida(1976-1983)

La feroz represión de la dictadura genocida, incluyó los claustros universitarios y especialmente las carreras de antropología. Carreras cerradas, reemplazo en otras por personeros comprometidos, relacionados con el pensamiento de la escuela histórico-cultural y sus sucesores, implicaron una cristalización de la ciencia oficial.

Hay diversos testimonios de la resistencia por parte de los excluidos y marginados del sistema oficial.

Desde 1983, el panorama profesional de la antropología argentina, y la antropología social en especial, ha variado de una manera significativa. Reapertura de carreras, reincorporación de investigadores al Conicet y a las universidades, creación de carreras nuevas(Jujuy; Arqueología en Tucumán y Catamarca), ampliaron las posibilidades y acciones de los antropólogos. Desde ese año, se han realizado siete congresos nacionales de Antropología Social y se encuentra en preparación el octavo para el 2004.

Las formas particulares de transición a gobiernos constitucionales que se abren en nuestros contextos en los 80, abre a los científicos sociales grandes posibilidades de reinserción, de nuevo dialogo entre disciplinas. Pero también esta signada de incertidumbres en lo teórico, de atracción de las teorías de moda. Es que llegamos en forma vertiginosa a un verdadero mundo de perspectivas inciertas. Las insuficiencias en el desarrollo teórico se suman a un proceso de globalización y de renovación de las formas de dominación capitalista que requieren una mente abierta a las diversas vertientes del conocimiento crítico.

Por otro lado, nuestra inserción profesional continúa cuestionada, relativizada. Se ha dado, en el caso de la antropología argentina, una gran apertura temática, que va desde la articulación de los sectores subalternos y el Estado, la Antropología Urbana, los procesos de salud y enfermedad, los estudios rurales, de población indígena, de colectividades de origen extranjero, de antropología y educación, del medio ambiente, derechos humanos y otros. Se ha acentuado, más que nunca, la necesidad de constituir redes de intercambio, de discusión. Al lado, nos incluyen las transformaciones de la universidad argentina, las dificultades de presentar frentes o respuestas colectivas fuertes al proceso de elitización, de competencia, de loca carrera hacia el éxito individual que las peculiaridades del modelo neoliberal nos proporciona.

A modo de final

El campo de la antropología social, está abierto a diversas perspectivas: Desde los diversos territorios abiertos o recuperados, se resignifica una vertiente crítica y creadora, que se desarrolla - con diferencias de matices, de propuestas, de enfoques -pretendiendo generar niveles de construcción y de diálogo. Frente al dominio aparentemente irreductible de los medios, se forman y consolidan redes de debate y reflexión, más allá de las fronteras geográficas y disciplinares. Coexiste esta vertiente con otras, de carácter posibilista, traductorista y, en algunos casos, de renovación de ropaje nuevo en contenidos viejos. Son todavía insuficientes, sin embargo, los procesos de reflexión acerca de nuestra historia disciplinar, habida cuenta de su necesidad imperiosa.

En algunas obras de indudable mérito, como la compilada por Guber y Visacovsky, ya citada, se nota la omisión del desarrollo de la disciplina en el interior, como asimismo la exclusión en el análisis de los trabajos y perspectivas de la labor de Eduardo Menéndez.

Sus orientaciones metodológicas y teóricas, han sobrepasado el ámbito del campo de la antropología médica, y sirven de estímulo a estudiantes avanzados y graduados jóvenes.

En la lectura del pasado reciente, encontramos también una ausencia- y a veces, unida por una simplificación- de los contextos y procesos políticos, de las vertientes incluidas en los mismos. Ello es un déficit común a las diversas ciencias sociales.

En el plano organizacional y de construcción colectiva, asistimos a una recuperación de lo gremial en el caso local, la reconstitución de la Asociación de Antropología de Rosario, mientras que por ahora, asistimos al estadio de parálisis de hace pocos y dramáticos años, del Colegio de Antropólogos, cuya combatividad desde los años de la dictadura hasta mediados del menemismo, ha sido notable.

Entendemos que el futuro de nuestra disciplina, sigue manteniéndose en un "final abierto", de la misma manera que nos encontramos en un final abierto en las perspectivas de nuestro país. Depende en gran parte de nosotros, los que recuperamos el valor de las utopías, al mismo tiempo que pretendemos estimular y desarrollar una creatividad, el seguir trabajando en ese sentido, captando las alternativas y caminos que se encuentran en la Argentina, América Latina y el mundo actual.

Como perteneciente a la denominada "Generación del 61", no puedo menos que expresar mi sentimiento y convicción de la importancia que tiene la transmisión de nuestra experiencia y reflexiones. Y en ello, la recuperación del sentido de las utopías.

Como señalara hace algunos años Esteban Krotz:

"Ante la experiencia cotidiana de un mundo cada vez más encogido y helado, ante las constantes experiencias de la coacción del sistema: ¿quién no ha soñado alguna vez con viajar a otro país, a un país más humano y feliz, donde no se repetirán esas experiencias?"

Pero ese viaje imaginario, ese soñar, debiera estar acompañado con el alerta y la vigilia, con la construcción cotidiana en la investigación y en la acción. Más que agregar al mapamundi el "país de la utopía" se trata de construir, genera aquellos espacios que lo generen realmente en la tierra. Diversidad y universalidad no son antinomias a las que nos quieren condenar los mecanismos sutiles del poder. , siempre y cuando retrabajemos las raíces de la desigualdad, y regeneremos, como en este encuentro el diálogo colectivo.

 

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